Partida Rol por web

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Un día después, sin hablar con apenas nadie que no fuera vuestro compañero (aquellos indígenas no hablaban ni tan siquiera portugués), llegásteis a un pequeño poblado, mucho más pequeño que Curudore. No había una gran casa central rodeada de las demás, sino que había chozas mal dispuestas, unas seis. Enseguida os condujeron a una de ellas y en su interior os encontrásteis con una cara conocida. Era el antropólogo Levi-Strauss.

La sorpresa mayúscula de su rostro era proporcional a la vuelta. Tras saludaros debidamente os contó que estaba realizando un pequeño estudio en aquella aldea Otwe, pues comenzaba la época de caza para los otwes y quería recoger algunas de sus tradiciones en su cuaderno de campo. Enseguida le contásteis lo que habíais visto y presenciado, todo ello acompañado de las pertinentes curas que, un par de nativos, os estaban ofreciendo. El rostro de Strauss era un verdadero poema, casi se diría que no os estaba creyendo.

¿Un totem de cuántos metros, decís? -señalaba subíendose las gafas con un dedo-. Entonces pidió a los otwes que salieran un momento en su idioma nata, pues por lo visto sabía algunas palabras básicas-. Acto seguido le desribísteis el Totem, y comenzó a dibujar algo realmente parecido en su cuaderno. Sin duda es Ak'mi, la manifestación totémica es otra cosa. El dios de los Muertos y la venganza, el sacrificio. Si lo que contáis es cierto, se trata de una invocación, pero Marvin... ¡No puedo creer lo que me contáis! También le relatásteis que aquel orbe era parte de uno de los ojos del ente, y que ello hubo de avivar más su furia hasta la destrucción del templo...

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Un par de días después, ya en Cuiabá, las autoridades locales se percataron de la destrucción del templo por el aviso de de unos campesinos de la selva. Tras formarse una pequeña expedición armada y militarizada se concluyó lo que se estaba diciendo: un templo otwe se había derrumbado. Desde esos momentos, el proyecto de reconstrucción del mismo por parte de las autoridades locales comenzó a estudiarse, puesto que aquella ciudad y aquella zona del país estaba muy ligada a las comunidades indígenas. Lo que ninguno sabía es lo que aún estaba encerrado en el interior del templo, o si seguía o no con vida.

Por vuestra parte, vuestros caminos se volvieron a unir con el profesor Evans-Pritchard, que en unos días se preparaba para marcharse. Por recomendación de Levi Strauss no hubísteis de contarle nada, pues la trascendencia de lo que habíais vivido había de quedarse, de momento, a buen recaudo. Vuestras últimas horas juntos fueron en el aeropuerto de Cuiabá. Vuestros destinos se separaban con una gran lista de dudas y terrores presentes en vuestra mente.

Levi Strauss añadió que en no mucho tiempo se pondría en contacto con vosotros para hablar de lo sucedido y, tal vez, poner en conocimiento al mundo vuestras vivencias, pues aquel país albergaba aún muchas incógnitas.