TAR CIRYATAN
KARA-LUHAR Y ALREDEDORES
NINGUNO
NINGUNO
Alojamiento bueno en la posada El Cisne Gris. Habitacion doble con camas separadas y con baul propio para pertenecias.
- Camisa
- Chaqueta
- Pantalon
- Botas
NINGUNO
NINGUNO
SALUD
SANO
2 monedas de bronce
5 monedas de cobre
9 monedas de estaño
- No tienes ropas de invierno suficientes, urge que compres algo de abrigo
Tras charlar con el posadero Tar Ciryatan salió del Cisne Gris, dispuesto a empezar a solventar los asuntos que mas le acuciaban. En primer lugar, tanto por cercanía como por interés, se dirigió a la plaza, en donde le habían indicado la existencia del señor Basil Bara. Si era un buen herrero, tal vez sería bueno hablar con él. No tenía muy claro aun el corsario como enfocar la conversación, pero sí sabía que no podía dejar pasar la oportunidad de ejercer su oficio, mejorando sus habilidades, y sacando algo de beneficio del mismo. No esperaba hacerse rico de la noche a la mañana, y sería necio ponerse a competir con un lugareño sin herramientas y sin saber el nivel de capacidad de este.
Así que, algo aterido por el frío del lugar, y anotando mentalmente su obligación de buscar a la tejedora a fin de obtener unas buenas ropas de abrigo, fue a la plaza, y tan pronto localizó la herrería de Basil Bara, llamó a la misma
Es de noche. Raro es que te conteste alguien...
Era demasiado tarde. Tar debía recordar que no estaba ya en la gran Umbar, en donde los comercios cierran tarde. Estaba en un pequeño pueblo en mitad de ninguna parte, al que había acudido con el fin de demostrar que podía ser alguien sin necesidad de invocar apellido, ni nada.
Y sin las ataduras que eso conllevaba.
Así las cosas... era mejor esperar a la mañana tanto para preguntar al herrero, como para comprar las ropas de abrigo, como para hablar con el granjero. El corsario suspiró pesadamente. Al fin y al cabo estaba cansado del largo viaje, y sus pies precisaban un buen descanso.
Regresó al cisne y tras saludar escuetamente al posadero se retiró a descansar a su habitacion
Tu me diras cuando amanece para poder empezar a realizar acciones
La habitación no estaba mal despues de todo y a pesar de lo que se podía pensar en un principio. Había otras dos camas pero ninguna estaba ocupada. Sobre el suelo de madera reblandecido, seguramente por goetras y humedad, había una bonita alfombra sobre la que se proyectaba la luz de la luna que se asomaba por la unica ventana de la estancia. Estaban las camas cubiertas por unas mantas de colores algo desgastados bajo las que había unas sábanas muy blancas que olián a algún tipo de hierba dificil de reconocer, pero de muy agradable aroma.
A los pies de la alta cama había un pequeño baul encadenado a una argolla que estaba bien fijada en el suelo. la cerradura parecía medainamente resitente y el posadero te había entregado la llave antes de dejarte.
Te aviso en cuanto se haga de día.
Guardo las cosas en el baul cuidadosamente, y me quedo la llave, guardándola dentro de la funda de la almohada. Y luego descanso hasta que se haga de dia.