Partida Rol por web

No abandonéis el sendero

Capítulo 5: El ermitaño

Cargando editor
16/09/2020, 19:41
El Ermitaño

-Pipa. - Repitió el Ermitaño mirando al enano con la cabeza ladeada. Se inclinó ligeramente hacía él y olisqueó con la frente arrugada, mirando extrañado aquel artilugio.

Kurdrim le incitó entonces a hablar sobre las jaulas, laberintos y desagües que había mencionado anteriormente, pero una sombra se dibujó en el rostro del Ermitaño y rápidamente, como un animal que desconfía, regresó a su asiento y atizó el fuego con una vara.

-Nada. -Dijo sombrío. -No hay nada que salga vivo de allí más que yo. Si algún juglar cayó allí seguro que ya no se escuchan más sus canciones.

El Ermitaño rehusó a hablar más del tema, pero el enano se puso a meditar sobre sus palabras. Como bien sabía Kurdrim, no había lugares que tuvieran jaulas, mazmorras o laberintos por allí cerca. El bosque era demasiado peligroso como para edificar nada semejante, y las criaturas peligrosas que lo poblaban, como orcos o arañas, no tenían por costumbre hacer prisioneros. Las gentes que vivían en los lindes del bosque, tanto en las tierras de Beór y los Hombres del Bosque como en la Ciudad del Lago y sus aledaños, no aprisionaban con grilletes que dejaran marcas tan feroces en las muñecas y los tobillos. Y aunque los elfos pudieran tener mazmorras y su ciudad bien podría ser un laberinto, lo cierto era que trataban con mayor cortesía a quienes eran capturados por ellos y condenados a una mazmorra, incluso a veces los trataban como invitados, y desde luego no torturaban a nadie hasta hacerle perder la mente de aquella manera. Por tanto, a Kurdrim solo le quedaba una opción posible en su mente. La cual iba tomando forma con fuerza como el lugar más probable donde aquel pobre hombre encontró la locura. El mero hecho de pensar en aquel lugar produjo en el enano un terrible escalofrío. Dol Guldur. La fortaleza del Nigromante, que había caído mediante la intervención del Concilio Blanco cinco años atrás. Eso podría cuadrar con toda la información deslavazada y caótica que habían podido extraer de las palabras del Ermitaño.*

Notas de juego

*Esta información sería solo para Kurdrim, pero entiendo que en algún momento la compartiría con vosotros así que os la doy mejor ahora a todos y así ya podéis contextualizar mejor al peculiar individuo.

Cargando editor
16/09/2020, 20:16
Baldor

Droul intentó buscar en la mirada de Baldor si le parecía bien que se tomara la libertad con Belgo de darle comida y procurarle consejos y modales como había hecho. Pero el hombre le devolvió una mirada bastante perdida con la situación, durante la semana transcurrida desde el incidente de las arañas y el arroyo que le hizo perder la memoria, Baldor no había actuado con Belgo de manera paternal, como sí hiciera antes de aquello. Aquello había ensombrecido al pobre Belgo, que al menos se sentía acogido con el resto del grupo.

El mercader también se sintió incodomo al compartir la escueta ración de comida del Ermitaño. Flaco como estaba aquel pobre hombre sintió que no debía dejarle sin su escasa alimentación. Pero tampoco quería ser descortés, por lo que tomó de la carne asada que el hombre le ofreció y en compensación saco de su petate bastante más comida, devolviéndole la invitación al Ermitaño y procurándole más comida de la que el pobre hombre habría visto en semanas.

Cargando editor
18/09/2020, 15:44
Mungo Bolguer

Nuestro anfitrión habla de Dol Guldur —intervino Mungo con el semblante sombrío. Había estado un tiempo meditando si era prudente revelar esa información—. He oído historias y canciones que relatan algo muy parecido a lo que describes, buen señor. Un lugar terrible asolado por la Sombra y por un hombre aún más terrible. Habéis hecho bien al huir de ahí.

El hobbit, tratando de relajarse un poco, preparó algo de Viejo Toby en su pipa de fumar. Tras ver cómo se chamuscaban las hojas secas, dio una larga y placentera calada.

¿Quieres? —le ofreció también al ermitaño —Es muy bueno para relajarse.

