Partida Rol por web

Demasiados... son demasiados piensas mientras observas la cantidad de Kamis que confluyen en el templo.

Desde que te levantaste esta mañana has notado que algo iba mal. Una sombra se cierne sobre la ciudad de Mira SAbishii Toshi, un poco al este bajando la montaña, lo notas. Poco a poco, a lo largo de la mañana, montones de Kamis empezaron a llegar al templo. Tu maestro, Hida Yamato, te dió orden de no intervenir pero ya empiezas a estar nervioso sobre los acontecimientos.

Aburrido de no poder hacer nada, te dedicas a meditar profundamente para ver si contactando con los espiritus puedes obtener alguna información de lo ocurrido.

Te concentras en el aire, voluble y caprichoso para que te muestre los acontecimientos de la lejanía: Ves una calle, 7 samurais, 1 sombra que da una palmada y ... repentinamente pierdes la visión, vuelves en tí y quedas cegado. Apoyas tus manos en el suelo ligeramente mareado hasta que te recompones.

En ese momento entra un compañero del monasterio, Togashi Ikimori.

Kei-san, el maestro quiere verte en el dojo inmediatamente. Parece que es urgente así que no tardes.

Me reincorporo, limpió el sudor de mi frente y digo.

-Son buenas nuevas Ikitomi-san, estaba empezando a aburrirme -Intento transmitir tranquilidad, no parecer preocupado por los kamis- Te sigo.

Simplemente sigo a Ikitomi hasta el maestro, e intento sonsacarle el motivo de la reunión y el porqué de tanta prisa.

Puede ser interesante, que querrá el maestro.

Togashi Kei, como has podido ver algo ocurre en Mura Sabishii Toshi que incluso hace huír a los kami. La sombra ha sido llamada hacia el palacio del gobernador, pues una persona yace allí muerta, pero viva. Por lo que he podido saber, el embajador gaijin que ha llegado a la ciudad es un nemuneranai de la sombra, muerto en espíritu pero vivo en carne. Atrae a la muerte para sí y la transforma en horripilantes seres que insultan a la creación por el mero hecho de existir.

Debes partir hacia el palacio del gobernador de inmediato e impedir que absorba la sombra que ha llamado: cuando veas que las líneas de poder confluyen hacia él, marca la señal de Shiba en su pecho.

Partiras con el poder de todos los kami que hay aquí: agua, aire, tierra y fuego te ayudarán en tu labor, pero vacío es caprichoso, así que cuidado con él.

Nada más, ve y termina con la amenaza, nosotros mantendremos el poder de los kami latente.

Dicho esto, Ikitomi se sienta junto a otros monjes y comienza a rezar.
Sientes como la fuerza te invade a medida que notas que los kami te ceden su poder:
La rapidez y ferocidad del fuego te aturden momentaneamente, pero se equilibra con el agua que fluye en tu interior. Te percatas de todo lo que existe y de todo lo que es a tu alrededor. Sientes la dureza de la tierra y la rapidez del aire en tu ser.
Estoy listo
piensas

-Entendido Maestro, ahora mismo parto hacía allí.. Me siento muy bien.
Me dirigo a mi habitación y preparo mi bolsa de viaje. En cuanto he acabado me despido de mis hermanos, me despido del maestro, por si tiene alguna otra indicación y directamente voy al palacio del embajador. Eso si de una manera muy especial, pido ayuda a los kamis de la tierra, para levantar un gran piedra y transportarala por el aire gracias a los kamis de la tierra. Me siento en la piedra, y medito mientras dure el viaje.
Por fin nueva gente, con la que hablar. Con cosas nuevas e interesantes

Los kami de tierra de obedecen con preteza y enseguda una parcela pequeña se levanta para que ocupes tu puesto. Al subir te fundes parcialmente con ella. Los kami de aire elevan el bloque y comienzas a viajar a una velocidad inusitada, si no estuvieras unido caerías irremediablemente.
No tardaré mucho piensas mientras meditas

Mientras viajas, los kami de aire te ofrecen la visión de la ciudad.
Comienzas a "volar" por ella y puedes ver claramente la desolación que la abraza. Todas las calles están desiertas ahora, con manchas de sangre de combates esporádicos y alguna que otra casa destrozada. Tu visión te guía hacia el palacio del gobernador donde puedes ver claramente al embajador gaijin en el centro del jardín de palacio, y a un grupo de samurais y ashigarus protegiendo la entrada de un ejército al parece inagotable.
Te percatas de que en la parte trasera del ejército se comienza a concentrar energía de sombra, y que se está transfiriendo al embajador: probablemente saldrá un Oni pronto si no detienes el traspaso.

Sin mas dilacion, me dirijo hacia el embajador gaijin. No puedo permitirme un retraso en la situacion, el futuro de mucha gente inocente depende de mi.

Saltas de tu roca volante y caes justo delante del embajador. El día está casi totalmente oscuro pero gracias a los kami de fuego irradias una luz parecida a la solar en un radio considerable. Los kami de agua reconfortan a los samurais, el viento vuelve a soplar y la tierra vuelve a recuperar su color. Las llamas se avivan y notas como poco a poco los kami van ocupando sus puestos, de los que habían huido por miedo a la sombra.

Al llegar al suelo te encuentras junto al sughenga que continúa rezando, sin ni siquiera mirarte. El resto te miran asombrados por la luz que irradias, no saben muy bien quién eres, pero saben que no vienes a hacerles mal.