Partida Rol por web

"¡¡Debemos llegar, debemos llegar!!", es en lo único que piensas mientras azuzas a tu caballo en direccion Este. Desde que recibiste el mensaje hace 2 días no puedes pensar en otra cosa: "...Mura Sabishii Toshi puede estar en peligro, el gaijin atrae a la sombra..." (Parte del mensaje).
Conseguiste reunir a 40 jinetes y un sughenja para ver si llegabas a tiempo y partiste de Kyuden Kitsune con dicho contingente:
-10 Samurais bushi: 7 son Unicornios, 3 del Clan del zorro
-30 ashigaru a caballo de diversas familias
-1 sughenja: Agasha Ikitomi de la escuela de Isawa.

Desde que llegaste a Kyuden Kitsune para ver a uno de tus primos del clan del Zorro (antiguamente eran Unicornio) sabías que algo no iba bien: hacía demasiado calor y una sombra permanente parecía estar siempre presente. Cuando te llegó el mensaje de las tierras Cangrejo no te sorprendió demasiado, de hecho intentaste convencer a varios sughenja para que preguntaran a los espíritus antes, pero se negaron concienzudamente a utilizar su poder para tu interés.
Así que partiste hace 2 días y ahora ya estas cercanías, a unas 3 horas a caballo de la ciudad.

Mientras amanece, puedes observar con claridad que algo se perfila en el horizonte... cuanto más te acercas más seguro estás, se trata de un pequeño ejército de trasgos, unos 80. Mandas a tu pequeño ejército que se detenga
"Genial" piensas "como si pudiera permitirme el perder tiempo aquí". Al menos eso confirma que la ciudad está en peligro.
Envías a un explorador para que te informe de la cantidad y armamento de los enemigos, para decidir un rumbo de acción.

Genial, como si pudieramos permitirnos el perder tiempo aquí.

Shinjo Yunosuke se adelantó unos pasos, dejando en la retaguardia a su pequeño, pero bien formado ejército. Había llegado la hora de pensar. El ejército trasgo era una señal casi inequívoca de que la ciudad de Mura Sabishii Toshi estaba sin duda en peligro. Estudió el terreno, buscando las posibles vías de escape, posiciones ventajosas para sus arqueros e infantería y un buen lugar para el sughenja. Quizás existiese la posibilidad de tender una emboscada o cargar por su retaguardia o incluso de pasar desapercibido...

Mierda, si mi ejército fuese algo más grande... Susurró.

Se giró hacia atrás, mirando hacia sus muchachos, y habló con voz segura.

Compañeros, habéis venido hasta aquí conmigo porque así lo habéis querido, sin esperar más recompensa que la de hacer el bien por quienes consideráis hermanos. Posiblemente haya llegado el momento de empezar a pelear. Todo aquel que quiera es libre de marchar y por mi parte, no se le guardará rencor alguno. Todo aquel que se quede, deberá estar dispuesto a morir con honor. Este ejército trasgo no debe suponer un obstáculo para nosotros, pero vamos a intentar no entablar combate a no ser que sea absolutamente necesario. Nuestra prioridad es llegar cuanto antes a Mura Sabishii Toshi, donde nuestra presencia será de mucha más ayuda...

Calló durante unos instantes mientras se giraba otra vez hacia el horizonte, para estudiar de nuevo el terreno. Su explorador se había perdido ya de vista.

Ikitomi de la escuela de Isawa, acércate... cuéntame cuán lejos llegan tus conocimientos

Observas el panorama actual con detenimiento.
- Un poco al norte (izquierda desde tu posición) hay una colina que seria ventajoso tomar y mantener: con la caballería no sería dificil llegar allí antes que el enemigo.
- Viniendo hacia aquí, al sur de tu posición actual cruzaste un río, quizás podrías atraer a los trasgos hasta allí, y tratar de encerrarlos: tienes una flexibilidad de movimiento mayor
- Si quieres evitar el combate prolongado (aunque no se prologaría mucho con tan pocos efectivos) lo más seguro es encontrar el punto más estrecho y penetrar en cuña con la caballería.
- Puedes intentar rodearles, pero si tienen arcos darles la espalda no sería nada bueno.
- Puedes intentar desgastar sus filas desde lejos con arcos, pero siendo tan pocos corres el peligro de sufrir tu también bastantes bajas, si ellos deciden devolver el fuego.

Me temo que poco puedo hacer cuando mis enemigos son tan numerosos. Puedo confundirles durante un tiempo con ilusiones y estallidos, pero poco más salvo que entremos en escaramuza individual. Aun así, quisiera reservarme para cuando lleguemos a la ciudad.

Esta bien, Ikitomi, intentaremos que no tengas que usar ninguna habilidad hasta que sea necesario. Vamos a esperar a que vuelva el explorador antes de tomar una decisión.

