Continué caminando hacia la niña, ignorando los gritos que profería ese trozo de mierda y que seguro que eran dirigidos contra mi. No podía girarme ni responderle, así que mientras esperaba la bala que terminara con mi vida llegué hasta la niña, me dí dos palmadas primitivas en el pecho a la vista de todo el que me estuviera mirando y cogí, con todo el dolor de mi alma, a la niña del pelo, procurando no hacerle demasiado daño.
Ella me miró con unos ojos vacíos, donde ya no se podía reconocer miedo ni emoción alguna. En cambio yo a ella le ofrecí una mirada cálida de tonos claros, vidriosa y moldeada por el miedo. Intenté impostar otra sonrisa, como ya hiciera con Sullivan, y esta vez creo que tuve más éxito. Esta vez quería asegurarme de que esa mirada sonriente, compasiva, se transmitiera como un regalo.
La cogí y entré con ella en brazos dentro de una tienda vacía. El negro se estaba poniendo más nervioso y escuchaba sus pisadas en nuestra dirección. Le puse un dedo frente al rostro a la niña para que me atendiera, y acerqué mis labios a su oído, susurrando muy despacio, en inglés: "corre...al...avión.....confía...en...mi". Le guiñé un ojo, acompañé el mensaje de gestos muy marcados con vis cómica, a mi más puro estilo de payasete capullo, y recé por que me hubiera entendido.
Descubrí mi torso con la C4 y la arranqué, sosteniéndola en la mano. Agarré el detonador, lancé a través de la lona de entrada la carga y salí con la niña por la parte de atrás, casi arrastrándola de la mano, a tirones, y pocos metros después de salir la empujé en dirección al avión. Pulsé el detonador para que explotara allá donde hubiera caído, y entre el caos empuñé la AK y comencé a cubrir nuestra huída hacia el avión.
Sé que me estoy flipando bastante, pero tú dime qué tengo que tirar para hacer lo que quiero, cuantas balas me como y lo que tenga que ser, será xD
PD: No tengo ni pajolera idea de como se una un explosivo plástico, yo lo he tirado, le daré al botón y ale. Y si el c4 no se usa así pues llevaré C18 que sí se usa así, yo que sé xDD
PD2: He dado por hecho que la tienda donde he entrado tiene una entrada por un lado y otra por el otro, por la cara.
Es que estoy flipando con la escena final jajajaja, estoy motivado.
Perdona, creía que te había respondido. De hecho, creo que escribí el mensaje pero se ve que no lo publiqué. ¡Ya decía yo que tardabas! :P
LANZA: LIDERAZGO para ver si te sigue la niña, ATLETISMO para ver cómo te mueves y ARMAS DE FUEGO para disparar.
En cuanto al explosivo, lo has hecho bien. Haz las tiradas y ya narro en consecuencia.
Motivo: Liderazgo
Tirada: 1d10
Resultado: 7(+1)=8 [7]
Motivo: Atletismo
Tirada: 1d10
Resultado: 3(+2)=5 [3]
Motivo: Armas de fuego
Tirada: 1d10
Resultado: 5(+2)=7 [5]
Uffff vamos allá. Me froto las manos. ¡¡Vamos, que puedooo!! (a mi también me extrañaba un poco que tardaras en responder jejej)
......uy mal pinta cosa.
La niña se mostró algo reacia a aceptar tu ofrecimiento, pero finalmente, aceptó ir contigo. Cuando saliste de la tienda, bajo la atenta mirada del mismo soldado con el que te habías cruzado, lo miraste, y comprendiste al instante que no iba a dejarte pasar. Entonces, alzaste tu arma y se desencadenó el infierno.
Tus disparos no dieron en el blanco, porque el soldado estaba prevenido, pero sí que lo hicieron huir, lo cual aprovechaste para continuar corriendo en dirección al avión.
El C4 explotó, creando aún más confusión, pero por desgracia, la niña caminaba, pero le costaba moverse al verte parado. Tuviste que detenerte en mitad del lugar, ante la mirada de todos, debido a la intensidad de los disparos del resto de soldados, mientras las mujeres y los niños gritaban y se escondían.
Ninguno de ellos logró darte, pero era cuestión de tiempo que, estando al descubierto, o tú o la niña, sufrieseis alguna herida. Estabas en esos momentos, cerca de la entrada de la mina y todavía debías recorrer una enorme distancia para llegar a tu objetivo.
