Partida Rol por web

Al entrar pueden ver todo tipo de armas como lo muestran en esta lista.

Todas las armas de fuego y de cuerpo a cuerpo (*)

Trajes que brindan protección.

Cita:

Tomado del BBN: Exilio.

Enarca una ceja. Movido por la curiosidad, se incorpora y va donde su anfitrion les indica, observando un muy completo arsenal... Asi se debe trabajar, (un artista lo reconoce), con las herramientas apropiadas.

Ya que el estara dentro, toma las armas mas logicas, pequeñas y faciles de ocultar. En primer lugar una pistola Sites M40, que coloca en su espalda, con un cargador adicional. Servira contra los ghoul y los invitados, ademas de ser efectiva. Luego pasea la vista por la variedad de armas cuerpo a cuerpo... mucho mas efectivas contra otra clase de blancos.

Su mirada se detiene en una hoja de doble filo corta y eficiente.. La daga. Asiendola, la gira entre sus dedos y la enfunda. Servira muy bien, es un arma elegante. Tal vez el toreador la aprecie tambien cuando la use para cortar sus ligamentos y separar sus miembros.... Luego una ultima opcion. Van tras vampiros, ergo una estaca es obligatoria.

Ya armado, toma el traje balistico ligero, quitandose la sudadera para colocarselo y probarlo. Al hacerlo, revela un cuerpo liso y perfectamente trabajado, sin un vello, de tez clara y suave...

Leticia estuvo escuchando como daban forma al plan inicial que había propuesto, cada uno aportando un granito más hacia el plan definitivo. Finalmente, el rubiales violento dejó claro que no iba a ser fácil engañar a alguien con una visión más allá de la habitual, aunque su excesiva violencia podría ser negativa -  por mucho que diga, infiltración y sutileza - tras lo que se dirigió a la sala de armas. La mayor exposición de armas que jamás había visto se le plantó ante sus ojos.

Tras ver como elegía su compañero, Leticia optó por algo similar. Una pistola fácil de esconder, un cuchillo también bien afilado, y un par de bombas que hicieran ruido y crearan confusión.

Después de elegir armas, tomó un traje balístico medio, al que le dejó fuera las placas de protección - las guardaré, por si hicieran falta después - pensaba mientras sonreía pícaramente al despojarse de su ropa a excepción de una ligera blusa traslúcida que dejaba a la vista los distintos matices de su cuerpo y formas. Tras ponerse de nuevo su ropa, salió hacia el salón del que venían.

  - Ahora esto se pone interesante -

Parece que nuestro anfitrión se toma esto bastante en serio. Nos deja disponer de todo su arsenal, y menudo arsenal. Me paseo por la sala intentando elegir bien. 

Para distancias cortas un arma fácil de usar. Le busco un silenciador y se lo acoplo. No interesa hacer ruido antes de tiempo. Para las distancias largas un buen revolver, preciso pero algo más difícil de manejar.

Y finalmente un arma por si tenemos que asaltar la casa sin miramientos. Rápida y efectiva.

Ambrus mira extrañado toda la sala. Parece ajeno a todo lo que se encuentra alli.

Como mirando en gondolas se detiene frente a lo chalecos reforzados y empieza manipular cada uno observando su resistencia y su capacidad de movimiento.

Por fin se queda con uno que le parece el mas correcto.

Luego se gira y se dirige hacia la salida!

Adam se abstuvo de reprocharles a algunos de sus socios lo ruidoso que pretendían ser. Al menos, el nosferatu le resultó algo más pensativo, pero aún así sus métodos resultaban demasiado directos. Max presentó una alternativa media, aunque, demasiado acostumbrado al sigilo, no le convencía enteramente.

No tuvo tiempo, ni ganas, de meter bocado, porque su anfitrión les invitó a armarse en su arsenal personal. Adam no sonrió, pero su corazón estalló de alegría. Pasearse por una galería repleta de armas era una de sus partes favoritas a la hora de llevar a cabo un encargo.

Se adentró en la habitación, aunque no parecía ni maravillado ni decepcionado. Ciertamente, no sólo estaba acostumbrado al ambiente, sino que su sire disponía de un arsenal mayor, dada su procedencia. El sicario se alejó de las armas grandes. Le hubiese gustado blandir una SPAS 12 por  la mansión, pero se recordó que aquel no era un trabajo cualquiera. Un toreador con suficientes bolas como para traicionar a tantos psicópatas debía tener su plan más que ensayado, y lo último que haría el assamita sería caer bajo sus garras.

El hecho de que Leticia se vistiera en la misma habitación que él le hubiera llamado la atención bajo otras circunstancias, pero no logró darse cuenta de ello. Estaba enfrascado en probar el peso, el balance y la calibración de las armas, a menudo apuntando a la cabeza de los vástagos con las pistolas descargadas, sólo para imaginar sus sesos fríos y muertos hace ya tiempo adornando la pared. Finalmente, recogió un par de pistolas, una daga, una fina protección y munición, para retirarse del lugar a la sala anterior, tal y como Murray les había indicado.

Miro y espero a que cada uno de los presentes escoja  sus herramientas, mientras paseo aleatoriamente  por toda  la sala. 

- Cuantos artefactos para matar, herir y destrozar. - Reflexiono en silencio , dejandome llevar por pensamientos de odio y violencia - Mas he de ser cuidadoso, todo buen mecánico entiende  que para cada trabajo se necesita la  herramienta adecuada. Si,  he de ser cuidadoso...

Y con esto en mente agarro un traje balístico medio, como protección. Una pistola con silenciador, un revolver con mira y varias granadas para simplificar la masacre.  

PUM!

Je je je...

Ya vas a ver traidor, ya vas a ver.