La Plaza de las Ranas.
El lugar más bonito de la ciudad de Averhan. Lleno de color y belleza, con los postigos de las casas de un impactante color verde y, en medio, la Fuente de las Ranas, una fuente con cuatro ranas esculpidas que perpetuamente dejan caer pequeños hilos de agua de su boca. Una magnifica visión.
Claramente, esa visión se podía contemplar hace... unos treinta años. Ahora la plaza de las Ranas es el centro de un barrio más, un lugar feo, sordido y algo asqueroso. No hay nada en ella que merezca la pena, e incluso las ranas fueron robadas hace tiempo. No hay noticia de la fuente, de hecho. Donde debería estar se encuentra una pequeña mesa con dos sillas, una a cada lado. Una está vacia. En la otra encontramos a un joven enano sentado, con cara algo preocupada. No le gusta la plaza, no le gusta la silla, no le gusta la ciudad. Pero si evitais su mirada y os fijáis en la mesa podéis ver una especie de cartel, que reza 'Expedición Huesomartillo', con una caligrafía bastante horrible. No es dificil suponer que ese de ahí es Tundar, y os mira con extraña fijeza. Sin duda sois los aventureros que andaba buscando. Si no, ¿por que un grupo tan extraño se reuniría ante su pequeño puesto?
Bueno chicos, primera escena. Todos teneis derecho a un post de grupo, aunque si queréis decirme algo ponedlo en 'Solo para el director' e intentaré responder, aunque tampoco abuséis de esto. El orden de posteo es el siguiente:
Cassius-Dondón-Lolo-Markus-Pick-Thordrin
Una vez posteeis todos, la cosa continuará.
¡Suerte!
Llego a la plaza caminando lentamente mientras observo las calles, busco con la mirada la fuente pero no la encuentro. Diantres me he vuelto a perder.. mi mirada se clava en la mesa con el enano sentado.. Que hara ese niño ahi que lugar mas extraño para sentarse, quiza haya algun restaurante, de todas formas tengo que preguntarle Me acerco con paso inseguro a la mesa y me siento enfrente para descansar un poco.
-Jovencito* siento interrumpir tu comida, pero los años no pasan en balde- suspiro cansado antes de proseguir- me podrias decir como llegar hasta la plaza de las ranas, tengo que reunirme con unos aventureros alli
*Mi personaje esta algo mayor y confunde al enano con un niño
No le gustaba mucho aquel barrio. Era feo. Estaba lleno de señoras mayores sentadas a la puerta de las casas, y no paseaba nadie con bolsas de dine...de nada que mereciese la pena la atención. Aún asi se pasó gran parte de la mañana dando vueltas y observando el paisaje, sin encontrar la plaza de las ranas. Aunque en realidad, había pasado por ahí un par de veces ya. Solo que ya no había ranas, seguramente porque algún primo de Dondon había pasado por allí hacia muchos años y las habia considerado "sumamente interesantes."
Pero tras varias horas deambulando, demasiadas incluso para un mediano, había ido a preguntar a una viejecita que, después de darle un dulce que tenía la consistencia del acero porque "estaba muy pequeña para su edad", la habia indicado la plaza.
Intentado no perder un diente mientras disfrutaba de la golosina, se quedó mirando el lugar. Claaaaaro, ahora tenía mucha lógica aquel enano sentado. Era el reclutador. Tenía que reconocer que esperaba algo más rimbombante, pero bueno. El cartel era publicidad engañosa, a veces pasaba en el mundo de las aventuras. Las doncellas no eran tan castas y puras, las pequeñas plagas eran cultos sectarios de las alcantarillas...
Ahora también había un señor mayor contando algo al enano. Todo el mundo sabía que los señores mayores contaban batallitas a todo el mundo, asi que nada se salia de lo normal.
Aunque...¿Y si el señor mayor estaba para quitarle el puesto?