Estoy de vuelta Yunosuke-sama. Son 70 trasgos y 3 trol, escondidos tras la formación. No son muy listos, creen que no les he visto pero es dificil no ver a un monton de mierda de 3 metros, aunque esté detras de esas sucias ratas. hay 15 trasgos armados con arco y el resto con espadas que no cortarían ni el aire, los trol van desarmados pero eso no les convierte en menos peligrosos. Unos metros detrás empiezan a verse ya casas de la ciudad.

Serías Daimyo del clan si no fueses tan grotesco, Juzaburo-san. Como tu maestro debo enseñarte como comportarte.. y no me lo estas poniendo nada fácil

Y tú serías geisha si no fuese por tu calvicie, porque palidez tienes la suficiente, jajajaja rió Juzaburo. A pesar del comentario, Ikitomi no pudo más que esbozar una sonrisa y comenzar a reir. El resto de tus hombres hicieron lo mismo, sehabía disipado algo de tensión y eso era buena señal

Yunosuke rió ante tal elocuente diálogo. Era obvio que a esos dos les unía una profunda amistad. Volvió a mirar a su ejercito.

¡Muchachos, ha llegado la hora de moverse! Avanzaremos hasta esa colina- Dijo señalando hacia el norte.

-Nuestros caballos nos dan ventaja en velocidad así que llegaremos antes que ellos. Una vez arriba formaremos del siguiente modo: los arqueros a lo más alto, protegidos en vanguardia por vosotros, valientes compañeros. Tu, Ikitomi, te mantendrás tras nuestras filas, es el sitio más seguro. Esperaremos a que vengan y dispararemos cuando estén a tiro. Tened en cuenta que al estar arriba, tenemos más alcance que ellos. Además, nuestros arcos son mucho más potentes y somos mejores que ellos, de eso no tengáis duda. El objetivo primero será derribar a esos tres malolientes trolls desde la seguridad que nos da la distancia. Son un blanco demasiado facil para nosotros, pero no queda otro remedio. Me imagino que no gastaremos más de tres flechas para matarlos... -

Al decir eso, todos echaron a reir

-Calma muchachos, que esto no es un Kabuki. Una vez derribados los trolls, empezaremos a mermar a su infantería. Si son lo suficientemente tontos, puede que dejen atras a sus arqueros. Si es así, continuaremos disparando hasta que esten bastante cerca. En cualquier caso, a mi señal formaremos una cuña y cargaremos contra ellos, menos vosotros cuatro, que os quedaréis a proteger a Ikitomi. No hagais locuras, asegurad el tiro y no pongáis en riesgo vuestra vida a lo absurdo, recordad que lo primordial es llegar a la ciudad... Ya habrá tiempo de morir contra gentes más honorables... ¡¡¡Adelante!!!

Espoleó a su caballo y salió al trote hacia la colina, guiando a su ejercito a lo que esperaba que fuese una victoria sencilla.

Llevas a tus hombres a la colina a la vez que el ejército trasgo intenta también alcanzarla. Llevas ventaja de velocidad pero no puedes evitar ponerte a tiro de sus arcos mientras subes por la pequeña pendiente. Del indisdiplinado ejército se separan 5 arqueros, quedándose atrás y disparando al grueso de tu tropa.
Afortunadamente los proyectiles no hieren a nadie, salen demasiado desviados como para penetrar alguna armadura y continúas la marcha. Cinco de tus samurais Unicornio disparan sendas flechas a la tropa enemigo que se encuentra a tiro momentáneamente.
Alcanzas la colina y observas la situación desde lo alto.
Cinco cadáveres de trasgo siembran ya el suelo del campo. "No será dificil" piensas mientras tensas tu arco y apuntas al primer trol.
Tu ejército está en posición, espadas prestas, arcos tensos y espiritus fuertes esperan la orden.

¡¡¡¡Fuego!!!! grita Juzaburo mientras suelta su flecha. Inmediatamente 10 arcos tensos descargan su energía sobre el enemigo con precisión implacable.
Lanzas tu flecha contra el trol de una manera ejemplar. El proyectil impacta contra su cuello y el trol se lleva la mano a su cuello sangrante. Dos flechas más impactan contra él, una en su pecho y otra en su pierna izquierda pero el trol continúa avanzando, aunque a una velocidad menor que el resto.
Otras tres flechas tienen como objetivo a un segundo trol, dos de ellas se clavan en los brazos de la criatura y provocan que el trol ruja monstruosamente. La congoja invade a tus soldados del temible bramido de la bestia, cuando este cesa de golpe, frenado como puedes ver por una flecha unicornio que se le introdujo por la boca abierta. El trol cae como un peso muerto y no se mueve. Cuando sigues la trayectoria de la flecha puedes ver a Juzaburo con una expresión burlona en la cara, riendo sarcásticamente.

