- Un Cónclave de la Camarilla. - Dijo Craso sabiendo que esa parte ya la conocía Blue - Y la visita de la Inquisición. - Añadió finalmente. Se encogió de hombros. - Ignoro cómo dieron con nuestro paradero, pero alguien ha debido de darles el chivatazo. Éramos muchos los vampiros allí reunidos y podían habernos liquidado a todos... - Negó con la cabeza. - Estas noches son cada vez menos seguras. -
No recordaba haber visto a Blue entre la multitud, pero la verdad es que tampoco se había fijado. No es que hubiera tenido nervios por ser nombrado Primogénito... aquello no podía haberle importado menos. Pero cuando Erik mencionó a Critias toda la atención del Antiguo se dirigió hacia aquel maldito cabrón. No sabía a quiénes había dado su discurso, ni se había percatado de si estaban todos los primogénitos, y todos los vástagos de cada clan, o solo unos pocos representantes.
Pero sí recordaba a todos los que había sacado de la encerrona, y era posible que algún Nosferatu como el Primogénito hubieran decidido probar suerte a su manera, usando Ofuscación.
- Confío en que Erik y Critias tengan un plan. Lo más seguro es que nos convoquen a los Primogénitos con urgencia para tomar medidas. - Dijo explicando sus sospechas. - Y quizá alguien tenga más información sobre cómo o por qué ha acabado la Inquisición allí. - Indicó. - Pero no he venido por eso. -
Craso se llevó las manos a la espalda. En otras circunstancias habría dejado a su mente divagar un poco mientras sus ojos recorrían la trastienda en busca de los otros objetos con los que traficaba Blue. Objetos más interesantes que los que podían verse en la tienda principal. Pero no esa noche.
- Sueles enterarte de las cosas. Si no tú, los tuyos. ¿Qué sabéis de la llegada de Critias? Nadie lo había anunciado y que Erik lo haya traído ha sido como una especie de as en la manga... un golpe de efecto para dar más peso a la Camarilla, eso lo tengo claro. - Comentó. - Pero ¿es eso todo? Imagino que no sabréis cómo ha llegado o cómo o cuándo piensa irse de la ciudad. -
- Tú lo has dicho. La desaparición del Príncipe fue mala. La ejecución del antiguo primogénito Ventrue peor... Y ahora que dos criaturas tan antiguas como Erik y Critias estén aquí... no augura nada bueno. Necesitamos que la ciudad se estabilice y que desaparezca el caos. El caos no es bueno para los negocios, ni para una existencia segura. - Argumentó. Se preguntaba con mucha curiosidad si la aparición de Critias habría sorprendido a los Nosferatu también, o si por el contrario ellos ya estaban al tanto. Y de ser así, por qué no habrían avisado a nadie. O bueno, al menos a Craso no le habían avisado y entonces significaría que sus consejos e influencia no habían sido tan importantes para el resto de primogénitos de la ciudad...
Blue parecía más molesto que preocupado por la situación. Su trabajo, al final del día, era conseguir objetos e información, y claramente tanto su Primogénito como el Príncipe, por proxy, iban a hacerle su no-vida significativamente incómoda en las noches venideras.
- Estas noches son cada vez menos seguras. En eso estamos de acuerdo, James- bufó el Nosferatu-. Todavía no sabemos dónde se ha metido el anterior Príncipe, nos mandan a un Matusalén desde La Torre de Marfil, el Primogénito Ventrue pierde su no-vida en el Eliseo, y ahora nos ataca la Inquisición. Tenía pruebas de que existían, pero desde luego no me siento particularmente cómodo con el ataque en el teatro. Si hay alguna rata cobarde filtrando información a los humanos, no me gustaría ser ella. No puedo siquiera imaginar el ejemplo que Erik y la Torre de Marfil harían de ella. Sobre Critias, vuelve mañana a segunda hora de la noche. Pero te va a costar un Favor Menor.
Indagar en la posible privacidad de un Matusalén, o al menos ganarse un cierto grado de notoriedad o pedir favores para obtener la información sin hacer saltar las alarmas, no salía gratis.
El resto de la noche fue relativamente tranquila para Craso. Por notorio y poderoso que fuera, especialmente en las sombras, claramente todo el mundo estaba demasiado preocupado, confuso y absorto en su propia supervivencia para “perder” el tiempo cuchicheando teorías con él.
