Partida Rol por web

- bravo... bravo - escucharon unos aplausos, y parado junto a las escaleras, puedes ver la cara del Conde, el sire del príncipe de  de Tarmes, aplaude y se acerca a la pareja, Temperance se asusta pero no se aparta de Alfonso, es más, toma su mano - esto es asombroso... ¿así que te deseas follar ahora a la mujer del príncipe?... no tienes límites, - suelta una risa y llega donde Tempenrance, están a unos pasos y la jala de la mano alejándola de ti, Temperance no ofrece resistencia

- no mereces los cuidados de mi hijo  - la jala y zarandea, la chica se queja del dolor que le causa su agarre..

A pesar del riesgo sin pensarlo dos veces empujo a Maxwell para que suelte a Temperance, es más antiguo y poderoso que yo, pero realmente tampoco hay tanta diferencia ya que apenas hay vampiros antiguos y yo llevo ya más de 140 años siendolo. Maxwell, ella no es la mujer de Alexander, es su mascota, y eso va contra los principios de la Hermandad. Si trata así a la persona que dice que más quiere ¿que lo diferencia a el de esos cerdos de la Orden de Caín que combatimos? Acto seguido me arrodillo ante el no sin antes poner detrás de mi a Temperance. Maxwell, tu eres más cuerdo que Alexander, por favor, hazlo entrar en razón, y por favor, si le cuentas algo a el dile que yo la forzé, no quiero que suceda nada malo a Temperance, además, el mundo la necesita, a mi no.

Max suelta a la chica que cae al suelo, sujetando su muñeca y quedando agazapada en el suelo, asustada y temblando, quizás no llora solo por el miedo que sentía en ese momento, Max había retrocedido unos pasos, peor volvía donde el vampiro para cruzarle la cara de una bofetada, pero Alfonso se arrodillaría delante de él, lo que hizo que se detuviera.

-patético... ¿te gusta realmente? - se burla de nuevo - sí, muy patético, no sabes cuanto le ha dedicado Alexander a esa chiquilla, - lleva sus dos manos a las solapas de la ropa de Alfonso y lo alza, puedes ver sus ojos rojos,  su ira, este vampiro es poderoso.

- Temperance, ¿sabías que  este remedo de vampiro no puede mantener sus pantalones arriba? y se ha acostado con cuanta chica encuentra?...¿te habló de amor?pobre estúpida - suelta a Alfonso lanzandolo a un costado para caminar hacia Temperance .-¿sabías eso? ¿y por eso quieres cambiar a Alexander? - llega hasta ella y la sujeta por la muñeca, levantándola, Temperance se queja -  si no fueras quien eres, te mataría en este momento...- le susurró al oído.

Temperance es levantada con fuerza, gime del dolor, y cuando dicen esas palabras, mira al vampiro con ojos llenos de lágrimas,  como queriendo decir ¿es verdad? - yo... yo no quiero cambiar a Alexander... sólo quiero ser normal.. yo...- gimió de nuevo del dolor.-ay... me duele... señor... me duele, por favor - pisa el suelo, pero sigue quejándose.

- es que no lo eres - con la otra mano le cruzó la cara de una bofetada,  Temperance cayó al suelo, se había golpeado con la puerta y quedó tendida en el suelo, boca abajo.el vampiro ahora se giró hacia Alfonso. - es mejor que te alejes de ella... los demás fueron al estadio de los Yanquis a ver que sucedía, ve con ellos, y no diré nada, déjame a solas con Temperance...

Yo, llevo toda la eternidad buscando el amor sin encontrarlo, por eso me acostaba con cuantas mujeres encontraba, tenía la esperanza de que alguna de ellas fuera especial, pero la única que lo es es precisamente la única con la que no me acostado Maxwell. Mirando con rabia e impotencia como está haciendo sufrir a Temperance reacciono de una manera que ni yo mismo me esperaba ya que las palabras salen solas de mi boca sin poder evitarlo. Maxwell te aseguro que como le hagas algún daño desearás estar en el infierno. Y de un modo desafiante le doy la espalda y marcho a al maldito estadio.

Nada más salir del edificio y entrar en el coche a pesar de que la prudencia me aconseja que no lo haga llamo a Lola. Lola soy Alfonso, ¿puedes ponerte en contacto con una persona que esté inconsciente?. NO SE JODER, A TRAVÉS DE LOS SUEÑOS O COMO SEA.

