Los golpes persisten durante unos segundos aún, para detenerse abruptamente con la emisión de un alarido espeluznante y el estallido de unas pisadas que emprenden un carretón frenético a lo largo de la fachada hacia un lateral de la casa, donde se halla la terraza bajo el emparrado y la puerta entornada en que desemboca el breve pasillo que tienen a su derecha.
Al oir que las pisadas corren por un lateral de la casa espero unos segundos para después decirle a Alberto entre susurros:
¿Cómo te encuentras? ¿Puedes correr? Deberíamos aprovechar a salir de aqui ahora... creo que aquí dentro estamos como en una ratonera...
-Sí, sí –contesta el muchacho en el mismo tono de voz. Y, crispado, señalando hacia más allá de la cocina: - ¡Quien sea, va a entrar por ahí, Isabel! ¡¿Qué hacemos?!
Aprovechemos a salir de aquí ahora mismo! - y sin ni siquiera darle tiempo a responder le agarro por el brazo saliendo de la casa a toda velocidad. Corriendo como jamás creímos que fueramos capaces de correr.
segun el plano.... nosotros hemos saildo de la habitacion por lo que estamos de nueeo al lado de la puert principal.. Alberto señala a la cocina... mi idea es salir por la puerta principal igual que entramos aprovechando que "lo que sea" esta en el otro lado.. Si me equivoco avisa y rectifico el post.
En la aldea hay más casas cercanas a la vista?
Oyen el golpetazo de la puerta adyacente contra la pared del pasillo y un bramido justo cuando sus pies comienzan a chapotear en los charcos. Corren sin mirar hacia atrás, hacia el pueblo que se agazapa silencioso bajo el chaparrón. La calle de entrada aguarda a menos de cuatrocientos metros y hay casas de sobra a las que llamar y pedir refugio.
Corro, sin mirar atrás por miedo a qué pueda ver... Corro tan solo mirando de frente, mi objetivo: el pueblo... No veo el momento en cruzar esos 400 metros que nos separan de la calle de entrada. Una vez alcance esa calle llamaré a las puertas de las casas que encontremos, no a una.. ni dos.. sino todas las que encontremos a mano... Hay que avisar a los demás, aún a riesgo de parecer unos locos.