Partida Rol por web

-Mucho me temo que hay un problema -dijo Henry metiéndose en la conversación.

Se apoyó en la mesa del comedor con ambas manos y se inclinó como si fuera a contar una confidencia -Hay algo que no he compartido todavía, porque no sabía como decirlo- miró alternativamente a los hombres de Crater y a Ruth y Roderick.

-Aunque sin saberlo, el señor Barba ha dicho la verdad a medias -miró a Rafael con cara consternada- Cuando el ente estaba a punto de cruzar el portal hacia este nuestro mundo, yo me encontraba con la piedra en alto, tratando de rechazar su acceso, pero cuando el señor Hudson me arrastró fuera de la habitación -lo miró haciendo un gesto de agradecimiento- la piedra se me resbaló de las manos de una forma antinatural, como cayendo hacia arriba, y lo último que vi antes de ser arrastrado fuera, es como se desacía convirtiéndose en una arenilla luminiscente que ascendió hacia el portal. 

Con toda la convicción que le quedaba, Henry, se sentó en una de las polvorientas sillas antes de continuar -Supongo que eso fue lo que hizo que se cerrara y no acabásemos todos como la señorita Garsetti.

-De todas formas, todavía podemos colaborar, esta piedra ha cumplido su cometido, pero seguro que hay otras más que podamos encontrar y su jefe quedará más que satisfecho, de una manera u otra cada vez tenemos más experiencia tratando con estos temas esotéricos.

Carraspeó -Y les aseguro que contar con un equipo como el nuestro para estas tareas de recuperación tan delicadas será una gran ventaja. Si quieren entender por qué, solo tienen que subir a comprobar el horrendo estado de la señorita Garsetti. Les aseguro que no querrían ustedes enfrentarse a un horror semejante sin la formación adecuada...

Tras el intento de desviar la conversación y retrasar el problema, Henry hizo ademán de guiar a los hombres de Crater hacia el piso superior

El hombre que llevaba la voz cantante suspiró.

-Ve a mirar arriba -le dijo a su compinche.

El tipo abandonó la habitación a regañadientes. Le escucharon subir pesadamente las escaleras al piso superior. A los dos minutos ya estaba de vuelta.

-Es verdad, la zorra está muerta y no hay rastro de la piedra. La he registrado de arriba a abajo.

Su colega volvió a suspirar. No quitaba ojo del grupo en busca de algo que traicionara su historia. Al no encontrar nada de su agrado, se encogió de hombros y volvió a meter el sobre en su gabardina.

-Al jefe no le va a gustar esto. Pero supongo que estos tipos dicen la verdad. Vámonos de aquí. Regresemos al pueblo. Aquí ya no hay nada que hacer. Caballeros, señorita -se levantó ligeramente el ala del sombrero-, buenas noches.

Y abandonaron la casa de regreso a la carretera.

Ruth se mantuvo en tensión mientras uno de los tipos de Crater comprobaba el piso de arriba. Era como si se pudiera cortar el aire, aunque en ningún momento se habían mostrado amenazadores algo dentro de ella sabía que podían llegar a serlo de ser necesario.

Cuando escuchó los pasos se giró en dirección a las escaleras y contuvo el suspiro de alivio hasta que salieron por la puerta. Momento en que se dejó caer pesadamente en el sofá del salón.

- Madre mía señor Connery pensé que me daba un infarto -admitió con la mano sobre el pecho y permitiéndose una ligera sonrisa-. Pero ahora hay que pensar que hacer con Garsetti, esos tipos se han ido y el cuerpo sigue ahí. Tenemos que hacer algo con él y después llevar al señor Kettling con su hermana y volver a la sociedad a llevar las cosas.

No dijo el qué en sí, por si los tipos aún seguían cerca.

- No se como explicar lo sucedido aquí al sheriff del condado, pero creo que sería lo mejor, hay suficientes pistas de lo que pudo ocurrir y a parte del tiro que le di en el brazo, no hay muchos indicios que nos puedan implicar en lo sucedido si nos buscamos una coartada buena y una historia plausible.

Me había mantenido un poco al margen de la conversación con los esbirros de Zeke Cratter, como policía de Boston, era muy probable que tuviese que volver a vérmelas con ellos en algún momento y cuanta menos información sobre mi tuviesen mejor. Había sido suficiente la visita al local del puerto.

- Creo que plantear una historia en la que el Sheriff se atribuya el éxito del salvamento del señor Ketling y la eliminación de la líder de la secta que busca mi jefe, mas el esclarecimiento de los asesinatos de las personas que forman parte de los totem, sería mas que suficiente para que pase por alto cualquier rastro de implicación nuestra en la trama, si al señor Ketling le pareciese bien, nadie mas que su hermana necesita saber nada de lo ocurrido aquí.

