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Mundo Mazmorra I: Frágiles

Ambientación.

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23/01/2025, 23:45
Director
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La humanidad.

Aunque la humanidad ha evolucionado mucho, aún arrastra los problemas del viejo mundo. La tecnología y la ciencia han permitido quebrar tabúes y obsoletas concepciones. El mundo se ha expandido tanto que cada alocada idea tiene su ristra de seguidores. Las compañías han tomado el mundo, igual que las sociedades secretas o los religiosos. Los amantes de las tecnomáquinas divinas o los hombres de negocios ostentan tanto poder como un presidente.

Unidos bajo una sola bandera, la humanidad se propagó como un cáncer por todo el sistema solar.

De Mercurio, inhóspito para vivir, pero no para trabajar, se traen minerales muy raros y valiosos en expediciones de seis meses. Los mineros e ingenieros que horadan el planeta tienen que lidiar a diario con veinte horas de trabajo por jornada más la soledad de los túneles. Es lo más cerca que puede estar un hombre vivo del infierno. Muchos de ellos dicen haber encontrado sirenas de tierra en los túneles, otros creen haber encontrado el secreto de la vida en las llamaradas solares que el astro rey les escupe cada día.

Venus se ha convertido en un burdel de lujo. Un lugar de perversión y placer, simbolo de ostentación y belleza. Las mejores fiestas, orgias únicas donde toda depravación o desviación es parte del menú. Clínicas de belleza donde efectúan operaciones que serían ilegales en otros planetas, capaces de derrotar a la vejez, de crear una raza dentro de una rana. Ingeniera genética puesta al servicio de la banalidad.

La Tierra es la sede de la humanidad. Clasista. Aquellos que viven aquí se consideran privilegiados, la élite. Los fuertes se sustentan sobre las espaldas de los débiles. Castas, numeraciones nada más nacer, vidas asignadas a dedo. Todo tenía un orden; familia, genética, futuro, esposa. Vive como ordeno, folla con quien quiero. Preserva el mundo. El Status Quo es Dios.

En la luna, los selenitas se consideran aún mejores, dioses. El culmen de la raza. Poder, genética controlada mediante eugenesia, dinero. Cuna de imperios, hogar de señores.

Marte no ofrece nada más que un campo de batalla para los ejércitos de la alianza solar. Todo recluta debe pasar dos años en el planeta rojo, entrenando, aprendiendo, guerreando. Munición de verdad y una raza subdesarrollada de marcianos a la que masacrar día y noche. La violencia reina. Los hombres y mujeres que aquí moran forjan sus almas, pero también deben enfrentar la oscuridad de sus corazones.

Júpiter, la solución a un mundo superpoblado. Planeta dormitorio, clase obrera y baja. Enormes bloques de estructuras, pisos colmena, un cielo gris y grises las almas. Almacén genético, pequeñas ciudades de personas órganos, que esperan la llamada de sus amos terrícolas para entregarles un riñón o un estómago. Vida precaria, humilde. El concepto de familia y comunidad se mantiene.

Saturno. Prisiones, gulag, fortaleza del mundo. Un sitio oscuro y retorcido. Cada satélite posee un sanatorio mental dedicada a cada una de las nuevas enfermedades que han ido surgiendo, desde el terror espacial hasta la soledad genética. La ley es cruda aquí y no da segundas oportunidades. Campos de tortura, la inquisición. Agujeros para el olvido y la condenación. El hombre aquí es el peor enemigo del hombre.

Neptuno, el mundo onírico donde profetas, filósofos y estudiosos se aventuran para divagar, estudiar y diseccionar el universo y sus misterios. Hogar de gurús e iluminados, también de drogadictos. Uno puede encontrar su parte más espiritual o perderse para siempre. Nadie es capaz de pisar la superficie de Neptuno, todos flotan. Es un sueño, es una mentira. Campos de realidad virtual, una matrix perversa y adoctrinada. Control, chamanismo y religión. La tierra prometida.

Urano. Lejos del planeta madre, es tierra de criminales. Hay guerras intestinas entre los ejércitos de las corporaciones, cárteles de la droga, contrabandistas, mercenarios y bandas rebeldes. Impera la ley del más fuerte. Hace años que el gobierno central dejó de intentar solucionar el problema. Demasiados recursos para lo poco que ofrece la roca. Un paraíso para algunos, un escondrijo para la mayoría.

Plutón, enano, negada su presencia. Invisible, paria, marginado. El exilio. Casi deshabitado. Ermitaños, locos, buscadores de la verdad. Silencio y lluvias de diamantes. El vertedero del mundo, donde se esconden los mutantes y los híbridos. Ya no más a donde huir. El mundo conocido termina aquí. Es el abismo.

Más allá existe un asteroide que orbita como un planeta más. Un piloto que se arrojó a un viaje sin retorno dejó grabadas unas inscripciones “Abandonad toda esperanza”.

Ellos.

Cuando Ellos aparecieron, se lanzaron cuatro oleadas contra la nade nodriza. Nombre en clave; Tártaro.

 

Primera oleada.

Emblema: Cráneo humano con una serpiente saliendo de uno de sus ojos.

Formada por reos y reclusos. También por todo aquel que aceptase una buena suma de dinero a cambio de aceptar una misión sin retorno; enfermos terminales, desesperados, locos. Su objetivo era obtener información de la nueva amenaza. La fuerza debía servir como una toma de contacto. Agentes del servicio de inteligencia controlaban la expedición.

 

Segunda oleada.

Emblema: Unas alas de ángel, doradas.

Formada por lo mejor de lo mejor de la humanidad: aventureros y científicos, militares, expertos, filósofos, diplomáticos, políticos y pensadores. Buscaban entender a sus adversarios, tratando de reducir la amenaza mediante la diplomacia, el comercio o la fuerza. Fue el grupo mejor preparado, entrenado para asaltar la la nada alienígena. Trataron de establecer contacto.

 

Tercera oleada.

Emblema: Hexágono con el número 686 en el centro.

Colonos enviados por error a la nave nodriza de los Arquitectos.

 

Cuarta y última oleada.

Emblema: Una espada en rojo radiante.

Con el escudo solar construido al 85%, la humanidad envió a sus mejores escuadrones para barrer de una vez por toda a la amenaza que estaba diezmando su población. Un último ataque desesperado. Hasta entonces, la humanidad había temido enfrentar al invasor como aquel marino solitario que encuentra en su camino un leviatán. La certeza de una muerte segura hicieron que se arriesgasen.

 

Se desconoce el destino de todas estas expediciones.