Partida Rol por web

La Tierra Prometida

I. Todos Somos Invitados en esta Tierra

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13/10/2019, 17:32
Narrador

Habéis pasado gran parte de la fría noche en aquel círculo de caravanas, arropándoos contra el frío con mantas y esperando a que el viaje diera inicio de una vez por todas.

Os habéis unido a la caravana de Argasto un par de noches atrás, cuando la noticia de que el intrépido patrón deseaba atravesar Los Titanes en prontitud de la llegada del invierno. El patrón no sabía decir si se trataba de una casualidad el hecho de que hubieran llegado juntos o si es que ya os conocíais de antes. Pero al fin y al cabo no pareció importarle mucho. Reconoció sus habilidades con solo una corta charla y les permitió quedarse en la caravana. Habéis visto al patrón retirar a una cantidad considerable de personas que buscaban cobijo en su grupo: familias desamparadas, enfermos, tullidos y oportunistas por igual. Todos eran echados de vuelta al Fangal. Si algo no aceptaba Argasto en su caravana era gente que no podía cargar con su propio peso. Mantenerse al margen de la situación era algo que debíais tener como prioridad.

Una de las noches, un pintoresco grupo se presentó entre todas las demás promesas. Tres personas, un barbudo y endeble hombre que caminaba con un bastón, una muchacha que parecía haber pasado toda su vida robando bolsas de monedas y un fornido guerrero que se vestía como si fuese a la guerra, sin saber que había terminado hace años. El patrón decidió hacerles una prueba de combate para decidir si integrarlos o no. Vosotros sabíais bien que ya no quedaba espacio para nadie más en los carruajes y de por sí algunos tenían que viajar a pie. Sin embargo, les permitió quedarse. Aquel combate fue lo más cercano a un espectáculo que habéis tenido en mucho tiempo, todo sea dicho. Una vez terminó todo, los nuevos se quedaron varados en el medio del círculo de carros como pequeños islotes en un océano.

Vosotros habíais divisado la pelea desde unas sillas de madera reunidas cerca del carruaje del medicus Edgar. Donde un grupo de viajeros se reunían disfrutando del aguardiente barato y apostando unos pocos chelines en un barril hueco que habían decidido usar de mesa para cartas.

Notas de juego

Con este corto interludio, os pongo en contexto. Podéis presentar vuestros personajes en general a partir de ahora.

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13/10/2019, 23:19
Demeon

Argasto había reunido toda una serie de despojos humanos alrededor de su hoguera, Rodrig y él habían sido los últimos hasta ese momento. Normalmente prefería la soledad, pero Rodric le había caído bien desde el principio. Por lo que habían escuchado, cruzar Los Titanes no iba a ser fácil con el invierno tan encima. ¿Quién sabe como podrían reaccionar aquellos hombres hechos a todo cuando las cosas vinieran mal dadas? Su mirada atenta paseó entre los hombres de Argasto. Necesitaban aliados y los nuevos daban el perfil. Demeon sabía que eran su mejor opción, iba a necesitar amigos en el viaje por venir, no se fiaba de los hombres de Argasto. 

Demeon intercambió una mirada con Rodrig y reunió un trapo y un odre de agua. Cubrió la distancia hasta el centro del círculo de carromatos.

-Bien luchado -acertó a decir con expresión taciturna mientras tendía el odre y el trapo a Eylene y Gael respectivamente- nadie daba un chelín por el del bastón, impresionante -dedicó una mirada a Eyvin-. Soy Demeon, por cierto. Bienvenidos a la caravana.

Demeon es un joven de unos 24 años, de complexión media. De rostro curtido y mirada atenta de ojos avellanados. Su pelo es lacio y largo hasta los hombros, de color oscuro, se le pega a las sienes por la humedad del ambiente. Una daga asoma en el cinto y un arco largo cuelga de su espalda. Cubre su torso con una pechera de cuero tachonado que el tiempo no la ha tratado demasiado bien. Sus ropas son las de un campesino y se cubre de la intemperie con una capa de tela aspillera raída en los bajos. Sus botas están cubiertas de fango. Una única hombrera de zinc sobre el hombro izquierdo lo identifica a ojos de alguien instruido militarmente en un miembro de las levas de arqueros de la reina, hace tiempo disueltas.

