Leyre aceptó la invitación del orondo guerrero con ciertas reservas, no estaba acostumbrada a tales alardes de generosidad. La desgarbada mujer no llevaba mucho en Cadsandria, pero conocía el Orangután de Jade, muchos marineros con bolsas abultadas venían a gastar sus bronces antes o después de un trabajo. Observó a la parroquia y a sus nuevos compañeros en silencio. No hablaba mucho, normalmente era más interesante escuchar y observar.
Mientras les traían los bebedizos se descubrió mirando el etéreo borde de las alas de Niranna y el reflejo de la luz en el dosel de plumas nacaradas. La joven alada destacaba entre los guerreros, a cuya compañía sí estaba más acostumbrada. Tras el primer trago asintió a los comentarios de Atarkar y Uxyr mientras reconocía en el joven pelirrojo las facciones de su Vilmir natal.
Uxyr siguió con su conversación afable, tras un par de jarras de cerveza se le había soltado la lengua lo bastante como para decir lo que pensaba de aquel trabajo.
- Lo que quiero decir, es que este será un trabajo peligroso, y que yo os cubriré las espaldas y que me gustaría que cubrierais las mías y para eso, quiero que todo el mundo tenga toodo el equipo que necesita, ya sabéis como son estos mercaderes ricos, te tiran cuatro monedas y ¡apáñatelas tú!,- Uxyr hizo un gesto con el brazo que venía a decir que conocía muy bien a los mercaderes ricos de Cadsandria,- He sido alférez de tropa y os aseguro que no se le puede pedir a un hombre que marche ocho horas por día si no se le proporciona el calzado adecuado, o que si no pagas a un herrero para que haga mantenimiento, en dos semanas vas a tener a media guarnición con la armadura cayendo a pedazos, eso ellos nunca lo entenderán.
Mientras tanto dos borrachos, envalentonados por el alcohol, se habían ido acercando a dónde estaban sentados, en concreto al lugar donde se ubicaba la myrrhyana y estaban intentando tocarle las alas. Lo cierto es que la muchacha tenía una belleza exótica y que las ropas que usaba, mostrando gran parte de su cuerpo, hacían que llamara todavía más la atención entre los feligreses del Orangután de Jade. Uxyr se levantó para intervenir antes de que la sangre llegara al río.
- Muchachos, si estáis calientes solo tenéis que caminar un par de calles y por dos bronces vais a encontrar quién os alivie, dijo el hombretón agarrando por el hombro a cada uno de los indeseables, que poco pudieron hacer para resistir cuando la firme presa del guerrero los apartó a empujones, ¡ah y dadle recuerdos a vuestras madres!
Resumiendo, el que quiera comprar algo y no tenga dinero, Uxyr se lo presta con la única condición de descontarlo de su parte del botín al final del trabajo. Puede ser armadura, equipo o lo que os de la gana.
Personalmente compro:
Provisiones de marcha x5 250GB
Cuerda (18 m) 3PB
Mochila 10GB
Yesquero 10GB
Antorchas x5 2GB
Tienda (3 plazas) 500 GB
5 l de vino 8GB
Yo estaría listo.
Tras la entrevista, acompañé a mis nuevos compañeros de aventuras hasta la posada del Orangután de Jade, que se encontraba relativamente cerca del puerto. Conocía dicho tugurio desde hace tiempo, ya que mi vida marinera te hacía frecuentar estos sitios. Me senté en la mesa junto a los demás y acepté esa cerveza que proponían.
-"Sí, estoy de acuerdo en lo que dices, Uxyr. Mandar dos grupos le asegura más probabilidades de éxito. Si uno no vuelve, pues no deberá de pagarles." Comenté iracundo. "Supongo que si nos encontramos con ellos, puede que podamos hacer un trato y ayudarnos mutuamente. Pero, claro está, hasta que lleguemos a los tesoros. Ahí se verá qué grupo es más fuerte, jajajaja." Dije, riéndome a carcajadas.
Miré al resto de personas que componíamos el grupo y la que más me interesó, por supuesto, fue Niranna. Sus alas y su escultórico cuerpo hacían las delicias de cualquiera. Pensé en lo difícil que sería este trabajo y en lo que necesitaría para poder llevarlo a cabo. Algo e equipo no me vendría mal antes de partir.
