La nave no tarda mucho en llegar a los alrededores de la capital, Worlport. Atrás quedan las barridas de escáner y sensores para evitar a toda costa cruzarse con cualquier tipo de aeronave, además de haber efectuado un vuelo bajo e indiferente durante el trayecto para tratar de no llamar demasiado la atención.
La nave permanece encendida aún cuando Renci os paga la recompensa prometida. Os estrecha el antebrazo mientras se despide y os agradece, aún emocionada, vuestra ayuda. De hecho, como ella misma afirma sin contemplaciones: "Me habéis salvado la vida."
Justo cuando se da la vuelta para marcharse, gira la cabeza y se dirige una vez más a vosotros.
- Os habéis desenvuelto muy bien estos últimos días. - un ligero silencio, cabizbaja - Debo admitir que no he sido del todo sincera con vosotros. Es cierto que soy una exploradora, y que trabajo con contrabando, pero mis clientes son, además, mis amigos... No sé si... habéis oído hablar de la Rebelión?
El viaje encerrado dentro del compartimento oculto del Z95 de Renci no fue particularmente agradable, pero fue breve. La alternativa habría sido un viaje a pie por terrenos particularmente peligrosos durante varios días, como ya habían comprobado en la ida. Con el añadido de que los carroñeros habrían podido perseguirles y ponerles en aprietos.
Pero todo fue bien y llegaron a las afueras de Worlport, donde Renci aterrizó. Allí todos se reunieron y Renci cumplió con el pago prometido. Esta recompensa compensa el esfuerzo, pensó Gluz. Se estrecharon el antebrazo amistosamente y al rodiano le pareció que la humana estaba sinceramente emocionada y agradecida por la ayuda que le habían prestado. Gluz no era dado a expresar sus sentimientos, así que se limitó a hacer un par de gestos como quitándole importancia al asunto.
habéis oído hablar de la Rebelión?
Cuando Renci acabó de decir esas palabras, Gluz casi da un respingo y contestó con cierta incomodidad.
- Zí... he oído un par de cozillaz.
Los pensamientos de Gluz volaron hacia el pasado y muy lejos, hasta Triffis. Y recordó con pesar a una joven humana a la que no ayudó y de lo que se arrepentía profundamente. Pero ahora sentía que había hecho lo correcto y en cierto modo esta era otra recompensa que valoraba, tanto o más, que la que Renci acababa de entregarles en mano.
Tendría tiempo de pensar en ello en la Fenix Escarlata. Con su nuevo clan.
FireStorm se relajó cuando vio salir a sus compañeros de la mini-bodega de la Z-95. Ella mismo había viajado comprimida en el asiento del piloto junto con Renci, pero necesitaba saber que sus amigos estaban bien.
Ya todos en tierra, la chiss recibió los créditos y los contó minuciosamente. Era profesional hasta en eso. Cuando todo estuvo en orden estrechó el brazo de Renci y sonrió de medio lado contestando a sus primeras palabras. -Claro que nos desenvolvemos bien, somos unos profesionales -sentenció sin dejar lugar a dudas, aunque en el fondo ella sabía que llevaban poco tiempo juntos como para considerarse ser lo que la palabra "profesionales" contenía en toda su profundidad. Aun así Alana estaba contenta. Al principio no tenía muy claro querer tener un grupo con el que compartir misiones y, sobre todo, sus problemas. Pero habían demostrado ser muy capaces y merecedores de ganarse su amistad y, lo que era mucho más importante para la chiss, su respeto.
Alana miró a sus compañeros pensando en esas palabras: "grupo", "profesionales", "amistad", "respeto"... sí parecía que todo empezaba a encajar y engranar como un buen mecanismo. Mejor aún, como un buen organismo simbiótico.
Pero entonces Renci nombró la rebelión. La cara de la chiss se tornó fría y seria. Unos flases le vinieron a su mente, unas imágenes en las que ella llevaba un traje de soldado imperial. Alana miró a Renci sin decir nada y le contestó. -Tienes nuestro contacto. Si necesitas que hagamos algún trabajo contacta con nosotros. No te prometemos nada, pero es posible que podamos trabajar juntos... quizás por el doble.
En estas últimas palabras quedó plasmado el sentimiento de la chiss, dejando claro que si se metían en aquel juego estaban mucho más expuestos y que eso requería un precio mayor. También dejaba claro que, por lo menos ella, quería seguir siendo contratada y no formar parte de nada. Ya lo había sido en el pasado de otra entidad más grande y mejor orquestada y había salido asqueada de allí, de momento no quería más experiencias que no fueran las ella pudiera elegir líbremente... de momento.
Sarek observó el despegue de la Z-95 Headhunter de Renci con una mirada pensativa. La silueta de la nave se elevó lentamente en el aire, desvaneciéndose en el horizonte al amanecer de Ord Mantell. La tarea había sido ardua y peligrosa, pero habían tenido éxito, y ver a Renci partir de manera segura llenó de satisfacción al mecánico.
