El jakaar frente a Gael se levanta de golpe. Chillando como si le hubiesen pegado con un látigo invisible mientras que el elfo se recomponía a sus espaldas. La criatura se arrojó hacia adelante en un frenesí tan cegador que ni siquiera pudo lograr darle un golpe al noble pansar que o bloqueaba sus zarpas o esquivaba su feroz mordisco. Parecía que habían volteado las tornas del combate ya que el grupo empezaba a rodear al solitario elfo conforme iban ganando terreno sobre los cadáveres enemigos. Era aterrador pensar que en todo el Paso se desarrollaban combates similares, pero con diferentes y más amargos resultados.
¡Era el momento de tomar la ofensiva y expulsar a los enemigos de los hombres, empezando por aquellos villanos!
Motivo: Defensa Gael
Tirada: 1d20
Dificultad: 10-
Resultado: 4(+3)=7 (Exito) [4]
TURNO 5
Orden de turnos: Jakaars (1) > Gael > Enmascarado > Eyvind > Lestra
Cada turno tenéis una acción de Movimiento (10 pasos, desenvainar, etc) y una de Combate (ataque, habilidad,... o mover de nuevo). Acertar un golpe al rival enmascarado requiere una tirada de ataque (+3).
El elfo enmascarado está detrás del jakaar, para llegar a él primero tienes que eliminar a la amenaza más próxima.
Cualquier duda, al off-topic.
El furibundo pero exhausto jakaar veía a Rodrig con ojos vidriosos mientras arrojaba débiles brazadas en dirección al leñador. No podía cerrar la boca gracias a la lanza que le atravesaba de lleno el cráneo y apenas pudo contener el precario equilibrio durante unos cuantos segundos antes de desplomarse por completo en el suelo con la vida escapandosele por las fauces.
Estaban a salvo... ¿Pero por cuanto tiempo?
FIN DEL COMBATE
Experiencia Obtenida: Rodrig+6px > Demeon+6px > Eilene+6px
Las fichas han sido actualizadas.
Podéis actuar libremente.
¡Vaya daño, Rodrig!
–¿Elfos, aquí? ¿Qué estarán buscando?– De encontrarse en otra situación Gael trataría de hablar con ellos, pero estos seres habían asaltado El Paso, estaban aniquilando ala población local y a los refugiados, no parecían estar buscando nada, aunque tampoco tenía sentido el hecho de querer hacerse con el fortín por el mero hecho de hacerlo. No les había llegado información hasta ahora sobre una posible rivalidad ni de hostilidades por parte de seres "civilizados" en El Paso.
Viendo que el elfo se escondía tras otro jakaar y envalentonado al ver de nuevo a su compañero actuar, el Pansar avanzó blandiendo su espadón para tratar de quitarse al maldito perro de encima y llegar al que los estaba manejando –Un descubrimiento magnífico, Eyvind. Cuando todo termine podrás estudiar lo que quede del cuerpo de este cabrón– El salvaje cánido pudo esquivar el primer sablazo, pero Gael intentó apartarlo con el siguiente golpe, dándole de refilón en una de las patas traseras. El soldado trataba de llegar a su principal oponente lo antes posible –Eh, señor elfo enmascarado. Última llamada. Si entiende mi idioma, es el momento de hablar. ¿Qué están buscando?
Motivo: Ataque
Tirada: 1d20
Dificultad: 13-
Resultado: 20(+1)=21 (Fracaso) [20]
Motivo: Ataque de vuelta
Tirada: 1d20
Dificultad: 13-
Resultado: 11(+1)=12 (Exito) [11]
Motivo: Daño de vuelta
Tirada: 1d8
Resultado: 3 [3]
Editado. Disculpa, ayer con el tema del trabajo no pude completar el mensaje
Demeon se echó le arco a la espalda y guardó la flecha que traía en la mano. Cuando recuperó el resuello por la carrera, paseó su mirada por el dantesco espectáculo y frunció el ceño.
