- Excelente - dice mientras recoge el dinero -les doy las llaves - saca una llave que lleva en el bolsillo - el coche está aparcado justo en la cera de enfrente, no tiene pérdida. Lo tienen a su disposición desde ya. De aquí a una semana lo espero... o antes. ¿Quieren alguna cosa más?
Milo presenció aquel lamentable espectáculo dónde el habitualmente buen hacer en lo que a regatear se refería por parte de Dewey se deshacía como hielo bajo el sol ante aquel comerciante escocés.
- No entiendo por qué sigo sin partirte las piernas y llevármelas de regreso a Denver. Dita sea... - maldijo para si.
Face plam. :S
Porque en el fondo te caigo bien.-respondió Henry mientras salía con las llaves en la mano.- Señores...
- Bien, caballeros, tenemos un largo viaje por delante - dije apremiándoles a salir, pues parecía que a nuestros nuevos acompañantes les gustaba mucho hablar.- Ha sido un placer hacer negocios con usted, le devolveremos el coche pronto y en perfectas condiciones - "O puede que no... ¿A quién le importa eso?".
- Ha sido un placer señores -dice mientras os acompaña a la puerta -y no olviden traerme el coche pronto - dice señalando el T que estaba aparcado en la cera de enfrente. Y sin esperar contestación por vuestra parte, cierra la puerta de su tienda y véis a través del cristal como abre la caja registradora y lanza una carcajada viendo cuantísimos dólares americanos acaban de pasar a su propiedad.
Vosotros diréis lo que se hace.
Será mejor que nos pongamos en marcha pronto y que tratemos de ser más discretos la próxima vez. No me parece buena idea ir dando explicaciones a los desconocidos sobre a donde nos dirigimos-dijo recriminandoles aquel fallo tan garrafal-Largemonos de aquí-insistió de mal humor.
Conduzco primero hasta que salgamos de este pueblo, si alguien quiere dormir que aproveche, yo lo haré en cuanto hayamos dejado atrás la última granja...- Jim extiende la mano esperando las llaves y a continuación se sube al asiento frente al volante.- Joder, ¡esto está al reves!, ya no lo recordaba, hace demasiado tiempo que no vengo por aquí...
Aún no habéis salido de Inverness (es decir, cuatro calles habés recorrido) cuando el coche se detiene de repente. ¡ Ese cabrón de la tienda de armas no llevaba ni un galón de gasolina en el depósito! así que con resignación y alguna que otra risita, os toca empujar el coche medio kilómetro hasta la única gasolinera de la ciudad, sita en las afueras.
Lamentablemente, la gasolina no es tan barata como en casa y os tenéis que gastar 2$ en llenar el depósito. Ya con del depósito lleno, os dirigís a toda velocidad (poca) a Cannich turnándoos en la conducción.
Que cada uno se reste 0,4$
Escena cerrada.