A la noche siguiente, sin embargo, apenas Craso despertó uno de sus sirvientes humanos ya le había hecho saber de cómo la marioneta humana de Trevor ya había requerido la presencia de Erik a medianoche, en el Eliseo, para una reunión extraordinaria entre los Primogénitos y el Príncipe, a petición del último. Erik parecía tener un pequeño gusto por usar a los humanos de Trevor para diseminar sus requerimientos, algo adecuado dado el estado de segundo al mando del Tremere, pero también una forma de establecer cierta superioridad, dando a entender que los humanos de Erik estaban por encima de ese tipo de tareas, y los peones de los demás, a disposición del Príncipe. Al fin y al cabo, Erik podía tener un rebaño del tamaño que desease, pero prefería usar a los humanos de su mano derecha como recaderos.
Erik parecía un cabrón totalitario, intolerante y opresivo, con un cierto gusto por recordarle a los demás cuál era su sitio. Trevor, un asceta mental al que ese tipo de actitudes hacia otros vampiros le traía sin cuidado, quizá por considerarlos una especie superior. Al fin y al cabo, sus humanos no parecían particularmente felices, desde antes de que Erik llegase a la ciudad.
- Critias está aquí por orden de la Torre de Marfil, James- afirmó Blue, en su trastienda, en la segunda hora de la noche-. Han mandado al resto de Justicares a Nueva York, Los Ángeles, Londres, Berlín, New Sydney, Dubai y por algún motivo que no termino de entender bien, porque es un mundo totalmente distinto, con una especie de vampiros muy diferente, Tokyo. A nosotros simplemente nos ha tocado Critias. Pero parece que los Justicares están aquí para ejercer de bandera, ojos y voz de la Torre de Marfil, como Erik. Supongo que puedes considerarlo un refuerzo a Erik, o algo independiente a él, ya que hablamos de Washington, y los Justicares se han presentado en las grandes capitales. No sé cuándo se van a ir, pero van a intentar elevar la moral, evitar la desobediencia, y coordinar a la Camarilla en esta Segunda Inquisición. Creo que por fin ha llegado la noche en que la Camarilla ha decidido tomarse esta amenaza en serio. Si me preguntas a mí, creo que han mandado a Critias por ser el Brujah, especialmente considerando que Erik es Ventrue, y por lo tanto tienen diferentes talentos, pero el presidente de EEUU y el Pentágono de las mayores fuerzas armadas del mundo se sientan en esta ciudad. Honestamente, no me extraña lo más mínimo que los humanos decidieran quemar su propio teatro para intentar acabar con nosotros. Lo que me aterra es que supieran que estábamos ahí.
Acto seguido, Blue sacó de debajo de la mesa un libro tan antiguo como grande, con tapas gruesas de cuero y tocados de plata. Era un códice original de historia vampírica. El tipo de libros que no existe, no se copia, y del que solo existe un ejemplar, o en algunos casos, un puñado de ellos. Prácticamente, un historial oficial de la Camarilla.
Blue abrió el libro, con mucha delicadeza, en una página en particular, y le pidió a Erik que se acercara. En la misma aparecía el nombre “Erik Eigermann”, indicando su año de nacimiento humano, año de abrazo, y Sire, el Antideluviano Ventrue, dejando claro su estatus y, por desgracia, con ello, su generación. Sin embargo, iba acompañado de un dibujo a carbón, que si bien se había deteriorado lo suficiente como para llegar a engaño….
- ¿A ti este tipo te parece nuestro Príncipe? - preguntó Blue con voz amarga, ligeramente ofendida, pero algo sorprendida y emotiva, cual mala noticia que rompe el suplicio de la monotonía.
En efecto, el Vampiro del retrato era poco agraciado, con una pronunciada calva y un rostro ancho, con pómulos gruesos y, aunque no obeso, bien comido. Erik era significativamente más estilizado, atractivo según el canon occidental moderno, y con más cabello. Si bien Critias seguía pareciendo claramente Critias, Erik no se parecía a Erik.
