Daphné pudo afianzarse lo suficiente como para coger a Ronan en el último segundo, a duras penas, cuando el pequeño ya caía. Estirándose todo lo que pudo lo dejó caer, con delicadeza, sobre los brazos de Elouan y Reynaud.
Ambos hombres lo cogieron por igual y lo dejaron en el suelo con delicadeza, pues aunque Elouan era rápido y ágil,Reynaud era más alto y fuerte. Este último le frotó el pelo a Ronan con una sonrisa, visiblemente aliviado.
- Tienes que tener un poco másde cuidado,muchacho - dijo, antes de mirar arriba y dirigirse al resto de los hermanos - Deberíamosvolver todos a la aldea. Alguien ha matado a Eric, y nadie estamos a salvo aquí, en el bosque. Jacques nos ha mandado a buscar a la gente que os habíais refugiado aqui.
Tsk. Chasqueo la lengua, molesto, por no haber sido el primero y único en coger a Ronan. ¡¡Aaagh!! ¡Cómo me molesta perder contra él! Aunque técnicamente haya sido un empate, no ganar a Reynaud equivale a una amarga derrota. Me cruzo de brazos y les doy la espalda a todos, incluso a los que siguen en las ramas, mirando enfurruñado hacia el interior del Bosque. Así estoy un buen rato, maldiciendo mentalmente a Reynaud y su altura.
- En cualquier caso, ¿por qué os habéis adentrado tanto? Ya no sólo por los Reynaud's y asesinos, pueden haber animales salvajes. -Les reprocho, ayudando a bajar a los demás.
No le asustaba caer de la rama aunque parecía que ésta pudiera doblarse en cualquier momento. Tras el crujido vivió un angustiante segundo en el que su hermano había flotado en el aire, pero milagrosamente logró agarrar sus manos antes de que se precipitase al suelo. Se sujetó a la rama cruzando las piernas y estiró su cuerpo alargándose tanto como le permitía su anatomía para dejar a Ronan en manos de los dos hombres.
Suspiró cuando le vio a salvo. Miró aliviada a Fabien y sonrió a Claudette e inmediatamente descendió para correr junto a su hermano, al que estrechó fuertemente entre sus brazos. Secó sus lágrimas y besó su frente para volver a abrazarle de nuevo, hundiendo la cara en su pelo.
-¡Muchas gracias! -dijo tremendamente agradecida a ambos muchachos por haberle rescatado.
Fabien y Claudette bajaron del árbol después y se acercaron cogidos de la mano. El primero se interesó por la conversación que habían tenido Elouan y Reynaud, y mientras Daphné le preguntaba al pequeño cómo se encontraba e intentaba consolarle, él respondió al cazador y luego le hizo algunas de las preguntas que les rondaban por la cabeza.
-Daphné quería ponernos a salvo de los soldados, al menos hasta conocer sus intenciones. Por cierto, ¿qué está ocurriendo en el pueblo? ¿Por qué os envían a buscarnos? ¿Os han dicho los soldados por qué están aquí? ¿No creéis que haya podido ser uno de ellos quien haya hecho eso al pobre Eric?
Al igual que a Daphné, le sorprendió escuchar las noticias acerca de Eric. Ambos habían deducido que el pobre muchacho estaba muerto, por lo que pudieron ver ocultos desde el árbol, pero nunca habrían imaginado que le hubiesen torturado. ¿Sacarle los ojos? ¿Qué sádico podría haberle hecho eso a pobre zagal? Era un tema que le inquietaba, pero no iba a tratarlo delante de sus dos hermanos pequeños.
Observo cómo Daphné abraza a su hermano después del "terrorífico" momento que ha pasado el enano. No puedo evitar poner los ojos en blanco, ya que creo que lo tiene demasiado mimado y protegido. "Me lo llevaba yo una semana al Bosque sin agua ni comida, fijo que a la vuelta se convertiría en un hombre hecho y derecho". Pero a ver quién es el listo que se lo dice a ella, es capaz de arañar cuando alguien se mete con Ronan.
