Partida Rol por web

La figura enmascarada estuvo inmóvil unos momentos, sin decir nada, hasta que finalmente respondió, con su voz inhumana y carente de emoción:

- Yo solo estaré dentro si todos los presentes llegan a un compromiso de solo matar como último recurso. En caso contrario, me iré. Si os comprometéis y luego no mantenéis vuestra palabra, asesinando sin necesidad, os las veréis conmigo... - Miró fijamente a cada uno de los presentes, mientras agregaba, con una nota que enviaba escalofríos a la columna dorsal de cada uno de los presentes. - ... Y os aseguro que puedo hacer cosas que hagan que morir parezca un dulce regalo...

Después de decir esto último, no parecía que fuera buena idea contrariarle. Era imposible no pensar en todas esas historias acerca de brujos que roban el alma de las personas, borran mentes o convierten gente en animales o cosas...

De acuerdo... Si tan importante es para vosotros, procuraré no matar a nadie salvo que sea absolutamente necesario. A cambio de eso, mi identidad será sólo mía. No quiero escucharos más eso de... "Si me la enseñas te la enseño.." que ya somos mayorcitos. Respondí a regañadientes bajo la presión que ejercieron las palabras del brujo sobre mi. Y aquí se acaban mis concesiones. Si no os gusta, me largo. No voy a ceder solamente yo en esto...

-¡Bien! -dije dando una fuerte palmada y levantándome de golpe.- Os mostraré la salida.

Me dirigí a la tercera plataforma, tecleé una contraseña. Acto seguido, hubo un ruido en la primera plataforma, donde estaba el coche. En una de las paredes se abrió una puerta que daban paso a unas escaleras de metal.

-Por esa puerta llegaréis al exterior. -dije mientras me sentaba en una de las sillas enfrente del ordenador. Me puse a mirar uno de los papeles que había en el escritorio.- Hornet, mis disculpas por el pinchazo. Necesitaba hablar. Voy a pedir pizzas, si quieres te puedes quedar. Invito yo. Bueno, los demás no sé si queréis. Rift seguro, ¿Eh? ¿Arcángel? ¿Duo Siniestro?

Lo dije mientras giraba mi silla.

-Si os vais, tranquilos. Mañana por la mañana me pondré en contacto con vosotros. Quedamos aquí.

Acto seguido, me levanté y fui hacia uno de los maniquíes. Me quité la parte de arriba del traje, dejándo ver un cuerpo musculoso con muchas cicatrices. Eran muy variadas. Heridas de balas, de filos, contusiones... 

-Sexy, eh. -dije mientras me ponía una camiseta. Estaba de espaldas a mis visitantes, así que tal vez no habían visto nada. Pero por si acaso....

Agradezco la invitación Dan, pero tengo trabajo pendiente en la oficina, así que si me disculpas, debo partir de inmediato. - digo reactivando la armadura antes de salir.

Tras una hora de sobrevolar la ciudad regreso a mi despacho para firmar unos cuantos documentos y luego me retiro a mi casa a dormir.

Vaya nochecita, sólo espero Dan tenga una idea clara de que es lo que debemos hacer. Ojalá y eso nos permita sacar esa porquería del HCM de las calles. Muy bien Dan. Ahora todo depende de ti. - pienso mientras me acuesto en mi cama.

Estaba clara cuál sería la tónica de los acontecimientos. La confianza en este grupo sería frágil cuanto menos y estabamos a punto de poner su tenacidad a prueba con una brutalidad que posiblemente nos sorprendiera. "Si tengo que trabajar con esta pandilla para mantener las calles limpias, tendré que hacerlo. Pero no pienso darles la espalda en ningún momento."

- Cuento entonces contigo, Miguel. Nos vemos mañana. Que descanses. A todos nos hará falta. - con tranquilidad, me levanto y dejo al perrito sobre el sofá que ocupaba. Me acerco a Horney y acaricio con dos dedos la parte descubierta de su rostro. - Noche tiene razón. Debes hacer lo que creas independientemente de lo que hagan los demás. Si no, acabarás diciendome "Fuera, muti" o cualquier cosa por le estilo. - le comento casi entre risas. La inyección ha sido como un jarro de agua fría para mis ánimos pero no quiero que se note.

Me desperezo un poco mientras oculto un bostezo con el dorso de la mano. Esta mañana tuve que madrugar bastante para ir a trabajar y es tarde. Sin embargo, se vislumbra una noche larga. No creo que pueda dormir con tantas cosas en las que pensar.

- Por supuesto que me quedo, Dan. Una señorita no puede negarse a una invitación tan galante como unas pizzas. Además con tanta guardia no he comido nada desde el almuerzo. Pero como pidas una con anchóas te retiro la palabra. - le guiñé un ojo coqueta. Cuando veo que se quita la camiseta, le silvo. - Por dios, Doble D, espera a después de la cena. - no puedo evitar reirme a carcajadas.

Me acerco y le susurro al oído unas palabras para luego alejarme y sentarme yo en el sofá a esperar que pida las pizzas.

Cuando estoy cerca de su oído, alejada del resto de integrantes del grupo, le susurro a Dan con suavidad.

- Tenémos a alguien metido en el maletero desde hace un buen rato. Igual muere esperando que lo saquemos. No creo que sea bueno para él pasar la noche en el maletero y, además, seguro que no nos deja dormir.

Le sonrio seductora y me alejo disimilando.

