Partida Rol por web

No está muerto...

...lo que yace eternamente

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21/05/2014, 01:08
Doctor Schneider

Esto no tenía que haber ocurrido así dice el doctor.

Con usted puedo razonar, doctor, pero traer a su amigo ha sido un error. Casi me convence de que hice bien no involucrándole antes, pero ahora no hay alternativa: o está conmigo o está contra mí.

Las dos armas en manos de los dos médicos apuntan en direcciones opuestas.

¿Qué le parece, mi querido colega, si ambos bajamos las armas y hablamos sobre esto? Seguro que le interesará escuchar mis descubrimientos.

Luego mira a Spade como si fuera poco más que una complicación en su plan.

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22/05/2014, 20:22
Charles Orson

Orson paralizado mira la escena mientras piensa "¿Cómo demonios me he metido en este lío? Quien me mandará!".

 "De acuerdo" dice en voz alta mirando a Sam, " bajemos todos nuestras armas" dice haciendo referencia también a los dos tipos con cuchillo y aparentando cierta decisión y tranquilidad aunque en su voz se podía percibir una toque de debilidad, "cuéntame tus planes".

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23/05/2014, 04:59
Doctor Schneider

El doctor Schneider sonríe y hace un gesto a los dos hombres, que relajan un poco (solo un poco) sus posturas.

Él baja la pistola y habla cuando ve que Orson hace lo mismo.

Fantástico. Si hay dos cosas que definen a un buen científico son la racionalidad y, sobre todo, la curiosidad.

Aunque parece cómodo con el otro médico, no deja de mirar con desconfianza al detective.

Verá, Orson, usted es internista. Sabe bien lo complicados, delicados... defectuosos que son todos esos órganos internos. Pulmones, riñones, estómago, ¡corazón! El cerebro, en cambio, es el centro, el más importante, más puro y mejor protegido.

El neurocirujano siempre había sido un poco arrogante respecto a la superioridad de su especialidad.

Lo vemos todo el tiempo. Ocurrió con Hicks... Era un hombre brillante, ¿lo sabía? Un profesor de filosofía en la cima de su desarrollo intelectual, pero su estúpido pulmón decidió fallar. Bien, pues ¡nunca más! He desarrollado un procedimiento... Hicks, y también ese otro, Walters, dieron su consentimiento informado, se lo aseguro. Al principio les horrorizó la idea, pero evidentemente entraron en razón. ¡No querían morir!

El doctor ya está tan apasionadamente metido en su historia que ha olvidado al detective y solo mira a Orson, quien está seguro le entenderá.

Tuve la inspiración en uno de mis viajes a sudamérica. Estando en unas ruinas tuve una... visión. Suena a charlatanería, pero fue la manzana que cayó en mi cabeza. Los principios médicos son sólidos; le explicaré:

El primer paso es, por supuesto, abrir el cuello y localizar las cuatro arterias, carótidas y vertebrales. Cuando están caladas, conectadas a tubos, se hace lo mismo con las dos venas yugulares. Estarán de esta forma unidas con un corazón artificial. Ya sabes, el prototipo en el que Alexis Carrel y Lindbergh están haciendo tan asombrosos avances. Oxigena la sangre, bombeándola a la presión adecuada y con la temperatura ideal... Una maravilla.

Bien, hecho esto, el siguiente paso es remover la bóveda craneal y todos esos innecesarios órganos y miembros. Todo esto tiene dificultades eminentemente técnicas, pero no es para nada imposible. La siguiente gran dificultad es seccionar la columna justo por encima de la primera vértebra cervical y... ¡voila! Tenemos el cerebro sano, perfecto y vivo.

Ahora, no tengo que explicarle que el cerebro es un órgano curiósamente autónomo, que fabrica su propio fluido cerebroespinal. Las tres membranas que lo rodean quedarían intactas y lo único que necesitaría es un suministro constante de sangre oxigenada, ya garantizado con nuestra máquina.

¡Oh! lo olvidaba. El ojo no es un mero órgano más sino una extensión del propio cerebro y de la membrana cerebral, irrigado continuamente por fluido cerebroespinal. No hay razón por la que deba amputarse, ni motivo para pensar que no funcionará tras la operación.

Introdúzcase el cerebro en Solución Ringer y...

El doctor señala triunfante hacia las cubetas, y las cubetas devuelven la mirada. Hay al menos ocho, todas zumbando con el sonido del corazón artificial.