-Cuatro de estos mediolobos nos emboscaron mientras perseguíamos un ciervo que no fue tal. Pero será mejor apresurarse, te lo contamos de camino. Necesitamos hablar con el magus, creo que esto no ha acabado -asintió a Rodrig con gesto preocupado.
Ayudó al grupo a recomponerse y poner en pie a los heridos de manera que pudieran ponerse en marcha lo más pronto posible. Esas cosas iban a volver y la noche pronto estaría sobre sus cabezas. Debían ganar las murallas del puesto fronterizo y hacerlo pronto.
Rodrig le miró con calma y negó con la cabeza.-Esas malditas cosas van a por el mago, maldita sea su presencia y su avaricia, ya dije antes que cada uno se labra su destino. No pienso jugarme el cuello por él, ni sacrificar la vida de nadie por un tipo que nos usa como un rebaño para esconderse dentro.¡qué luche sus propias batallas!- escupió maldiciendo a Eyvind.-¿Vosotros cómo estáis?¿esa sangre es vuestra? No podéis iros de ea guisa, al menos lameos las heridas primero.-Rodrig pedía calma ante un situación complicada. Agradeció la ayuda de Demeon para con la mujer, dentro de sus planes no estaba salir corriendo hacia la fortaleza sino ayudar a aquella gente antes de partir. Era obvio que eso les retrasaría, aunque apelaba a la sensatez de Demeon y Eilene para que al menos ellos revisasen sus heridas antes de partir.
Gael cercenó una de las patas del jakaar, haciéndolo caer de bruces al suelo. La criatura estaba demasiado exhausta y acobardada como para seguir luchando, así que se alejó rápidamente dejando un rastro de sangre tras de sí. No llegó lejos, pues una flecha perdida acabó con su sufrimiento. El pansar avanzó implacablemente en dirección al elfo, quien todavía se hallaba en el suelo aferrándose a la herida de su pectoral.
La figura enmascarada tenía la vista puesta sobre su acorazado némesis. Si escuchó alguna de las palabras de Gael no pareció demostrarlo. De hecho, no se movió un ápice si no que giró la vista hacia Eyvind. Comprendiendo el elfo la naturaleza del mago realizó un ágil movimiento de manos y arrojó un objeto brillante que se clavó profundamente en la piel de Eyvind. El extremo del cuchillo sobresalía por encima del pecho del hechicero.
Había hecho un último movimiento que seguramente había sellado su destino. Y nadie podía explicar por que ese repentino cambio de objetivos.
Motivo: Defensa Eyvind
Tirada: 1d20
Dificultad: 11-
Resultado: 11(+5)=16 (Fracaso) [11]
Motivo: Absorción Eyvind
Tirada: 1d4
Resultado: 2 [2]
El elfo enmascarado ataca a Eyvind por sorpresa, la resistencia de Eyvind se reduce en 4.
Eyvind se arrodilla por el ataque, con el semblante pálido mientras que acaba de realizar que estaba herido en el pecho. Se lleva una mano al cuchillo y muestra los dientes invadido por el dolor. A pesar de que no se había enterrado por completo había causado un tremendo dolor en el hechicero. Se vio la mano con gesto ausente, analizándola, estaba cubierta de sangre. ¿Estaba muriendo?
Los ojos de Eyvind entonces se encendieron como ascuas. Y las cólera del magi se manifestó en sus manos mientras que profería un nuevo encantamiento. Las palmas del hechicero vomitaron llamas sobre el elfo enmascarado como un torrente de fuego y lo engulleron al igual que lo habían hecho con los jakaars. La potencia del fuego mágico hizo que el suelo de tierra dura y ladrillo volara en pequeños trozos y para cuando había terminado ya el fuego se había extendido a otro edificio.
El magi se desplomó, exhausto y herido. Miraba a Gael con un rostro suplicante mientras que intentaba reponerse en vano.
