Partida Rol por web

La gnoma pensó unos segundos y luego esbozó una sonrisa pícara

—Pero nos interesa tener aliados y este tipo puede ser clave en ello. Ellos obedecen a Cara Cristal, eliminalo y el resto harán lo que digas. — Tassae sonrió aun más, mostrando unos dientes pequeñitos y muy blancos. No creía realmente que funcionase así, pero eso no importaba. Lo que importaba era lo que Ajo se tragase la mentira que había soltado. — ¿No sabías que tienen que hacer eso?

Al ver que Ajo aceptaba a no matarlos, la gnoma asintió. Aquello era suficiente. No iba a mover un dedo por quien intentase destriparla, una cosa era tener escrúpulos y otra ser imbecil. Especialmente si no llegabas a los veinte kilos y te podían lanzar como si fueses una pelota.

—¡Eso está bien! Cuantos más dejes inconscientes más podremos reclutar después.

- O tal vez se peleen entre ellos como perros salvajes por demostrar quien será el nuevo líder - se encogió de hombros como si cualquiera de ambas opciones le diera igual - Ya veremos que pasa.

Se rascó la cabeza por detrás.

- Aunque no entiendo porque te esfuerzas en defender a unos cabrones que amenazan, matan, secuestran y roban a sus propios vecinos. A lo mejor te estás equivocando con el bando a defender, ¿eh? - le dijo muy orgulloso de su gran razonamiento. Él era sabio.

Vorndar frunció el ceño al oír el crujir de la rótula. Cosas que pasan.

¡Venga ya! Todos en este pueblo saben que yo soy de fiar e incluso diría que hasta Elsa me tiene un poco de aprecio.- comentó a Ajo, la verdad es que pocas veces le habían recibido con una sonrisa en una taberna- Por lo menos de momento.

Se agachó para mirar mejor al muchacho y para fijarse aun más en el resplandor de la mano del enano.

Pues si no le arreglas la rodilla creo que a lo máximo que podrá aspirar será a ser mendigo. Curiosa profesión por cierto, nunca había visto ninguno hasta llegar a Aguas Profundas hace un par de meses.- dijo asintiendo para sí mismo- Si quisiera lesionarlo para que no pudiera volver a combatir le cortaría los pulgares de cada mano, así perdería mucho agarre a la hora de sujetar sus armas y al mínimo intercambio de golpes se le caerían. Y podría trabajar llevando cubos de agua del pozo a distintas casas del pueblo. O vaciando cubos de mierda, creo que le pagarían hasta más. A no ser que aprendiera a disparar con arco con los pies, mi amiga Shyntvayas Myate era capaz de acertarle a una araña diminuta a más de 90 metros, pero perdió un dedo del pie una vez que nos quedamos atrapados por la nieve y ahora solo puede disparar con las manos. Pero bueno Darumg, si lo que quieres es que no vuelva a empuñar armas y darle la posibilidad de que se labre un futuro como acarredor de agua o mierda, mi recomendación es cortarle los pulgares de las manos y de los pies.

Lejos de tener una expresión facial y un tono de sadismo, Vorndar explicó su racionamiento al enano de la manera más profesional posible. De hecho le parecía bien que el enano encontrase una manera de dejarle desempeñar otros puestos de trabajo, era algo bastante bondadoso teniendo en cuenta que había intentado matarlos unos minutos antes y seguro que en Menzoberranzan el castigo habría sido muchísimo peor.

Asiento a Vorndar repetidamente, conocedor de las técnicas que proponía y sorprendido de descubrir que la cultura Drow no era tan distinta a la que estábamos habituados en el mundo real.

- Así es, Vorndar. Lamentablemente no tengo la paciencia, ni las herramientas para llevar a cabo estos trabajos.

Le respondo con una carcajada levantando el martillo.

- Aunque voy a dejar que me ayudes en futuras ocasiones. Será bueno para tu desarrollo en los caminos de la fe y puede que hasta yo aprenda alguna cosa.

Por primera vez en algún tiempo, vuelvo a sentirme como en casa.

Tras recibir la sanación del clérigo, el rufián pegó una gran bocanada de aire, como si hubiera estado aguantando la respiración hasta ahora. Volvió a abrir los ojos y enseguida se miro su rodilla y se aquejó y se volvió a quedar tumbado. Parecía estar en un estado duermevela o catatónico.

- No por favor.. no mas por favor.. he dicho todo lo que sé... llegué hace unos días, no se nada mas... - decía en bucle murmurando de manera casi imperceptible, mientras escuchaba al grupo debatir sobre que tipo de tortura emplear con él.

- Si los gatos han terminado de jugar con los ratones - les reprochó - ¿podemos seguir con nuestras tareas? - parecía que empezaba a impacientarse por ponerse en marcha e ir tachando tareas de la lista.