Cuando Renci se acercó para pagarles y expresar su gratitud, Sarek asintió en agradecimiento y aceptó el pago con una sonrisa discreta. Estaba contento de haber podido ayudar a Renci y asegurarse de que pudiera mantener su vida y su libertad.
Sin embargo, las palabras finales de Renci sobre la Rebelión trajeron un cambio en la atmósfera. Las historias sobre la Rebelión eran conocidas, pero el término evocaba recuerdos complicados y emociones mezcladas para Sarek. Como los demás, también había oído hablar de ella, pero nunca había estado involucrado directamente.
-Gracias, Renci - respondió Sarek, con voz tranquila pero seria. - Hemos hecho lo que sabíamos hacer. Y sobre la Rebelión, mantendremos tu contacto en mente. Si alguna vez necesitas nuestra ayuda, estaremos aquí. Solo ten en cuenta que, como bien ha dicho Alana, podríamos pedir un precio mayor por ese tipo de trabajo.
Sarek comprendía la importancia de tomar decisiones con cuidado, y mantenerse neutral en conflictos más grandes, como la Rebelión, era su elección por el momento. Mientras miraba la nave despegar hacia el amanecer, Sarek reflexionó sobre su papel en esta galaxia en constante cambio.
Los motores de la nave Z-95 aún vibraban con la energía residual del despegue mientras Sarek se deslizaba fuera del compartimento. El polvo y la arena de Ord Mantell aún se adherían a su atuendo, una mezcla de herramientas y piezas de tecnología. Rodeado por sus compañeros, medito un poco las palabras de Renci Tosh sobre la Rebelión. La chispa de la resistencia brillaba en sus ojos, y su pregunta resonó en el aire.
Sarek, con sus ojos brillantes y expresión serena, se acercó a Renci. El tono de su voz resonó como el susurro de la Fuerza a través de los viejos corredores de un templo Jedi.
- Entiendo la necesidad de la resistencia. Las historias de la opresión imperial han llegado a mis oídos, como el susurro de las brisas en Tatooine. - Hizo una pausa, sus ojos mirando más allá, como si estuviera conectado con algo más grande. - Estoy dispuesto a ofrecer mi habilidad y astucia cuando la causa sea justa y las misiones tengan el sello de la necesidad de la galaxia. Las celdas rebeldes pueden encontrar en mí un aliado que entiende las sombras y los rincones, que conoce cómo desmantelar el andamiaje del Imperio sin ser visto.
Sus palabras, resonaron con la promesa de apoyo en las sombras, una sombra dispuesta a alinearse con la luz cuando la causa lo exigiera. Mientras tanto, se inclinó hacia adelante, el brillo de la determinación en sus ojos.
- Y si alguna vez planean una misión para desmantelar la maquinaria imperial, estoy dispuesto a hacer algunos descuentos en mis servicios. Por la galaxia libre.
Renci sonríe a Sarek y asiente a vuestra respuesta mientras su pelo recogido en una coleta se balancea al ritmo del viento.
- La Rebelión dispone de recursos limitados. Aún actuamos de forma... discreta, podríamos decir, así que nos vendrán bien esas habilidades, Sarek.
Lo último que veis de la mujer es su brazo extendido con el pulgar hacia arriba en señal de reconocimiento mientras la cúpula de su nave se cierra automáticamente. Esto podría ser el inicio de una relación provechosa para ambos. Todos tenéis cuentas que saldar con el Imperio. Si además de hacerles daño, os pagan por ello... qué más se puede pedir? Aunque para nuestro astuto mecánico, Sarek Gallo, parece llevar implícita una liberación ética y moral incluida en el pack.
La Z-95 sobrevuela la jungla en los alrededores de Worlport y sale disparada hacia la atmósfera, perdiéndose instantes después junto al potente zumbido de sus motores.
La misión había concluido. Un nuevo trabajo finalizado y la banda había conseguido reunir un buen puñado de créditos.
Como acordaron en un principio, los créditos se dividirían a partes iguales, como buenos socios, y una proporción se guardaría para gastos de la nueva organización. Entre los mencionados gastos se encontraba una prioridad cuya reparación beneficiaba a todos sin excepción, la Fenix Escarlata, la Centella Roja, la Dama Errante de Alana, la soldado chiss...
Varias semanas más tarde os encontráis en algún lejano y perdido planeta del Borde Exterior, en un viejo taller, probablemente ilegal, reparando la nave mientras Ashara y Gluz se reúnen con algunos contactos de los bajos fondos buscando negociar una buena paga a cambio de transportar cualquier tipo de contrabando.
En ese momento suena el comunicador de la Fénix Escarlata. La voz femenina que escucháis tiene un carácter urgente y es perfectamente reconocible. Renci Tosh.
Seguro que no será un trabajo fácil. Pero probablemente paguen mejor que esas ratas contrabandistas de los bajos fondos.
Pero esa es otra historia.
FIN