Tras el extraño acontecimiento con las mariposas púrpuras, el variopinto grupo estuvo recorriendo el sendero toda la jornada bastante más cansados de lo esperado, como si en verdad no hubiesen dormido en toda la noche. Solo las historias de las Montañas Azules que Maese Droul relató lograron animarles, a las cuales, pese a que Iwgar no hizo mención alguna ni mostró aparentemente interés, lo cierto sea dicho, le encantó escuchar. El bosque rebosaba una oscuridad y sensación de opresión desagradables, que drenaban la esperanza y la alegría, e 8ncluso por momentos daba la impresión de que los árboles les querían franquear el paso y atraparlos. Aunque el beórnida quiso en algún momento encontrar algo de caza, algun panal de miel, o hongos y plantas comestibles, lo cierto fue que tras la dura caminata no había tenido suerte. Decidió que all día siguiente mostraría más ahínco para lograr dicho cometido, pues sabía que al llegar la noche, el venado que había casado el primer día ya se habría agotado, no quedando otra opción que tirar de los escasos suministros de Baldor.
La espesura del bosque y las sombras que se cernían a escasos pasos impidieron que Kurdrim encontrase un buen lugar donde acampar por la noche, por lo que finalmente, todos estuvieron de acuerdo en hacerlo en pleno sendero, aunque aquello no fuese lo más aconsejable. A diferencia de otros días, esta vez el cansancio estaba haciendo mella, por lo que no tardaron ennorganizar las guardias e irse a descansar. Iwgar esta vez tenía el último turno, por lo que tras despedirse dándoles las buenas noches y deseándoles una buena guardia, se acostó como siempre a pierna suelta, no tardando en conciliar el sueño y roncar estrepitosamente.
- ¿¡Pero qué diantres ocurre esta vez!? - despertó en plena madrugada, cuando Kurdrim y Mungo realizaban la segunda de las guardias. Lain nuevamente le había despertado con una patada, lo cual si bien no era plato de buen gusto, no podía negar que le estaba agradecido. ¿Baldor? ¿Se encuentra usted bien? - expresó con curiosidad y extrañeza ante las acciones y palabras del mercader. No fue hasta que explicaron lo sucedido, que Iwgar negó con la cabeza, sabedor de que tenían un serio problema. Ha bebido del agua del río.
En realidad, lo que más le dolió en ese instante al beórnida fue ver la cara triste y dolida del pequeño Belgo, el cual no podía creer que en verdad su padre no le recordase. Con cariño apoyo la mano en su hombro, y en el momento en que logró su atención, le susurró con una mirada amistosa.
- Tranquilo pequeño, encontraremos una solución...
Motivo: Perspicacia
Rangos de habilidad: 3
NO: 14
Tirada: 6 + (1, 4, 3)
Total: 6 + 8 = 14
Éxito
Tirada superada ;)
La nueva jornada se le antoja al enano una caminata fatigosa y ardua, mucho mas de lo esperado, sin duda provocado por el opresivo ambiente y la mala experiencia de la noche, lo que no le ayuda en absoluto en encontrar un lugar idóneo para acampar teniendo que conformarse con un pequeño claro junto al sendero.
Las guardias rotan y Kurdrim acepta de buen grado tomar el relevo de la segunda, pero pese a todo su pesimismo nada lo había preparado para lo que ocurrió con Baldor...
- ¿¡Pero qué demonios dices, Baldor!?- dijo sorprendido - Deja de decir paparruchadas y vuelve con nosotros, que es tarde para tonterías
El resto se despertó, como no podía ser de otra forma, cuando los aspavientos del comerciante fueron a más y tomó una rama a modo de arma defensiva
- Estás asustando a Belgo y a mí me estás poniendo los pelos de punta- añadió poniéndose en pie muy serio - Así que deja esa rama y para ya
Pero cuando Iwgar se alzó mencionando que había bebido agua del arroyo la mirada del enano fue del comerciante al riachuelo, luego al beórnida y, de nuevo, al comerciante
- Maldita sea nuestra suerte ... - suspiró negando con la cabeza - Solo nos faltaba eso ¿Alguien conoce algún remedio para deshacer lo que sea que le ha hecho el agua de ese río encantado? Me niego a dar media vuelta a estas alturas para volver con los orejas picudas con el rabo entre las piernas... debe haber alguna otra solución- rezongó molesto y decepcionado con la poca vita de Baldor
Motivo: perspicacia
Rangos de habilidad: 0
NO: 14
Tirada: 8 + ()
Total: 8 + 0 = 8
Fracaso
La agotadora jornada de viaje —y narración histórica, por qué no decirlo— resultó igualmente agotadora como la anterior, pero al menos en esta ocasión su guía había encontrado un apacible lugar donde pasar la noche. A Droul, que ya sólo veía amenazadoras sombras en cada rincón cada vez que caía la noche, le alegró saber que ocuparía el primer turno. Si todo salía bien, podría dormir a pierna suelta lo que restaba y afrontar con ganas el día posterior.