- Buaah, cómo extraño una buena siesta... -Murmullo en respuesta al agradecimiento de Daphné, estirándome tanto como mi cuerpo me lo permite.
Lanzo una fugaz mirada a las manos de Fabien y Claudette, esbozando una pequeña sonrisa traviesa que rápidamente disimulo al ver la mirada del mayor de los Sabineau.
- Los soldados han instalado su campamento en la Aldea. Como siempre, son unos estúpidos arrogantes que se creen mejor que nadie, incluso nos prohíben acercarnos a ellos... -Comento de mal humor, molesto al recordar cómo uno de ellos se refirió al Padre Claudio y a nosotros en general. -...pero no creo que hayan sido ellos. El cuerp... digo... Eric estaba frío, por tiempos no han podido ser ellos a menos que hubiese una avanzadilla... pero lo dudo. O bien ha sido alguien del pueblo -Mirada furtiva hacia Reynaud- o bien un extranjero al que aún no hemos podido localizar.
Bostezo, con lágrimas en los ojos. Qué sueño... ¿Haría daño si me tumbo un rato?
- En cualquier caso, deberíamos volver cuanto antes.
Los tres te miraron, con los ojos como platos, sin saber muy bien cómo contestarte, o quizá sin entender del todo tu reacción y tus preguntas. Al fin, Onfroy se adelantó un poco hacia ti y te cogió del brazo, con intención de empezar a guiarte hacia la aldea. El gesto no fue agresivo ni te hizo daño, en absoluto, aunque sí fue natural y quizá algo autoritario; al fin y al cabo, no dejabas de ser una mujer, una en particular que se había adentrado sola en el bosque.
- Venga, Justine, vamos hacia el pueblo - dijo - Jacques, el alcalde, ha mandado que todos volvamos, por eso estamos aquí, buscando a los que os habéis refugiado en el bosque. Puede ser peligroso, a la vista de lo sucedido. No sabemos quién es el culpable de lo de Eric. El joven Elouan lo encontró en la iglesia... mutilado. - paró de hablar y apartó de ti la mirada.
- Le han arrancado los ojos y le han marcado el cuerpo, según dijo Elouan - acabó de sentenciar Alvar.
Los tres empezaron a desandar sus pasos, camino de vuelta a la aldea, arrastrándote a ti con ellos, dando por hecho que irías. Pues, ¿qué razón podría haber para que te quedaras en el bosque?
- Parece que la tropa va camino de Lyon. Han acampado aquí porque vieron las humaredas de la fiesta, y, por lo visto, decidieron que era un bien lugar para hacer noche y aprovisionarse. - sentenció Reynaud. Cuando lo mirasteis, sintiéndose interrogado, se apresuró a aclarar - Estaba cerca cuando su líder habló con Jacques y el Padre Claudio. Pude oírle bien.
Comenzó a andar dirección a la aldea, convencido de que le seguiríais.
- Vamos, es tarde y aquí no estamos seguros. Debemos volver ya.
Daphné escuchaba atentamente. Se estremeció al escuchar que Eric estaba frío cuando Elouan le encontró. Su suposición acerca de que el muchacho hubiese sido atacado por molestar a uno de los soldados se desvaneció. No le hacía ninguna gracia volver al poblado, pero tenían razón en que no era seguro quedarse allí si un asesino rondaba Sérézin y sus alrededores. De todos modos, casi había costado cara su escueta pero intensa aventura.
-Está bien. Vamos.
Se puso en pie y Ronan, quien ya se había tranquilizado, le cogió de la mano. Caminaron todos juntos hacia la aldea, mientras se preguntaba quién demonios podría ser el autor de aquella barbaridad. No creía capaz de cometer tamaña atrocidad a ningún aldeano, además todos conocían a Eric y a sus padres y les tenían en estima. No, Sérézin era una gran familia. Tenía que ser un extranjero. Pero, ¿con qué motivo cometió el crimen? No fue un accidente puesto que le hizo... eso de los ojos... Y tener el valor de adentrarse en el corazón del pueblo... Pensar en ello le producía escalofríos. Permaneció alerta por si veía o escuchaba algo, aunque no esperaba toparse con él. Eran muchos y el asesino, en caso de verles, les evitaría. Lo más probable era que estuviese camino de Lyon, sin embargo, algo en su interior le decía que no andaba lejos. Tal vez era el miedo, pero no podía descartar que su mísera alma no hubiese abandonado la apacible aldea.
