La noche de los Miedo

Cinco días habían pasado desde que las explosiones terminaron con la paz de la ciudad, con la calma de las tribus de licanos y con el poder que los vampiros tenían sobre la cuidad. Se había declarado el estado de sitio en la ciudad, y los civiles habían sido sacados al día siguiente de la reunión, Tarmes, ahora que puede caminar de día, puede tener mayor control sobre lo que sucedía en New York.

Los licanos también se habían rearmado, y habían dejado los bosques que Staten Island para ir a la isla de Manhattan, pero casi sólo eran fenrir, los fiannas habían sido prácticamente mermados luego del ataque de Creed y la Orden, que acabó con el hogar de los licanos más neutrales.

Los rebeldes pasaron a ser aliados de los vampiros y licanos, la hermandad seguía intentando rearmarse, Tarmes tendría una tarea complicada, y los Licanos tenían aún el peligro  de que fueran descubiertos por los humanos definitivamente, pero ¿podrían detener lo que se vendría si no sacrificaban una paz que ya no existía?.

Durante esos cinco días, la Orden se mantuvo en silencio, sólo atacaron  los berkeser, pero todos sabían que esos no eran más que carne de cañón, vampiros de la orden y licanos garras rojas,  no daban la cara, tampoco había podido ser localizada Temperance ni Peyton,  ellas  parecían muy ocultad,  y estaba la posibilidad de que las hubieran sacado de la ciudad.

Illana se encontraba débil pero su cuerpo licano comenzaba a sanar rápidamente. Trató de permanecer con su prometido el tiempo que pudo, para asegurarse que todos estuvieran bien y cómo organizarían a sus manadas. Además, siguió estudiando los rituales de purificación. Podían necesitarlos luego.

Una de las prioridades de los licanos era rescatar a Peyton y tenían que estudiar las posibilidades, así que se dedicó a tratar de encontrarla. Si encontraban a Peyton, tal vez, podrían encontrar a Temperance y lo que era seguro es que así, encontrarían a Creed. 

Arkin preparó al ejército licano para la gran Guerra. No poseía ningún tipo de habilidad especial en el espionaje, así que lo que podía hacer era preparar a sus hermanos para la inminente batalla.

A diferencia de Illana, él se centró en la parte del músculo, de la guerra en sí. Desarrolló varias tácticas para el combate, presención la conversión de algunos y la inclusión de otros a las manadas.

La batalla final por salvar el mundo estaba a punto de comenzar...

Y Arkin no quería marchar sin una mano ganadora, y algún as bajo la manga.

La noche de los Miedo

Creed y la vampiresa, que luego se presentó como Rachel, las dejaron tranquilas dos días, pero no sin antes haber dañado terriblemente a Temperance, ella tuvo sangramiento luego del abuso, y llevaron a un médico, Creed de hecho te sujetó mientras el médico, que era un vampiro, examinaba a Temperance. Era de asumir que se asustaron, y se hizo evidente que la deseaban viva y a ti, dispuesta a ayudarla. 

Por esos días debiste cuidar de ella, alimentarla, Temperance ya no hablaba, lucía distante, perdida en sus pensamientos, la habían roto irremediablemente. Ese día era el quinto día  de presidio, ya perdías las esperanzas de que Dante diera contigo.

Primer día
Peyton vio como las cosas se acontecían, por más que intentaba liberarse y liberarla no podía, incluso la salud de la espiritista se escapaba entre los dedos de la licana, la cual con cada día que pasaba encerrada se sentía más débil y desolada. El primero de los días fue extraño incluso para ella, se sentía realmente culpable por lo que había sufrido su compañera y no podía perdonárselo. Algunas lágrimas caían por sus pálidas mejillas, pero las ocultó ante la joven. No podía ser débil, no podía serlo...

En las horas puntas observaba como traían la comida, ella la desechaba, pero por el contrario, alimentaba a la joven morena. Ese día fue silencioso, más silencioso de lo normal. Nada extraño pasó y lo agradeció, pues no creía tener más fuerzas para aquello... Cuando cayó la noche se sentó junto a Temperance, acariciándole el cabello mientras la observaba. Temperance estaba tan agotada que no tardó en dormirse, pero por el contrario la loba pasó casi toda la noche deambulando por la habitación, caminando en círculos, dando mil vueltas a las cosas.

Finalmente se acostó, acomodándose. Sus ojos se cerraron...

