Adam aguardó parado junto a la pared a que el nosferatu terminara de armarse. Observó su figura deforme y purulosa, recordando cuan desagradable podía ser uno de ellos en un baño agónico de sangre.
-Nada más por mi parte- dijo, adelantándose hacia Murray y saludándolo con una ligera inclinación de cadera. Sin más, salió por la puerta que el criado les señalaba, mirando a su alrededor con cierta paranoia en sus ojos.
Estas un poco confundida, pues parece que la única que esta buscando recuperar un objeto eres tu.
La verdad que me acabas de confirmar una impresión que tenía y había pensado.
Te lo quise postear sólo a tí, porque, aunque me gusta postear con pensamientos, tampoco me fío a veces del juego limpio y que se puedan aprovechar de cosas leídas sin que se hablen (así como no sé el nombre de ninguno de los allí presentes más que de nuestro anfitrión y de Ángelo, que sí se ha presentado como yo.
Y, ahora, te paso a contar mi idea de lo que pienso hacer:
Voy a ir con estos sujetos, que no van a ser más que mi pantalla para entrar, recuperar el libro y huir con él.
Muchos son Sabbats, yo soy Independiente, por lo que no me une ningún vínculo con el grupo, y visto lo visto, son difíciles de coger cariño.
Así que lo que Leticia va a hacer es usarlos para recuperar el libro del clan y huir, ya que si ellos pueden, matarán al malo, y si no pueden, seguro que Leticia moriría en el intento, así que los usará a modo de pantalla.
Esta es una idea inicial, que puede ir variando a lo largo de la partida.
Ok, tu sigue tu extrategia.
Comprobando que ni las armas ni el vestuario protector resultaban reveladores bajo mis ropas, me doy por satisfecho...Por lo pronto regreso al salon sintiendome satisfecho con las elecciones que he realizado.
-Comunicacion. +recuerda a su anifitrion+ Radios pequeños serian interesantes, pero puede llamar la atencion gente hablando sola. Por ende, unos buenos celulares podrian servir tranquilamente, en un ambiente de fiesta no es nada raro que halla personas llamando o enviando mensajes de texto... Fuera de eso ... me siento conforme con los implementos propiciados, y estaria listo para ir a ese refugio.
Mira a sus compañeros, por si alguno tiene algo mas que pedir. Los 3 ya han hecho su seleccion de armas y vinieron juntos, por ende es logico que los 3 se marchen juntos..
Salgo del salón de armas y me desvisto en medio de la sala. A lo largo de mi no-vida había aprendido que conceptos como el “pudor” eran meras tonterías... Cualquier lugar era igual de bueno: Mi cuerpo, a pesar de tener un aspecto pútrido, leproso y mortecino, es fuerte y bien definido. Cada parte de mi cuerpo esta cubierta de tatuajes -hecho antes y después de entrar al Sabbath- Todos con mensajes, violentos y agresivos. Equipo el blindaje bajo mis ropas, y distribuyo las armas en lugares estratégicos. Dejando en evidencia que no hacia este "ritual" por vez primera...
Vamonos... - Dije al fin, mi tono era brusco y seco, como si no quisiera perder mas tiempo entre tanta escoria ajena a la Secta.
Me acerco al grupo y les digo algo en voz muy, muy baja:
- Tenemos que hablar en privado...
Ben mira a Murray aun con una expresión de satisfacción en el rostro.
- ¿Puedo pedir un abrigo nuevo?...creo que una de las armas no me queda bien en el mio -
A continuación se desplaza hacia un lugar apartado revisando las armas que acababa de tomar
- Necesito un poco de aire...el ambiente está como pesado -
*en voz baja
- Uff...por fin un poco de aire familiar - mira a Rosco y le hace un gesto con la cabeza señalando a los demás vampiros ajenos a la secta - ...y tranquilo que no eres tu hermano, solo que allí se huele mucho pesismismo y temor, me da mala espina -
Pongámonos en marcha pues. dice antes de apurar su segunda copa de la noche.
Tras el sorbo de deliciosa vitae, se levanta de la mesa con buenas formas. Pide su gabardina a una de las sirvientas, que no tarda en ofrecérsela. Se la coloca de tal forma que las armas queden ocultas. La fiesta iba a ser algo aburrida y teníamos lo necesario para "animarla un poco".
Falere no puede salir con vida de esta noche caballeros... y señorita. Nuestro principal y común objetivo es darle una muerte definitiva. Y cuanto más dolorosa y retorcida mejor. Solo así aprenderán que no pueden tratar a los demás clanes como a simple ganado.
Una sonrisa se dibuja en mi cara, algo poco normal en mi. Íbamos a darle una lección a esos ególatras remilgados.
Todos ingresan al vehículo en silencio. Muchos no se conocen, y se siente un aire de desconfianza, pero ¿Quién es ese hombre que quieren matar a toda costa?, parece como si fueran armados para un pequeño Vietnam, y así es.
El vehículo conducido por un criado que parecía ser incondicionalmente obediente, no hablaba y sólo manejaba por la vía.
Parecía ser una noche normal en Houston, pero con la camarilla rondando, no podían ser muy evidentes. Ya les tocaría el turno a ellos.
Pasan tres horas de viaje, eternas donde cada uno miraba el rostro de los demás tratando de establecer sus pensamientos, pero todo es como una hoja en blanco, nada parece tener sentido.
Llegan a una casa rural, pequeña pero interesante. Al entrar pueden oler el humor del campo, ese del cual no están muy acostumbrados y que muchos evitan.
Hay una habitación para cada uno, sin ventanas, sencilla pero completa para las necesidades de un día. Una nevera con suficiente vitae y un ambiente calmo...perfecto.
Sienten cómo esa noche se apaga, y de repente el sueño los embarga. Cada uno va a su cuarto y se encierra para dormir, saben que mañana tendrán que ir a la mansión de la rosa.
Pasamos a la mansión de la rosa.