Partida Rol por web

El destructor de la clase "Star Avenger" era completamente nuevo. Al salir del dique estelar había tenido un problema con los amortiguadores inerciales. Problema que le costara la vida a 31 miembros de su tripulación y diversas heridas (algunas graves) para el resto de los 150 hombres.

Ahora, cinco semanas después de haber sido solucionado el problema el "Ticonderoga" o "Tico" como gustaban decirle sus tripulantes patrullaba en la zona más distante de la flota.

El día comenzó sin contratiempos, en el puente el capitán y el segundo oficial saboreaban sendas tazas de café colombiano de montaña. Uno de los controladores informó de una extraña distorsión a popa y por la banda de estribor del navío, a unos doscientos mil kilómetros de distancia. El capitán de fragata estelar J. Samuels tenía casi treinta años de servicio activo, de los cuales veintidós eran en el puente de mando de una nave de cualquier tipo, incluyendo cargueros. Su instinto le dijo que colocara en alerta amarilla a la nave. Y así lo hizo, o al menos trató de hacerlo. Justo antes de que diera la orden, una esbelta nave superó al "Tico" en velocidad, por su banda de estribor. En la pantalla principal parecía haberse alejado unos veinte mil kilómetros cuando comenzaron a brotar de ella disparos.

Inmediatamente se comenzó el zafarrancho de combate, las luces rojas reemplazaron a las comunes durante varios segundos, mientras la estridente alarma volvía locos a todos.

Pero los disparos no eran para el "Tico" sino para una nave que apareció de la nada, desde detrás del destructor.

La última recien llegada era fea, tosca, como si fuera una nave carguero adaptada. El intercambio de armas entre las naves no identificadas cobró vida. Ambas tenían escudos, pero pronto fue evidente que la nave más grande (la última que apareciera) tenía la ventaja.

El capitán Samuels hizo lo correcto, sacó de la línea de fuego al destructor, que de inmediato comenzó a recibir impactos.

La dotación del "Tico" se apresuró a devolver los disparos, pero pronto fue evidente que la potencia de fuego del destructor era insuficiente.