Segundo día
Cuando despertó ya habían pasado la primera ronda. Estaba tan cansada que ni se dio cuenta. Lentamente se sentó sobre la cama. Temperance estaba en el mismo lugar, de la misma forma. ¿Qué le pasaba? ¿Por qué diablos no reaccionaba? Eso hacía que su sangre hirbiese. Un nuevo día que volvía a ser como el anterior, pero lo más extraño de todo era que ni Rachel, ni tampoco Creed se dejaban ver. Y eso preocupaba a la cachorra.

-Cuanto más estarás sin hablar, pequeña...-Las manos acariciaron los cabellos de Temperance como la noche anterior. Suavemente subió las piernas a la cama, mientras su espalda quedaba apoyada en el cabecero.-Yo... También tengo miedo, realmente, siempre fui una cachorra asustada-Susurró mientras miraba hacia la oscuridad de la habitación.-¿Quieres que te cuente una historia? Recuerdo que mi madre... Me la contaba cuando me iba a dormir.-Se queda quieta, pero finalmente se acomoda perfectamente. Sus manos buscaron las mantas, para arropar a la mujer morena.-Es una leyenda Sioux... Toro bravo era un joven guerrero de la tribu, honorable y lea. Nube azul era la hija del jefe de la tribu, una tarde los dos jóvenes acudieron hasta los sabios del clan para pedir ayuda...-Por primera vez, era como si la voz de su madre retumbase en su cabeza.-Ellos se amaban, y así lo hicieron ver, juntos pidieron algún tipo de talismán, conjuro o hechizo con el cual pudiesen estar juntos hasta la muerte... Entonces los ancianos se miraron entre ellos, para finalmente mirar a la pareja. Primero se dirijieron a la bella mujer; ella debía subir sola hasta el monte norte que había junto a la aldea. No podía ayudarse de nada, solo de sus manos... Allí debía atrapar el halcón más hermoso y vigoroso, para ponerlo ante los sabios el tercer día después de la luna llena, pero debía estar vivo. Esa era su misión.-Peyton dejó sus caricias quietas.- Toro Bravo, por el contrario debería escalar la montaña del trueno, para capturar sin hacerle daño a la más valiente de las águilas, usando sus manos y llevarla ante los sabios el mismo día que Nube Azul.-Cuando era pequeña adoraba esa historia, le hacía pensar en muchísimas cosas.- Antes de partir, ellos se abrazaron para despedirse y entonces desaparecieron. Cuando el día llegó, ambos amantes habían conseguido la ave que le habían sido encomendada. Y a verdad era que ambos animales eran unos espléndidos ejemplares. Tanto la joven, como el chico preguntaron que hacer con ellas y entonces el anciano les respondió; Debéis atarlas con esas tiras de cuero y después dejarlas para que vuelen libres... La joven pareja hizo lo que se le pedía y las soltaron. El águila y el halcón intentaron levantar el vuelo varias veces, pero lo único que conseguían era terminar cada vez revolcadas en el suelo.-La peliblanca abrazó a Temperance, todavía estaba despierta, quizás solo por saber el final.- Después de muchos intentos, irritadas y frustradas por su incapacidad para volar, empezaron a atacarse con sus picos, haciéndose mucho daño....-Peyton cerró los ojos lentamente, acurrucándose en su compañera un poco- Entonces el sabio habló nuevamente mirando a la pareja; Este es el conjuro que pidieron, nunca olvidéis lo que acabáis de ver. Ustedes son como el águila y el halcón. Si se atan el uno al otro, así sea por su inmenso amor, no sólo vivirán arrastrándose, si no que terminarán lastimándose inevitablemente.-Se levantó, dando una última caricia a Tem.-Si quieren que su amor perdure, vuelen juntos, pero jamás atados...-Las últimas palabras las dijo alejándose de ella y sentándose en una silla, mirando por la ventana.

Y entonces todo quedó en silencio.. Sus palabras se apagaron con el final de esa historia. Y ella cayó dormida en el sillón, mirando hacia fuera.

Tercer y cuarto día
El primer encontronazo después de tantos días tranquilos fue con Creed, nuevamente llena de rabia intentó echársele encima, pero de nada sirvió. Ella no era más que una vulgar humana, con el sello en su interior no podía hacer nada y eso la cabreaba.
Los dos días se los tiró haciendo lo básico. Asear a Temperance, darle de comer y dormir. Esos dos días fueron extraños, pero es que según pasaba tiempo.. Más destruídas estaban sus esperanzas.

Quinto día
Había perdido toda esperanza. Esa mañana al despertar no se levantó, su cuerpo se movió suavemente entre las sábanas, pero solo para cubrirse aún más. Sus ojos estaban hinchados de tanto llorar, aunque no la hubieran escuchados, había estado llorando desconsolada.