Su guardia fue tranquila, afortunadamente, y le permitió poner al día su mapa y limpiar cuidadosamente el mango de su fiel piqueta. Estaba muy orgulloso de ella y la atesoraba como una joya, aunque no fuera más que un sencillo ejemplo de excelente forja enana.
—Buen turno, muchachos —dijo, cuando tocó dar paso a sus compañeros. El enano se acomodó con la espalda dando al fuego —tendía a dormir así para poder vigilar a su alrededor cuando viajaba en solitario— y se dispuso a dormir.
Pero apenas si había empezado a sumergirse en las tinieblas del sueño que empezaron los ruídos.
—Es que no hay manera de descansar en este maldito bosque —masculló, aferrando la piqueta y observando con atención los gestos y palabras de su benefactor.
Motivo: Perspicacia
Rangos de habilidad: 2
NO: 14
Tirada: 6 + (6, 2)
Total: 6 + 8 = 14
Gran éxito
—Ta-tal vez podríamos regresar con los elfos —sugirió Mungo.
Era a quién menos le apetecía desandar camino, pero tampoco se le ocurría ninguna forma de ayudar al padre de Belgo. La otra opción sería atontarle y que Igwar lo llevase en volandas, como había visto hacer con algunos parroquianos a la salida de las tabernas. No obstante, no le parecía un método demasiado viable.
—Yo no sé nada de la hechicería de estos bosques, y ellos parecían muy amigos de maese Baldor.
Baldor no había bebido agua del arroyo Encantado del que les habían prevenido los elfos, lo había hecho de un arroyo diferente y que sin duda había tenido unas graves consecuencias en él. Y es que, en el interior de aquel bosque cualquier curso de agua, árbol o incluso las mariposas -como habían podido comprobar- eran peligrosas, especialmente al caer la noche. Tal vez si Baldor hubiera bebido agua de ese mismo arroyo cuando el sol estaba en alto no hubiera pasado nada, pero de todos modos eso no podían saberlo.
Todo el campamento terminó despertándose por culpa de los gritos de Baldor, algunos estaban todavía adormilados cuando el hombre tomó una rama y se puso extrañamente a la defensiva, incluso vieron como no era capaz de reconocer a su propio hijo. Para aquellos que estaban más despiertos,* saltaba a la vista que Baldor no estaba en sus cabales: sus ojos ardían con una intensidad demente, y pudieron percatarse de que no reconocía a la compañía, ni tan siquiera a Belgo. La mención que había hecho sobre el dragón, y la mención a su esposa fallecida como si estuviera todavía viva, les hizo entender que era posible que la mente de Baldor se hubiera retrotraído al menos cinco años. Lo cual explicaría porque no reconocía a Belgo, en su mente debía ser un niño risueño mientras que se encontraba en frente con un joven prematuramente serio de diez años.
Belgo, asustado a pesar de las palabras de consuelo que le dedicó Iwgar, se acercó un par de pasos hacía el mercader, quien en respuesta le lanzó la rama y se dio media vuelta echando a correr hacía el interior del bosque. Por fortuna, su puntería asustada y temblorosa, no logró acertar con la rama al muchacho, sino que quedó bastante lejos de darle. Igualmente Belgo reculó y alzó los brazos asustado e impactado por el gesto. Baldor desapareció entre los árboles, internándose en el corazón del bosque Negro para huir de ellos, a quienes, en alguna febril ilusión, había tomado por sus captores.
*los que han superado la tirada de Perspicacia.