Cargando editor
19/09/2020, 22:19
Iwgar "El terco"

Dol Guldur... Dol Guldur...

Al beórnida no le gustaba nada como sonaban aquellas palabras, entendiendo que probablemente aquel laberinto o fortaleza en el corazón del bosque fuese la causante de que La Sombra se hubiese extendido tanto en los últimos años. Como fuese, no era un lugar al que le gustaría acercarse ni en el mejor de los casos, por lo que trató de cambiar el rumbo de la conversación a alguno más alegre mientras cenaban.

- Bueno, tampoco tenemos porque preocuparnos, ¿no es así? - expresó Iwgar dando un bocado a una lemba con miel, quitándole hierro al asunto. Nosotros solo debemos seguir el sendero y en unas cuantas jornadas estaremos llegando a las tierras de mi señor Béorn. Allí seréis tratados como invitados y podremos degustar buena comida y bebida alrededor de una hoguera. Baldor y Belgo podrán finalizar su travesía y comerciar con sus artículos, y todos celebraremos el haber sobrevivido al bosque negro y haber el haber vivido grandes aventuras, ja ja.

A pesar de sus palabras, lo cierto era que el ambiente se había enrarecido al ser pronunciadas aquellas palabras. ¿Realmente la situación mejoraría con el paso del tiempo o puede que en la próxima expedición ya ni si quiera el sendero sea seguro? Hablaría con su padre y con el señor Béorn del asunto, con tal de ver si había alguna posible solución al respecto? ¿Habría alguna forma de hacer menguar la Sombra que se cernía sobre todos, y la criatura o lo que sea que vive en esa fortaleza o laberinto?

Como fuese, Iwgar terminó su cena y se recostó apoyado en una de las paredes del inmenso árbol. Probablemente trataría de descansar hasta la siguiente jornada o hasta que el grupo decidiese que era seguro continuar, una vez amainase la potente tormenta.

Cargando editor
21/09/2020, 11:07
Kurdrim

- No pronuncies esas palabras, atraen el mal agüero- gruñó el enano, con el semblante ensombrecido, al recordar las mil y una historias narradas entorno a hogueras no muy diferentes a aquella sobre el mal que moraba en aquel oscuro lugar - Si has logrado escapar de ese inhóspito lugar tienes todo mi respeto, anciano, pero tal vez podrías acompañarnos y así regresar a tu hogar, esté donde esté. El camino es peligroso pero sabemos defenderos, y con los tuyos estarás mejor que aquí solo... ¿dónde vivías antes de ser apresado?- se interesó después de escuchar el funesto relato, mirando con nuevos ojos a aquel hombrecillo con la mente maltratada por la penuria

Quién sabía qué horrores habría pasado allí dentro...

Cargando editor
21/09/2020, 13:27
Droul

Dol Guldur. El nombre resonó en su cabeza de la misma forma que lo hizo en la de sus compañeros de viaje. Era como si una voz ajena susurrase con tono quejumbroso y tenebroso esas dos palabras. Miró al exterior, casi temiendo ver una silueta recortada en la entrada blandiendo un venenoso acero, pero sólo eran juguetonas sombras provocadas por la hoguera.

Baldor —dijo, inclinándose a hablar con el humano—. Este anciano no acabará bien si le dejamos malviviendo en estas latitudes. ¿Qué opináis de permitirle acompañarnos?

Cargando editor
21/09/2020, 18:40
Baldor

-Claro, maese Droul. Nos ha tratado con hospitalidad, que menos que permitirle acompañarnos hasta un lugar seguro. - Respondió en voz baja al enano.

Notas de juego

El Concilio Blanco expulsó al Nigromante (Saurón) de Dol Guldur cinco años atrás, podéis suponer que fue eso lo que permitió al Ermitaño escapar del lugar. Aún así la fortaleza sigue siendo un lugar oscuro y siniestro que más vale evitar. Pero podéis estar tranquilos, se encuentra bastante lejos del camino que lleváis. Concretamente está al sur del bosque, y vosotros estáis al norte. 