Apoyada sobre la almohada observaba la puerta en silencio. Toda esperanza de que la encontrasen, de que fuesen a por ella se había perdido. Quizás.. Quizás no importaba sacrificar a uno mientras los demás se salvasen. Algo le oprimió el pecho haciéndola gemir entre sollozos ¿Por qué ella? ¿Por qué tenía que haber perdido el control? ¿Por qué seguía siendo una niña? ¡Tenía que madurar! Pero aún así, no lo conseguía. Las lágrimas humedecían la sábana, pero no le importaba.

-Dante... Te amo...-Susurró mientras se escondía bajo las sábanas. No podía más, ahora le daba igual lo que hicieran con ella. Se sentía muerta... ¿Al fin podría descansar? ¿Se juntaría junto a los demás? Solo debía esperar.

Seguían en el cuartel de los rebeldes, y en el cuarto donde estaban ambos licanos, la puerta se abrió y entró Dante, estaba eufórico,y aunque su mano seguía vendada, se notaba que estaba mucho más repuesto, el calor de la batalla lo estaba alentando, y dándole nuevos aires.

- sé donde está Peyton, pero debemos salir ahora, nada de vampiros ni humanos, saldremos nosotros - dijo, cerrando la puerta tras de sí.

Peytn sintió unas manos en su espalda, y luego el peso de un cuerpo delgado a su lado, era Temperance, que por fin había reaccionado, la joven estaba contra su espalda, abrazándola desde atrás.

- no llores... princesa.. he soñado algo hermoso... todos éramos felices - murmuró la jovencita, acariciando sus brazos, y sus hombros.

Illana había pasado los últimos días estudiando lo más que podía el libro de Temperance aunque había cosas difíciles de comprender para ella.

En ese preciso instante, estaba en la habitación junto a su prometido, disfrutando de un rato de descanso. Era lo mejor que Illana podía hacer antes de la batalla.

Cuando Dante entra, se sienta erguida y escucha sus palabras con atención. Al parecer, Dante tenía mucha prisa. Quién sabe qué habrá averiguado. Mira a Arkin y sabe lo que él haría, así que se adelanta a preguntar. - Despacio, ¿Qué sabe? ¿Qué sucede? ¿Por qué solos? Y ¿Cómo llegamos? - con eso abarcaría todo pero debía asegurarse de no simplemente saltar a salvarla. No seguiría a un fenrir enloquecido.

Arkin se encontraba descansando después de aquellos días reuniendo los ejércitos para aquella guerra que se avecinaba. La irrupción de Dante en la habitación donde estaba con Illana, contándole los avances que había logrado y aprovechando el poco tiempo que tenían juntos, hizo a los ojos del Ahroun iluminarse con ilusión.

La Fianna se había adelantado, haciendo las preguntas pertinentes, seguramente porque conocía a Arkin, y sabía que, sin cuestionarse nada, iría a donde se encontrase Peyton e intentaría salvarla. 

Detuvo sus ganas un segundo, mientras respiraba profundamente. No habló, esperando que su prometida acabara aquellas interrogaciones... Después de todo, ella era mejor en cuanto a intrigar. El solo estaba esperando el momento de salvar a aquella pequeña loba a la que le había tomado tanto aprecio.

Sería un gran incentivo para los ejércitos, y para ellos tres. No podían perder la oportunidad. Así las probabilidades fuesen escasas, deberían intentarlo...

Pero no dijo nada. No, al menos, por ahora.

-No puedo más... Temperance, yo no puedo más...-Un gemido ahogado se perdió en su garganta. Sus manos aferraron con fuerza las sábanas y mantas. Realmente había sido fuerte mientras se la necesitó, pero eso no podía ser siempre y ahora que todo lo veía oscuro se dejaba caer.-Prometí... Protegerte y ni eso fui capaz... Por más que lo intento no puedo...-La mano que estaba por debajo la subió bordenado el vientre y agarrando la mano de la morena con suavidad. El cuerpo de Peyton temblaba por el llanto.-Estoy asustada... Son muchos días y no aparecen... Y yo no soy más que una humana, una simple humana...-La peliblanca se giró, para después esconder su rostro en el pecho de la morena, llorando desconsoada. Sus palabras habían llevado algo de claridad a su oscuridad, pero aún así se sentía perdida.- Dime... Dime que vendrán... Que no nos dejarán solas... Dime que no moriremos...-Pocas veces dejaba salir esa niña asustada que llevaba dentro, pero cuando lo hacía, era como un cervatillo indefenso. Y eso se acentuaba cuando ni siquiera podía hacer algo para defenderlas a las dos.