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15/10/2019, 09:56
Eilene

Cuando mejor me lo estaba pasando, el patrón de la caravana dio el orden de parar. Mi ceño se frunció en ese momento, al tiempo que miraba cómo se acercaba a nosotros y observaba a los heridos. Mi sangre hervía debido a la adrenalina del combate, pero... no era lo suficientemente tonta como para arruinar el pase a la caravana que acabábamos de conseguir. Así que, tras unos segundos, volví a guardar mi daga en el cinto.

Has tenido suerte —le susurré a mi contrincante lo suficientemente suave como para que sólo ella lo pudiera escuchar.

Tras eso, observé como un joven venía hacia nosotros con agua y un trapo. No necesitaba el trapo, apenas había sudado, pero el agua...

—Gracias —contesté mientras cogía el odre y le daba un largo buche, casi no había bebido en todo lo que llevábamos de día; luego sonreí ligeramente cuando dijo que nadie daba un chelín por Eyvind—. Yo tampoco lo daba —añadí—. Pero se ha defendido... ¿bien? Bueno, un pato mareado lo habría hecho mejor... pero no está mal.

El tono de mi voz parecía un poco irónico, aunque no era esa la intención. Es verdad que había estado dando palazos de un lado para otro sin saber muy bien lo que hacía; pero había sido suficiente.

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15/10/2019, 19:52
Gael Bedlam

La caída del primer hombre le dio pie para volver a avanzar, recuperando el terreno, pero en cuando estaba a punto de arrojarse sobre el segundo, Argasto intervino y su contrincante terminó rindiéndose. Sin más motivos para continuar el enfrentamiento Gael no dudó en bajar sus armas, apenas dándole un ultimo vistazo a su adversario. En cambio si llamó su atención el llamado a Eyvind, pero no era asunto suyo. Ya habían conseguido lo que querían, no había más necesidad de seguir aparentando.

Al notar que alguien se le acercaba se volvió en su dirección. El pansar aprovechó la ocasión para limpiar la punta de su espada, aceptando el paño del desconocido que hacía llamarse Demeon. Le dedicó un desganado saludo alzando ligeramente el mentón en su dirección.

- Gael Bedlam. Es un placer supongo. Aunque ya nos conoceremos mejor en el largo viaje que aguarda. - Habló mientras que se quitaba el yelmo y limpiaba una ligera gota de sudor de su frente.

Gael es un sujeto algo más alto que sus compañeros, de hombros ancho y armadura de cuero y mallas, reforzada con algunas piezas de pieles. Se la ve bastante usada, pero se nota resistente. Por el contrario su espadón parece ser una pieza de acero que cuida a diario y tras guardarlo en su vaina todo a su alrededor parece haber perdido algo de brillo.

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16/10/2019, 03:30
Eyvind

Fatigado por la fuerza que habían gastado sus acciones, Eyvind caminó con la espalda encorvada hasta el suelo, hincando la rodilla para mover el fango y la tierra que ensuciaba su bastón. Lo recogió, envolviéndolo un trozo de lino para limpiar el fango que ensuciaba las ornamentas talladas sobre la madera con símbolos poco reconocibles para el populacho, se esforzó en hacerlo bien.

No demasiado después pudo levantarse, apoyándose en su bastón como lo hacía normalmente, una mano sujetándolo del medio y una cerca de la cabeza del mismo, cubriendo los dibujos tallados más importantes sobre su bastón. Llevaba la daga entre la camisa y la túnica, la misma que le hacía parecer una contextura mullida. Pese a que no apostaba por fungir sin contratiempos como miembro de la caravana de Argasto, su llamada le hizo erguir una vez más la espalda, sus hombros se levantaron, y sus pies especialmente cautivados por la duda comenzaron a moverse con presura. 

Apenas pudo dedicar una mirada de sus ojos mielosos, que lejos del calor del fuego se tornaban almendrados, a Daemeon. Agachó la cabeza mientras se encursaba hacia la tienda de Argasto, había tenido suerte enfrentando a sus guardias, ¿pero su verbosidad iba a ser la suficiente para combatir al mismo amo de la caravana? No estaba seguro, pero tampoco lo estaba antes de haber combatido a estos oponentes, un leve síntoma de seguridad le hizo levantar la cabeza antes de cruzar la cortina blanca. 

