BÚSQUEDA DE PIRÁMIDE ANTIGUA EN PERÚ
Explorador planea expedición para descubrir civilización perdida
LIMA, 12 de enero - El explorador Augustus Larkin planea una expedición a la cordillera sur de Perú, donde espera encontrar una pirámide olvidada por la Historia. Basándose en el descubrimiento de algunos artefactos de oro encontrados en la región, Larkin cree haber encontrado evidencias de la existencia de tal yacimiento. Actualmente se encuentra en Lima, buscando miembros que le acompañen y posibles inversores.
Recorte de periódico firmado el 12/01/1921 visto antes de vuestro viaje a Lima en el que se habla de la expedición que está preparando Augustus Larkin.
TELEGRAMA TRANSPACÍFICO
GRACIAS POR VENIR A MI EXPEDICION STOP POR FAVOR REUNION EN LIMA STOP RESERVADO HABITACIONES EN HOTEL MAURY STOP 18 MARZO 7 PM EN BAR CORDANO JIRÓN ANCASH 202 DISTRITO DE LIMA STOP
Telegrama recibido por todos vosotros en el que Augustus Larkin os cita en Lima el 18/03/1921 tras contactarle para participar en su expedición.
"Confesiones finales", escrito por Gaspar Figueroa en vitiela en 1543
(Figueroa fue un español que viajó al Perú junto con Francisco Pizarro)
Según el texto, Figueroa partió en busca de su propia fortuna tras el asesinato de Pizaarro en 1541. Navegó con Hernando Ruíz, Diego Garrido, Luís de Mendoza y Pedro de Velasco, todos ellos conquistadores que acompañaron a Pizarro. Viajaron al sur de la cordillera de los Andes en busca de tesoros, esperando hacerse ricos para volver a España y llevar una vida llena de lujos.
Habiendo oído rumores de un antiguo templo lleno de oro, los exploradores se adentraron en las montañas del suroeste del lago Titicaca. Allí encontraron una pirámide rodeada de una laberíntica estructura de túneles subterráneos. Las paredes de los túneles estaban cubiertas de oro grabado con precisión y delicadeza. Tras muchísimo esfuerzo, consiguieron arrancar una parte del grabado. Esa misma noche, mientras descansaban, una maligna enfermedad contagió a los compañeros de Figueroa: al amanecer, estaban pálidos y moribundos. Con un hambre agonizante, todos persiguieron a Figueroa y de Mendoza consiguió darle caza, devorando su carne sin contemplación. Figueroa consiguió disparar a su amigo en la cabeza y huir, no sin antes coger todo el oro que pudiera, dadas las ciscunstancias.
Figueroa consiguió llegar a Lima esperando poder encontrar pasaje para volver a casa, pero estaba tan agotado que hasta eso resultó imposible. A esas alturas, parecía un cadáver andante.
Interpeté "Confesiones finales" como el intento de redención de Figueroa sobre su propia avaricia. Él creía que su destino y el de todos sus compañeros se truncó en el mismo momento en el que profanaron un templo sagrado. Su único deseo desde entonces fue deshacer todo el daño que había causado con esos actos. En el escrito describe cómo todavía oye las agonizantes voces de sus amigos. Y no sólo eso, sino que menciona que en la oscuridad de la noche puede distinguir otra voz, una voz ancestral y seductora. Una voz que le promete vida eterna si regresa al templo. La voz le explicó a Figueroa cómo contactarle, pero parece que estaba demasiado asustado como para hacerle caso.
En un escrito póstumo, el sacerdote que le dió la extremaunción a Figueroa puntualiza que éste murió al día siguiente de completar sus "Confesiones finales". Sus últimas palabras fueron una súplica para cualesquieran que fuesen los dioses que estaban escuchándole para que, por favor, perdonasen todas las blasfemias que había cometido en vida.
Apuntes manuscritos de Trinidad Rizo sobre lo que interpreta acerca de "Confesiones finales" de Gaspar Figueroa.