E-Eric.... Balbuceaba entre lágrimas mientras escuchaba la narración de los hombres. Me parecía increible. Qué clase de ser.... le haría eso a un... niño... Lloré de nuevo. Noté como me agarraban del brazo y me hacían caminar. Las palabras finales de Alvar hicieron que mi estómago se revolviese y despertar. No podía irme. Jean-Paul...¿Por qué no ha salido al verme así?
Soltadme, por favor. Mis ojos estaban empapados en lágrimas. Yo... no puedo ir así a la aldea... Necesito... calmarme. Tiré con fuerza de mi cuerpo hacia atrás, buscando liberarme de las manos de los campesinos. Necesito paz. Les suplicaba mientras trataba de liberarme.
Escuchad, cogí aire tratando de mantener la compostura, en las viejas ruinas dejé a un grupo de niños encaramados en lo alto de las rocas. Id a buscarles, no está lejos de aquí. Yo, permaneceré aquí cerca mientras me calmo y asimilo... la mu.. Dios! Eric! Volví a romper a llorar. Necesito soledad, por favor. Les rogaba entre lágrimas.
Silbo despreocupadamente mientras caminamos de vuelta a la Aldea, con las manos detrás de la cabeza. Sin embargo, estoy algo molesto. No por la presencia de Reynaud (que sí, me molesta) ni porque él haya ayudado a Ronan (que también), sino por la idea de que algún aldeano pueda quedar en el Bosque y que por venir los dos aquí, no los encontremos. "Bueno, supongo que cuando lleguemos a la Aldea sabremos si queda algún rezagado o no" pienso para intentar tranquilizarme.
Me quedo mirando la espalda de Reynaud mientras avanzamos, pensando en lo que ha dicho de los soldados. Hay algo que no me cuadra, ¿pero qué?
- Hmm, a todo esto, Rey-tonto. Si rastreabas sus huellas para encontrarlos, ¿por qué te desviabas cada cierto tiempo? Eso es propio de alguien que no quiere que descubran que está persiguiendo. -Le lanzo una dura mirada, haciéndole saber que aún no me fío del todo de él. - O puede ser que... JAJAJA, claro, ya entiendo. Sigues siendo un inútil para rastrear. Mucha fuerza, pero poco de todo lo demás, ¿eh?
La idea de que Reynaud siga siendo un fracasado rastreando, me alegra lo bastante como para olvidar todo lo demás. Me río, dando vueltas a su alrededor como un chucho contento de ver a su amo. Sólo que no soy un chucho... ni estoy contento... ni él es mi amo, claro.
- Bueno, bueno, no te preocupes. Unos valemos para rastrear, otros para cargar peso. -Le doy un par de golpes en la espalda, quitándole importancia al hecho de que sea un inútil.
Reynaud pareció enrojecer de ira, o quizá de vergüenza, ante la afilada lengua de Elouan, a pesar de la oscuridad. Apretó los nudillos los suficiente como para que fuera evidente que sus músculos se tensaban casi al máximo, clavando una mirada de ira en el cazador. A pesar de todo, no dijo ni hizo nada contra él. En el fondo, Alexandre había dado en el clavo y no había mucho más que él pudiera decir.
Todos enfilasteis el camino de vuelta hacia la aldea, pasando primero por delante del campamento de los soldados, que daban buena cuenta, ahora que lo fundamental estaba montado, del festín que os hubiera correspondido a vosotros y que llevabais todo el día preparando; barril del vino de misa incluído, alzando las voces en el silencio del bosque y soltando grandes carcajadas.
En la aldea el ambiente era muy distinto. Encontrásteis al Padre Claudio, apoyado contra las jambas de la puerta principal de la Iglesia, semi en cuclillas. Parecía mucho más pálido que te normal, e, indudablemente, más viejo, más cansado. La mirada, turbada, perdida más allá de todo lo que le rodeaba.
