Aire, tomar aire. Céntrate Miguel, céntrate que la cagas... ¿Donde coño estás? Miguel mira alrededor intentando ubicarse. Joder, una cocina. ¿Cómo llegó hasta aquí? ¿Bajó las escaleras? No lo recuerda y eso lo pone doblemente nervioso. Además está muy oscuro. Joder. Muy oscuro. Sus manos palpan: una mesa. Se vislumbra brevemente los restos de una nevera, alacenas... ¿De donde viene la poca luz? ¡De la puerta! Está abajo, cerca de la puerta de la entrada.
Se levanta la veda.
Miguel busca una fuente de luz, la que sea. De repente se da cuenta de que está apretando algo con fuerza en las manos. -¡La espada y el móvil! Joder, como vuelva a ver al puto chino que me ha vendido este juguete le pienso dar 50 euros. -
Los enciende, y tras echar un breve vistazo alrededor para asegurarse de que no hay más niños psicópatas, trata de ubicarse y avanzar hacia donde cree que está la salida.
- Yo me largo de aquí, que los otros se dediquen a jugar a ser héroes, pero yo me largo y los espero en la furgo. -
Si me he dejado la espada y el móvil por ahí, dímelo y edito.
Bendita arma. George Lucas sabía lo que se hacía cuando la inventó. El Cables tomó nota de su posición en medio de la cocina. Había una puerta que conducía a otra habitación - ¿quizás una despensa? - pero el espíritu del Cables no daba para explorar. En lugar de ello se dirigió hacia la puerta a través de la cual se entreveía la escalera y, afortunadamente, el exterior. Al avanzar hacia allí escuchó en lo alto a los otros hablar. Alguien hacía una pregunta concreta - ¿donde está el Cables?
Estaba a punto de contestar cuando se fijó en algo. Encima del aparador de la entrada, que al llegar a la puta casa había revisado de arriba a abajo, había ahora una biblia negra con un crucifijo encima. Eso antes no estaba ahí. Con cierta aprensión Miguel miró alrededor esperando ver salir de entre las sombras cualquier cosa: desde otro niño zombie hasta un cura momificado... No quería reconocerlo pero estaba a punto de cagarse... ¿Cómo podían estar los otros tan tranquilos charlando arriba?
-Una biblia negra... quien sabe qué horribles rituales satanicos se habrán llevado a cabo en esta casa. Voy a convencer a los demás de que nos larguemos. Y si no quieren, me piraré yo solo. -
Miguel comienza a subir las escaleras tratando de hacer el suficiente ruido como para que los demás queden advertidos de su llegada. Las piernas le flojean y tiene que agarrarse con fuerza al pasamanos para evitar que le tiemble la mano. Temiendo que no sean sus amigos quienes le respondan pregunta:
- ¡Eh, gente! ¿Qué ha pasado con el jodido niño?-
Por suerte para el cables son sus amigos los que están arriba...
Entra en la escena Interludio (la panda).
Cierro ésta.