Tarmes comenzó una profunda investigación de los propios vampiros de la hermandad para descubrir a todos aquellos que aún trabajasen para O'Connor en secreto. Mientras tanto, con aquellos que ya hubiera eliminado de toda sospecha, comenzaba a formar un equipo de inteligencia que se distribuiría por toda la ciudad para indagar en los movimientos de la Orden y de los Garras Rojas. Se concentraban en reunir toda la información posible sobre ellos: miembros, localizaciones de interes, refugios, armas, proveedores y recursos. Todos los informes eran entregados a Tarmes en persona, quien coordinaba todos los equipos, trabajando día y noche, pues para tal cometido había pedido ayuda a los Cazadores humanos, con la mediación de Valeria.

Valeria también le ayudaba en la investigación, si bien no conocía todos los datos, pues se los reservaba para si mismo, llegando a un punto en que la seguridad era su mayor preocupación, siempre con el objetivo de evitar volver a sufrir una filtración de datos que pudiera conducir a un desastre. La información se mantenía en papel, jamás pasaba por un ordenador para evitar a los piratas informáticos. Se guardaba en diferentes cámaras y escondites, nunca toda junta, y siempre con sistemas de seguridad que destruyeran el lugar en caso de un intento de intrusión.

Lo que has logrado estudiar del libro son más bien los apuntes de la mismísima Mathilde, y algunas cosas de Temperance, ambas hablan de Mammon y su vinculo con la leyenda del Comealmas, pero algo más encuentras, algo que Temperance había dejado. Los portales no son solo para traer al Comealmas o Mammon como lo llaman los vampiros, sino, que tiene como vinculación el juicio final y la llegada de los Jinetes de la Apocalipsis. El sacrificio de una espiritista la noche de la alineación abre un portal directo al infierno.

También había anotaciones de Alba Brunwick, bisabuela de Temperance, en donde hablaba de la creación de un licano endemonado, un licano que había perdido su alma por el poder, y que con su sangre y el pacto con el mismo comealmas crea una criatura con una maldad tremenda. Esa noche, al girar la página te encontraste con el retrato de Creed. Él era ese se licano endemoniado, y eso explicaba su transformación extraña que los derrotó, sin embargo, el retrato lo había hecho la misma Temperance y había dejado la siguiente indicación, de hace siete años atrás.

"el hijo del señor de los licanos ha llegado donde mí, exigiéndome que le revelara el poder del Jinete Blanco, el líder de la masas, el anticristo, se lo negué, pero insistió, estoy segura que llegará con alguien que pueda hacer ese pacto. Temo que el juicio final empiece"

- pues...- pasó su mano por sus cabellos - está en una casona en las afueras de la ciudad, que le pertenece a una vampiresa de renombre en la ciudad, Rachel Redclaw, creo que tú Arkin deberías  conocer - de hecho sí, su nombre le suena, la vio varias veces en la mansión del príncipe, y hasta donde él sabía, había sido una de sus amantes, si es que los vampiros pueden tener tal cosa. Era una mujer misteriosa, Temperance siempre le mostraba mucho miedo.

- iremos durante el día, así no sacaremos varios vampiros de encima, e incluso los Berkeser son más débiles - sonrié de medio lado, y por cierto, tomen- a cada uno les lanza un pequeño estuche que al abrirlo contenía una jeringa de metal con un líquido  azulino - es el suero de los humanos, sana todas las heridas, de algo que sirva la sangre de los chupa sangre - 

La hizo girar,  y se quedó sentada en la cama, mirándola, sonriéndole, a pesar de su aspecto frágil, estaba ahí, sonriéndole, luego de tantos días sin emitir ni una sonrisa ni nada.

- ya te han quitado todo, incluso la esperanza de la vida.. ya no tengas miedo, no puedes perder nada más - le sonríe - disfruta de la libertad de no esperar nada y poder optar a todo ... - cerró sus ojos y se apoyó en tu pecho, con sus ojos cerrados.

Era tal la paranoia del líder de los vampiros, que su habitación se había vuelto su verdadera guarida, en donde sólo hablaba con Dante y con Leblanc, los líderes de las distintas fracciones del "ejército" que estaban organizando. Pero todo ese trabajo, ahora con la ayuda del fuego azul, que le permitía trabajar de día, daba sus frutos. Había logrado identificar a un par de topos, secretarios de O'Conner, que el mismo Seth delató. 

