Partida Rol por web

La noticia no es recibida precisamente con mucha alegría. Los Auruck más cercanos a tu aparición apartan la vista y se alejan de ti.  Los salvajes que usan cualquier método para satisfacer sus deseos tampoco parecen muy alegres con la idea de rebajar su salvajismo a la hora de realizar sacrificios. 

El tiempo avanza.

El momento del ritual se acerca y el miedo vuelve a apoderarse de los grupos que componen la sociedad Auruck. Los familiares, tomándoselo con dignidad, sortean entre aquellos que ya han sido padres quién será el sacrificio y se han organizado para evitar que su grupo sufra agresiones.

Los otros, no llevan bien esta actitud y seguían usando sistemas salvajes entre ellos para seleccionar al sacrificio.

Se reunieron ambas partes en el templo y uno bebió dignamente y el otro forzado.

La sensación de aquella desagradable energía había disminuido, pero no desaparecido, necesitaba investigar sobre ella, pero antes quería agradecer a los Auruk por su sacrificio, de la mano libre de la estatua salió una energía brillante como un líquido que fue absorbido por el suelo que se tornó brillante también, el destello se fue desvaneciendo mientras empezaban a brotar plantas de hojas color celeste del suelo.

La sangre brotó de la estatua y el maná creó hierba de un hermoso color azul. Sin embargo, aunque el acto en sí pudiera parecer impresionante, los Auruck estaban más interesados en disfrutar de su tiempo de vida que en examinar unas hierbas. 

Más calmada con lo sucedido y un poco molesta con la reacción de sus seguidores a su hermoso milagro, pero estaba satisfecha con los leves cambios que había realizado, quería regresar a investigar esa molesta energía viscosa que se derivaba del dolor y enojo de los Auruk, o al menos es lo que ella piensa, sin embargo decidió postergar su investigación antes de partir, usando sus poderes reemplazo los árboles por nuevos con casi las mismas características.

Los árboles parecen cobrar nueva vida, y los auruck les prestan atención donde antes los ignoraban.

Akania podía notar la vida en ellos, como sus vidas iban a madurar y desarrollarse, pasar el tiempo y morir. sus flores se convertirían en fruto y sus frutos les permitirían mantener semillas que les permitirían expandirse.

La diosa sonrió satisfecha con el resultado de los árboles y con la reacción de los Auruk al respecto, era hora de dejarlos solos un tiempo, necesitaba investigar sobre la energía tan desagradable que había recibido junto a la de sus creyentes.

La llegada de Akania fue recibida con la frialdad que destacaba desde que les ordenó sacrificarse por ella. Desde su última visita los Auruck habían aprendido a entonar, y acompañaban el ritmo de sus palmadas con notas que nacían en sus gargantas y salían hacia el mundo. Los arrullos tranquilos de aquellos que tenían hijos y los aullidos salvajes de los que no querían asumir responsabilidad alguna durante su vida formaban dos melodías claramente diferenciadas. 

Se unía a las palmadas el sonido de las piedras chocando unas con otras. Al parecer estaban aprendiendo a crear herramientas.

La diosa quería crear roedores de mayor tamaño a minúsculo, los violentos Auruk no quedarían satisfechos golpeando pequeñas criaturas como ratones, necesitarían golpear criaturas de tamaño cercano al suyo, incluso era probable que los más salvajes no tomarían ninguna alternativa a atacar a sus semejantes de forma aceptable, pero ir dando alternativas a sus crueles instintos podría ayudar a los más tranquilos a sufrir menos ataques.

Parandose en medio de una multitud empezó a hablar con la tribu, —mis amados Auruk, sé que ha sido duro para ustedes el tener que sacrificarse, además he estado algo ausente desde aquel oscuro momento de sus vidas, pero no me he olvidado de ustedes y sus deseos, el sacrificio es vital, pero después de pensarlo cuidadosamente imponerles castigos y regaños para forzarlos a evitar las acciones que no me agradan, debí ofrecerles opciones para canalizar y satisfacer sus instintos, por eso, frente a frente, estoy ante ustedes para ofrecerles un nuevo regalo y escucharlos. Desde atrás de Akania salió una criatura, este animal es comestible, pueden sacar sus instintos agresivos contra ellos, y usar sus pieles, desde atrás de los árboles empezaron a salir más y más criaturas.