- ¿amor?... por favor Alfonso, no seas mediocre, sólo estás cachondo por la pendeja - se rie y arregla sus ropas y lo mira con un gesto de autosuficiencia - no puedo matarla, si eso es lo que te preocupa...- se ríe y mientras te vas, ves como se acerca a la chica tendida aún en el suelo, un quejido de Temp es lo último que escuchas cuando las puertas del ascensor  se cierran, él la había levantado.

- ¿ay niño de que cojones hablas? ¿contactarme con alguien insconciente?... jajaaja bueno bueno, y si pudiera hacerlo ¿que quieres decirle? - te pregunta la mujer, muerta de la risa, por el teléfono escuchas el sonido de sus pulseras.

Como te rías te mato bruja estúpida!!! Dile que realmente todo lo que le dije era en serio, y que no crea a Maxwell, cometí muchos errores en mi vida, pero eso se acabó hace tiempo. La persona es la chica de la que te hable, la hija de la vidente que vive con Alexander, ya la viste un día que vinieron al hotel, y como digas algo a alguien te aseguro que lo pagarás. Creo que en casa está Helen, dila que se vaya y que solo vuelva si yo la llamo.

- ¿eh? ¿acaso soy tu alcahueta? - se ríe de nuevo pero luego recuerda a la chica - ¿oh la jovencita de ojos verdes? discúlpame don Alfonso, pero esa chica es un problema... oh sí, Lola lo dice, es un problema.. lo siento... lo sieeeento - ponía la voz tétrica- y está bien - cambia drásticamente la voz - le diré a Helen lo que dijo e intentaré, pero ¿en serio?..¿esa chica? bah, lo imaginaba con gustos más... no sé, más de video porno - se volvió a reir y se agitaba por completo, se escuchan sus collares y pulseras sonar.

Lola, tu haz lo que te digo y guardate tus opiniones Cuelgo el telefono y poco después veo el jodido estadio, no puedo evitar pensar con rabia que allí esta Alexander, he de verlo y no puedo evitar pensar en que el es quien tiene a Temperance en mi lugar y que eso no cambiará al menos por el momento. Temperance no solo me gusta, si no que es la jodida llave para ser príncipe de esta ciudad, ha de ser mía, juntos seremos imparables, y ella además será feliz por que no la trataré como un objeto.

No tardo en aparcar y entrar al estadio, busco a Alexander, no se donde ostias se ha metido, así que lo llamo por teléfono. Alexander, soy Alfonso, estoy en el estadio, Maxwell me ha mandado venir, el está con Temperance por si sucede algo y necesita protección.

No se inquietó al ver al príncipe, él lo ignoró pero en el fondo sabía que lo hacía a propósito. Su ultimo sorbo vació completamente el vaso que dejó cuidadosamente sobre la barra. 

Alexander intenta analizar la situación, pero aún no puede hilar los cavos sueltos y mucho menos con las últimas palabras del Príncipe, pero todo parecía complotar para el final de los tiempos. Ademas si Temperance tenía ese poder, entonces había heredado todos los poderes de su madre.

-Tal vez ya he vivido demasiado, ¿Acaso no merezco un descanso?... "el final" no suena tan amargo.-

Escucha las palabras de Maxwell y de pronto despabila. Sus pupilas se achicaron y giró su rostro para ver a Tarmes con mirada cómplice. Me parece bien. 

-Eso es, Temperance... debo seguir luchando por ella. Ella es la razón razón para continuar.-

Parece que no tenemos demasiado tiempo para pensar... hay que actuar. Afirma con sus ojos entrecerrados.

- Vayamos pues, no podemos perder tiempo. - Me limité a decir mientras asentía a los presentes. Con un ágil movimiento me encaminé hacia la puerta de salida de la habitación tras el Príncipe y Longinus. Antes de salir del edificio fui a despedirme de Maxwell. - Cuidado maestro, puede ser una trampa... - Le dije casi en un susurro, esperando que entendiera. Quizá pretendían hacernos salir para dejar la base descuidada, quizá la idea era destruir a Maxwell y raptar a la niña. Sobre todo les interesaba la niña seguramente, sería una pieza clave. No podíamos dejar de tener cuidado, y Maxwell era un vampiro poderoso, destruirlo, si es que podían, inclinaría la balanza a su favor.

Me giré de nuevo y salí de la habitación, dirigiéndome de nuevo a la salida donde el Príncipe y Longinus estaban. - Bien, en marcha. - Concluía ahí la tranquila noche, los paseos y las canciones. Empezaba la noche oscura en mitad de esta guerra de entramadas telarañas y sutiles movimientos. Como otras noches, se acabó la tranquilidad, debíamos volver a la batalla.