Jacques, por su parte, seguía en la plaza, cerca de allí, organizando a los hombres que se presentaban voluntarios para hacer guardias y aconsejando al resto que fueran a sus casas y atrancaran puertas y ventanas. Su mujer y su hijo permanecía cerca de allí,a pesar de la insistencia de éste porque se pusieran a salvo tras la gruesa puerta del hogar de su padre, el molinero.
Fiacre fue de los primeros en volver del bosque, así como había sido de los primeros en huir, y no tardó en hacer caso a su yerno y encerrarse a cal y canto en su casa, sin duda la mejor construida y más segura del pueblo, junto a sus hijas.
La Fiesta de la Cosecha había sido un desastre. Sin duda, un mal augurio para todos, de cara al invierno.
Los labriegos no parecían muy convencidos de dejarte sola en el bosque, otra vez, pero al ver tu estado, no opusieron más resistencia. Asintieron en silencio y se encaminaron en la dirección que les habías indicado, para recoger a los niños.
Poco tiempo después, cuando ya habían desaparecido entre los troncos y la espesura del bosque, Jean-Paul apareció saliendo del escondite que habíais elegido ambos. Cojeaba de forma evidente, quizá algo más que esta mañana, aunque con el día que habíais llevado no era de extrañar. Su expresión era sombría, compungida, con un extraño brillo en los ojos. Se acercó a ti despacio, con cuidado, intentando consolarte.
- Será mejor que volvamos, cuanto antes. - alargó una mano para posarla sobre tu hombro y acariciarlo, antes de acercarse más y estrecharte entre sus brazos, de forma tierna - Lo siento mucho, Justine. Sé que el muchacho significaba mucho para ti.
[...]
Algún tiempo después, aparecisteis saliendo de la linde dle bosque hacia el claro donde se hubiera celebrado la Fiesta de la Cosecha. Enfilasteis el camino de vuelta hacia la aldea, pasando primero por delante del campamento de los soldados, que daban buena cuenta, ahora que lo fundamental estaba montado, del festín que os hubiera correspondido a vosotros y que llevabais todo el día preparando; barril del vino de misa incluído, alzando las voces en el silencio del bosque y soltando grandes carcajadas.
En la aldea el ambiente era muy distinto. Encontrásteis al Padre Claudio, apoyado contra las jambas de la puerta principal de la Iglesia, semi en cuclillas. Parecía mucho más pálido que te normal, e, indudablemente, más viejo, más cansado. La mirada, turbada, perdida más allá de todo lo que le rodeaba.
Jacques, por su parte, seguía en la plaza, cerca de allí, organizando a los hombres que se presentaban voluntarios para hacer guardias y aconsejando al resto que fueran a sus casas y atrancaran puertas y ventanas. Su mujer y su hijo permanecía cerca de allí,a pesar de la insistencia de éste porque se pusieran a salvo tras la gruesa puerta del hogar de su padre, el molinero.
Fiacre fue de los primeros en volver del bosque, así como había sido de los primeros en huir, y no tardó en hacer caso a su yerno y encerrarse a cal y canto en su casa, sin duda la mejor construida y más segura del pueblo, junto a sus hijas.
La Fiesta de la Cosecha había sido un desastre. Sin duda, un mal augurio para todos, de cara al invierno.
Esta tarde os repartiré experiencia. Espero que lo hayáis disfrutado ;D
Puntos de Experiencia Daphné
Interpretación: 2/2
Avance de trama: 0/1
Victoria: 0/1
Objetivos: 1/1 - Proteger a los Suyos
Extra: 0/1
TOTAL CAPÍTULO I ----- 3
Puntos de Experiencia Elouan
Interpretación: 2/2
Avance de trama: 1/1
Victoria: 0/1
Objetivos: 0/1
Extra: 0/1
TOTAL CAPÍTULO I ----- 3
Puntos de Experiencia Justine
Interpretación: 2/2
Avance de trama: 0/1
Victoria: 0/1
Objetivos: 1/1 - Consiguió a Jean-Paul
Extra: 1/1
TOTAL CAPÍTULO I ----- 4