Los ojos se le abrieron como platos y salió corriendo, para colarse casi entre las piernas del mago y quedar de rodillas frente a la mesa, con el dulce en la mano y la boca llena de migas. Frente a ella el cartel de 'Expedición Huesomartillo', probablemente en rúnico o algo asi porque no llegaba a entender muy bien que ponia, pero era ahí, fijo. BINGO
-¡Vengoh ah apuntazmeh!- replicó con la boca llena, bañando al enano de miguitas y dando unas palmadas en la mesa-¡Voih primedo!
Dos dias con sus noches hacia que habia abandonado el bosque y todo para que, para meterme en una hedionda poblacion donde le ponian nombres absurdos a las plazas, nombres que por cierto nada tenian que ver con lo que habia en la propia plaza ya que alli no habia ranas, ni fuente, siquiera un triste arbol. Lo que si habia era un barbudo enano sentado en una destartalada mesa sin mas compañia que una silla vacia frente suya.
Joe! Pues vaya una plaza esmirriá -digo desde un lateral de la misma mientras observo como un anciano y un ¿niño? se acercan al enano en rapida sucesion
Me rasco el menton, intrigado, y dado que solo podia tratarse del asunto que me habia traido hasta aqui decidi acercarme
Illo! Aqui es ande hay capuntarse pa eso de ir dun lao pa otro?- digo con total falta de pudor, medio a voces, mientras me acerco a la curiosa reunion
Espero que a nadie le moleste esta burda parodia sobre ese modo de hablar en concreto; si es asi avisad y cambio un poco a Lolo
ninguna molestia, agregale un par de letras que entendi poco y nada XDD o un subtitulo en las notas XDDD
Markus llevaba tres lunas de viaje, desde el Santuario de los Osos, escondido en lo más remoto del Bosque Rojo, hasta Averhan, y se sentía cansado. El prior, Trondum, le había encomendado una misión: ir a Huesomartillo, a ver qué se sucedía allí, sin la venda del odio. Markus todavía se preguntaba a qué se refería el prior, pero esa frase le recordaba a una obra de teatro oriental.
Después de todo el día caminando, llegó a la plaza de las Ranas, después de preguntar a un tendero que le dijo que esa plaza estaba en otra ciudad, una ancianita que le hizo meterse en su casa y comer un par de bizcochos mohosos, y una mujer más bien ligera de ropa que quería un hijo suyo.
-Lo siento señorita,-le respondió, azorado- yo no tengo hijos.
Sólo había un par de personas, ni fuente, ni ranas. El guerrero oso se acercó a ese grupo, donde se podía ver un señor mayor, un niño (o algo así), y lo que parecía un elfo (todo el mundo sabe que un elfo muere si sale del bosque, al igual que un geranio la diña si se le saca de la maceta, por lo que sería un tipo disfrazado). Frente a ellos un enano con un cartel: Expedición Huesomartillo.
-Parece que es aquí-pensó.
-Buenas tardes, estoy interesado en su... expedicón-dijo ignorando al resto y dirigiéndose sólo al enano- ¿Qué hay que hacer para apuntarse?
Pick llevaba ya un rato caminando, y sus piececitos le pedían a gritos un calzado en condiciones. Las pequeñas piedras y los maltrechos adoquines le estaban dejando las plantas de los pies para el arrastre.
No le había dado tiempo a coger un vestuario en condiciones, y su único apoyo era un palo de escoba roto.
-¡Ca-cago en tó! Ese ma-aldito gordo no te-tenía ná en condici-ciones!
Seguía caminando a pesar del dolor, hasta que llegó a lo que parecía una plaza, solo que en vez de haber algún monumento en el centro solo había dos mesas y un enano. Le echó otro vistazo al panfleto que había encontrado clavado a la puerta del septo y murmuró algo para sus adentros.
Miró a un lado y a otro, y siguió avanzando en dirección al enano.
-Se-señó, ¿es a-aquí lo de la expe-pedición?
Espero que continues tu la escena no master?