- Definitivamente a este lo han mandado de la Torre de Marfil. Eso lo he confirmado. Pero existe la posibilidad de que nos hayan mandado al Antiguo equivocado a propósito, James. Lo cual sería bastante malo, porque este tipo lleva aquí un suspiro y en este tiempo el Primogénito de su Clan ha muerto, no ha sido reemplazado, nos han mandado a un Justicar, y nos han puesto en ley marcial, James. Mi presentimiento es que este tipo es uno de esos fantasmas de la Camarilla que la Torre utiliza cuando de verdad necesita sacar la basura. Como por ejemplo, cuando su Príncipe desaparece sin dejar rastro y la Inquisición intenta matar a todos tus Vampiros de un golpe. Pero si ha matado al Primogénito Ventrue en el Eliseo, y la Camarilla lo pone en el título de un Matusalén, mi opinión es que es de esos vampiros que puede enfrentarse a 12 licántropos y ganar, como Mirthas- el antiguo Príncipe de Londres, otro Venture de 4ª generación, particularmente “famoso” entre las discusiones sobre Matusalenes por precisamente dicha hazaña.
Blue cerró y guardó el libro.
- Yo no te he dicho nada. Pero si me preguntas qué quiero a cambio, me mantendrás informado de todo lo que vayas descubriendo sobre el Príncipe conforme investigues por tu cuenta. ¿Si?
De aceptar, Craso sabía que antes o después, Blue terminaría por enterarse. Pero tener información antes era poder. Craso podía negarse, pero era una petición razonable dadas las circunstancias, y siempre cabía la posibilidad de que Blue deteriorara significativamente su relación ante una negativa. También de que, en caso de aceptar, Blue terminase por enterarse en caso de que Craso retuviera cierta información, provocando consecuencias similares.
Eso de que no sabían dónde se había metido el anterior Príncipe... a ojos de Craso el vampiro debía ser polvo en esos momentos. Un vampiro de semejante poder y posición no desaparecía así como así. La culpa sería de otro vástago, eso seguro. Pero Craso dudaba bastante de que el ex-Príncipe volviera a hacer acto de presencia mágicamente en algún momento con una buena excusa para su desaparición.
Si el vampiro se había marchado de Washington, por cualquier buen motivo, sin dejar rastro, como mínimo debía haber dejado todo controlado y bien atado... y a alguien de confianza al cargo para gestionar todo. Al no haber hecho nada de eso era improbable, no, más bien imposible, que el antiguo Príncipe tuviera la más mínima pretensión de regresar a ocupar su trono en algún momento.
En resumen, entendía la intranquilidad del nosferatu. Aceptó sin dudarlo el favor menor, después de todo no era algo que le fuese a costar mucho... y hacerle un favor así a alguien como Blue le saldría rentable a la larga. Procuró relajarse lo que quedaba de noche, y se apresuró a acudir a su cita con Blue a la noche siguiente antes de la convocatoria de Erik. Prefería conocer todo lo que pudiera sobre Critias antes de ir a una reunión de la primogenitura para estrenar su cargo y escuchar la posible bronca de Erik sobre su actuación con las sombras y su rostro.
La explicación de Blue no acabó de tranquilizar a Craso. ¿Justicars repartidos por el mundo? Algo gordo estaba pasando. Tampoco entendía que Erik necesitara un refuerzo...
- ¿Elevar la moral, evitar la desobediencia y coordinar a la Camarilla? - Preguntó repitiendo las palabras del Nosferatu. Básicamente asegurarse de que nadie huía o se escondía... dejarían claro que lo considerarían una traición. El Justicar estaba ahí para asegurarse de que la gente obedecía sin rechistar, aunque les dieran órdenes suicidas. Se llevó una mano al mentón, pensativo. Coincidía con Blue, y no tenía por qué decirlo en voz alta. ¿Por qué y cómo habían sabido los humanos que ellos se reunían allí? Si había un traidor entre los suyos iban a tener un problema muy serio.
Sin embargo, la aparición de aquel libro antiguo llamó la atención de Craso. Y mucho. Se acercó al Nosferatu cuando éste le pidió que se acercara, y sin tocar el ejemplar observó su contenido con atención. Memorizó el año de nacimiento como humano y su año de abrazo. Y entornó mucho los ojos al escuåchar la pregunta.