Una vez dentro, una sonrisa calmada y su cabello marrón, de una tonalidad suavemente encanecida, despeinado, le daban un aspecto curioso, o al menos inquietante. No parecía hostil, de hecho, no quería decir nada pero la curiosidad prendió los labios.

- ¿Argasto? - Pronunció correctamente, aunque pretendía asegurarse de que lo estaba haciendo bien. 

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17/10/2019, 18:59
Argasto

Al entrar a la tienda del patrón de caravanas tus ojos ven una estancia iluminada por un par de lámparas de aceite. Una mesa llena de panfletos, diarios y pergaminos además de una gran cantidad de anchas cajas cerradas, barriles tapados, cofres trancados y gordos sacos sobre carretillas. Parece que ahí era donde se reunía la mayor cantidad de suministros de toda la caravana. Tardaste un poco en hallar al dador de leyes, cuando finalmente tus ojos se acostumbraron a la iluminación lograste hallar a Argasto... quien te apuntaba con una ballesta directo al rostro.

—Eres un bastardo estúpido si creíste que serías lo suficientemente estúpido para colarte en esta caravana, brujo. ¡Eres uno de ellos! ¡¿No es verdad?! ¡Di quien eres y a quien sirves antes de que te apuntille la cabeza! Como avises a tus compañeros o digas algo que no responda a mí pregunta, eres hombre muerto.

El patrón se veía enojado, pero además de eso podías percibir cierto temor en sus palabras. El hombre había descubierto tu tapadera, pero parecía desconocer bien tu propósito o tu verdadera identidad. Claramente te hallabas en una situación desventajosa y lo único que podías hacer era o decir la verdad o hallar un modo de llamar a Gael y Eilene para tu socorro. Aunque eso podría devolverlos al sitio donde habéis empezado... y lo más probable era que no tuvieran tanta suerte con las otras caravanas... si es que había alguna dispuesta a realizar el viaje a través de las montañas.

Debías convencer a Argasto de que eras de fiar. O morir en el intento. Tal vez enseñarle o informarle de algo que podría ser de utilidad bastaría, pero uno nunca podía estar seguro con la gente del Fangal.

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19/10/2019, 03:57
Eyvind
Sólo para el director

Inquietud, preocupación y desesperación golpearon la cabeza del falso mercante.

La respiración se le escapaba por la boca, una mano se levantaba y otra sujetaba su bastón, apretando los dedos con fuerza y tensión, esos ojos, cuyos irices casi rubíes, saltaban de la ballesta hasta la cara de Argasto de una manera un tanto inquietante. Destrozada había sido su monolítica tranquilidad pero pese a ello, la mente de Eyvind había despertado por el tirón del escalofrío que le golpeo la espalda al divisar la saeta lista para enterrarse en su cráneo. 

Titubeó en voz baja con un suave susurro unos escasos segundos, inspiró e intentó suavizar su gesto en el rostro, buscó la calma. Conocía al tipo de hombre que era Argasto, y contaba con esa ventaja, pues el patrón desconocía exactamente el tipo de hombre que era Eyvind. En esta batalla habría de valerse de superstición y labia. 

Finalmente, el Mago de la Ordo con el aliento cansado habló con una voz, en principio rota, pero que fue recuperando vitalidad. 

— T-tranquilidad... Mi nombre es Eyvind, pero no soy un brujo. Lejos de eso, tengo un trabajo, que requiere que cruce el otro lado de Los Titanes, transporto una reliquia antigua de gran valor. Se me recompensará generosamente. 

Hizo una pausa incómoda, en la cual su cuerpo no se movió ni un solo músculo, solo el aliento que expulsaba vapor sus labios daba viva señal de que respiraba. Por un momento dudó en cuanto iba a poder sostener la mentira acerca de la remuneración a lo largo del viaje, pero de alguna manera, estaba seguro de que era mejor tenerla en mano antes que ser honesto. 

