Partida Rol por web

La Última Esperanza de Hargendorf

ACTO III - Las Ruinas de Hargendorf

Cargando editor
29/09/2020, 22:04
Marius Hoffman

Marius cayó de rodillas al suelo al ver como el Cosechador de Almas volvía a morir frente a sus ojos. Tenían que encontar la manera de destruirlo definitivamente, porque estaba seguro que esa no sería la última ocasión en la que tuvieran que enfrentarse a ese ser demoníaco. 

Marius estaba realmente agotado. Necesitaba un lugar tranquilo donde curar sus heridas y descansar. Una buena cama y horas de sueño sin tener constantemente por su vida era lo que necesitaba en ese momento, pero por desgracia, parecía que todavía no podría obtener esa merecida recompensa. 

Hagendorf estaba en ruinas y eran muchas las almas necesitadas en esos momentos. Sin duda habría heridos graves entre los soldados y también entre los civiles. Una batalla no acababa con la derrota de uno de los contendientes, sino cuando el último herido había sido atendido y el último muerto enterrado. 

Al menos los supervivientes no quedarán a merced de los norses... - Dijo.

Y lo dijo realmente aliviado. De haber sido derrotados muchas mujeres hubieran sido violadas, muchos hombres degollados y otros vendidos como esclavos. Por eso luchaba Marius, por esa gente inocente que necesitaba de su protección y seguiría haciéndolo mientras le quedarán fuerzas. 

Se acercó a Luis. Su viejo camarada era sin duda, de todos ellos, quién había recibido el más severo castigo. Me sorprendía que con las heridas sufridas, siguiera en pie todavía. 

¿Puedes andar, Luis? - Le preguntó. - ¡Pensaba que no lo contabas! Vamos, debe verte un galeno.

Ayudó a su compañero a caminar y salir de aquella zona de la ciudad camino del castillo. Allí debería haber algún médico. 

¡Buen trabajo! - Le dijo al enano. - Tu hacha fue la que asestó el golpe definitivo. - Miró a sus otros dos compañeros. - Mordak, Ellidor, sin vosotros hubiera sido imposible contener a los esqueletos. - Sonrió. - Formamos un gran equipo. - Dijo realmente orgulloso. - ¡Venga, vámonos de aquí! ¡Busquemos donde podemos ser de utilidad!

Cargando editor
29/09/2020, 22:45
Luis Alcocer de Tolen

Todo había acabado, eso era bueno, pero estaba vivo de milagro, daría gracias a todo los dioses por este hermoso regalo, pues había vivido lo suficiente como para contarlo, y que me vieran, por lo que me apoyo en uno de los muros, dejando caer mi espada al suelo, "Si, Vuestra merced tiene mucha razón, ahora por lo menos la ciudad podrá ser recostruida, les costara años, pero se repondrán, y no creo que los bastardos norses vuelvan a lanzar un ataque como este dentro de poco tiempo" le digo a mi compañero, el cual se empieza a preocupar por mis heridas, "Si, vos tenéis mucha razon, cuanto antes me vean mejor, pero voy a tener que usarte de baston, camarada" le digo a Marius, y me levanto, recogiendo mi espada antes de apoyarme en mi compañero, de camino al castillo para ver si había un medico, "Sabes, me estoy acordando del soldado Stirlandes ese, ¿como se llamaba ese buen hombre?, lo conocí en una posada junto a Elindor y un fragelante, antes de servir en la guarnicion del bosque creo que sabía algo de medicina, nos habría venido bien antes, ¿Elindor te acuerdas de su nombre?"

Cargando editor
30/09/2020, 14:33
Eldillor de la Casa Birlithe

-Desde luego si que habeis recibido heridas graves, ¡ni siquiera puedes pronunciar bien mi nombre! - Dijo con sorna el elfo. -Que lo pronuncie mal un enano, es aceptable debido a su mentalidad cerrada, pero no un humano.

Notas de juego

Pnjotizado

Cargando editor
30/09/2020, 14:35
Buri Bodvarson

Buri asintió al gladiador. Callado como era, solamente emitió una especie de gruñido amenazador cuando Eldillor bromeó con los aspectos de su raza y las diferencias que hace siglos, antes de que el hombre fuera hombre, habian llevado a sus razas a un conflicto que los habia debilitado hasta tal punto, que ninguna de las dos razas se habia recuperado nunca.

La guerra de la barba no habia sido problena para granjear la amistad entre Buri y Eldillor, que gozaban ademas de la compañía de tres grandes humanos. 

Los cinco os alejásteis hacia la ciudadela, o mas bien lo que quedaba de ella, llevando el cadaver de vuestro amigo Kargun para incinerarlo y asi darle la sepultura que merecía.