Partida Rol por web

¡Adelánte inténtalo! Todos te están viendo. - digo en un susurro sólo audible para Mika.

Intento llevarla a la enfermería y tu sólo intentas derribarme. Deja de dar espectáculos y apartate por favor que me vas a hacer caer al suelo y eso no va a ayudar a nadie, no entiendo porque esa obsesión de imponer tu voluntad a todos.

¡En verdad no te entiendo Mika. Ahora por favor suéltame que me estás lastimando y yo no puedo defenderme, pues tengo a nuestra compañera herida en brazos a quién sólo trato de salvarle la vida! - digo en voz alta para que todos me escuchen.

Si insistes en hacerme caer no le vas a hacer ningún bien a nadie, entra en razón y déjame ayudarla no sé que te traes en contra de que ayude a Maurit-san, es una lástima que reacciones así ante alguien que tan sólo quier ayudar a otros como siempre hago, sino puedes preguntarle a la Presidenta del Comité estudiantil a llevar la oferta de la escuela al templo, lo mismo puedes hacer con el jefe del taller que nos prestó la grúa para tal labor, el te dirá cuantos días trabaje para pagar ese préstamo. - agrego mientras intento mantener mi posición bloqueando el intento de derribo de Mika.

¡Métete esto en la cabeza Mika existimos personas que ayudamos a otros sin esperar nada a cambio! - le increpo con un tono un tanto más alto, mientras empiezo a perder el equilibrio.

Lucinda comenzó a golpear con una velocidad similar a la del viento al grandullón, que por inercia se quedó de pie, muy magullado. Pero para ella esto no había hecho más que empezar, ya que con media sonrisa en su rostro giró el palo por todo su cuerpo para que cogiera velocidad. Si el grandullón se acercaba mientras giraba el palo por su cuello y espalda, se llevaría igualmente un bonito golpe, por lo que su posición era defensiva.- Ven por la galletita, chico gordo.- Dijo para ver si actuaba él por impulso primero o tenía que ejecutar su acción de ataque.

Mika y Kenichi, mientras tanto estaban en mitad de una discusión, pero no tenían en cuenta que la vida de Mayurit podía peligrar en ese momento, mientras discutían por ver si la tenían bien sujetada o por si se le hacía más daño. La cuestión era que aún estaban discutiendo en vez de reaccionar, y la gente comenzaba a pararse alrededor de ellos por mera curiosidad.

Intento zafarme de Mika para continuar mi camino, perones inútil ella estaba obstinada en detenerme aún en perjuicio de Mayurit.

Si sigues así me vas a derribar y llevo a una persona herida en brazos. ¡Suéltame antes de que causes más daños que bien, alguien que me ayude! - grito mientras siento como Mika me retiene aún en perjuicio de Mayurit.

¡De prisa no hay tiempo que perder que ya casi me ha hecho caer al suelo! - agrego mientras siento como el agarre de Mika me hace perder el equilibrio, por lo que me preparo para proteger a Mayurit del impacto, no sin antes intentar recuperar el equilibrio.

El cuerpo le dolía horrores y su instinto le gritaba que se alejase a toda velocidad de aquella sádica salvaje. Sin embargo, Hiroshi Tameyama mantuvo su posición. Por el amor de su vida, por los que no podían defenderse de los abusones, por él mismo. Aquella mujer era una matona vulgar que disfrutaba con el sufrimiento ajeno, una deshonra para cualquiera que respetara la lucha en cualquiera de sus formas.

 -¡Mejor ser un gordo que ser una luchadora sin honor!

Sabía que continuar era una locura absoluta, pero tenía que hacerlo. Porque si admitiera su derrota con tanta facilidad, le daría también la victoria moral a esa desgraciada. Y eso sí que no. Podría perder esa batalla, podrían quebrar su cuerpo, pero jamás quebrarían su espíritu ni su sentido de la justicia.

Hiroshi volvió a abalanzarse sobre la mujer del bo, pero ésta fue mucho más rápida. Le asestó una serie de fortísimos golpes en todas partes, machacándole entero y quebrándole algún hueso que otro. El enorme muchacho no tenía nada que hacer contra la técnica y la fuerza de aquella luchadora.