Me dejé caer algo en la silla buscando una posición mas cómoda, después de toda la tensión vivida y les dije.

- Y bien, ¿Que opináis? 

Henry asintió al comentario de Ruth sobre el infarto -Ya somos dos señorita Barker -le respondió mientras sacaba un pañuelo del bolsillo interior de la chaqueta para secar el sudor que se había empezado a perlar sobre su frente durante la conversación con los dos sicarios.

-Me parece bien montar una historia para que el sheriff se lleve el mérito, pero creo que lo primero que deberíamos hacer es hablar con el señor Kettling ahora que todo está tranquilo. Si él no está de acuerdo podría hechar abajo cualquier historia que contemos.

No sabía bien porque me había puesto a temblar así ni porqué me salieron aquellos gallos en la voz mientras hablaba con los criminales si en un juicio era capaz de hacer eso y más sin sudar si quiera. ¿Quizás era porque a mi espalda estaba Ruth y no quería que le pasara nada malo? Seguramente sí.

Cuando aquellos hombres salieron tras las palabras de los demás, palabras que no entendí pues me sentía mareado y bastante tenía con fingir que no me temblaban las rodillas, me solté el nudo de la corbata y miré donde sentarme.

- Lo siento. Creo que todo esto me ha superado.

Me alejé de ellos. No quería escuchar el plan. No quería participar en él. Iba en contra de todo lo que había jurado representar y defender. Miré por la ventana para ver si los dos hombres se habían esfumado ya.

- No creo que os convenga que escuche el plan. No si todo esto acaba en un juicio en Boston y os tengo que defender.

Con esas palabras, salí al exterior a respirar algo de aire menos viciado que el del interior de la casa. No les iba a lanzar a los leones, eso estaba claro, pero no iba a entrar en juegos de conspiraciones extrañas donde no veía sentido a nada más que lagunas en aquel momento.

O quizás mi cabeza era la que estaba llena de lagunas debido al miedo que había pasado.

- Creo que el señor Kettling no va a ser capaz en estos momentos de mucho más señores -comentó la chica mirando al rescatado-. Me temo que su shock es mucho mayor que el de cualquiera de nosotros. Llevémosle al hotel y démosle algo de comer antes de dejarle descansar.

Se acercó hasta él y recolocó una manta del sofá sobre los hombros del hombre en un gesto acogedor.

- Descanse hoy y mañana le llevaremos con su hermana, a casa.

Ruth siguió con la vista a Rafael mientras salía de la casa.

- Estoy también de acuerdo con el señor Forester -comentó aún mirando el marco oscuro de la puerta que acababa de atravesar el abogado- ¿Quiénes irán a hablar con el sheriff? Yo preferiría, si no les importa, acompañar a Kettling al hotel, el dolor de la mano está empezando a ser insoportable, también necesito descansar. Disculpen, voy a ver cómo se encuentra el señor Barba.

Preocupada salió tras el abogado y puso una mano en su hombro.

- Voy a llegar a Kettling al hotel, creo que los demás irán a hablar con el sheriff. O tal vez mañana, no lo sé, ¿estás bien? ¿qué quieres hacer? Rafael -puso la mano en su mejilla- ya ha acabado todo. Estamos todos bien -intentó calmarle.

Henry torció el morro ante la idea de que Rafael no escuchara la coartada que debían montar. ¿Y si el sheriff indagaba y le preguntaba a él qué había pasado?. Aún así, se abstuvo de hacer comentarios al respecto.

Mientras la señorita Barker salía a ver el estado del abogado, Henry miró al resto -¿Cómo de complicada creen que debe ser la coartada? 

Miró a Duke -Desconozco el procedimiento desde que informemos al sheriff, pero desde ese mismo desconocimiento, propongo que simplemente digamos que al llegar la puerta estaba abierta, escuchamos fuertes gemidos, que supusimos eran del señor Keetling, y al entrar y subir, nos encontramos a la señora Garsetti muerta y la puerta donde el señor Keetling estaba amordazado abierta, así que le ayudamos a salir y nos fuimos a avisar a la oficina del sheriff.

Se encogió de hombros -Fácil y sencillo, sin implicación por nuestra parte de ningún tipo, nosotros solo veniamos a ver a la anciana madre Garsetti y nos encontramos con todo el embolado inocentemente...

- Así de sencillo podría ser, dije rápidamente interpelado por Henri. - si no fuera por el disparo en el brazo recibido por la señorita Garsetti que coincide con mi colt, el cuchillo en la mano de la señorita Ruth y la sangre que hay por la casa. Pero habrá que dar una explicación a estos temas de la manera mas sencilla y plausible. Los esbirros de Zeke Crater podrían entrar en la ecuación y desviar la atención hacia ellos.

