Partida Rol por web

Por un momento se me ocurre tirar la estatuilla, pero no. Menudo despilfarro.  ¿Quien sabe además si los huesecillos de serpiente se convertirían en proyectiles mortales que nos convertirían en un colador? Exactamente como ese hechizo tan peligroso ¿Como era? Ah si, Explosión espinosa de Mordenkainen.

-Apartaosss - y tiro una de las piedras que llevo de munición de la honda.  Igual no es peso suficiente, si es el peso y no alguna clase de hipersensible detector mágico el que dispara la trampa.  Instintivamente, cierro mis dobles párpados antes de que estalle el relámpago.

Y el cuarto se llenó de luz y un intenso olor a ozono cuando un rayo cayó desde las alturas pulverizando el canto que la serpentina exploradora había arrojado en la baldosa. El propio detonador quedó destrozado en el acto, msotrando que aquello no volvería a activarse una segunda vez. Parecía que Skarlkja había tenido suerte, a pesar de haber optado por no arrojar algo más contundente. Una vez que el calor pasó y los aventureros pudieron abrir sus ojos, tuvieron que aclimatarse una vez más a la  iluminación de la linterna de Zoex, algo triste tras haber visto aquella descarga propia de la ira de un diosecillo caprichoso.

Tras caminar hasta el fondo del pasillo, los aventureros pudieron ver una sala mortuoria algo más suntuosa que las que habían visto hasta entonces. En la tapa del ataúd estaba dibujado un esqueleto de serpentino de aproximadamente el tamaño de su ocupante. Tras comprobar que no había más trampas, procedieron a destaparlo, descubriendo un cadáver momificado, y en su rígida mano un pergamino de apariencia mágica. 

—¡Buen lanzamiento, muchacha! Ahora, a cotillear jeje

Fette se acercó a la momia con gran expectación. Algo le decía que en este féretro algo interesante sí habría, no como en los anteriores, tan decepcionantes.

Con cuidado observó el pergamino e hizo el gesto de cogerlo, con bastante lentitud, dando ostentoso tiempo a que si alguien no quería que él lo cogiera se le pudiera adelantar.

Aquel lugar parecía estar más protegido. Al menos, las puertas de piedra eran más complicadas de abrir, sobre todo, porque cargando contra ellas no conseguías el mismo efecto que con una de manera. 

- Este sitio no me gusta nada... - Pensé mientras soltaba uno de mis habituales gruñidos. Eso sí, a mis compañeros ya no les iba a sorprender que lo hiciera. 

Skarlkja me dejó con los ojos entrecerrados sin saber si estaba bromeando por haber acabado así o si de verdad lo estaba pasando mal. De todas formas, guardé silencio y bueno, mi mirada era cautelosa, como si alguien me debiera algo y estuviera pensándome si cobrárselo o no. 

- Si te molesta mucho lo podemos solucionar. - Le enseñé el hacha, aunque no creía que fuera una solución que la gustase demasiado. 

De todas formas, no sabía por qué narices se le había ocurrido ponerse esa mierda después de haber visto lo que habíamos pasado ya. 

Fette comenzó a hacer su trabajo y vio mi hacha asomar por encima de su cabeza cuando dijo aquello de que estábamos muertos si no avanzábamos. 

- Grr... - Ahora el gruñido iba dirigido a su chiste. Menos mal que era pequeño sino le hubiera dado un buen golpe con el hacha. 

Yo ya no me fiaba una mierda de los esqueletos que había en aquellos sarcófagos y antes de que sucediera nada raro, puse el hacha en vertical, sobre la cabeza del esqueleto, mientras Fette cogía aquello. Una cosa era que no pudiera evitar que el mediano cogiera cosas, pero sí que podía evitar que aquella mierda de esqueletos se levantara. 

- Como se mueva lo reviento... - Dije dejando claro lo que estaba haciendo. 

Lagakh pudo relajar un poco el peso de su hacha sobre la frente del esqueleto (Si los cráneos de serpientes tienen frente, vamos), ya que aquello no daba visos de que fuese a sisear o arrastrarse desde el más allá hasta el más acá, como habían hecho los otros esqueletos, así que Fette extrajo el pergamino sin problema de entre aquellos rígidos dedos y le echó un buen vistazo a sus escrituras.

Reconoció aquel lenguaje cuneiforme, en caracteres verde esmeralda a duras penas, pero algo había aprendido a base de darse de cabezazos con documentos extraños en criptas y mazmorras, así que dedujo que aquello era un hechizo que lanzaba una honda de veneno psíquico a la altura de la boca de quien lo recitase.