En esta estricta situación, claro.

— Pero soy el único que puede transportarla. ¿Comprendes? — Atinó a mover un dedo — Es un trabajo, ¿llevas suministros no? Te pagaré si alcanzamos Fuerte Espina y será el fin de esta asociación. Dinero, sin compromisos.

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19/10/2019, 12:12
Rodrig

Sentado contra una rueda de carro, con las botas totalmente enfangadas Rodrick había estado observando el combate con total desgana mientras comía una manzana con calma. Poco a poco con el cuchillo separaba los escasos trozos sanos para llevárselos a la boca, lanzandole los gusanos y aquellas partes insalvables a un chucho que tenía la lado. Argasto debía de estar desesperado para aceptar aquellos tres después de tan deplorable espectáculo.-No te encariñes mucho con ellos Demeon, dudo que lleguen con vida a cruzar los Titates, mucho menos el alfeñique del bastón. Se notan las prisas por salir, y ese no vale lo que va a comer. Os espera un mal viaje muchachos, el que no pueda seguir el ritmo se queda atrás, aunque no os lo hayan dicho me parece más piadoso que lo sepáis de antemano.-no había acritud alguna en su tono, era un lenta enunciación de realidades. Si les gustaba o no ese ya no era su problema.

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19/10/2019, 18:08
Argasto

El patrón de caravanas pareció bajar por un momento la ballesta. Mientras que te miraba con una expresión dubitativa en su rostro. Parecía que habías logrado calar hondo en sus pensamientos con tu testimonio.

—... Una reliquia... ¿Una reliquia dices? ¿No eres un brujo? ¡Si dices la verdad, muéstrame la reliquia y dime que es lo que hace! He conocido a suficientes bastardos de tu calaña para saber que sus "reliquias" son realmente objetos antinaturales y peligrosos.

No vas a poder librarte de esta sin enseñarle la piedra solar al jefe Argasto. La cual parecía emanar un repentino calor desde el sitio en el que la tenías guardada. El dador de leyes había bajado la ballesta ligeramente, por fortuna para ti había dejado de apuntarte a la cabeza para dirigir su mira directo a tu vientre. Debías hacer lo posible para ganarte su confianza.

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21/10/2019, 01:15
Eyvind
Sólo para el director

Dejó de respirar como normalmente lo hacia, aguantando su respiración, reprimiendo gestos bruscos y garabatos en su cara. Rebuscó en su bolsón la Piedra Solar, envuelta con cuidado por delgados pañuelos de lino y algún tipo de seda acolchada, apenas deshizo su envoltura para enseñársela a Argasto a la distancia sin dejar que la toque.

—Esta piedra.— Hizo una pausa, pensándose bien sus siguientes palabras. —Solo emite calor, no es un peligro.

Miró a los ojos al patrón, forzando la mirada como si quisiera descubrir que pensamientos se le cruzan por la mente. Había sido breve pero directo, esperaba que eso le bastara, para al menos, hacer que baje la ballesta del todo.

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22/10/2019, 21:19
Gael Bedlam

- No esperaba menos - Replicó el pansar. Miró brevemente a Rodrig, creyendo que era de los que había combatido, pero enseguida se percató de que no estaba entre ellos. - No quisiera tener que andar cargando con el trasero de algun inutil. El sujeto del báculo estará bien. Aunque deberías preocuparte por ti. Los hombres de tu edad sufren mucho estas travesías.

Realizó un encogimiento de hombros y ajustó los cintos de sus armas. Sin aguardar respuesta o despedirse se encaminó hacia el campamento con intención de recorrer la zona. Un vistazo por allí le daría alguna pista del tamaño de la caravana de Argasto, como así también algún otro detalle que pudiese habérsele pasado por alto. No iba a perder el tiempo con un viejo que probablemente muriese en pocos días.

 

- Tiradas (1)
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22/10/2019, 23:55
Argasto

El patrón de la caravana había hecho bajar la ballesta mientras observaba con ojo crítico el artefacto. El cual le hiciste conocer como La Piedra Solar. Además de darle varias explicaciones acerca del objeto.