El numero de Capibaras resultante de su poder no es precisamente capaz de crear una manada. Sus escasos números no parecía que les fueran a permitir vivir varias generaciones, sobre todo si iban a ser el objeto de la violencia de los Auruck. Sin embargo, no parecían especialmente interesados.

Un Auruck de cada grupo se acercó a la diosa. Una madre y una salvaje. Esta última habló primero:

- Nos diste la vida, y nos obligas a perderla por ti. Unos pobres animales no van a compensar el odio que te tiene aquel al que le toca morir, le privas de toda experiencia, primero esta vivo y después no es nada. Si esas son las opciones, mientras nos obligues a morir, seguiremos odiándote. - Señaló hacia el templo, en el que los cuerpos se acumulaban.

- Por eso debéis aprender a tener hijos, a renunciar a vuestro placer individual a favor del grupo. A vivir en el recuerdo de los que se quedan atrás. Si nuestro sacrificio permite a la siguiente generación crecer, que así sea.

- Si tan satisfechos estáis muriendo, sacrificaros también por nosotros.

No parecía que la medida fuera a cambiar las cosas por el momento.

El tiempo pasa

Una ceremonia más tiene lugar. Akania observa como el grupo de asentados retiran a sus muertos del altar, mientras que los otros los dejan ahí. Los cuerpos se empiezan acumular en un grotesco recordatorio de la presencia de la muerte. Sin embargo parecía que los Auruck crecían acostumbrados a la presencia de los cadáveres. 

Habían trabajado la piedra que Akania había conjurado, y habían aprendido a hacer unas herramientas sencillas pero afiladas. Podría ser un avance, o podía suponer que se recrudezca la violencia entre los grupos. 

De la estatua nuevamente brotan lágrimas en forma de una corriente estable, el color del líquido brillante es un verde vivo, nuevamente broto vegetación del suelo, esta vez eran unos arbustos de hojas con fibras largas y resistentes, pero flexibles, además de flores de fibras suaves y delgadas.

La diosa miró un momento al cielo, entiendo su sentir, me duele tener que exigirles que entreguen sus vidas en sacrificio, pero es algo necesario, lamento no poder explicarles, también sé que darles unos pequeños regalos como compensación por su duro sacrificio no es nada,  hace una breve pausa, hay muchas cosas que debo hacer, cosas muy complicadas, pero necesarias, cuando termine, podre revisar la necesidad del sacrificio, pero les juro que en este momento me es imposible, y temo que tomara mucho tiempo, pero, viendo en dirección a las dos Auruk que le hablaron prosiguió, tienen mi palabra de que en cuanto sea prescindible el sacrificio, dejaré de pedirles sus valiosas vidas.

Luego volteo a ver a los animales que genero, ¿¡Que pasa con ustedes!? ¡Son roedores!, se supone que son criaturas que se reproducen mucho, ¡temía tener que generar depredadores para controlar su reproducción!, y resulta que se van a extinguir, levanta del suelo a un capibara a la altura de su rostro, vayan y sean fértiles, ¿entiendes?, ¡FÉRTILES!, sentía que gritarles a aquellos roedores no cambiaría nada, pero necesitaba desahogar su frustración, luego regreso su atención a sus fieles.

En ese momento vio como estaban creando herramientas, sonrió dejando caer al capibara, sabía que seguramente algunos las usarían para dañar a sus congéneres, pero les serían muy útiles, fue entonces cuando recordó los cuerpos de los sacrificados, su rostro entristeció, tratando de cambiar la sensación tensa del ambiente se acercó a uno de los Auruk, oye ¿es mi imaginación o ninguno de ustedes tiene un nombre propio?, los nombres ayudan a dar identidad a cada uno y puede que propicien relaciones, los nombres pueden provenir de alguna característica, por ejemplo, tú eres un Auruk muy apuesto, fuerte y alto, podrías llamarte Ato en referencia a tu altura, o aquella dulce chica, por el color amarillo de su pelo podría ser llamada Marela, luego viendo a un pequeño bebe dijo suavemente, también pueden ser vasados en deseos para sus descendientes, como Alegría, los nombres pueden ser similares a las palabras que hacen referencia o directamente palabras conocidas, eso es, todos deberían tener un nombre, eso suponiendo que aún no tienen nombres.