- Le recomendaría que diera un paseo por la ciudad, pues tengo una jornada laboral que cumplir. No obstante, si desea quedarse aquí, tendrá que hablar con el mayordomo. Con gusto le ofrecería cobijo yo mismo pero, como comprenderá, esta mansión no me pertenece. Sólo estoy aquí por asuntos de negocios. Terminaré a media tarde.
Por supuesto, maese Kibanib. Vendré a media tarde, no lo dude. Estoy muy interesado en sus hazañas y su buen trabajo de quehacer con el metal. Me halaga mucho que finalmente asienta a acompañarme.
Tras una breve y formal despedida vuelves a la mansión a continuar con tu trabajo, tras todo un día en la forja te das cuenta de que el adamantio es más difícil de forjar que muchos de los materiales que habías probado a moldear antes, por lo que no te da tiempo a acabar el trabajo hoy, sin embargo es hora de salir y el servicio va abandonando la mansión, los únicos que quedarán dentro serán los guardias privados, y tú no eres uno de ellos, además tienes una cita con aquél humano, tras secarte un poco el sudor y lavarte la cara sales de la finca algo sucio y cansado, sin cogerte desprevenido, el humano ya esta esperando fuera.
Cierro escena.