Hicks, Walters, no solo están vivos, sino que están mejor de lo que han estado nunca. Con suministro perfecto de oxígeno no hay límite a lo que pueden vivir. Están en condiciones asépticas, perfectamente controladas. ¡¡Son prácticamente INMORTALES!!

Ríe ruidosamente, con la carcajada de un loco preocupantemente lúcido.

Para cada paciente tengo su consentimiento firmado. Todo está en orden salvo que, claro, he tenido que ocultarlo al hospital hasta tener suficientes éxitos. He torcido algunas reglas y normativas... incluso leyes. Entenderás que tenía que deshacerme de los cuerpos inútiles de alguna forma discreta. Pero cuando mis éxitos se sepan, todo eso no tendrá importancia. Solo se hablará del avance médico de la década. DEL SIGLO. Tú me puedes ayudar a hácerselo ver, Orson. Entiendes la magnitud de esto y estás conmigo, ¿verdad?

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23/05/2014, 06:03
Narrador

James se aburría. Había llamado a la policía y debían de llegar de un momento a otro, pero no dejaba de pensar que llevaban mucho rato ahí dentro. ¿O no? Tal vez fuera normal y estuvieran hablando, buscando pistas. O quizá estuvieran en problemas.

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23/05/2014, 09:43
Sam Spade

Doctor Schneider... Lo que ha hecho aquí, es... ¡INCREÍBLE! -dice con una extraña sonrisa el detective, mientras se levanta lentamente del suelo, dirigiéndose a los "contenedores".

 ¿Y todo esto lo ha logrado usted sólo? -Sam examina a los 'no difuntos'. -Alcanzar la inmortalidad...- Las piezas comienzan a encajar de una vez.

Mirando a los ojos del que suponía sería el señor Hicks, Sam comienza a recitar. -"No está muerto lo que yace eternamente, y con los extraños eones incluso la muerte puede morir".-entonces se gira y trata de buscar una reacción a la frase en la cara de Schneider.

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23/05/2014, 22:23
Doctor Schneider

El doctor está exultante y mira por primera vez al detective como si fuera algo más que una molestia.

Lo sé. Impresionante, ¿verdad?

Sin embargo le cambia la expresión al oír a Sam recitar esas otras palabras. Parece sorprendido, y no en el buen sentido, durante un momento, pero luego se le pasa y sonríe.

Vaya, parece que han metido la nariz hasta el fondo, ¿eh? Es una suerte que hayan venido a mí pronto, porque de otra forma podrían haber tenido un "accidente".

Señala con un ligero movimiento de cabeza a los dos grandes indígenas.

Estos señores son muy protectores con su cultura.

Sí, reconozco que hay un componente... ritual, en la operación. El conocimiento me vino por unos canales poco ortodoxos. Pero eso no le quita validez científica, es solo una forma de... honrar una civilización a la que debo tanto. Estos caballeros son gente supersticiosa, y he llegado a un, digamos, punto intermedio con ellos.

Niega con la cabeza.

Pero ya es suficiente de esto. Me ayudarán, ¿verdad?

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24/05/2014, 17:32
James O'Donell
Sólo para el director

James se da una vuelta alrededor del edificio por si ve algo sospechoso

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24/05/2014, 22:36
Charles Orson

Orson, aún con el arma en su mano, no sale de su asombro. "¡Realmente lo ha hecho! Se ha vuelto loco piensa y mira hacia Sam, que no deja de mostrar curiosidad "¿Es una técnica de distracción? ¿Como vamos a salir de esta?". 

"Pero aún me quedan dudas Schneider, ¿porqué no se lo dijeron a sus familias? y ¿cómo hicistes todo esto tu solo? Es extraordinario" termina diciendo, intentando seguir la línea de Sam de admirar el trabajo y ganar su confianza (si es que esa era la intención de Sam).

 

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25/05/2014, 01:41
Sam Spade

Notas de juego

Cuando schneider se gira para escuchar al médico, Sam asiente ligeramente con la cabeza mirando a orson.

Lo ha captado, tenemos que deshacernos de los guardianes, estos tipos son kamikazes... Quizá si nos ganamos su confianza salgamos de esta.

Sam hace un gesto con la mirada a Orson para que se acerque a él junto a los cerebros flotantes, atrayendo así a Schneider y separándolo de los guardianes.