Motivo: Cascada de Azufre
Tirada: 1d20
Dificultad: 15-
Resultado: 6(+2)=8 (Exito) [6]
Motivo: Daño
Tirada: 1d12
Resultado: 8 [8]
Eyvind elimina al elfo con 8 puntos de daño
Una vez el torrente de llamas dejó de ser canalizado se pudo apreciar que el elfo (o al menos lo que quedaba de él) yacía inmovil en el suelo chamuscado. Sus restos todavía ardían por el fuego mágico. Sorprendente fue que una vez muerto, su cuerpo empezó a adelgazar dentro de sus quemados ropajes y su piel quemada empezó a marchitarse hasta convertirse en huesos cubiertos de polvo. Lo único que sobrevivió, intacta ante el fuego mágico, fue la máscara tachonada. La cual observaba al par con una muda culpabilidad.
Lestra tuvo que saltar hacia atrás para evitar que una de sus piernas fuera atrapada por las llamas. Y arrojó una viperina mirada al hechicero una vez presenció con sus propios ojos la deflagración provocada por sus medios arcanos. La batalla estaba lejos de terminar en el paso, pero al menos habíais llegado a un momento de calma.
FIN DEL COMBATE
Experiencia Obtenida: Eyvind+10px > Gael+10px
Las fichas han sido actualizadas.
La manto negro se acerca, implacable, hacia el convaleciente hechicero. Tenía los nudillos blancos aferrados a la empuñadura de la espada y no perdía ni por un segundo el porte marcial a pesar de tener que ir haciendo presión en su herida. Parecía estar igual o peor que Eyvind.
Sin embargo, a pesar del resentimiento que tenía con el mago y su contribución a la destrucción del puesto, se detuvo frente a Gael. Y le miró a los ojos.
Su voz sedosa era un susurro ahogado y adolorido.
—Tu mago, tú y yo tenemos una conversación pendiente una vez hayamos salido de esta... Gael Bedlam... Ahora no hay tiempo para protocolos, debemos asegurarnos de que el patrón Argasto esté bien.
La mujer profirió un lamento cuando ya no pudo mantenerse firme por más tiempo, se agachó y aunque intentaba mantenerse de pie simplemente no podía levantarse. Respiraba pesadamente mientras que miraba al suelo, casi derrotada.
El singular combate que tenían con aquel elfo, de entre todos los focos de lucha que habían alrededor del Paso, terminó fugazmente. Gael no tuvo tiempo de reaccionar para evitar que la daga del enmascarado llegara a su compañero –¡Eyvind!– gritó furioso cuando vio al magi desvanecerse en el suelo tras la descarga de fuego desatada. Ciertamente el erudito tenía una voluntad y un potencial tremendo. El soldado, sombrío, echó un rápido vistazo al enemigo chamuscado antes de volverse.
Corrió raudo a socorrer a su amigo. Y pronto notó como la manto negro llegaba a su posición, renqueante –Tendremos esa conversación, dama Nordringer, pero ahora debo llevaros hasta los carromatos. ¿Podréis llegar hasta allí?– preguntó Gael, señalando la puerta suroeste. El Pansar envainó su espadón, cogió a su compañero con cuidado y buscando la ruta más corta y segura hacia los carros de la caravana, comenzó a andar –Tranquilo, amigo, has luchado bien hoy, ahora descansa. Todo irá bien– le susurró al estudioso mientras lo llevaba con delicadeza.
Pues eso, primero escrutar el campo de batalla en caso de que por el camino nos pudiéramos encontrar con enemigos. Si la zona está relativamente despejada el Pansar envaina la espada, y llevará a Eyvind en brazos de la forma más rápida y menos dolorosa posible hasta los carros.
Rodrig acabó rápido con el Jakaars que quedaba. La batalla había terminado, al menos de momento...
—No, la sangre no es nuestra —dije, mientras me limpiaba el rostro con la manga de mi andrajosa ropa—. Sólo me han mordido en la pierna, pero no es nada grave.
