Tras escuchar las opiniones de ambos, Craso supo que tenía que seguirles el juego. Él ya había tomado su decisión, casi antes de que el nuevo Príncipe hablara con él y sin saber qué era lo que iba a proponerle. Sonrió a Vesta, dejando mostrar cierta ingenuidad, y orgullo, más propios de un jovencito de dos o tres siglos como él quería aparentar, pero a la vez dejando entrever la astucia que caracterizaba al personaje de James Hale.
- Sí. Claro que voy a aceptar. - Les dijo a ambos. - Pero antes tengo que cerrar unos temas. - Afirmó. Y, en efecto, tenía que cerrar y atar bien todos sus asuntos con los mortales... las empresas, los contactos, todo. Un nuevo Primogénito no podía tener ningún punto débil cuando Eigermann lo anunciara. - Le comunicaré mi decisión mañana. - Admitió antes de despedirse tanto de Trevor como de Vesta.
Sonrió también en dirección a esta última. - Como amigos, agradeceré cualquier consejo o ayuda que puedas proporcionarme en mi nuevo cargo. Después de todo tienes mucha más experiencia que yo en eso. -
Aunque en su mente ya tenía varias directrices para comunicar a Kevin, y para que éste lo trasladara al resto de contactos y socios que tuvieran. Expandiendo la notica por toda su red de lo que quería estar James al tanto.
Sentía cierta curiosidad por ver cómo sería un Cónclave de la Camarilla. Desde luego él era mucho más antiguo que la fundación de la Secta, pero el ver sometidos a ella a vástagos tan ancianos como el propio Eigermann era algo digno de admiración. O Eigermann le veía utilidad a la Secta, y creía firmemente en sus ideales y por eso se comportaba como se comportaba. O bien el nuevo Príncipe era el peón de otro. Algo que al final acababa siendo cierto en casi el cien por cien de los vampiros. Siempre había alguien moviendo los hilos. Lo supiera el peón o no.
El propio James sospechaba que él era el peón de algo más grande, pero al menos mantenía cierto control sobre la situación como para creer que tenía capacidad de decisión sobre ciertos temas. Quizá le preocupaba que esa sensación de control fuera solo una ilusión... Pero confiaba no tener que averiguarlo temprano.
Por un momento su mente divagó hasta Astrid... pero decidió que no. Era mejor no verla hasta después del Cónclave. Había mantenido muy bien oculta su relación, y quería que eso siguiera siendo así.
- ¿No fracases?- respondió Vesta con una sonrisa cuando James les invitó a dar consejo. Ante una mirada de reproche de Trevor, añadió-. Sigue haciendo lo que haces, James. No te pongas demasiado en el punto de mira. Asumo que al Príncipe le interesa más que existas como Primogénito, y que con eso, al menos por ahora, ya das buena imagen mientras no hagas nada fuera de lugar. Y si necesitas algo en calidad de Primogénito, avisa.
Miró a Trevor, abriendo los ojos como preguntando, "¿contento?" con cierto reproche por el toque de atención, considerando que, al menos en teoría, ostentaban el mismo rango. Trevor y Vesta, aún así, tenían confianza, de ahí el número de intercambios relativamente directos y poco sutiles. Trevor sabía manejar la ciudad, pero Vesta sabía manejar a sus Cainitas.
— Prepárate un discurso para el Cónclave- añadió Trevor-. Si lo que quiere el Príncipe es que des buena imagen, tu nombramiento en pleno Cónclave será el acontecimiento más relevante. Y quizás sea mejor dejar a los otros Primogénitos con su agenda.
James no tenía tanta relación con los primogénitos Malkavian y Nosferatu. El Primogénito Malkavian era tremendamente excéntrico, y solía existir alejado de la política, el Elíseo, y la comunidad Cainita en general. Su principal papel era mantener en línea a los demás Malkavians, y con ello, el resto de Washington se daba con un canto en los dientes. El Primogénito Nosferatu, en cambio, era un mal bicho, resentido y avaricioso, que si bien sabía mentir, jugar al juego y hacía acto de presencia, era mejor dejarlo al margen salvo que se necesitase un Favor, algún objeto, o algún asunto social que Vesta no pudiera satisfacer. Para todo lo demás, Vesta era suficiente.
Considerando que el Primogénito Ventrue estaba muerto, y Erik no había apuntado a otro, y que los Assamitas / Baku Hakim tenían al Azote de Washington pero no tenían Primogénito, al menos por el momento, dejaba a Craso sin más Cainitas de igual o mayor importancia con los que tratar.
Craso sabía que el Primogénito Malkavian iba a seguir manteniéndose al margen, y que el Primogénito Nosferatu sabía muy bien que no le interesaba empezar una disputa con James Hale. De hecho, era incluso probable que no tratasen en el futuro próximo, con el propósito de demostrarle a James cuan poca necesidad le veía a un encuentro con el nuevo Primogénito LaSombra. Pero desde luego, ninguno de los dos tenía los colmillos cortos cuando otros Cainitas intentaban marcar territorio.
Los Primogénitos siguieron hablando, y Vesta explicó a James como su investigación sobre el ataque del Primogénito Ventrue, aunque aún inconclusa, parecía perfectamente normal. No podía trackear, al menos de momento, quién había contratado a los paramilitares que le ayudaron en el ataque, aunque sí la empresa. Quizá el Primogénito Nosferatu, o Rick Gormann, el Ghoul de James, pudieran saber más dados sus lazos con otras empresas de seguridad y fuerzas armadas, pero si merecía la pena husmear o no era otro asunto.
Por lo demás, a falta del testimonio del Primogénito Ventrue, Vesta intentó recrear la situación con los testimonios de los demás cainitas y aplicando Telemetría sobre los objetos, y el ataque se produjo de una forma bastante clara que no parecía disputar el veredicto del Príncipe dando muerte definitiva al Primogénito. Primero atacaron los paramilitares, luego se unió el Primogénito, y el Príncipe sostuvo algunas heridas por parte de los militares, al usar munición de alto calibre y Erik decidiendo atacarlos de frente cuerpo a cuerpo, cubriendo la distancia, en lugar de intentar huir o pelear a distancia, pero ninguna herida fue de gravedad gracias a su Fortaleza. Según Vesta, fue bastante peliculero ver a través de los objetos como el Príncipe recibía balazos, antes de arrencarles la cabeza con las manos.