Seth era otro que estaba del lado del Lider, se había enfurecido por el ataque directo de la orden y en los bajos fondos trabajaba, no había mejor que él, y le había revelado los nombres de los traidores, que no tardaron en contemplar un lindo amanecer en la azotea de los tribunales de justicia de NY. Poético, sin dudas.

También había sido localizada una mansión que le pertenecía a Rachel Redclaw, una vampiesa antigua de la ciudad, amante del príncipe, y adinerada como pocas, de la cual nunca se fió Tarmes, no solo por el inusual miedo que Temperance mostraba hacia ella, sino por que tenía algo, ese algo se agudizó luego de que se desataran los ataques, ella desapareciera del camino. Rachel tenía los recursos como para ser quién subvencionara a la orden.

En esa mansión al parecer estaría Peyton, Dante pide ir, y no recibió un no por respuesta, iría con Arkin e Ilanna, pero también había una alta posibilidad de que estuviera Temperance.

Victoria, que debió revelar que ea un  vampiro ahora, no se encontraba mucho mejor, muchos de sus aliados le dieron la espalda, pero otros comprendieron la situación.  Era mejor tenerla viva que en calidad de bulto bajo tierra.

La vampiresa se estiró en su silla, con varios mapas en su escritorio, no se despegaba de Tarmes, era su sire y en ese minuto, el único en quién podía confiar completamente.

- te terminaras volviendo loco - indicó, con el lápiz en la boca, y mirando al cielo raso.

Desde el primer momento, supe que no había tiempo que perder, y en cuerpo y alma me dedique a entrenar y pulir mis habilidades de combate, invitando a aquellos que quisieran quedarse a luchar, lo más básico de la casa. Algunos parecían prometedores, otros....

-Son novatos, allá afuera no tiene tantas oportunidades, les falta fuerza, velocidad, astucia. Pero mas que eso, experiencia. Por eso esto es lo principal que tienen que aprender al pelear contra vampiros y lobos.

Enseño lo que puedo, lo más básico de lo básico, como responder a sus principales ataques. A que en el caso de ellos, todo depende de la calma, la paciencia y el trabajo en grupo. Son una manada dispersa y débil, pero juntos tienen oportunidades.

Cuando puedo, me escapo a un lugar apartado, fuera de la vista de los demás, para intentar contactar con los espíritus. Si es cierto lo que Temperance había dicho, yo también era un medium. Y como tal, tenía una función que cumplir, tal vez no fuera el único, pero si lograra dominarlo, sería de los más útiles. El camino es difícil y arduo, pero creo poder empezar a dominarlo. Ella me cuida. Y tal vez alguien pueda indicarme donde localizar a temperance, a algún otro medium, o tan si quiera transmitirme información útil. ¿Se podrá usar a los espíritus como mensajeros o espías. hago la prueba,  y pido a un espíritu menor, que vaya con la licana Illana, la del libro; y que le transmita el siguiente mensaje: Cerca tienes un medium. Se ha alejado, pero estará dispuesto a ayudarte si tus intenciones son salvar a los humanos, a los espíritus; si aceptarás el sacrificio.

El quinto día me preparo, reposo mi cuerpo y preparo mis armas. Hago tiempo, y busco un lugar apartado donde hablar con Anna, necesito pedirle un favor. Necesito saber como a su casa, y como acceder a las cosas de su esposo y las de su difunto vecino. Le explico lo que haré, el luchar en solitario. Le cuento mi historia. No quiero morir.

Illana escucha las palabras de Dante y empieza a mostrar real preocupación en su rostro. Había recordado algo, algo que podía cambiar el curso de esta batalla y que tal vez, podría llevar a grandes problemas para los presentes.

- Hay un ritual... - comienza a hablar la fianna - un ritual en el cual un licano vende su alma por poder y que con su sangre hace un pacto con Comealmas. Ese es Creed y por eso esa forma demoníaca, pero necesita un sacrificio de una espiritista para completar su cometido y liberar el apocalipsis. Por eso secuestraron a Temperance - mira a su prometido con sorpresa. ¿Cómo no lo había notado antes?

- El sacrificio debe efectuarse durante la alineación para abrir las puertas del infierno. Debemos sacar a Temperance de allí o transformarla cuanto antes - mira luego a Dante, recordando las palabras de él alguna vez.

Toma el suero y lo guarda en algún lugar entre sus ropas, luego se pone de pie y dice - Es el momento de ir por Peyton y Temperance -.