Partida Rol por web

Me acerco a Nüll para charlar sobre lo que me había comentado en la comida, no sé exactamente qué será lo que quiere, pero comprobémoslo.

Hey, Nüll, ¿qué era lo que quería hablar conmigo? Sino recuerdo mal, dijo que quería hablar conmigo en privado. Pues aquí estoy dice con una sonrias de oreja a oreja.

Nüll, apoyado contra la pared y con los brazos cruzados, levantó la vista para mirar a Aramil.

- Creo que yo también he tenido un "encontronazo" con tus Sol Negro. ¿Te suena de algo la ciudad de Terrasanta?

He oído hablar de ella, pero no poseo mucho conocimiento sobre ella, por? ¿Algo pasó allí? digo con un tono de intriga y curiosidad por lo sucedido. Me refiero a que sólo sé de su nombre, no de nada más.

- Bueno, pues ya no existe. Terrasanta servía de escondrijo a una especie de organización de... no se como definirlo... científicos chiflados que se dedicaban a mezclar magia y tecnología para crear aberraciones no muertas. Hubo un fallo en la seguridad, y las criaturas salieron a la superficie. La organización cerró la ciudad por completo para que nadie pudiese escapar y contar lo que había sucedido. Solo que yo si conseguí escapar, abriéndome paso a través de esas monstruosidades podridas.

Nüll se separó de la pared y miró a Aramil de frente

- Pero yo no era un ciudadano de Terrasanta. De hecho no tengo ningún recuerdo anterior a lo que sucedió en aquella ciudad; mi primer recuerdo es encontrarme en el laboratorio subterraneo de aquella organizacion, frente al cadáver del hombre que me convirtió en esto -dijo mostrando sus manos; en aquel instante, los cabos sueltos de los vendajes de su cuerpo empezaron a agitarse, como movidos por un viento invisible- No sé que hacía allí; mi hipótesis es que aquella organización me estuvo utilizando para sus propios fines, hasta que la seguridad falló y yo me vi libre de su control. Nunca supe quienes eran hasta ahora, solo sabía que me pisaban los talones, pero con lo que tu y Sophia habéis dicho, creo que ya les puedo poner un nombre a mis perseguidores. Y tengo varias deudas que saldar con ellos.

Los vendajes de Nüll dejaron de agitarse, y el hombre volvió a apoyarse contra la pared, en la misma pose

- Te cuento esto por si quieres tener a un "asociado" en tu lucha contra Sol Negro, una vez toda esta locura de la profecía termine.

Pensando un poco sobre lo acontecido Creo que sería beneficioso para ambos, además, obtendrías no sólo una insignia sino que serías de los más próximos a mí, osea, la élite, por llamarlo de alguna manera. El Gremio de los varitas rotas está extendido por bastantes sitios, casi en cualquier ciudad tenemos afiliados y en la de mayor tamaño tenemos lo denominado Gran Casa, un centro con 6 habitaciones, sótano con mini-bar y laboratorio de alquimia, cuadras y jardines. Tenemos todo pensado, además de un depósito del que poder extraer algo de dinero siempre que se necesite. Nos solemos poner en contacto mediante aves, mensajería aérea, la más segura por el momento. En cada Gran casa, tenemos un palomar, también hay un águila (o varias) que hemos amaestrado, sólo van de casa a casa, es el único problema, por lo que siempre es bueno hacer viajes cercanos o con paradas en ciudades. Considérate ya dentro, aunque provisional. Salgamos y te presento a Gustav, él ya empezará a hacer el "papeleo". Mientras le hago un ademán para que pase delante.

- Hmmm... Veo que confías muy rápido en la gente para pertencer a una sociedad secreta. ¿Quien te dice que en realidad no soy un espía?
 

La principal razón es que, uno: eres de los pocos llamados por la reina para obtener las armas y evitar el fin del mundo, dos: lo lógico es que, si fuiste víctima de alguno de sus experimentos realmente sí harías lo que fuera por venganza y por la reacción anterior, me refiero a la de las manos, o muy buen actor eres, o realmente algo te mueve en su contra; tres, la historia que me has contado posee tantos detalles que es un poco difícil que sea mentira; cuarto, que si fueras un espía del Sol Negro portases algún sello o marca como ésa, y no creo haberla visto en ningún sitio. Hago un gesto como de llevarme la mano al cuello de la camisa como si me incomodara estar aquí, pero es normal, estoy frente al tejido que me lleva arruinando la vida desde pequeño. Y por último, aunque fueras un espía, actualmente no tenemos tiempo para nimiedades dado el objetivo que se nos encomendó, aún así, no eres parte de la organización, de momento, así que no posees demasiada información digo con una sonrisa, realmente no conoce ni la mitad.

Nüll se encogió de hombros; supuso que aquel hombre sabía lo que hacía

- Bien, pues vamos a ver a Gustav -dijo antes de ponerse a caminar hacia donde Aramil le indicaba

Salimos de la posada, cruzamos y nos dirigimos hacia el carro, dado que no le dije que volviera, quedó allí esperando. Este es Gustav, un buen amigo mío y compañero, él se encargará de la documentación una vez todo esto termine, ya te pediré más datos con un poco más de tiempo, realmente sabes más que cualquiera de los que nos desconocen; sí, sé lo que me vas a decir, Gustav, pero él es de fiar, o éso ha demostrado de momento, así que mientras no se pruebe lo contrario, es un aliado. Vuelve al pueblo y toma ésto mientras le doy una nota a Gustav, dile a Faustus que los perfumes se acaban y que debe hacerlos rápido, me voy a ir a se queda pensando a a orden de Magus o algo así se llama, mándame éso (me refiero a lo que tú sabes, DM) allí o a alguna ciudad cercana, ya iré a recogerlo. Cuando todo ésto termine, espero que podamos ser buenos amigos, Nüll, además de tener un objetivo en común mientras le guiño un ojo.

En la nota pone que averigüen todo lo que puedan sobre Terrasanta y sobre las investigaciones del Sol Negro en aquella ciudad. Me dan igual los métodos, espero resultados pronto. Ya te he dicho mi ubicacion, envíame algún perfume, dudo que pueda pasar mucho sin ellos.

Nüll saludó con una inclinación de cabeza. Se giró hacia Aramil cuando este se despidió

- Eso espero. Buena suerte en vuestra búsqueda

Le tendió la mano, pero luego la retiró al acordarse de que había dicho que era alérgico al lino.

Gracias por su consideración y suerte a ustedes también. Espero que no me traicione digo con cierto rintintin.

- No es mi estilo -dijo volviendose de camino a la posada, con paso lento