Tras un momento que parecía no estar ahí Roldán asintió.
Si, si, ¡claro!
Normalmente no estaba tan atento a su alrededor, ¿que clase de buena suerte le invadía hoy?
-Em... bueno, pues vamos supongo.
El tono de Andrés distaba leguas de parecerse al ánimo general de sus compañeros, y ciertamente no entendía la necesidad de ir tras un viajero que ya se había marchado de ese lugar. No es que el hombre le interesase ni mucho ni poco. Pero era tal la animosidad de sus compañeros de viaje que no se atrevió a sugerir que simplemente siguieran su camino y dejaran en paz al visitante de las ruinas.
Y así fue como los cuatro se pusieron a seguir el rastro de pisadas dejado por el extraño.