Motivo: Disparos enemigos
Tirada: 1d10
Resultado: 4 [4]
De momento te salvas. Otra tirada de Atletismo y disparo.
El infierno es un campo de batalla.
Dolor y muerte.
Todo se movía a cámara lenta.
Sangre y llanto.
Las balas levantaban el polvo, astillaban cajas y perforaban piel y lona, inocentes y culpables sin distinción.
Venganza e injusticia.
Mi grito casi se sobreponía al ruido de los fusiles, barriendo con ráfagas mientras retrocedía agarrándome a la oportunidad ofrecida por el caos de la explosión. Llovía polvo y trozos de materia y carne. Ese era mi mundo, mi talento, mi obsesión: hacerlo explotar todo. Retrocedí buscando a la niña con una mirada que no se parecía nada a la de hacía unos momentos. Eran los ojos de la muerte.
Desesperación y culpa.
Tenía que tomar una decisión. ¿Seguir hasta la avioneta o entrar en la mina?. No.....nunca se ha escapado del infierno bajando. Se sale por el aire. Agarré la AK a una mano e hice gestos con la otra a la niña para que siguiera hacia la avioneta.
- ¡¡¡Avión, avión!!!
Esa niña representaba de repente todo lo que merecía la pena salvar en el mundo. Ella tenía que escapar de aquí y subir muy alto, ya fuera en avión conmigo o con la muerte al cielo. No iba a sufrir más.
Y corrí tratando de atraer el fuego hacia mí y abrir camino. Como un soldado.
Motivo: Atletismo
Tirada: 1d10
Resultado: 6(+2)=8 [6]
Motivo: Disparo
Tirada: 1d10
Resultado: 10(+2)=12 [10]
Corriste empujando a la niña como si tu vida, no solo en este mundo sino en el próximo, si es que existía, te fuese en ello. Tus piernas parecían ser de plomo, pero la tierra bajo tus pies se negaba a atraparte y la visión de los gestos de horror de la joven, que agitaba los brazos y se cubría la cabeza, mientras continuaba moviéndose, eran suficientes para seguir adelante.
El sonido de los disparos era lo único que podías oír. Sabías que estabas gritando y tu boca, abierta de par en par, emitía la emoción, sencilla y a la vez compleja, de huir o morir, de salvar lo que quedaba de tu humanidad o perecer con ella intacta.
Mientras girabas el rifle de izquierda a derecha y otra vez a la izquierda, apretando el gatillo y dando pasos cada vez más largos, y veías caer a tu alrededor a los hombres que intentabas detenerte, con los ojos abiertos de par en par, mantenías fija en la retina la visión del avión, tu última escapatoria.
El esfuerzo que hiciste fue grandioso, pero no tanto como el infierno que desataste. Tus disparos no fueron solo certeros, sino que abrieron un abanico por donde tú y la pequeña pudisteis pasar, sin problemas, hasta llegar al avión.
Y así, como si fuese tu último combate, como el auténtico Rubin "Hurricane" Carter, en un combate a vida a muerte, lograste alcanzar el avión, golpear al inútil que había en la puerta, subir a la niña y subir tú.
Los disparos continuaban a tu espalda, mientras tú te dirigías hacia la cabina, porque al fin y al cabo, si no ponías en marcha y en el aire aquel cacharro, de nada habría servido todo lo que habías hecho hasta entonces. Mientras te sentabas en el asiento del piloto, los pequeños bracitos de la niña se agarraron a ti y sus lágrimas se derramaron por tu espalda.
Venga, héroe, haz una tirada 1d10+PILOTAJE
Motivo: Pilotaje
Tirada: 1d10
Resultado: 10(+1)=11 [10]
Salgo haciendo cabriolas jajajajajajahah
Edit Master: Pues nada, narra, narra.
Algo en mi lucha debió conmover a Dios para que ni una sola bala impactara contra mi o esa niña en nuestra carrera desesperada, y también en el Diablo para que me poseyera ayudándome a arrasar ese campamento.
Una parte de mi alma disfrutó con la masacre. Las miradas de terror, los sonidos guturales inmediatamente proferidos tras el impacto de las balas en la carne, los gritos de agonía, los cuerpos convulsionando, los llantos de los moribundos. Aquella era la sinfonía de la venganza, pero también de la justicia.
