Sesión 15/08/2020
Tras la aventura en Escocia los investigadores Farid El Seoud y Joan Barret acabaron muy afectados, tanto física como psicológicamente. Ambos decidieron descansar y recuperarse en uno de los muchos asilos que tiene la Sociedad Theron Marks.
Mientras, la misión para detener a la “Logia del Crepúsculo de Plata” continuaría con los nuevos investigadores, Frank Higgins, un duro detective privado y Gabriel Stanheill, un inteligente librero.
Una vez recibidas las instrucciones oportunas por parte del director jefe, André Stalin, se encaminaron directos a Hollywood a investigar las extrañas circunstancias que rodean al fallido rodaje de una superproducción cinematográfica, “El Príncipe de Babilonia”. El primer paso fue entrevistarse con el productor, Grant Winwood, propietario de “Atlas Films”, que les explicaría las causas de contratar a los investigadores, entre las que destacan el suicidio de su director Erich von Varstein, la aparente muerte accidental de su actriz protagonista Monica Dorman, y la pérdida casi total de juicio de su actor principal, James Raven.
Ante esto los primeros pasos de Frank y Gabriel fueron dirigirse hacia la productora “Atlas Films” para intentar obtener más información y, a ser posible, encontrar alguna pista que les ayude en sus pesquisas. Un repaso minucioso al despacho de von Varstein les permitió descubrir unas notas personales que les revelaron que algo afectaba al set de rodaje, como un aura maligna; además encontraron una factura de unas lentes especiales y una bobina de tomas preliminares de la película parcialmente destruida.
La siguiente parada que tenían pensada Frank y Gabriel era la casa del director de fotografía, Pierre Baptiste, la única persona viva y cuerda del equipo de rodaje. Pero antes de partir hacia allí un encuentro con un enloquecido James Raven produjo heridas leves en Frank. Tal revuelo atrajo la atención de varias personas, entre ellas, la de la periodista Roseanna Barlett, que tras una breve discusión pudieron deshacerse de ella y de sus inquisidoras preguntas.
Ya en casa de Pierre Baptiste, el director de fotografía, este les habló de las extrañas y siniestras sensaciones que se percibía al trabajar en aquel lugar, y como les seguían afectando en forma de horribles y angustiantes pesadillas. El set de rodaje estaba localizado en El Cañón del Diablo, una zona apartada en medio del desierto californiano. Además, el señor Baptiste les entregó la lente especial en la que había trabajado von Varstein. Frank y Gabriel decidieron que irían esa misma noche a visitar la zona donde rodaban la película para realizar una primera evaluación. Una vez allí, encontraron con la luz de sus linternas, unas huellas de zarpas realmente grandes que aparecían y desaparecían por varias zonas del set de rodaje sin indicar ninguna dirección en concreto, poco después decidieron volver a Los Ángeles y descansar, para continuar con su investigación el día siguiente.
Una noche de extraño insomnio afectó a Frank y Gabriel, pero no evitó que continuaran con su misión. Esa misma mañana decidieron hacer una segunda visita a Grant Winwood, que confirmó que existía otra bobina de tomas preliminares, esta vez, en perfectas condiciones. Decidieron visionarla y descubrieron que al hacer uso de la lente especial diseñada por von Varstein la película mostraba unos seres extraños que invadían la escena y acosaban a los protagonistas. Seres que a simple vista eran invisibles.
Identificados los seres como cazadores espectrales los investigadores decidieron volver a visitar el Cañón del Diablo, esta vez a plena luz del día. Lo primero que descubrieron fue un poblado indio hecho a base de estructuras de adobe, escondido en una entrada que había en una ladera de las montañas que rodean el cañón, pero que era visible de día desde una parte de los decorados. La visita al poblado trajo consigo funestas conclusiones, pues un desprendimiento de rocas producido mientras investigaban las antiguas construcciones acabó con la vida de Frank y Gabriel.
Sesión 28/08/2020
La desaparición de los investigadores Frank y Gabriel hizo pensar a la Sociedad Theron Marks que la misión era más complicada de lo que parecía. La última pista que tenían de ellos era que estaban investigando la zona dónde se rodaba la película y sabían que posiblemente los causantes de toda esa aura negativa eran unos cazadores espectrales invocados en la zona.
Después de hablar con Grant Winwood sobre un artículo aparecido en la prensa, el director, André Stalin, puso en marcha un nuevo equipo para buscar a los compañeros desaparecidos, e intentar averiguar la localización del Arco de Vlactos. Este nuevo equipo estaría formado por Melvyn Farrington un ocultista que trabaja en la sección arcana de la Sociedad Theron Marks y Gerrard Christie un escritor británico recién afincado en EE.UU. que ya había ayudado con algunos textos anteriormente. A ellos se les añadiría un tercer miembro, James J. Jones, un especialista de cine que trabajaba en “El Príncipe de Babilonia” y ayudará a Gerrard y a Melvyn sobre el terreno.
Una vez reunidas las pistas el grupo se dirige a la zona de rodaje situada en el desierto californiano. Allí descubren el vehículo de los compañeros Frank y Gabriel. El vehículo está totalmente destrozado, no hay rastro de ellos pero si de una cartera con todo el material que transportaban. Los investigadores divisan el poblado indio en una de las laderas y allí acuden encontrándose con las amenazas y ataques de los cazadores espectrales. Gracias a las averiguaciones que habían hecho Frank y Gabriel el nuevo grupo pudo utilizar una lente especial para poder detectar a las criaturas y deshacer su ventaja de invisibilidad. Aun así hicieron falta tres incursiones al poblado indio con una semana de recuperación en un hospital de por medio, para poder abatir a los tres seres infernales. Melvyn se llevó la peor parte.
Afortunadamente encontraron el Arco de Vlactos, escondido en un compartimento secreto, tras descifrar un código en una de las paredes de un pozo. Lamentablemente también encontraron los cadáveres de Frank y Gabriel, que recuperaron para darles una decente sepultura.
Con la misión cumplida, Gerrard, Melvyn y James regresaron a la Sociedad Theron Marks, no sin antes comunicarle a Grant Winwood las conclusiones de la misión.
Ahora, con el Arco de Vlactos y dos tercios del Disco de R’lyeh en su posesión, nuestros investigadores toman cierta ventaja en esta carrera contrarreloj contra “El Crepúsculo de Plata”.