Cargando editor
21/09/2020, 18:49
El Ermitaño

El rostro del Ermitaño se ensombreció en cuanto Mungo pronunció aquel nombre maldito. Todos los compañeros de viaje se sintieron incómodos e intranquilos al escuchar el nombre de la Colina de la Hechicería, como si la sola mención de aquel nombre fuera a atraer las peores calamidades hasta ellos. Sin embargo, pudieron notar que el recuerdo de aquel lugar provocaba una vívida angustia en aquel hombre, que aún sin recordar el nombre del lugar lo temía como a la muerte. Y no era de extrañar, después de haber sido atormentado por las torturas y calamidades que le habrían hecho pasar en el lugar del que había manado toda la oscuridad y la malicia que habían pervertido al bosque.

Kurdrim se interesó por el lugar de origen del Ermitaño, después de poner en valor su huida de la prisión y el hecho de haber sobrevivido tanto tiempo en aquel inhóspito y hostil lugar. Cientos de millas separaban Dol Guldur del sendero élfico, y la noticia de que el Nigromante ya no habitaba allí había recorrido toda la Tierra Media, pero aún así había algún poder oscuro que emponzoñaba todo el bosque y que daba fuerzas a las criaturas terroríficas que lo habitaban. Algo que ellos mismos habían podido constatar.

-No lo recuerdo, señor enano. -Respondió el Ermitaño encogiéndose de hombros. -Pero no os preocupéis. Aquí estoy bien, me alejo de todos y así la Sombra no puede encontrarme. Este es un buen árbol, sí. Hay algo... ¿mágico? No, esa no es la palabra. ¿Cuál pues? No sé, yo diría... ¿protector? Sí, protector es una buena palabra. Hay algo protector en él, señor enano. -Habían descubierto, durante aquel rato de conversación, que el Ermitaño en ocasiones discutía consigo mismo, fruto seguramente de las horas de soledad y la locura que el maltrato vivido había provocado en su mente. -De todos modos sí recuerdo que allí donde vivía había gente. Y la gente es mala. La Sombra se esconde en los corazones de la gente. No me fío de la gente. La gente pasa por aquí a veces. Huyo de ellos, porque algunos vienen al bosque con la Sombra ya en su interior y otros son pervertidos por el mismo bosque.

Para cambiar a una conversación algo más alegre, el mediano decidió dar de probar al Ermitaño de la pipa que empezó a preparar mientras todos hablaban. Había que reconocer que la hierba de los medianos era de mucha mejor calidad que la que llevaban los enanos, de hecho se decía que habían sido ellos los primeros en el mundo en hacer uso de aquella peculiar habilidad, convertida en arte por algunos, de inhalar y exhalar humo. Incluso, aunque mucha gente lo desconocía del mismo modo que desconocía al propio pueblo de los hobbits, habían sido ellos quien habían exportado aquel arte al mundo.

El Ermitaño tomó la pipa, la miró por varios lados, olfateó el humillo que ascendía por la pequeña cazoleta, se llevó la boquilla a los labios y sin saber muy bien qué debía hacer sopló con fuerza por ella haciendo que toda la hierba saliera disparada de la pipa echando chispas y hojas medio prendidas por toda la estancia. El Ermitaño se asustó y lanzó la pipa al suelo, negándose a volver a probar de aquel invento, y bastante decepcionado después al ver que de sus pulmones no manaba humo alguno y mucho menos con forma de anillo.

-Pues no le encuentro el relajamiento. - Dijo confuso. -No, no. No me vuelva a dar de ese chisme, se lo agradezco pero estoy bien así.

El Ermitaño se volvió a fijar en Belak, que permanecía callado y tranquilo. Algo raro en él. Lo miró durante un rato ladeando la cabeza mientras los demás terminaban de comer y fumaban. Finalmente, el Ermitaño asintió sin dejar de mirar al joven hombre del bosque. Se puso en pie y se fue al fondo del árbol para rebuscar entre sus harapos una pieza de metal roto, pudieron observar que eran los restos de lo que antaño debió de ser la magnífica cabeza de un hacha.

-Me recuerdas a alguien, muchacho. Toma. Esto estará mejor contigo. - Le dijo colocándole los restos del hacha entre sus manos. -La Sombra se oculta en las cosas también. Por eso es mejor no tener nada de valor, porque la oscuridad se podría ocultar en una piedra, en una cáscara de huevo, en una gema o en un anillo. - Al escuchar eso, el pequeño Belgo se llevó la mano a la joya de su cuello. -Ya he tenido demasiado tiempo esto y es hora de otra persona la lleve. Creo que tú eres el indicado. Sí, algo me lo dice.