La figura enmascarada se mantuvo inmóvil, como una estatua pétrea, carente de vida y emociones, mientras su anfitrión hablaba. Cuando Lara y Miguel se despidieron para marcharse, Revan, sin apenas moverse, le preguntó a Dan Rowling, con una nota de misterio a su alrededor:

- ¿Podemos hablar los dos a solas un momento, por favor?.

Miró al resto del grupo, sin saber si se quedarían o se marcharían. Si decidían marcharse todos, solo tendrían que esperar a que lo hicieran. Si alguno querría quedarse a comer pizza, tendrían que ir a un rincón más privado para poder hablar con tranquilidad.

Entre el cansancio, la bajada de adrenalina, el efecto del pinchazo y la desaparición de la cafeína en sangre, noto que se me caen los ojos. Por lo que me sorprendo diciendo:

- Pizza. Claro. Sí. Por qué no. Pizza. Voy con vosotros.

Y sigo a Dan y Lara como un zombi.

Las tripas me sonaron al escuchar la palabra pizza. Recordé entonces que no había comido desde antes de entrar a trabajar y que al salir no me dió tiempo a hacerlo por el aviso y mi cambio a Noche. Dúo Siniestro. No suela mal. Miré a Revan mientras pensaba en ello. Luego mi vista se desvió hacia Dan, inicialmente no supe porqué... pero luego no pude apartarla  mientras se quitaba la parte superior de su uniforme y se cubría con una camiseta.

Muy sexy... Aunque creo que tengo bastantes más cicatrices que él, no me importaría comprobarlo. Lo bueno de la máscara es que nadie puede verte el rostro, ni las expresiones que ejerces en él... Ni pueden saber hacia donde miras en concreto. Si en algún instante me había arrepentido de no haberme quito la máscara, en ese instante se esfumó.

Yo debo irme, tengo asuntos que atender... Como mi herida en el brazo. No sangra, pero debo curarla. Ha estado divertido, deberíamos repetirlo un año de estos.... Les dije a todos a modo de despedida y salí de allí siguiendo las indicaciones de D·D.

Una vez fuera, inspiré con fuerza el aire de la ciudad y busqué donde subirme. El metro ya estaba cerrado, el único medio de transporte que me quedaba era el bus. Viajar en su techo no es algo cómodo. El agarre cuesta mantenerlo.

Necesité un par de trasbordos y luego dar un rodeo para ver si alguien me seguía antes de colarme en las alcantarillas y acceder a mi refugio. Allí Noche descansaría, mientras Kat dormiría en su cama. Tras curar el roce aquel de la bala y darme un par de puntos, me puse un vendaje y me vestí normalmente. Mierda... Se ve demasiado. A ver que invento o que me pongo para que mañana no se me note en el trabajo.

No tardé en llegar a casa. El pequeño apartamento en los suburbios permanecía a oscuras y silencioso. Ni me molesté en encender la luz. Crucé hasta el dormitorio y me desvestí, desplomándome sobre la cama. ¿Qué coño ha pasado esta noche? ¿Por qué he accedido a unime a ellos?

Me quedé dormida del tirón.

-Sí, claro. Vamos. Sígueme. -dije a Revan mientras me despedía de Noche con una mano.- He pedido las pizzas por internet. Alguien tendrá que subir a por ellas arriba. Ahora vuelvo. Espero que me de tiempo a ocuparme de nuestro invitado del maletero. Gracias por recordarlo Rift. -le dije con una sonrisa.

Y me llevé a Revan por una puerta que había cerca de las pantallas.

Entramos en lo que parecía un pequeño laboratorio. Había un par de frascos, probetas y demás cosas que hay en los laboratorios.

-Dime, Revan. ¿De qué querías hablar? -le dije al mago.

Me puse un poco tenso, no es que no me fiara de él. Pero estar encerrado con alguien que parece tan... siniestro, acojona un poco.

Miré fijamente a mi anfitrión y le pregunté, con un tono neutro:

- Llevo poco tiempo en la ciudad y no conozco gente. ¿Conoces a gente relacionada con la magia y el ocultismo, a quien le pueda consultar y sea diga de confianza?. No tiene porque ser personas conocidas, conque sepan de lo que hablan, me conformo... Si hay algo que no soporto son los impostores que dan mala fama a los míos.

Cada vez que me encuentro con un farsante... Bien, digamos que no se olvida de mi en lo que le queda de vida. Anda que no soy fino ni nada repartiendo castigos.

-Oh… Bueno. Conozco a una chica. Bueno, todavía no la conozco. Intentaré contactar con ella, pero no te prometo nada. –dije mirando al suelo y luego a su máscara.- Tengo entendido que es un poco inestable. Pero entiende mejor que nadie la magia. ¿Te parece bien?

En vez de responder directamente, le pregunté:

- ¿Cual es su nombre y que sabes de ella?.

No iba a aceptar a ciegas un encuentro con nadie sin saber algo de esa persona, sobre todo si esa persona es supuestamente inestable. De todas maneras muchos practicantes de las artes místicas son un ejemplo de cordura, pero mejor prevenir que lamentar.

-Prefiero conocerte un poco más, antes de darte más información. Aunque... Creo que se llamaba Wendy... O Wanda. No lo sé. Ya te daré su dirección más adelante. -dije tocándole el hombro, intentando mostrar complicidad.- Salgamos ya, a ver si se van a pensar que nos estamos enrrollando.

Dicho eso y sin esperar respuesta, me giré y salí por la puerta.