Motivo: CON
Tirada: 1d100
Dificultad: 11-
Resultado: 97 (Fracaso) [97]
Krylaak sólo estaba aqui por el capricho de un mercader, por eso, aunque podía sacarle provecho a la codicia de aquel comerciante que quería explorar aquellas ruinas melniboneanas, ahora se encontraba en una taberna junto a sus compañeros, el hosco guerrero permanecía silencioso mientras aquel guerrero barbado hablaba, Kryllak siempre había sido un superviviente y tampoco es que confiara mucho en las protecciones, más bien lo mejor era un ataque a tiempo y veloz, tener una buena espada que acabara con tu enemigo, por eso llevaba bien cuidadas cada una de sus armas, tuvo que vender su armadura para comer y ahora solo vestía harapos, no obstante ya encontraría alguna armadura mejor, pues las protecciones nunca venían mal, prueba de ello era también su cuidado escudo asi como sus armas(dentro eso si de lo que cabía esperar pues es de Nadsokor una ciudad donde solo hay mendigos o al menos eso se dice.
De todas formas no quería la caridad de nadie, pues aquel barbudo guerrero, decía que podía prestarnos cualquier cosa pero Krylaak no quería tener deudas que pagar después.
Se apañaría por sus propios medios con lo que tenía, eso si colaboraría con el grupo, nunca venía mal una sustanciosa recompensa, pues carecía de dinero por ahora.
Charláis y os conocéis mientras hacéis alguna compra. El viaje será en barco de unos pocos días de cabotaje y de exploración hasta encontrar el punto exacto de la costa.
Dejo esto abierto por si alguien quiere poner algo de última hora.
¿quedo claro lo que quiero comprar?
R.: Sí, pero apuntalo en la ficha y descuenta el precio.
Leyre bebía discretamente, encorvada sobre si misma. Observaba a todos por encima del borde de su copa que sostenía entre sus manos nervudas. Apenas pronunció palabra durante la velada, pero cuando lo hizo su voz sonaba profunda y musical, en contraste con su cuerpo extremadamente delgado. Tras departir con sus nuevos compañeros se retiró pronto esa noche, resistiendo la tentación de complicarse la noche cortando algunas bolsas de marineros ebrios. Antes de salir chocó su copa con el Orangutan de Jade y apuró su contenido guiñando a sus compañeros.
A la mañana siguiente se levantó temprano para acudir a los mercados de aventureros de la capital. Tras negociar el preció se hizo con una armadura de cuero, una lámpara de aceite, un royo de cuerda largo, un cinto, yesquero, mochila y una capa para protegerse del frío de las noches.
... una armadura de cuero, una lámpara de aceite, un royo de cuerda largo, un cinto, yesquero, mochila y una capa ...
Que vaya pagando el señor intendente.
Sí está todo desconfiado en la ficha y el equipo apuntado tb con lo que vale.
La noche parecía que tocaba a su fin, alguno ya se había retirado y temiendo no estar suficientemente despierto a la mañana del viaje Atarkar también decidió retirarse.
Ya había comprado lo necesario para el viaje y no le preocupaba haberse olvidado de algo, seguro que incluso le sobraba alguna cosa. Se fue despidiendo de sus nuevos compañeros uno a uno y les deseó una buena noche pues a la mañana siguiente debíamos estar preparados para el viaje.
Se levantó y se acercó al Orangután de jade, levantó su copa y brindó con él por un buen viaje en barco, di buena cuenta del último trago de su copa, la posó en la barra junto al posadero y se marchó a descansar.
Viendo que algunos ya se marchaban, hizo lo mismo: acercarse al orangután de jade de la entrada y brindar con él. Si a los demás les daba suerte, esperaba que a él también. Después de eso, salió y se dirigió a la pequeña pensión donde se hospedaba. A la mañana siguiente iría temprano al mercado para comprar algo de cuerda, antorchas, yesquero y un odre para llenarlo de agua.
Poco más había que hacer o que decir, Krylaak terminó su copa y se fue a su cama a dormir, aquella noche le parecía un lujo con los colchones de pulgas y ratas de Nadsokor, asi que silencioso se marchó pues mañana tendrían un dia duro.