Notas de juego

Podéis hacer una tirada de Oficio o Saber para ver si sabéis algo más del hacha.

Cargando editor
21/09/2020, 19:26
Director

Belak pudo reconocer de inmediato los restos de aquella arma, pues era legendaria y hasta tenía un nombre: Muerdelobos. Había oído hablar antes de ella, las historias describían perfectamente el contorno con forma de cabeza de lobo grabado en la hoja del arma que ahora podía tocar con las yemas de sus dedos. Era una reliquia de su pueblo que se consideraba perdida, y casi le costaba creer que la tuviera en aquel instante en sus manos. Muerdelobos había pertenecido a un antiguo caudillo del Salón del Bosque, Rathar el Taciturno, pero se perdió cuando su hijo fue capturado por los orcos y ya nunca más se supo de él ni de la famosa hacha.

Notas de juego

Tú no necesitas tirar.

Cargando editor
22/09/2020, 10:09
Droul

Disculpa, anciano —el enano se sentía cansado pero reconfortado en aquella oquedad, y una vez su contratante le hubo dado el visto bueno, decidió lanzar la propuesta—. Nuestro viaje nos lleva más allá de este bosque y terminaremos en la Puerta del Bosque. Por su aspecto, seguramente viviera allí o en las tierras de los alrededores. ¿Te gustaría unírtenos? Un viajero más o menos no hará mucha diferencia, y estarás a salvo de ese vagabundo de azul y la sombra.

- Tiradas (1)
Cargando editor
24/09/2020, 11:23
Belak

Belak cerró las manos entorno a aquel arma con un brillo en sus ojos. Se tomó unos segundos para reaccionar.

- Gra-gracias - dijo titubeando. Aquello en sus manos era una gran responsabilidad. - Es-es to-todo un honor - estaba abrumado, se le podía notar en el tono de su voz y también en el ligero temblor que recorría su cuerpo.

Olvidó que habían hablado de Dol-Guldur. Olvidó los problemas del nigromante, la sombra, el viaje. Olvidó todo. Sólo tenía ojos para aquella hacha. Tras unos segundos se recuperó.

- Cuidaré de ella! Lo prometo! - dijo con firmeza y miró a sus compañeros - Este hacha  es una vieja reliquia de mi pueblo, de nuestro pueblo - miró al ermitaño -  que permanecía perdida, o eso creíamos - añadió con una sonrisa enorme en su boca.

Muchas preguntas se acumulaban en su cabeza, miró al ermitaño.

- ¿Cómo acabastéis allí? ¿Encontrastéis allí la espada o la llevabáis con vos? - preguntó interesado.

Cargando editor
25/09/2020, 21:24
El Ermitaño

Mientras algunos de ellos observaban los trozos de la hoja del hacha que le había dado a Belak, el Ermitaño volvió a rehusar la invitación del grupo a partir de allí junto a ellos. El anciano, que estaba de pie junto a la hoguera, acarició la pared de madera del árbol hueco junto a una de las siniestras figuras grabadas en la corteza.

-Os lo agradezco, señor enano. Pero este árbol me protege, he llegado a considerarlo como mi hogar, y no pretendo partir.

Después, a las preguntas de Belak sobre el hacha, el Ermitaño respondió con un ligero encogimiento de hombros.

-No lo recuerdo, muchacho. Tengo esa hacha desde que sé, y lo que sé de mí mismo es bastante poco. Sé que esa hacha estaba conmigo. Rota o entera, no lo recuerdo. Ahora está rota, eso se ve. En mi jaula había pocas cosas, pero esa era una. - El Ermitaño frunció el ceño como si un recuerdo le hubiera venido de golpe a la mente y lo expresó con una voz más tímida e insegura. -Recuerdo que pesaba... Que hubo un tiempo que estuvo entera y que era un arma magnífica. No, no, no, pero llévatela. Es toda tuya. Seguro que le sacas mejor provecho. Yo no quiero saber nada de eso. Los objetos no son buenos. Yo prefiero quedarme con lo que me da la naturaleza: el árbol, algo de ardilla y si hay suerte conejo. Eso es. Quizá mañana logre cazar un conejo.