En el fondo no estaba convencido de que inventar una historia así fuese de ayuda, mas bien me refería a contar la verdad omitiendo los detalles mas incriminatorios y lo que habíamos visto en la habitación. Hacer partícipe al Sheriff de la localidad de haber encontrado al Señor  Ketling vivo y a la lider de una secta buscada en Boston nos evitaría demasiados interrogatorios y es posible que algun que otro problema con la autoridad local.

- A lo que me refería mas bien era a contar casi toda la verdad de lo que ocurrió allí y negociar con el Sherif que se lleve el el mérito del hallazgo. Hice una pequeña pausa. - También puedo llamar a mi superior en Boston y que me indique la mejor forma de proceder, está al tanto de las sospechas de que la secta que está investigando y la desaparición del señor Ketling estaban relacionados y se han resuelto ambos casos a la vez.

Los ánimos estaban revueltos y la posibilidad de una investigación causaba en todos los presentes una sensación ominosa que se palpaba en rostros y palabras.
Haber presenciado aquella dantesca situación no era un factor que aliviara. En realidad, el forense tenía una verdadera curiosidad por lo que había matado a aquella mujer.

- Estoy de acuerdo con Connery y Forester, a partes iguales. Debemos decir casi toda la verdad, pero omitiendo algunos detalles clave como que fuimos testigos de la muerte de Garsetti. El señor Forester y yo podríamos ofrecernos para ayudar al Sheriff en la investigación y, de esa manera, obtener más información a la par que ocultamos nuestra participación. - El sheriff se daría con un canto en los dientes por contar con un forense a su disposición en un pueblo de estas características. Y Rod podría satisfacer su morbosa curiosidad al mismo tiempo analizando los restos mortales de la mujer.

De hecho, la participación de la señorita Barker es algo que quizá podamos omitir. El sheriff sólo sabe de la presencia de nosotros tres, por tanto Barba y ella pueden pasar desapercibidos fácilmente, para no levantar sospechas por su mano herida.

No sé cuanto aprecio le tiene a su Colt, señor Forester, o si la tiene registrada. Un estudio de balística sí que podría incriminar a un arma como la suya; aunque la mitad del cuerpo policial de los Estados Unidos posee dicho modelo quizás hiciera usted bien en hacerse con otro arma para no levantar sospechas.
 

Me sobresalté ante la presencia de Ruth, no la esperaba en aquel momento. Pensé que estaría preparando lo coartada con los demás. Esa que sería indefendible se mirase por donde se mirase. Pero sus ojos verdes esmeralda, me dieron la paz que necesitaba en ese momento.

- No podrás tu sola. - Le indiqué a Ruth. - Esto no es un simple paseo y dudo que ese hombre tenga fuerzas para caminar. - Suspiré, no quería meterme en aquello, porque necesitarían un abogado si seguían el plan de Duke. - Pero con unas mantas, cuerdas y unos palos largos y resistentes, se puede improvisar una camilla para poder transportar al herido. - Dije sintiendo su mano en mi mejilla y evitando hablar de mí en aquel momento.

- Luego deberíamos quemar la casa y decir que vinimos a ver a la señora Garsetti y que vimos el incendio y entramos en busca de ella y dimos con el hombre desnutrido y que no pudimos hacer nada más ni por la casa, ni por quien estuviese dentro. Es la mejor forma de ocultar las cosas que no se pueden ni deben contar... incluyendo el totem hecho con la verdadera dueña de la casa y el contenido del pozo. Sin pruebas, no pueden culpar a nadie de nada... pero... no me siento en condiciones de volver a hablar delante de nadie. - Después de lo mal que lo pasé con los dos mafiosos o lo que fuesen, de lo mal que me expresé, dudaba que mi idea se tomase en consideración aún por el grupo de la sociedad a la que pertenecíamos. Dudaba incluso de mí mismo.

-  Y no, no estamos todos bien... tu mano... esa loca pudo matarte. Ver como lanzaban a la mujer al portal, ponerme nervioso ante los criminales por temer que te pasara algo... no, Ruth. Yo tampoco estoy bien. Al menos no mentalmente. - Me senté en un banco que había en el exterior de la casa. La madera crujió cuando lo hice.

- Una escalera. - Dije de golpe, sin venir a cuento. - Una escalera sencilla, con unas mantas servirá como camilla y no tendremos que buscar palos para hacerla... pero tendríamos que perder algo de tiempo aquí, el suficiente como para acabar apestando humo y mancharnos de hollín para que todo sea creíble. - Me puse en pie. - Creo que iré en busca de esa escalera, tiene que haber una por aquí. Cuéntales a los demás lo del fuego. Será lo mejor para todos. ¿Te parece? - Le pregunté a Ruth, dudando de mí mismo en aquel momento. Por primera vez me sentía demasiado inseguro y frágil como para enfrentarme a algo más que buscar una maldita escalera y hacer una camilla con ella.