Partida Rol por web

El Capitán Hank Morris se arrepintió de haberse tomado ese café. De hecho, se arrepintió de haber tomado alguna vez en su vida algo de café, cuando estuvo al borde del infarto, agarrado al timón viendo cómo todos los pasajeros a la vez cambiaban su voto y los dedos acusatorios iban girando de una a otra persona en un remolino gigantesco. 
Cuando la Capitana Grace volvió de arreglar sus medicinas, la tripulación habían señalado a una persona distinta a la que tan solo unos instantes había decidido. 

El alemán, Hans Konig. 
En el momento en que Hank Morris le pegó el tiro en la cabeza para que fuera lo más indoloro posible, aún seguía aquel hombre tratando de explicarse: 

-¡Marioneta recomendar dar paseo! -Exclamó Hans mientras rebuscaba en su mochila- ¡Yo enseñar, enseñar!.

Todos cerraron los ojos cuando el primero de los supervivientes del Aquitania cayó muerto. 
El Capitán decía en voz alta el recuento, como si el pensar en eso ahora sirviera para mitigar el dolor de la sentencia. 

Tuvieron un voto

1 - Vincent Laval: Biloncé

1 - Juliette: GG 

1 - Lila Nielsen: Maggie (4)

1- GG: Mathew (15)

1- Horacio: Ines (17)

Y después con dos... 

2 - Matthias: Eliot, Juliette, 

2 - E. Seyette: -1, E. Seyette

El señor Edward J. Smith tuvo finalmente cinco... 

5 Edward J. Smith:   Grace x2, Hans König, Lila,  Matthias

Y Hans tuvo nueve... Tenía que ser él... 

Hans: -1,  Bebe, Cossette, Dino, Edward, Horacio,  Otto,   Paul, ,Vincent,

¿Y ahora cómo sabremos si hemos acertado? Se preguntó Hank. Vio como algunos de esos seres cuando eran abatidos mantenían ya por siempre su forma lupina. 
Pero el cuerpo del señor Hans Konig no cambiaba... ¿Era humano entonces? 

- Creo que... era... inocente... 

Con gesto triste se agachó y le registró la chaqueta. La misma de la que intentaba sacar una marioneta que le salvara la vida. 
Pero no había nada. 

EN EFECTO, EL SEÑOR HANS KOLIG ERA UN SIMPLE PASAJERO... Nadie fue a verle aquella noche, como me temo que nadie podrá ya visitarle. 

Y ayudado por otros le tiraron por la borda para que se hundiera en el océano en ese paseo que su marioneta imaginaria le sugirió. 

Y todo esto sin haber hecho la digestión

Ya era muy tarde. El error y el horror se unieron al cansancio y el Capitán anunció: 

Será mejor que volvamos aquí por la mañana. Esta, sin duda, puede haber sido la noche más larga de mi vida. Y me temo que no será la última. Cuídense en sus camarotes

Lo unico que le consoló fue ver que el disparo había logrado parar el ataque de locura de E. Seyette y la mujer parecía más entera. Mañana puede que vieran a una mujer distinta.