- Definitivamente no parece Erik Eigermann. - Dijo expresando con palabras lo que ambos sabían. - Podría haber varias explicaciones para ello, vicisitud de por medio sobre todo - argumentó, - pero la más simple tiende a ser la verdadera. -
Señaló el dibujo sin llegar a tocarlo. - Eigermann no es la persona que dice ser. Y si, como dices, lo ha enviado la Torre de Marfil, tenemos dos preguntas importantes que responder. ¿Quién es en verdad el que se hace pasar por Erik? Y ¿por qué el engaño? -
Si Erik no era el verdadero Erik... bien podía no ser ni siquiera un Ventrue. Lo cual ampliaba mucho las opciones respecto a disciplinas y capacidades del nuevo Príncipe. Craso debía ser extremadamente cuidadoso.
- Te informaré de todo lo que descubra. - Afirmó. Blue asumía que James iba a investigar por su cuenta. Y así era. - Pero me gustaría que tú también me informaras si descubres algo sobre él que pueda poner en peligro mi existencia. - No lo pedía como un favor claro, pero sí como una petición sensata - o eso creía él. Después de todo, si James moría no podría seguir informando a Blue. Y él sabía que si mantenía informado al Nosferatu, éste seguiría proclive a revelarle información en el futuro.
- Cuídate... se avecinan noches oscuras para los nuestros en esta ciudad. - Dijo a modo de despedida mientras se disponía a dirigirse a la reunión con el Príncipe y los Primogénitos. La verdad era que su conversación con Blue le había dado mucho en qué pensar.
Blue escuchó pacientemente, dando señales de que parecía concordar con Craso.
— Si no es Erik, y la Torre de Marfil le ha dado esa identidad, entiendo que el verdadero Erik está muerto o no se le espera fuera del letargo en otro siglo. Seguramente lo hayan hecho para proteger la verdadera identidad de nuestro nuevo Príncipe. El porqué, o si ese es el verdadero motivo... está por ver- respondió el Nosferatu-. Te avisaré si descubro algo que te ponga contra las cuerdas.
El Cainita cerró el libro y estiró su mano hacia Craso.
- Ten cuidado, James.
Y tras un apretón de manos, James se dirigió a su pequeña reunión con el círculo interno de Washington.
El Elíseo estaba desierto, como una sombra de si mismo. Había un ghoul guardando la puerta, cuando normalmente había al menos dos, y ninguno en el interior. Las luces apagadas, nadie en el recibidor, nadie en el salón... Craso nunca había visto el Elíseo así desde que se inauguró aquel lugar, y claramente estaba cerrado al público. Sin embargo, el ghoul de la puerta estaba presente y le había dejado pasar, indicando que seguramente su convocatoria no había sido dirigida al lugar equivocado por error.
Craso recorrió los halls, escuchando solo el eco de sus zapatos entre el silencio y la penumbra. Las sombras resultaban reconfortantes, pero aún había un atisbo de luz gracias a que las puertas de la sala cuyos ventanales, al fondo, daban acceso al jardín, estaban abiertas.
El Arconte Assamita, con su piel color ébano y su espada color obsidiana a la espalda, guardaba la puerta de Erik. Casi parecía una estatua en la penumbra, pues hasta ahora era el único ser que James había visto en el Elíseo, y su cuerpo se mostraba completamente rígido cual no-muerto que no se molesta en fingir humanidad alguna. Sus ojos oscuros se clavaron en los de James, y el guerrero se limitó a abrir la puerta tras él.
La luz inundó a James, pues las luces del despacho del Príncipe estaban encendidas, siendo las únicas en el lugar. James entró y el Arconte cerró la puerta tras de si. En el interior, todos los Primogénitos y el Príncipe se encontraban, sentados. "Erik", en su propio asiento tras su mesa, y los Primogénitos, frente a él. Trevor, seguido por Vesta, a un lado, y el Primogénito Nosferatu, seguido por Rho, al otro. El Nosferatu tenía especialmente molesto... incluso más de lo habitual. Trevor parecía particuarmente serio, y Vesta era inescrutable. Rho era... Rho, bajo su máscara para aquella noche.