Soltó un largo bostezo tras decir aquello, dio media vuelta y se fue hasta el fondo de la estancia que formaba el árbol donde se encontraba un pequeño catre.

-Estoy cansado. Buenas noches. Comed y contad historias, aprovechad ese fuego. El fuego es bueno en su justa medida. Buenas noches.

Cargando editor
26/09/2020, 11:02
Kurdrim

El peculiar hombrecillo no solo rehusó la invitación de ser conducido fuera de aquel bosque sino que nos sorprendió ándole un peculiar regalo a Belak en forma de hacha, hecho que llamó la atención del guerrero que, con ojo crítico, inspeccionó los restos del arma. Aquel viejo era una caja de sorpresas

- Sea pues, que habite en el bosque con el mejor de nuestros deseos- añadió Kurdrim dando el tema por zanjado - Pero quien se desprende del pasado se arriesga no solo a olvidar lo malo de éste, sino también lo bueno. Los recuerdos, para bien o para mal, hay que atesorarlos como la más valiosa de las joyas- comentó tras observar el arma - Será mejor tomar ejemplo y descansar; mañana debemos proseguir e intentar dejar atrás cuantos más árbolea mejor... lo que daría por una buena gruta

- Tiradas (1)
Cargando editor
26/09/2020, 18:37
Iwgar "El terco"

Iwgar no tenía mucho más que aportar a la conversación, tras haber saciado su curiosidad respecto a Dol Guldur. Tampoco ibaa forzar la situación, y es que si el anciando era feliz viviendo en el bosque dentro de aquel árbol, él no era nadie para impedirlo, aunque si que respaldó con su mirada y gestos las propuestas de sus compañeros a que les acompañase a lo largo del camino si ese hubiese sido su deseo. Habiendo negado querer marchar de allí, el beórnida simplemente asintió ante su decisión. Nada que objetar.

Después de escuchar alguna que otra anécdota del mediano alrededor de la hoguera y de disfrutar de la compañía del grupo, que poco a poco se iba uniendo después de las vivencias compartidas, el sueño empezó a invadir a Iwgar, por lo que tomado una manta, se la echó por encima tras recostarse. No tardó ni dos minutos desde entonces en roncar a pleno pulmón, ronquidos que se podrían escuchar a millas de distancia. Puede que se llevase más de un codazo o patada para acallarlos, quién sabe, pero Iwgar durmió como un angelito.

 

Notas de juego

Post de transición esperando un nuevo día o acontecimientos que lo fuercen a intervenir :)

Cargando editor
26/09/2020, 19:26
Baldor

-Creo que nosotros también deberíamos dormir. - Dijo Baldor, mirando tímidamente a Belgo. Todavía le costaba adquirir el papel de padre con el muchacho.

Pero lo cierto era que después de que el Ermitaño se fuera a su lecho a descansar, el interés que les había mantenido despiertos y atentos a las palabras de aquel curioso y trastornado hombre fue dando lugar al cansancio acumulado de las largas jornadas de viaje y al sueño que provocaba que sus parpados pesasen más de lo normal. Tanto el mercader como su hijo se hicieron con un pequeño hueco junto a la corteza del árbol donde acomodarse y se quedaron dormidos poco tiempo después.

Notas de juego

Dejo un par de días para que los demás pongan algo si quieren y actualizaré la escena.

Cargando editor
26/09/2020, 19:33
Director

Kurdrim examinó los trozos del hacha que el Ermitaño le había dado a Belak y pudo reconocer de inmediato los restos de aquella arma, pues era legendaria y hasta tenía un nombre: Muerdelobos. Había oído hablar antes de ella, las historias describían perfectamente el contorno con forma de cabeza de lobo grabado en la hoja del arma que ahora podía ver e incluso tocar con sus dedos. Era una reliquia del pueblo de Belak, los hombres del bosque, que se consideraba perdida, y casi le costaba creer que estuviera allí delante de ellos. Según se decía, Muerdelobos había pertenecido a un antiguo caudillo del Salón del Bosque, Rathar el Taciturno, pero se perdió cuando su hijo fue capturado por los orcos y ya nunca más se supo de él ni de la famosa hacha.