Otra cosa que había aprendido por las malas sobre aquellos pergaminos era que solían desintegrarse tan rápido como se les daba buen uso.

-Jah, jahk, jahk - me carcajeo de puro placer al ver como la trampa se activa gracias a mi idea. Si seguía las reglas mágicas esenciales, no volvería a activarse hasta mañana   -Ssoy buenissima, si. Pero Butters ha sstado perceptivo también - concedo, dándole unos amistosos golpecitos en el hombro.  Por supuesto, usando mi flamante mano maldita  - Sspecialmente para no ssser capaz de ver en la sscuridad. 

-Uuuuh, veneno ssiquico, que bien. Voy a por lass demás.  -anuncio con una sonrisa.  No más probarse anillos, capas, botas, broches, pendientes, cinturones o zapatitos de charol rojo. Me había gustado muy poco la mirada turbia de Lagakh y menos aún el lánguido mohín de decepción de Zoex.  En un ranking que habían hecho hace tiempo, entrevistando a mazmorristas retirados, resultaba que las rencillas internas superaban en letalidad a un enfrentamiento con un archiminotauro, un puesto por debajo de un dragón violeta.

-Ssi oss parece bien, claro.  El grupo, sssiempre el grupo sss lo primero para mí.

Y finalmente lo habían logrado con la idea del elfo, pero no se dijo nada al respecto aunque se atrevió a picar un poquito a la mujer serpiente por pura diversión. 

—Ya me debes un gracias, de la forma que quieras. 

Pero todo el ambiente de broma se evapora cuando cruzamos hacia el otro lado y al ver que el mediano de nuevo iba a meter las manitas, suspiró un poco ya resignado mientras el gruñido de la orco le alegró. Al menos alguien allí pensaba un poco más o parecido a él. 

—Guarda con lo que tocan, que son como niños pequeños—dijo Zoex mientras exploraba la sala y tanteó las paredes—. Yo sigo mirando mientras, no me gusta tocar mucho. 

El mediano puso cara de asco cuando notó la mano maldita sobre su delicado cuerpo y sufrió un fuerte escalofrío.

—¡Puaaagg! ¡Qué cochinada! ¡Da más mal rollo que tus escamas naturales!

Luego, tras apartarse de Skarkjia, se guardó el pergamino con un "ya lo usaré cuando llegue el momento, o se lo venderemos a algún alquimista o mago. A veces pagan lo suficiente como para un banquete digno de mi familia", todo con los ojos abiertos y brillantes de la emoción, casi con una lágrima asomando sólo de pensar en la comida.

—Podemos abrir las puertas de una en una y, si no aparece nada malo, ir explorando cada cavidad poco a poco. ¿Os parece? Mientras compruebo si hay alguna otra trampa "mortal"—dijo divertido—aunque con el equipo tan capaz que somos, ¡no se nos resiste ninguna!.

Dicho y hecho, empezó a buscar trampas por todas las puertas. 

Tanto Zoex como Fette revisaron la segunda puerta de la sala, comprobando que aparentemente no tenía ninguna trampa exterior ante los ansiosos ojos de su compañera de sangre fría y la semiorca.

La forzaron entre los cuatro para encontrarse con un pasillo similar a los anteriores conductos que terminaban en las pequeñas criptas individuales, pero en este caso un fuerte olor a polvo y hueso llenó sus fosas nasales. El propio aire parecía más denso que en la cámara hexagonal, piedrecitas brillantes y polvo blanco flotaban en él, y al llegar a la entrada del mausoleo, comprobaron que el techo de este se había derrumbado sobre el ataúd, con grandes bloques de mármol quebrado descansando sobre el lastimado suelo, dividiendo la sala en espacios más pequeños.

-Graciasss - susurro en el oído de Zoex justo cuando está concentradisimo en inspeccionar la trampa.  Clavo mis garras suavemente en su cintura. -​​​​​​ Joderr, me encanta cuando te portasss tan fríamente.  ​​​​​​  Mis ojos examinan la sala que se abría ante nosotros, sin moverme un ápice, casi colgada sobre el elfo.

-Yo no veo nada peligrosso en sssta sala. Excepto yo missma, jah, jah.  Pero a pesar de mis bravatas y creer que era pronto para trampas realmente viles, era cautelosa.-¿Veisss algo ssspechsso?

En esta sala todo era cochambroso y aún peor que la anterior. Además, olía a cerrado ¡aún más!.

—Uhmmm... pues no. No veo nada. Pero no vendría mal airear esto.—miró a los compañeros y se rió—¡No, hombre, no! Ahora no me he tirado ningún cuesco. Lo digo por este sitio tan mugriento ja, ja, ja.