No podía decir lo mismo de la otra mujer. Ella parecía bastante malherida...
—¿Cómo sabes que persiguen al Eyvind? Explícame eso.
Desde que Rodrig había dicho eso, mi ceja se había enarcado y mi rostro serio mostraba que, si era cierto lo que decía, bien podía darle por saco al mago a partir de ahora. Desde que había iniciado el viaje no nos habían ocurrido más que desgracias. A este paso, hubiese sido casi mejor haberse quedado en el campamento...
Demeon se acercó a Rodrig y Eilene.
-El ciervo que abatimos era un cambiante, un ser mágico. Nos reveló en su lecho de muerte que los mediolobos buscan a alguien marcado por la corrupción para matarlo y que nos matarían también a todos por protejerle -susurró en tono confidente a Rodrig- dudo que esto tenga que ver con nuestro magus. Hemos llegado en medio de algo, pero o lo resolvemos o nadie llegará al otro lado de los Titanes. Eyvind quizá pueda ayudarnos.
El explorador asintió a Rodrig.
-¿O sabes algo del mago que nosotros no? -miró a a Eliene en relación a su pregunta y luego a Rodrig de nuevo.
-No es nada grave sino se infecta, o si la saliva de esa cosa no te llega a las venas. Si lo hace se te hinchará, en dos día dejarás de sangrar y acumularás pus, pasado ese tiempo solo quedará cortar por la rodilla para salvarte la vida. Lo he visto antes.-en su posición de rodillas le hizo un gesto a Eilene para que le acercase la pierna. Sin mucho miramiento le rasgo el pantalón, le hizo un corte con una daga para que la herida sangrase, una vez salió la sangre limpia Rodrig chupó y escupió allí donde la bestia la había rasgado la carne.
Cuando terminó miró fijamente a los ojos a Eilene.-Esa cosa me lo dijo, eso no era un ciervo, era algo más. Todo esto empezó con Mal-Rogan y esta muy lejos de terminarse, el mago robó algo y huyó. Ese aprendiz está jugando con cosas que le vienen grandes, ha atraído la ruina sobre si y se esconde entre nosotros. Esa cosa quiere al mago y no parará hasta dar con él, no seré yo quien se ponga entre un mentiroso, posible ladrón y sus verdugos. No voy ha pagar un precio que no me corresponde.-el veterano esperaba poder vendar la pierna de su compañera, sino había hierbas de por medio tal vez tuviera que cauterizar la herida con fuego.-No era uno, debían ser dos, uno ha estado rondando por aquí. No se más del mago que vosotros, pero eso que dices tiene mucho sentido; la magia siempre entraña corrupción. Haced memoria Mal-Rogan le acusó de lo mismo.-en es momento Rodrig recordó algo. Hecho su mano al zurrón, ya no había tiempo para sutilezas, sacó la carta y se la ofreció a Eilene.-Abrela sin romper el sello, tal y como acordamos, tal vez aquí dentro encontremos respuestas.-la misteriosa carta tal vez pudiera arrojar algo de luz sobre todo aquello.
Cuando Rodrig dijo que ese ciervo-ser extraño se lo había dicho, yo sonreí irónicamente.
—Ya no creo que pueda decir mucho más—después de todo, ahora era un fiambre
Permití los cuidados de Rodrig, aunque tampoco creía que fuese para tanto. Casi ni había alcanzado mi piel, así que la herida era mínima y dudaba mucho que llegase a infectar. Aún así, por si acaso, permití que tratara mi herida.
—Para leer la carta necesito oscuridad y un foco de luz —dije, cogiendo la carta—. De esa forma, la luz revelará el mensaje escrito sin necesidad de abrirla. ¿Tienes una lámpara de aceite?
Escrito desde móvil. Faltan unas negritas, que se me han escapado y corregirlo con el móvil es complicado...