Yonin avanza junto al enano siguiendo sus pasos, observando con curiosidad la ciudad enana, casi tanta como la que tienen los que miran al humano, aunque el enano esta acostumbrado, el humano nota como el calor empieza a ser sofocante, por lo que comienza a quitarse la ropa según avanzan, una vez en los túneles de minería esta sensación es sustituida por una de humedad penetrante, es aquí donde Kibanib debe buscar al enano Grombaul y entregarle el pago.
Avanzo a través del túnel, saludando a algunos de los enanos que cruzan mi paso y preguntándoles por Grombaul.
- Buen día, ¿sabe el paradero de maese Grombaul? - repito a varias personas.
Algunos de los enanos miran con extrañeza mal disimulada a Yonin. - No se preocupen, ¡es mi guardia personal! - digo en lengua enana, medio en broma, a algunos de ellos.
Las risas acompañan al chiste del enano según lo va contando por el camino, al cabo de unos pocos minutos dais con Grombaul el cual esta dirigiendo las excavaciones de este túnel.
Llegamos finalmente al túnel donde se encuentra trabajando Grombaul. Al fondo puede verse a multitud de enanos trabajando la roca duramente. Se respira un aire húmedo que sabe a recompensa.
- ¡Bienhallado maese Grombaul! - exclamo con una sonrisa al percibirle. Me acerco a ofrecerle mi mano - Traigo buenas nuevas para usted, ya he cumplido con mi cometido y traigo el dinero que justamente le corresponde. Quizá le apetecería tomar una cerveza amistosamente con nosotros mientras comprueba que todo está en orden - añado cortesmente.
Me giro a contemplar a Yonin. El pobre hombre parecía un poco abrumado por el transito por estas tierras para él hostiles.
- ¿Pero dónde están mis modales para con mi buen amigo? - digo abriendo paso a Yonin. - Maese Groumbaul, le presento a mi compañero Yonin Alderia, un joven realmente prometedor. Me ha ayudado con el comercio estos últimos días. Las cosas se han puesto duras últimamente en la urbe cosmopolita, ya sabe.
Me agrada oir esas palabras, Kibanib, se nota que tu padre te enseñó bien, tomemos esa cerveza, y por cierto, encantado maese Alderia, debe de ser un humano excepcional si un enano le ha invitado a visitar nuestras tierras.
Realizo un gesto cortes con la cabeza a Grombual mientras le digo, el placer es mio maese Grombual, pero tan solo soy un humano normal y corriente, que ha llegado aqui a causa de los negocios, pero que esta encantado con las visiones tan magnificas de la ciudad enana, y admirado por tanta grandeza...., que hacen que uno se sienta diminuto...
Los tres hombres se acercaron a una taberna para beber y charlar, Grombaul escuchaba con atención la historia de Kibanib, el cual le contaba el viaje con todo detalle, excepto el de que Yonin intentó matarle, algo que el experimentado asesino agradecía, tras una hora charlando el minero decidió que era hora de volver al trabajo, cobró lo que le correspondía y se fue tras pagar las cervezas, ahora Kibanib y Yonin estaban solos y libres de toda responsabilidad, y aunque seguramente decidirían investigar al contratante, tenían total libertad para decidir su próximo destino.
En total te quedas con 1500 monedas de oro Kibanib.