Partida Rol por web

Si bien Ethan puso la antorcha contra la leña, la misma no se prendió. Por lo menos en un principio parecía que no iba a prender, pero al cabo de unos segundos una llamarada empezó a correr por el suelo prendiendo las leñas desde abajo, al parecer el suelo estaba cubierto por una capa de madera picada, haciendo el efecto de un combustible rápido.

Ethan logró salir de la leñera justo a tiempo para ver como la casita se prendía fuego, un fuego que no duró mucho en extenderse al tronco y las ramas de la criatura.

El Goaskoi luchaba freneticamente por salir de la trampa mortal en la que se encontraba, por un lado intentaba alejarse de las llamas, pero por el otro no podía moverse del poso del sotano. Tras unos minutos de gritos y frenética lucha, la criatura se vio rodeada por las llamas y en pocos segundos devorada por las mismas.

Luego de un grito que retumbó en el cielo la calma llegó a las colinas, dejando al grupo solo y libre de peligro.

La casa en llamas formó un espectáculo dantesco. Y aquella criatura imposible retorciéndose entre las llamas no hizo más que elevar la sensación desconcertante hasta límites poco usuales.

Sea como fuere, parecía que la pesadilla había llegado a su fin.

- Espero que fuese el único en su especie. - Dije en voz audible, aún sin poder apartar mis ojos de las llamas. - ¿Qué creen, caballeros? ¿Efecto del meteorito o que nos hemos vuelto simplemente locos?

- ¿Todos con la misma alucinación? - Desecho la idea de la locura con un ademán de la mano. - Bicho extraterrestre seguro. Aunque he visto cosas más terroríficas en la guerra que un árbol que se mueve. - A pesar de mis palabras, sigo con el arma cargada y lista mientras vigilo los alrededores.

El grupo se queda mirando por varios minutos mientras las llamas terminan de consumir la casa con la criatura dentro. En este tiempo el Padre Merrin reza un Ave María y sus corazones se tranquilizan frente a la pesadilla que acaban de vivir.

Mientras el grupo sigue mirando Kevin se aleja un poco y al cabo de unos minutos se escucha un motor, el escritor volvió con el auto y lo frenó cerca del grupo que seguía contemplando los últimos trazos del fuego en la cabaña de los Stone.

Señores ¿necesitan un viaje de vuelta a Arkham?

Kevin abrió las puertas del auto invitándolos a partir de nuevo a la ciudad. Cuando arrancó el auto miró las colinas y dijo.

¿Quien iba a pensar que por cazar un meteoro hayamos visto lo que vimos?... sin duda una hay veces que la realidad supera la ficción...