- Solía meterle el arroz en la boca a mi hermano cuando bostezaba en la cena... supongo que todo queda en familia

El grueso de la tropa avanza por la colina, pronto estarás a tiro de sus flechas y si esperas un poco más, los otros cinco arqueros retrasados pueden alcanzar el punto de disparo. Queda 1 trol en el grueso y otro retrasado, formando un contingente total de 74 enemigos.

Yunosuke lo vio claro, el momento había llegado, los arqueros trasgos estaban a punto de tenerlos a tiro. Desenfundó su Cortacinchas y lo alzó a lo alto con su mano derecha mientras su caballo rampaba. Un sutil destello, reflejo del amanecer en su espada, se pudo ver a varios cientos de metros. Era la señal.

-¡Honor y Gloria!-

Espoleó a su caballo. Inmediatamente sus fieles guerreros le siguieron, formando una cuña mortal encabezada por él.

-Espero que esos putos arquerillos de mierda tengan la puntería tan mala como mal huele su aliento-

Pensó para sí. Pero ya era tarde para retirarse; estaban en pleno lance, las espadas desenfundadas sedientas de sangre goblin.

Se concentró en su objetivo.

-Debo llegar hasta ese maldito troll-

Masculló entre dientes

Como un torrente de agua enfurecida, guías a tus tropas colina abajo. Ante el grito desaforado de 37 hombres armados y acorazados lanzandose en carga irrefrenable contra ellos, los trasgos no son capaces de ocultar su miedo y comienzan a huir en desbandada.
Atraviesas su formación como las flechas el papel, eliminando al temible trol en primer lugar con un bestial tajo de tu cortacinchas. El caos de los trasgos es total y acabas con ellos fácilmente sin mostrar piedad alguna.

Cuando el último es eliminado un grito de guerra aflora de las gargantas de tus hombres, que te felicitan por tan buena actuación.

Bien hecho Yunosuke-sama, ahora no debemos perder tiempo e ir hacia la ciudad, hay algo que me inquieta y debo llegar a ver a alguien, si es que continúa con vida...

-¡Asi se lucha compañeros! ¿Hay algún herido?-

Yunosuke se preocupaba por sus hombres, todos eran importantes y no podía permitirse el lujo de perder ninguno. Como tampoco podía permitirse el perder flechas.

-Vosotros dos, recoged cuantas flechas podais, nos serán útiles. Nosotros nos iremos adelantando. No importa cuantas flechas encontreis, partid hacia nosotros dentro de 5 minutos, no quiero que haya sorpresas y necesito que estemos todos juntos al entrar en la ciudad-

Se dirigió hacia Ikitomi

-Partamos, pues, Ikitomi-sama. Veamos que nos depará este viaje. ¡Adelante, muchachos! ¡Habéis hecho un buen trabajo y debéis sentiros orgullosos. Narrarán nuestras hazañas cuando volvamos a casa, ya lo veréis!-

Y se echó a reír. Una risa, más para descargar la tensión acumulada que para cualquier otra cosa. Todos secundaron las risas. No había sido una batalla importante globalmente, pero sí para Yunosuke. Había comprobado que su ejército le era fiel y sabía combatir. Las cosas iban bastante bien. Sonrió mientras se alejaban cabalgando de aquel mar verde y rojo que formaban los goblin muertos. Estaba contento

Avanzas hacia la ciudad y comienzas a penetrar por sus calles. Tienes varias refriegas contra trasgos y no muertos en las que 2 hombres quedan heridos. Avanzas limpiando la ciudad de la corrupción, guiado por Ikitomi en busca de cierta persona que no te quiere revelar cuando de pronto, una explosión tremenda llega a tus oidos del centro de la ciudad.
El palacio del gobernador piensas inmediatamente.
Tras la explosión ves algo que te horroriza: todos los enemigos muertos comienzan a recomponerse y levantarse de nuevo.

-Debemos avanzar-

-¡Seguidme muchachos! Ikitomi-sama, por los Dioses, ¿qué es lo que está pasando? Guiadnos, por favor... cuanto más rápido mejor-

Maldición, ya ha empezado. Tenemos que llegar al palacio del gobernador inmediatamente, hay una persona a la que debemos salvar. Preparaos para lo peor, eso que acabais de oír es una llamada a la guerra de las tierras sombrías.

Comienzas a avanzar rápidamente por las calles, matando a todas las criaturas sombrías que te encuentras. Extrañamente parecen ignorarte y dirigirse en dirección al palacio de una forma inexorable.

En tu camino, te cruzas con un samurai que luce los colores del Dragón y porta dos espadas. Parece ligeramente herido y angustiado.