Partida Rol por web

Nuestro avance estaba siendo todo lo cauteloso que somos capaces cuando el sonido detrás nuestro nos advirtió, demasiado tarde, de la emboscada goblin. Estamos a su merced y los disparos se suceden rápidamente pero, por suerte, ninguno consiguió impactar en nosotros.

Escucho a mis compañeros hablar (aunque no sé si están hablando o es ese poder nuevo de Stuart) pero tengo claro lo que debo hacer.

 - "¡Hijos de puta!"

Me giro y le lanzo un disparo con el rifle que tengo en mis manos al goblin que mejor veo, de frente a mí. No me detengo a ver el efecto que mi disparo ha alcanzado pues estoy moviéndome al interior de la caverna para salir de la línea de tiro. Complemento mi protección lanzándome al suelo pues estando cuerpo a tierra seré un objetivo más difícil de impactar. Si eso me mantiene vivo, ensuciarme lo vale.

Mientras las balas rebotaban y silvaban a vuestro alrededor arrancando trozos de pared, vuestra respuesta fue rápida. Todos os preparásteis para devolver el fuego poniéndoos a cubierto dentro de la cueva, una cueva que no era más que eso, una pequeña gruta que acababa allí mismo, sin salida por donde escapar o rodear el fuego enemigo, aunque solo Gendo tuvo tiempo de devolver el fuego abatiendo a uno de los goblins.

Los goblins volvieron a disparar desperdiciando la mitad de las balas, estaba claro que no controlaban bien ese arma.

Los malditos goblin nos disparan pero eso no me va a detener. Ningún hijo de puta que se atreva a dispararme termina vivo, y esta no es la excepción. Desde mi nueva posición, a medio cubrir y desde el suelo, veo que mi disparo mató a uno de los verdes, pero aún quedan tres más que no van a escapar, así como me llamo Gendo.

"¡Es hora de morirse, pequeñines!"

Apunto mi arma y le disparo al más cercano, buscando volarle la cabeza al pobre infeliz. Aprieto el gatillo cuando le tengo en la mira y veo como la descarga de energía se dirige a mi objetivo, listo para calcinar entre sus cejas.

La cueva parecía no ser más que un pequeño agujero en las rocas que no llevaba a ninguna parte.
Así que el camino seguramente fuera por donde estaban los goblins, o había algo que no habían descubierto.
Sea como sea, una vez a cubierto, Edariel disparó su pistola hacia uno de sus enemigos.

Stuart fue a tomar su granada de humo, pero una rafaga de disparos de la ametralladora le hizo agacharse. Cuando levantó la cabeza vio al aguerrido humano tendido en el suelo.

— ¡Gendo, maldito mono astuto! — Exclamó animado, y al mismo tiempo se le ocurrió una idea para mejorar sus posibilidades... pero no podría hacerlo todo de una vez ya que era necesario presionar a sus atacantes respondiendoles al fuego. Así que Stuart echó a correr describiendo una diagonal mientras con su mano izquierda tomaba una de las granadas que llevaba en sus bolsillos y, al final de la breve carrera, se voltea hacía los goblins y les dispara con su pistola que sostenía con su mano derecha... aunque sin la precisión de Gendo.

Gendo volvió a acertar en otro de los goblins que cayó fulminado. La ametralladora dejó de emitir su salva de muerte y los dos que quedaban se dispersaron gritando adentrándose en la cueva.

Vosotros tan solo veis una abertura en la pared de roca cubierta por plantas salvahes excepto por ese hueco, donde un ingenioso sistema de cortina, sube y baja un tapiz de hojas ocultando la entrada completamente.