Al llegar por fin al avión noqueé de un culatazo en la cabeza al piloto, cogí de la mano a la niña y la ayudé a subir a la cabina. Pasé sobre ella de un salto, cerré la puerta y me puse a los mandos con la seguridad característica de una sobredosis de adrenalina. Mientras lo arrancaba y la niña lloraba en mi regazo miré por la ventanilla. Miré el milagro. Miré la tierra en la que habían perecido Sullivan, Lorraine, la capitana Dalton, Brianne y Roberts, pero cuyas vidas habían valido el rescate de un alma pura. Una vida que jamás tuvo expectativa de tener una debido al lugar en el que le tocó nacer, y que ahora entre todos se la habíamos regalado.
Me santigüe mientras ganábamos velocidad y el morro comenzaba a perder contacto con el suelo.
Sobre Reynolds, informaría de todo lo ocurrido al comandante y al coronel Quinn. Tarde o temprano caería y de todos modos en cuanto saliera a la luz su traición se convertiría en un paria, uno de los nombres más buscados del planeta. Ignoraba sus motivaciones para hacer lo que hizo, pero tampoco era de mi incumbencia. Solo esperaba que sufriera.
Una vez surcando el cielo, ya lejos de la pesadilla, fue cuando comencé a notar el temblor en mis piernas. En mis manos. La niña seguía llorando, agarrada a mí y ahora mirándome como si fuera un ángel salvador. Las lágrimas se escurrieron también por mis mejillas y le acaricié el pelo, mostrándole una sonrisa temblorosa.
La típica sonrisa del soldado que no es piloto y solo tenía nociones básicas para manejar un trasto así a tanta altura.
Traté de orientarme y poner rumbo a la base. No dejé de emitir por los canales nuestra situación, esperando el contacto con los míos. El pensamiento de no saber aterrizarlo, de que nos derribara algún enemigo o mis propios compañeros me causaba ansiedad, pero no podía dejar de transmitirle seguridad a mi pequeña acompañante.
Y esta vez, con la suerte de mi lado, las cosas me salieron bien.
¡¡¡No me hagas tirar para aterrizar por dios!!! xDDD
UFFFFFF que subidón dire, vaya partida épica. Qué final.
¿Escribirás un epílogo?. Dime que si please.
jajajajajajajajaja
Sabes que sí. Siempre hay epílogos. XD
Cualquier dirección hubiese sido suficiente, pero giraste el aparato hacia el lugar correcto y te dirigiste hacia la base desde la cual habíais partido, hacía una eternidad, o eso al menos era lo que parecía.
El viaje se te hizo eterno, pero no tanto como los pensamientos acerca del desarrollo de la misión. A tu lado, en el asiento del copiloto, la niña dormía plácidamente. Era como si nada le hubiera sucedido, o como si todo el mundo le hubiese caído encima y necesitara descansar de él durante unas horas, días... o años.
En la soledad del aire, tus recuerdos resultaban casi dolorosos, sobre la desaparición del resto del equipo. Eras el único superviviente pero... ¿cuánto de ti había sobrevivido?
Cuando distinguiste la base, a lo lejos, moviste la palanca y te dirigiste hacia ella, comunicándote por radio. En la base no podían creérselo, y oíste algunas palabras y gritos de júbilo porque ni tan siquiera contaban con que alguien regresara de aquella "sencilla" misión a la que os habían enviado.
Tus capacidades como piloto eran limitadas, pero suficientes. Despejaron la pista y te dieron instrucciones para alejarte, girar y adoptar el ángulo de entrada adecuado. Disminuir potencia, flaps, santiguarse... una cosa detrás de otra, hasta que el avión estuvo lo suficientemente cerca de la pista.
-Está bien, sargento. Cuando esté justo encima de la pista baje toda la potencia de los motores y deje que el aparato toque tierra. ¡No tire de los mandos o de lo contrario volverá a elevarse! Deje que toque tierra y vaya frenándose poco a poco.
Quizás no fuese el mejor aterrizaje del mundo, pero estabais vivos y de una sola pieza. ¡Qué más se podía pedir!
Nada más detener el avión, un número incontable de vehículos se acercaron a vosotros, entre ellos, no solo tus oficiales al mando, sino también miembros del equipo médico, que recogieron a la niña. Esta no dejó de mirarte mientras se la llevaban para tratarla, y tú no dejaste de pensar en todas las que no habías podido llevarte y que se habían quedado atrás.
Después, miraste hacia delante. Tu oficial al mando se acercó a ti y te alargó la mano para estrechártela.
-Bienvenido a casa, sargento.