Partida Rol por web

Después de que el matador enano destroce al goblin, me dirijo hacia los despojos del hechicero, atraído por sus posibles posesiones. ¿Qué guardará su cadáver? ¿Alguna poción increíble? ¿Algún pergamino maldito? ¿o algún libro prohibido de magia arcana?

Todo habia acabado. Habian encontrado la sala del Señor de la mazmorra y habian acabado con el. Solo les quedaba asegurarse de no dejar nada atras y salir al exterior.

Durgin se fijo en que el brujo portaba algo de valor. Una espada al cinto, la tomo y su luz ilumino toda la sala. No estaba seguro, pero le parecio que la espada la hablaba... soy el Filo del Espiritu. Aun no lo sabian, pero tenian en su mano la unica arma capaz de dañar el poderoso Morcar.

Jandrus, se fijo en un baston que estaba junto a la chimenea, era un baston de capacidades unicas. Un artefacto olvidado en el tiempo.

Arramus, vio el hacha del guerrero, sus runas eran enanas. No era un hacha del caos, era un antiguo artilugio enano preparado para la guerra. El arma se llamaba Azote de Orcos, en la lengua humana, tal como le diria mas tarde alguno de sus compañeros de las montañas.

Agamenon, Durgin y Aenur, recogieron todo el oro que encontraron, 100 mo, se llevo Durgin del cofre del brujo. 50 mo recogieron cada uno de los otros dos compañeros. Ademas, Durgin tambien encontro un pergamino, Invoca a la piel de Hierro decia el texto, aunque eso le decia poco a el, que nada conocia de la magia humana.

Ya solo les quedaba salir, y asi lo hicieron. Avanzaron hasta la salida y salieron al exterior. Se dieron cuenta de que estaban al otro lado de la montaña, en una tierra donde apenas asomaba el sol y alli a lo lejos se veia la terrible fortaleza de Barak Tor, la tierra de los muertos. Ya estaban cerca...

Cita:

Yo, yo, yo...

Mientras marcha por la oscura escalera, Durgin se dirige a sus compañeros.

- Esta espada mágica parece un arma digna de un héroe. Yo soy un simple guerrero sin aspiraciones, el reto de hoy me ha hecho comprobar que algunos de vosotros sois más dignos que yo de empuñar este filo. ¿Quién de vosotros se ve con valor de hacer frente al mismo mal?

El enorme sacerdote calvo se dirigio en tono respetuoso a Durgin, el enano.

-Quedate el arma que tanto esfuerzo te ha costado encontrar. Percibo en su aura que traera el  la perdicion al malvado y te ayudará en nuestra proxima mision pues no es mas heroe el que mas muerte trae, sino el que menos miedo tiene de enfrentarse a ella.

Sopeso el bastón en mis manos, contemplándolo admirado. ¡Quién sabe que maravillosos poderes tendrá! Tendré que tomarme un tiempo para averiguarlo.

Luego me vuelvo deslumbrado al ver el resplandor de la espada que había hallado el enano y corroboro las palabras del sacerdote:

- Yo también creo que eres tú el elegido para portar ese arma -le digo a Durgin- Tú la has encontrado y ella ha brillado al empuñarla, como si diese su consentimiento.

Seguro que con ella, escribirás un gran final para esta historia.

Escucho atento a mis compañeros mientras recuento todas mis monedas y separo las 40 monedas que debo a Jandrus.

El brillo de esa espada es impresionante y me deja fascinado, pero como dicen mis compañeros Durgin ha sido el elegido para portarla. Estoy con vosotros. Yo también creo que eres el más indicado para portar esa espada. He combatido a tú lado y además de ser hábil, nunca te arrugas, seguro que harás un gran trabajo, nosotros te ayudaremos a ello. Le digo con una sonrisa.

Me acerco a Jandrus con las 40 monedas en la mano. Aquí tienes Jandrus. Muchas gracias por el préstamo, seguramente sin él hubiera sufrido en esta misión. Le devuelvo el dinero que le debía saldando así una de mis deudas.

- Maldita sea, el mejor arma del Viejo Mundo ha caído en manos del enano más cobarde y parece que la ambición y codicia del resto de compañeros no les incita la menor avaricia por esta espada. Por Grugni.

Esas armas no se encuentran si no quieren ser encontradas, así pues maese enano la espada os eligió a vos y quienes somos nosotros para   cuestionar la decisión.

 Digo con una sonrisa en el rostro.