Cargando editor
28/09/2020, 17:22
Droul

Tampoco podía culpar al anciano por no querer salir de allí. Era como cualquier anciano: se acostumbraban a una forma de vida, que le convenía por ser relativamente segura, y era difícil sacarlos de ella. Mejor para ellos, menos tendrían que retrasar su paso y mantendrían las raciones de comida como hasta ahora. Y habían hecho lo correcto preguntando.

—Hagamos guardias como hasta ahora, por si acaso añadió Droul, recostándose para encontrar una postura cómoda para dormir.

Cargando editor
29/09/2020, 10:35
Kurdrim

- ¡Por las barbas de mis ancestros!- exclamó el enano al percatarse de qué era el arma que le había dado el viejo a Belak - O mucho me engañan mis ojos o se trata de Muerdelobos. Había oído hablar antes de ella... Es una reliquia del pueblo de Belak que se consideraba perdida. Según se decía, Muerdelobos había pertenecido a un antiguo caudillo del Salón del Bosque, Rathar el Taciturno, pero se perdió cuando su hijo fue capturado por los orcos y ya nunca más se supo de él ni de la famosa hacha.- explicó revelando lo que había descubierto - Este hombre es, sin duda, una caja de sorpresas

Cargando editor
29/09/2020, 12:23
Director

A pesar de que el Ermitaño confiaba en la seguridad de su árbol hueco, y de que él mismo se había mostrado amigable y distaba mucho de ser un peligro, el grupo decidió mantener las guardias por lo que pudiera pasar. Pudieron dormir bien y sin sobresaltos, las guardias fueron tranquilas y el ambiente del árbol era lo más acogedor que podían encontrar en el bosque Negro. La tormenta se fue alejando durante la noche, pudieron escuchar como los truenos sonaban cada vez más distantes y el techo de paja que el Ermitaño le había colocado al tronco hueco del árbol dejó de sacudirse con la lluvia y el viento. El Ermitaño durmió de un tirón hasta que el sol despuntó al alba y la claridad escondió de nuevo las sombras que dominaban en el bosque.

El Ermitaño se despidió de ellos alegremente y les recordó, con su peculiar manera de expresarse, que tuvieran cuidado con la Sombra y las gentes y los objetos que la ocultan. Después de eso fue a cazar algo para su desayuno y les dejó hacer sus propios preparativos para reanudar el viaje. Cuando salieron al exterior, pudieron ver algunas ramas que habían sido vencidas por la lluvia y que habían caído sobre el camino. Los surcos de los riachuelos formados por la incesante lluvia se mostraban en el sendero como una gran cicatriz en la que todavía quedaban grandes charcos en algunas zonas. Encontraron el carro de mercancías de Baldor tumbado y con gran parte de la carga desperdigada por el suelo, y a uno de los ponis lo encontraron bastante alejado del árbol del ermitaño. Tuvieron suerte de que el animal hubiera tratado de regresar con ellos y de que no le pasara nada por el camino.

A pesar de la intensa lluvia del día anterior, el día amaneció cálido. Demasiado cálido. Ya en camino, incluso a la eterna sombra de los árboles del bosque Negro podían notar la temperatura que iba aumentando conforme el día avanzaba y el sol se situaba cada vez más alto. Atrás quedó el árbol de aquel extraño personaje con el que habían compartido la noche. Y es que aquel bosque no dejaría de sorprenderles.

Notas de juego

Toca otra prueba de Corrupción. La dificultad es 12, en rangos de habilidad poned el valor que tengáis en Sabiduría.

Cargando editor
06/10/2020, 10:37
Kurdrim

El día despertó al enano con un despejado cielo más, en su interior, algo hacia que su ánimo se mantuviera taciturno y ofuscado, como si llevara una pesada carga sobre sus hombros que le hacía caminar ligeramente encorvado y sin emitir más palabras que los escasos monosilábicos que gruñían a modo de respuesta, cuando la daba, mientras chapoteaba en los pequeños charcos del camino recogiendo la carga volcada con un mutismo poco hosco

Recogida la carga se cruzó de brazos, esperando a que el resto estuviera dispuesto a partir, antes de retomar el camino viendo como el anciano prefería el bosque a la civilización... negando con la cabeza, le dio la espalda tomando al pony por las tiendas y reanudando la marcha

- Tiradas (1)