Tras la dolorosa lluvia de golpes, el joven no pudo mantenerse más tiempo en pie y cayó al agua desde la plataforma. Ni había ganado su pelea amistosa contra Kenichi ni había podido vengar a Mayurit. Si su padre le viera en esos momentos, apartaría la mirada avergonzado.

Efectivamente, observas como incluso antes de que pidieras ayuda los monitores salían corriendo a toda prisa al salir de su parálisis por la sorpresa. Tú interpretas que a buscar ayuda a la enfermería, o quizás a buscar ayuda para parar a la artista marcial ¡O las dos! 

Esta situación me sobrepasaba ya: los monitores no estaban, Hiroshi lo había pasado canutas contra ese rival... pero lo peor eran las calumnias que estaba mencionando Kenichi sobre mí, todo por intentar salirse con la suya haciéndome quedar como la mala -Pero... pe-pero que...- iba diciendo soltándole... ya sin poder aguantarme un tartamudeo por la angustia que me estaba entrando por escucharle.

Eres... ¡e-eres idiota!- le dije al chico enfadada... pero un enfado que me hizo empezar a lagrimear. No solo estaba enfadada, estaba angustiada... me dolía lo que decía, estaba totalmente fuera de contexto -Me da... snif... igual que quieras quedar como el bueno de la película, snif... Me da igual que me hagas quedar como la peor persona del mundo... Snif... ¡pero deja de alargar esta conversación con lo genial que eres y la mierda que soy yo!- le terminé diciendo... tantas ganas de ayudar, ¡pero prefería decir el alma caritativa y generosa que es y lo negro y frío que es mi corazón egoísta! Su charla estaba por completo fuera de lugar.

Se acabó, el chico no podía contra mi, así que sin mucho esfuerzo y cuidado cuando amenazó con dejarla caer, le quité la chica de sus brazos... dejándole caer, si tantas ganas tenía de perder el equilibrio a propósito... porque yo lo agarraba justo para que nada de lo que decía pasara.

No trate de defenderme de sus palabras ni nada, me daba igual que el quisiera quedar como un chico que ayudaba a templos y a la escuela... solo quería que la chica tuviera respiración asistida mientras llegaba la ayuda -¡Los mo-monitores no están! Snif... bu... bua... ¡QUE ALGUIEN PIDA AYUDA Y DEJE DE MIRAR!- pedí entre sollozos a los presentes, para que dejaran de ver lo "buena persona" que era Kenichi y pidieran ayuda de verdad. Entonces empecé a continuar las contracciones que Kenichi no quería hacerle, hasta que llegara la ayuda, incluso le haría la respiración boca a boca si es necesario... ¡me daba igual quedarme con los brazos paralizados, por culpa de Kenichi ya habíamos perdido mucho tiempo!

Kenichi piensa que Mika lo va a empujar o golpear y el reflejo hace que pierda un poco el equilibrio, pero entonces algo hace que se mantenga aún en pie, es Mika, que comienza a tirar de Mayurit para cogerla ella misma en brazos.

La gente mira extrañada y algunos se atreven a murmurar entre ellos, posiblemente planteándose el por qué forcejean con una chica aparentemente desmayada y posiblemente en peligro. La muchedumbre que se amontona alrededor no sabe a quién ayudar, por lo que no toman partido, simplemente observan la situación sorprendidos.

Si habían hecho bien su labor los médicos debían de estar ya dirigiéndose allí, pero... ¿Por qué tardaban tanto?

De repente algo hizo aplaudir a parte de la muchedumbre... un sonido de chapoteo inmenso... alguien de gran tamaño había caído al agua, y sin mirarlo Kenichi y Mika podían imaginarse quién había sido. Hiroshi había caído... y la sonrisa satisfecha de la luchadora asomaba encima de la plataforma.- A este gordito le falta entrenamiento y menos panceta.- Dijo mientras reía.- Bien, se ha acabado, vamos.- Dijo a sus seguidores, mientras abandonaba el lugar rápidamente.