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25/05/2014, 21:55
Charles Orson

Orson parece comprender las señales de Sam y se aproxima con cara de curiosidad y lentamente hacia él. "¿Y los cerebros están conservados tan sólo por el suero, Schneider? ¿Cómo es posible?" dice, intentando darle conversación al doctor. Con lo egocéntrico que es, seguro que no evita la oportunidad de contar lo listo que es y lo lejos que ha llegado con ese experimento piensa Orson. 

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28/05/2014, 09:00
Doctor Schneider

¿No me escuchas? el cerebro está en perfecto estado dentro de sus tres membranas: Piamadre, Duramadre y Aracnoides.

El doctor sonríe enseñando muchos dientes.

Las membranas hacen todo lo que el cerebro necesita.

Su expresión cambia súbitamente y vuelve a retroceder hacia la puerta, que se ha quedado abierta una rendija.

Ahora Charles, necesito saber si puedo contar contigo y tu amigo... va a tener que firmar estos papeles. No me hagas usar este revólver. Mira de reojo al detective. Todavía no ha soltado el arma, y los dos matones sienten la tensión y también se ponen en guardia.

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28/05/2014, 09:05
Narrador

James no ve nada en los alrededores. Muy al contrario, todo está muy aburrido. Cuando vuelve a la entrada principal, escucha los coches de policía llegando.

Sin pensarlo, James entra en el hospital siguiendo los pasos de sus dos amigos. Fulga podrá guiar a la poli y él ya había esperado bastante. Podían necesitarle. Si Jimmy no quería volver a estar cerca de policías, esa no era la razón que diría en voz alta.

Siguiendo las indicaciones de una enfermera, el chico llega a un pasillo oscuro con muchos despachos o laboratorios. La puerta de uno está abierta una rendija y luz sale de ella. Jimmy se acerca sigilosamente, por costumbre, justo a tiempo de escuchar una voz desconocida decir:

Ahora Charles, necesito saber si puedo contar contigo y tu amigo... va a tener que firmar estos papeles. No me hagas usar este revólver.

Quien habla está justo al otro lado de la puerta. De él, James solo puede ver una bata de médico.

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01/06/2014, 13:05
Sam Spade

Sam se gira hacia atrás para decirle a Orson que por favor colabore, mientras con la mirada hace gestos apuntando a los guardianes, esperando que el doctor descifre que son sus próximos objetivos. Finalmente,agarra el codo de Orson y se acercan lo más que pueden a Schneider mientras hablan para que no sea tan intrusivo su acercamiento.- ¿Esos son los papeles que nos permiten ser uno de los inmortales? ¿Tan fácil como firmar un consentimiento?

Notas de juego

Cuando Sam se encuentra lo suficientemente cerca de Schneider hace su intento de desarmarlo y usarlo como escudo humano para apuntar a matar a los guardianes.

Dada la situación, es el mal menor. No les permitirán salir de ahí con vida, pero si al menos tratan de intentarlo, los disparos alertarán a los demás habitantes del hospital.

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03/06/2014, 18:19
James O'Donell
Sólo para el director

James traga saliva coge algo de impulso y da un fuerte empujón a la puerta con intención de golpear al de la bata mientras grita 

¡ALTO, POLICIA!

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03/06/2014, 21:19
Narrador

Sam se acerca lentamente el doctor Schneider con algo muy arriesgado en mente. Charles lee las intenciones del detective y se prepara para actuar, aunque esté aterrado. En el intento de desarmar al doctor, cualquiera puede recibir un tiro.

Los dos guardaespaldas aborígenes miran con atención a los dos intrusos. No han entendido una palabra de la conversación y por tanto tienden a no intervenir, pero cualquier señal de peligro será suficiente para que usen sus cuchillos.

Sam Spade está a tres pasos, hablando de los documentos a firmar, y Schneider le mira con desconfianza. Cuando avanza un paso más, el doctor comienza a levantar el arma. Se lo ha olido.

En ese momento se oye un grito que desorienta a todos.

¡ALTO, POLICIA!

La puerta se abre con fuerza hacia dentro, golpeando a Schneider en la espalda y casi desequilibrándolo. Spade desarma al tipo con más facilidad de la que hubiera podido soñar y en un instante la situación ha dado la vuelta: Sam apunta a Schneider con el revólver de este y Charles ha sacado su propia pistola para apuntar a los matones. Solo ahora empiezan a darse cuenta de que el grito fue hecho con una voz infantil y aguda. El pequeño James sonríe desde la puerta y se masajea el hombro, dolorido por haber abierto la puerta tan, literalmente, de golpe.