Después avanzó a la siguiente puerta. ¿Habría algo que le pareciese interesante?

-Un cuessco, jahk, jah - le miró sonriente, enseñando los afiliados dientes -​​​​​​ No huelen assi, tontaina. Jah, jah, ssske me parto contigo, qué humor masss fino, Butterss

Una ladina sonrisa se dibujó en el elfo cuando sintió esas uñas en la espalda y la miró desde una intensidad que si bien podía ser inquietante, también refleja de que si lo buscas, lo encuentras. Así que tras revisar aquello y comprobar que no había trampa alguna, decidió darle voz a sus pensamientos. 

—No me provoques que perdemos tiempo un rato y luego seguimos buscando—dijo dando a entender muy bien a qué se refería, eso sí serio y tajante—. Mediano tú y tus bromas, no la líes. 

Se sentía el padre de aquel compañero, incluso hizo un gesto asqueado por el aroma que se sintió propio de aquel lugar. 

—¿Encontraron algo?

Habíamos librado en aquella sala y bueno, aunque parecía que el esqueleto en cuestión iba a seguir muerto y sin moverse, decidí que antes de irnos volvería a correr la tapa para que se quedara allí encerrado. 

- Así está mejor. - Claro que si había esqueletos que se podían mover, también podrían salir, pero bueno, el sonido de la piedra rascando con piedra lo escucharíamos desde lejos. 

No sabía cómo me las arreglaba pero siempre iba entrando la última en todas partes, pero bueno, casi mejor, porque viendo que aquello estaba plagado de trampas, era mejor que fuera primero Fette. 

Iba a preguntar si había visto algo cuando Zoex se me adelantó, aunque mientras, yo eché un vistazo al pasillo, ya que entraba la última, al menos podría vigilar nuestras espaldas. 

El mediano que se había arriesgado a entrar en la sala, seguido por sus compañeros, puso todos sus sentidos en la búsqueda de nuevas trampas. A simple vista no había nada, pero algo captó su refinado oído (para las trampas, se entiende): tras los cascotes que formaban una falsa pared en mitad de la estancia, escuchó un siseo hueco que parecía rasgar el aire cada pocos segundos. No era un sonido mecánico pero si que parecía haber un cierto patrón en el mismo...

Fette se paró frente a la pared, concentrado.

—Juraría que aquí detrás hay un pariente lejano tuyo, hermana—dijo mirando s Skralkja—eso o algo peligroso, pero que no me parece mecánico. Seguramente todo muy mortal, como es de costumbre.

Buscó en la pared algún agujero por el que poder introducir un pali o algo, tanteando la profundidad de la posible doble pared, o mirar al otro lado.

Fette encontró una rama en la esquina del suelo de la sala y procedió a introducirla en uno de los agujeros entre los cascotes, fue hacer esto y notar una descarga que le recorrió todo el brazo, cuando la rama le azotó la extremidad al ser rebanada desde el otro lado. La profundidad no debía de ser superior a un metro, que fue rebasado por la esquina del hacha que había cortado el improvisado útil del mediano. Tras un par de tirones el arma volvió a desaparecer, pero los siseos y arrastres oídos antes se intensificaron, cada vez más cerca.

-Llamadme loca, pero essso sssuena como lo haría una Naga Zombie, sssi algo assii exisstiera. - aprieto los labios en una mueca de desagrado - Odio loss zombiess.  Suelto a Zoex, lentamente, como si me costase hacerlo y desenvaino la cimitarra, atenta. -​​​​​​Ssaca a ese bicho de ahi, Fette.  No podemosss dejarnossló a la espalda.  Dejar enemigos vivos en una mazmorra siempre era mala idea.  A alguna que otra Salter le habían cortado el cuello mientras creía estar a salvo recuperando hechizos.  

El susto hizo que Fette diera un brinco hacia atrás, cayendo de culo. Todavía ahí sentado, pálido y con los ojos y la boca bien abiertos, escuchó a Skarlkja. Con un improperio, se sacudió y levantó sin quitar en ningún momento la mirada de la pared.

—¿En serio es una prima zombi tuya? Para mí que le dieron de comer más allá de la media noche. Mi tío Speck decía que comer tan tarde podía provocar cambios de humor...—luego se encogió de hombros, asintiendo al consejo de su compañera—pero sí, es mejor acabar con esto ahora y no tener sorpresas después.

Entonces buscó a su alrededor alguna forma de echar esa pared abajo. Aunque, "si es zombi es tonto, si es tonto quizás no sabe que se puede romper la pared con facilidad"...

—Lagakh, ¿crees que podrías romper la pared?

Y se alejó unos metros de la misma, preparando arco y flecha.