Mika agarra a Mayurit y es capaz de llevarla consigo, arrebatándosela a Kenichi de sus manos, que acaba perdiendo el equilibrio y cayendo al suelo aunque con un rápido movimiento se vuelve a poner de pie. De repente se escuchan varias voces de personas más adultas.- Abran paso, fuera...- Cuatro enfermeros y enfermeras aparecen vestidos de blanco, el gorro del mismo color con la cruz señalaban que eran sanitarios. Llevaban con ellos una camilla.- Por favor tumbe aquí a la chica.- Dijeron mientras sujetaban la camilla con fuerza para que no se les cayera.

- HEY MÉDICO, AQUÍ HAY UN GRANDULLÓN DESMAYADO.- Se escuchaban voces de lejos pidiendo ayuda.

Tan pronto me pongo de pie, echo a andar junto con la camilla, pues no pensaba apartarme del lado de Mayurit sin importar lo que ocurriese.

Aún no entendía la obsesión de Mika por hacerme la vida imposible, lo único que tenía en ckaro es que esa chica iba a hacer de mi vida un suplicio hasta el final de sus días.

Pero no iba a permitir que siguiera con eso por mucho tiempo más, pues ya tenía suficiente de sus intromisiones, pero ya lidiaría con ello luego, ahora lo importante era acompañar a Mayurit hasta que se recuperase.

Una vez tuve a Mayurit, sin importarme demasiado la condición de Kenichi (como para preocuparme de un idiota que quiere dejarme mal porque si)... pero entonces, escuché voces de adultos y no de gente de nuestra edad. Menos mal, ¡eran sanitarios y traían una camilla! Asentí sin dudar a los sanitarios -Si señor- le dije mientras la depositaba con la mayor delicadeza que podía -Por favor snif... cuidenla, ha sufrido un golpe con lo que cayó a la piscina... snif... y puede que haya tragado agua. Intenté dejarla lo más quieta posible... bua... con la boca a un lado y hacerle contracciones para echar el agua y reanimarla junto a él... pero puede haber sufrido movimientos innecesarios. Snif... Espero que eso no lo empeore- le pedí lloriqueando al médico, explicándole las cosas que le habían pasado para que supieran que hacer teniendo en cuenta mis palabras, claramente angustiada... aunque saber que recibiría atención médica de verdad me daba cierto alivio. No vi necesario decirle que los movimientos innecesarios eran un tipejo intentando hacerse el héroe cuando lo que tocaba era dejarla y atenderla esperando la ayuda.

Me puse la mano delante de la boca, viendo a Mayurit en la camilla... me la pelaba que Kenichi estuviera a su lado. Entonces... escuché otra cosa que me derrumbó -¿Grandullón...? No...- pensé agobiada mirando hacia allí. Ahora me daba cuenta... de que a Hiroshi ni le había visto en el corrillo, ni me había fijado en él desde que sacamos a Mayurit del agua. Y ahí le vi -¡HIROSHI!- exclamé muy asustada... lo que faltaba para destrozarme... ¡¿porque todos mis amigos estan siendo apalizados así?! -¡Quedate con Mayurit, que no se despierte sola!- grité entre lágrimas... se lo dije a Kenichi, por mucho que lo odiase prefería que le viera a él a que se despertara asustada y sola. Me preocupaba mucho Mayurit... ¡pero es que mi mejor amigo también estaba en problemas!

Y sin pensarlo, corrí hacia la piscina para saltar de nuevo a rescatar a alguien. Era increíblemente pesado, pero con la adrenalina y el agobio pude sacarle y ponerle en el suelo. Y con esfuerzo le puse boca arriba -¡Gigantón no te quedes tu también así por favor! ¡TRAED OTRA CAMILLA, UNA XXL!- exclamé mientras le ponía la cara a un lado y empezaba con las contracciones... pero siendo tan grande, me tuve que sentar en su tripa para que pudiera llegar bien -Vamos... snif... ¡VAMOS!- decía sin parar de hacer las contracciones en su pecho... y hasta haciendo la reanimación boca a boca mientras los enfermeros se preparaban.