Y, sin embargo, el truco del chaval solo era una mentira a medias. Bajando las escaleras se escuchan voces y policías identificándose como tales. Schneider y sus dos secuaces levantan las manos y miran con odio a los tres entrometidos. El sueño del doctor Schneider (la pesadilla para otros) está terminado.

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09/06/2014, 11:00
James O'Donell

James mira a sus compañeros

¿Qué es lo que estaba pasando aquí?

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12/06/2014, 00:17
Sam Spade

Cuando Sam se da cuenta de que ha sido el pequeño el que ha hablado le da las felicidades -¡Bien hecho James!

Sam sube el tono y grita -¡Policía, vengan antes de que tengamos que cargar con otro cadáver!

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12/06/2014, 00:29
Charles Orson

Orson, sin dejar de apuntar a los dos tipos esperando a que llegue la policía, se gira hacia el muchacho "Bien hecho" le dice con una sonrisa y luego mira al detective "por poco" y suspira. Ahora es el momento de pensar en el lío en el que se ha metido por seguir su curiosidad y en lo poco que le ha faltado para morir "¿merece la pena?" se pregunta en su interior. 

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13/06/2014, 02:22
Narrador
Sólo para el director

Bajo la mirada atónita y furiosa del doctor Schneider, policías de uniforme comienzan a entrar en la habitación, apuntándole con sus armas a él y a sus dos lacayos. Tanto Charles como Sam guardan sus armas en cuanto les ven entrar y dejan a las autoridades actuar.

Junto a las paredes de la habitación hay cuatro contenedores. Dentro de ellos, sumergidos en una solución salina especial, hay cuatro cerebros perfectamente funcionales, recibiendo oxígeno de un corazón artificial que bombea sangre continuamente. Flotando en cada uno de los contenedores hay ojos conectados a los cerebros. Ojos cuyas pupilas todavía se dilatan y contraen.

El doctor Schneider tendrá muchas explicaciones que dar en estos días.

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13/06/2014, 02:29
Narrador

Epílogo

Cuatro meses después...

Dos de los cerebros conservados con vida eran, por supuesto, los de Hicks y Walters. Otro de ellos resultó ser el del periodista desaparecido Phil Connors. El cuarto, llamado el "paciente cero" por Schneider durante sus largos interrogatorios, permanece aún hoy sin identificar.

Entre los materiales y documentos confiscados al doctor había tres formularios de consentimiento informado firmados por Hicks, Walters y (se cree que a la fuerza) por Connors. También se encontraron abundantes referencias a una secta aborigen amazónica. Al parecer los nativos que servían como guardaespaldas y esbirros para el cirujano consideraban las operaciones de este como un ritual sagrado. La ciencia (y tal vez magia) detrás de los experimentos de Schneider no se ha querido replicar, pero los entendidos insisten en que lo ocurrido es una imposibilidad médica. Los cargos contra el doctor todavía son poco claros, pues el fiscal quiere imputar por asesinato aunque las opiniones estén divididas al respecto. En todo caso, no parece que vaya a salir a la calle en muchos años y nunca volverá a ejercer.

Los herederos de Walters y Hicks han ganado en una millonaria demanda conjunta al hospital. La reputación del centro no hubiera resistido el golpe de no ser por la bien sabida implicación de otro de sus médicos en la resolución del caso. Los abogados de ambas partes implicadas combaten a ciegas en un vacío legal histórico. Hasta orden judicial, los cerebros de las cuatro víctimas se mantienen con vida tal como Schneider las dejó. Desconectarlos, amenazan los abogados de la viuda Hicks, sería un homicidio premeditado. El estado entero está reconsiderando sus leyes en cuanto a la muerte asistida.

Sam Spade, el detective que desenmascaró la trama, ha recibido poca atención mediática. Pocos saben que se ha retirado con las ganancias del caso, pues la agradecida heredera Hicks ha compartido con él las ganancias del pleito. No muy lejos del detective se puede encontrar al huérfano más rico del estado, pues nadie le quitó las gemas y, si alguna vez las necesitara, sabe de dónde sacar más.