Partida Rol por web

Te despiertas, abres los ojos lentamente y enfocas tu visión borrosa. Sentado sobre la cama intentas rememorar el día de ayer: Habías vuelto a ir a la casa de Geishas y habías vuelto a llevarte a Sinjeka a casa. Después habías hablado y bebido sake, hasta que al parecer caiste dormido... o no recuerdas más. No sabes qué hora es, pero por la luz que se cuela por las ventanas supones que algo tarde.
Perezosamente te incorporas, un calor bochornoso reina en toda la habitación y después de varios días empiezas a cansarte del clima. Desde que viniste a Mura Sabishii Toshi como yojimbo (guardaespaldas) de Mirumoto Kiyomori, un veterano de la batalla del paso de Beiden, hace ya 2 semanas, no has hecho nada interesante y comienzas a aburrirte.
Notas algo extraño en el ambiente, demasiado silencio en la casa. Si bien las geishas deben ser discretas y no hacer mucho ruido para no molestar, caminar con tanto silencio como un ninja no suele estar entre sus cualidades... o al menos no debería. Coges tus espadas y te encaminas hacia la entrada, momento en el cual ves como Sinjeka yace desmayada a un lado de la puerta.
Inmediatamente notas una presión muy fuerte, un miedo que atenaza todo tu cuerpo, pero te plantas firmemente y niegas a tus piernas el derecho de salir corriendo. Algo está pasando y tienes que pensar claramente si quieres salir con vida de esta ciudad.

En la entrada puedes observar la calle desde unas rendijas en la pared, pero tienes miedo de lo que puedes ver si lo haces. La casa también cuenta con una puerta de atrás.

Tras comprobar que la buena de Sinjeka esta con vida... Decido moverme todo el rato con sigilo y totalmente alerta, por la casa, en busca de mi armadura... con la intención de enterarme de que esta pasando y preocupado por Mirumoto Kiyomori, e intento averiguar donde esta...

Compruebas que Sinjeka está viva, pero sin conocimiento. Te mueves como un gato por la casa, sin emitir un solo sonido, alcanzas tu armadura y te la colocas sin poder evitar hacer un poco de ruido. Ahora estás completamente preparado, pero un miedo enorme sigue atenazando tu corazón.

Examino a Sinjeka para ver si puedo deducir cual es el motivo de su inconsciencia, aunque no le dedico excesivo tiempo, mas que nada debido al miedo... Trato de dejarla todo lo comoda que pueda, sin bajar la guardia, si es posible en la cama... ya que no creo poder llevarmela conmigo con la esperanza de que no le suceda nada malo, y trato de salir de la casa por la puerta de atras con la intencion de encaminarme hacia el palacio del gobernador...

Tras exáminar a Sinjeka no puedes deducir nada sobre la causa de su desmayo, no ves contusiones ni golpes ni cortes, pudo haber sido cualquier cosa.

Tomas a la mujer para colocarla en la cama cuando oyes a tu espalda (en la calle) una sonora palmada.
Oh oh...
es lo único que te da tiempo a decir cuando una tremenda explosión comienza a surgir de la calle. Sales disparado con Sinjeka encima a la par que la mitad de tu casa salta en pedazos en lo que parece ser una ráfaga de viento enviada por el mismisimo Jingoku. Te estrellas estrepitosamente contra la pared, del fondo, atravesándola y callendo en mala postura al otro lado.

Tras unos segundos aturdido y con la cabeza aún embotada, te levantas con un fuerte dolor en la pierna Podría haber sido peor.. podría no sentirla piensas, mientras observas la pierna de Sinjeka, a dos metros del resto de su cuerpo.

La calma invade la calle ahora, perfectamente visible desde tu habitación. Oyes el ruido de una puerta grande metálica que se abre y una voz firme que dice
"¡Rápido, entrad, cuantos más seamos más aguantaremos!"

Tras el fuerte impacto, trato de recuperarme lo antes posible e intento poner la mayor distancia entre yo y la calle... intento ir hacia la puerta de atras, y lo intento bastante rapido... pensando que tal vez en las calles tenga alguna posibilidad de desaparecer entre las sombras de la ciudad...

Sales por la puerta de atras y comienzas a reocrrer las calles en busca de una salida. Extrañas sombras recorren las calles pero parecen ignorarte para ir directamente en dirección al palacio del gobernador. Tras un tiempo corriendo sales a una calle y para tu sorpresa, te encuentras con un pequeño ejército de soldados a caballo. Por sus ropas parecen ashigaru (campesinos soldados básicamente), pero entre ellos se encuentran 10 samurais y un sughenja.