Iba caminando pesadamente por el destartalado y asqueroso barrio buscando la fuente desaparecida, tras 3 dias de deambular ya estaba cansado y harto, "Maldito padre que se deja vencer por un par de cientos... Tan tipico de el, seguro estaba con alguna mujerzuela mientras luchaba... y le prestaba mas atencion a ella". Refunfuñaba la incompetencia usual de mi padre.
Estaba a punto de partir solo cuando veo a un grupo de tipejos sobre uno de mis hermanos enanos revisando papeles -Jaaa! Por fin!! Maldito bastardo oculto!- Voy corriendo atropellando a todos, tirandolos con mesas sillas y todo -Que esperan haciendo papeleria inutil! Vamos a partir ya grupete de vagos!- Recien entonces me percato de que soy el unico enano aparte del que nos llamo "Que? Solo yo? Deben estar todos de juerga y no me invitaron... A quien le importa"
Perdon por la tardanza.
Iba caminando pesadamente por el destartalado y asqueroso barrio buscando la fuente desaparecida, tras 3 dias de deambular ya estaba cansado y harto, "Maldito padre que se deja vencer por un par de cientos... Tan tipico de el, seguro estaba con alguna mujerzuela mientras luchaba... y le prestaba mas atencion a ella". Refunfuñaba la incompetencia usual de mi padre.
Estaba a punto de partir solo cuando veo a un grupo de tipejos sobre uno de mis hermanos enanos revisando papeles -Jaaa! Por fin!! Maldito bastardo oculto!- Voy corriendo atropellando a todos, tirandolos con mesas sillas y todo -Que esperan haciendo papeleria inutil! Vamos a partir ya grupete de vagos!- Recien entonces me percato de que soy el unico enano aparte del que nos llamo "Que? Solo yo? Deben estar todos de juerga y no me invitaron... A quien le importa"
Con cara asustada, el joven enano os mira a todos, pero no a los ojos. Veis como tiembla con más miedo que seguridad, y su voz tiene un fuerte acento, extraño para todos excepto para Thordrin. Lo más sorprendente es su voz, bastante aguda y algo chillona, que recuerda al sonido que suena cuando se pisa a un gato. O algo así. Parece que no de crédito a lo que ve. Realmente esperaba héroes, valerosos enanos que fueran a recuperar lo que era suyo por derecho. Y se encontró con... esto. Veis como apunta algo en una lista, en perfecta caligrafía rúnica. Escucháis un pequeño murmullo, al parecer se está dictando a sí mismo lo que escribe.
Un enano... Dos medianos... un elfo... un hombre y otro... ¿hombre? investigar más adelante.
Tras apuntar esto, guarda la lista con cierto aire de satisfacción. Al parecer ahora que está escrito, el contrato ha sido firmado. Por una de las partes, al menos la parte que a Tundar le importaba. El tímido enano eleva la voz, para hablaros, pero solo mira a Thordrin, al cual reconoce tras un tiempo. Se parecía mucho a uno de los enanos del fuerte, así que seguramente sería su primo o algo así.
¿Así que venís a la expedición, verdad? Su voz tiembla un poco, pero es lo suficientemente solida como para continuar ¿No temeis los grandes peligros que acechan más allá de las montañas? ¿Os atreveréis a luchar junto a mí para recupera... La voz de Tundar se rompe de golpe. Al borde del llanto comienza a gritar ¿A quien quiero engañar? ¡Yo soy un actor, no un guerrero! ¡No puedo recuperar el puesto fronterizo! ¡Por eso os necesito! ¡Tenéis que ir allí y exterminar a esos jodidos trasgos! Os pagaré, ¡os pagaré bien! Pero no me obliguéis a volver, por favor.
Un observador perspicaz podría ver que, aunque os está hablando a vosotros, no parece que seais el objetivo de sus llantos. Puede que alguno, incómodo, decida consolarlo, pero Tundar no hablará mucho más. Simplemente entrega a Thordrin un pequeño mapa para llegar directos al puesto fronterizo, a 10 días de camino. Y, mirandoos a los ojos por primera vez desde que lo conocisteis, dice:
Ayudadme, ¡por favor!
Fin de esta escena introductoria.