- James- saludó Erik de forma escueta-. Por favor- señaló un asiento junto a Trevor y Vesta-. El Elíseo está cerrado hasta nuevo aviso. Que no hayamos sido atacados todavía indica que quizá la Inquisición no sepa de este lugar, pero no estoy dispuesto a correr ningún riesgo. Hasta nueva orden, la información a los Cainitas de vuestros Clanes será proporcionada por defecto a través de vosotros. Y confío en que mantengais a vuestros Cainitas bajo control. Tenéis permiso para ejecutar, sin necesidad de juicio, a cualquier Cainita de vuestro Clan que cometa brecha alguna de la Mascara. Y la responsabilidad de informarme ante cualquier infracción. Es posible que tengamos a un traidor en nuestro rebaño, así que mantened los ojos abiertos ante cualquier actitud fuera de lugar.
Erik hablaba con calma, pero parecía no tener ningún interés en charlar o politiquear. En su lugar, como la noche anterior en el Cónclave tras la advertencia de Rho, se dedicaba símplemente a dar órdenes con precisión militar.
- Tomad el resto de la noche para ello. E intentad fortificar vuestras guaridas y las de los miembros de vuestros Clanes. Si vuestra guarida habitual es conocida, cambiadla por otra- sacó de su cajón un mapa de la ciudad y lo extendió mirando a los Primogénitos. Estaba marcado con la ubicación de múltiples guaridas-. Eso incluye a James, Trevor, y Vesta. Trevor, Vesta, abandonad vuestras guaridas secundarias o poned a algún Ghoul, Neonato, o algún otro tipo de sirviente o cebo. Por si acaso.
Erik no parecía siquiera molestarse en ocultar sus prioridades, y el valor de los Neonatos en su cabeza.
- James, espero que formes buenas relaciones con tu Clan rápidamente. Sé que te gusta tu paz y tu soledad, pero como Primogénito, es importante. Tus LaSombra son particularmente inútiles al ser Neonatos, pero siguen siendo los más vulnerables ante la inquisición y son refugiados en esta ciudad, por lo que su muerte dañaría nuestra reputación. En lo que a mí respecta, voy a reunirme con los Anarquistas. ¿Alguna pregunta?
Mientras Erik daba órdenes, Craso no cesaba de darle vueltas en la cabeza a la información que Blue le había revelado. No era algo trivial... Y aunque le intrigaban los motivos de la Camarilla para poner a alguien viejo y poderoso en Washington, bajo una identidad falsa, le intrigaba aún más descubrir la verdadera identidad de este nuevo Príncipe.
De hecho, si no era el verdadero Eigermann quizá no era tan poderoso como él. Y, aunque este Erik se había mostrado tremendamente poderoso tras su encuentro con el difunto Primogénito Ventrue, quizá su poder palidecería en comparación con el de alguien tan antiguo como Erik o el propio Craso. Tampoco es que James, el primogénito Lasombra, quisiera hacer frente a Erik para comprobarlo. No directamente al menos. No sin tener más información.
Tras la explicación de Erik de las tareas que tenían que ejecutar, y su pregunta posterior, Craso se limitó a negar con la cabeza. No tenía preguntas. Contactar con los Lasombra de su clan y dejarles claro que tenían que cambiar de refugio y fortificarlo. En definitiva, asegurarse de que los niños sobrevivieran al menos una noche más.
- Tengo clara nuestra tarea y nuestras prioridades. Pero incluso hasta que averigüemos si hay un espía o traidor... tenemos que hacer algo más. Pasar a la ofensiva. ¿Qué sabemos de los humanos? - Preguntó en referencia a la Inquisición y el ataque. - ¿Es una nueva agencia gubernamental o amparada por el gobierno? ¿Simplemente una secta o un grupo de fanáticos bien organizados? Estaría bien saber qué saben, o hasta dónde saben... Y para ello hay que capturar a alguno con vida. Una organización, por muy poderosa e influyente que sea, no es más que un mecanismo. Y si consigues una palanca de la que tirar... un humano al que interrogar, o al que tentar... podemos derribar cualquier mecanismo. -
- Aunque aun sea pronto para sacar conclusiones, creo que los Primogénitos deberíamos estar al tanto de toda la información que se haya averiguado hasta el momento. - Sugirió.
En función de lo que Erik les respondiera, Craso, o James, ya tenía en mente dos caminos de acción para en cuanto salieran de allí. Uno pasaba por quedar en persona, uno a uno, con absolutamente todos los Lasombra de la ciudad. Y el otro... bueno, el otro implicaba preparar un buen cebo para la Inquisición, capturar a uno de e ellos y darle la vuelta a la tortilla.