La Piedra Solar es un artefacto místico que te fue entregado poco después de tu conversión a la Ordo Mágica en Alberetor. Al darse cuenta tu maestre de que no tenía nada más que enseñarte en aquella tierra abandonada por los dioses, te encomendaron la misión de viajar a través de las montañas al nuevo reino de Ambria. Más concretamente a la sede de la orden en Agrella, al oeste del condado de Yndarien. Transportar este artefacto lejos de aquel peligroso yermo demostraría tu lealtad y capacidad para con la orden.

Durante tu corto pero exhaustivo entrenamiento te enseñaron que los artefactos en si mismos poseen pocas propiedades, a menos que sean vinculados al alma de su portador bajo unas condiciones pertinentes. Algunos métodos de vinculación incluyen el tacto, el consumo, el uso de palabras de encantamiento o inclusive rituales. Las propiedades místicas de la Piedra Solar se vinculan mediante una breve conjuración que tu maestre te enseñó en secreto por si una emergencia ocurría y el artefacto debía desatar su poder. El conjuro en sí se trata de una "comunión" con un espíritu elemental encerrado en el interior de la piedra; todavía durmiente y a la espera de ser despertado. Al no estar vinculada con ningún portador, la Piedra Solar se limita a emitir una calidez antinatural a su alrededor, llegando a ser tan real como la de una hoguera.

Argasto reconoció el valor del artefacto rápidamente y por su mirada pudiste deducir que le había hallado un nuevo uso al mago que estaba a punto de ejecutar, tras un silencio algo incómodo el hombre habló:

—Quizá seas de utilidad, Eyvind. Tú y tu piedra. Si puede mantenernos alejados del frío el viaje sería mucho menos dificultoso... Cosa que necesitamos, ya que es imperativo llegar al otro lado de las montañas antes de que el invierno caiga en toda su magnitud. Te dejaré viajar con nosotros, mago, pero no dudes que mantendré un ojo puesto sobre tu cabeza. Ahora vamos, el tiempo apremia y los hombres están ansiosos.

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23/10/2019, 00:30
Narrador
- Tiradas (1)

Notas de juego

EXITO DE ATENCIÓN

Te paseas alrededor de los carromatos inspeccionando más a fondo el lugar, al poco rato de empezar a caminar no puedes evitar la sensación de estar siendo observado. Sondeas tu alrededor con los ojos y tu mirada choca contra la de una mujer de ropajes oscuros y un sombrero de ala ancha que le ensombrecía el rostro. La dama se cubre con una capa de oso, cosa que le da similitud a un mortecino espectro. Pasa un eterno segundo y la mujer se aleja rápidamente a la parte trasera de un carromato. Le sigues el paso pero cuando llegas al otro lado del carruaje, ya no hay nada. ¿Quien era esa extraña mujer? ¿Pertenecería a la caravana?

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23/10/2019, 00:38
Narrador

Tras un rato de presentaciones y discusión, finalmente Argasto había salido de su tienda junto con Eyvind. Este último tomado de un hombro por el patrón de caravanas. Todas las miradas se dirigieron al jefe, quien no tardó en dar la orden de salida a todos los presentes.

Los equipajes, mercancías y suministros fueron separados y cargados. Las bestias y los borrachos habían sido desperezados y puestos en marcha. Los viajeros se agruparon y prepararon. Todos parecían especialmente ansiosos por abandonar El Fangal, y lo demostraban con una gran rapidez y eficiencia a la hora de culminar los preparativos para el viaje. El relinchar de un caballo se escuchó y una vez el primer carro se puso en marcha, los demás lo siguieron en filas de tres en tres. Siendo una docena de carruajes y carromatos que avanzaban en total.

Los aventureros no tardan en unirse a la apresurada salida, y se buscan un sitio entre los carros para abandonar el campamento. Miráis las tiendas con un par de vistazos por encima del hombro, ahora viajabais por una nueva vida, una vida mejor y lejos de la miseria que habíais visto en el abandonado Alberetor. No sería fácil dejar atrás vuestro pasado, pero con este viaje al menos haríais un nuevo comienzo.

Al fin y al cabo, todos somos invitados en esta tierra.

Notas de juego

Os muevo al siguiente capítulo: En Compañía de Ladrones