Partida Rol por web

Oktoberfeast

Tras el lobo feroz

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02/12/2010, 15:20
Ernest Stein

La situación era desesperada, todos estaban haciendo algo. Y Udo se empeñaba en morir. No mientras yo estuviera aquí.

-Dios Udo, gracias pero no trates de morirte, mi labor es salvar vidas.

Vuelve a hundirse en su maletín saca sus instrumentos y vuelve a tratar de salvar al imaginario.

Notas de juego

Pregunto ¿si gasto el ultimo punto conseguiré que siga vivo?

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02/12/2010, 16:01
Director

Anna golpea a la bruja tratando de evitar apuñalar a Pedro (aunque durante unos segundos el español no está seguro de si no le habría golpeado a él también de ser necesario). No es un golpe certero del todo, habida cuenta del batiburrillo de prendas y miembros en que se ha enredado con el español y la barandilla, pero es suficiente para acertarle en la mano con la que se sujetaba a la pared y desestabilizarla del todo.

Con un grito que hiela la sangre, la criatura, antes mortal como vosotros, se precipita al vacío. Pero antes de caer se agarra con la mano herida a Anna...

Concretamente a su pañuelo, que se desliza rápidamente sobre su cuello y su antigua herida, sin evitar su caída durante decenas de metros, hasta un siniestro ruido parecido al de las sandías maduras al caer al suelo.

De repente el silencio, sólo roto por la respiración jadeante de Udo.

"Dios Udo, gracias pero no trates de morirte, mi labor es salvar vidas" replica el doctor, que manos a la obra atiende de nuevo a la moribunda criatura. Con el esfuerzo la sutura anterior se rompió agravando en parte la herida. Afortunadamente es una herida limpia, nada que ver con heridas de bala, y con un poco de esfuerzo (el doctor está ya sudando a mares) y ayudado por la luz producida por la hoguera del libro de cocina, Stein cree estabilizar de nuevo a Udo tras unos cuantos minutos en los cuáles sólo se escuchan los gemidos de éste mientras es tratado y el ulular del viento a través de la torre.

Ahora es el momento de actuar como buenos agentes de la Sociedad de Cuentacuentos, y desaparecer como en las historias...

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06/12/2010, 14:04
Anna Smith

Anna se asoma por la barandilla para ver los restos de la bruja. Y durante largo rato permanece inmóvil, inmersa en su contemplación.

Su aspecto es lamentable, con los oscuros cabellos revueltos sobre la cara. Está demacrada por la lucha, con la ropa deshecha en jirones, el vientre sangrante, la mano destrozada y la vieja herida cruzando su cuello como una macabra gargantilla. Su expresión es aterradora, parece llena de satisfacción... Ya todo ha acabado -suspira, girándose hacia sus compañeros-. Debemos irnos. La gente comienza a apiñarse allí abajo.

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07/12/2010, 10:18
Director

Ya no queda más que retirarse y desaparecer, previo a la recapitulación.

La pregunta es, ¿cómo pensáis hacerlo?

Notas de juego

Posdata: la mano herida era la de la bruja, la de Anna está bien. Puede estar ensangrentada, pero o es sangre de la bruja, o de su herida leve en el vientre.

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09/12/2010, 15:43
Anna Smith

Anna intenta adecentarse un poco, observando su deformado reflejo en el oscuro metal de la campana.

Recompone su tocado, se cubre el cuello con el pañuelo y tapa sus ajadas vestiduras abrochándose bien el largo abrigo.

Lista -suspira, sabiendo que no conseguiá verse mejor, hasta que pueda limpiarse un poco.

Con paso severo se aproxima al buen doctor, y a Udo.

Vamos, levantémoslo con cuidado -ordena, llamando la atención de Pedro-. Doctor, usted y la condesa recojan nuestras cosas. Todo lo que se haya caido, todo lo que hayamos soltado para enfrentarnos a ese ser. Que no quede nada.

Sabía que era absurdo que a aquellas alturas tratasen de cubrir sus huellas. Alguien les había visto suvir, y, de seguro, alguien les vería bajar. Pero debían andarse con cuidado, por muy tarde que fuera para tomar precauciones.

Notas de juego

PD: OK, pensé que me había herido la mano en el forcejeo con la bruja.

PD2: Cuando digo el vientre sangrante me refiero a ligeramente sangrante, claro.

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10/12/2010, 02:51
Pedro Rodríguez

Cuando quiero darme cuenta abro los ojos y estoy en el suelo.

Buena costada me di, vive dios.

Oigo cerca mía a Anna que me indica que me levante. Lo hago sin pensármelo dos veces veo que Helena y el doctor se apresuran a recoger todo cuanto puede para ocultar nuestra presencia en ese lugar sagrada. Sacudo mi cabeza intentando despejar mi aturrullada mente y comienza a ayudar a recogerlo todo.

-Amigos...lo conseguimos pero...ya tendremos tiempo de celebrarlo y tu...digo mirando a Udo tu lo harás con nosotros, vamos apresurémonos.

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10/12/2010, 15:27
Ernest Stein

Va siendo hora de marchar, así que me reclino y ayudo a Udo a incorporarse y llevarlo a un buen lugar para descansar. Trato de mantener mi trabajo estable y en la posada ya revisare a la señorita.

- No se preocupen en cuanto estemos, en la posada revisare sus heridas o contusiones. Por favor recojan mi maletín. Y apaguen la vela.

Mira a sus compañeros mientras emprende el descenso. A sido una vela agotadora.

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13/12/2010, 14:24
Director

Recogéis los restos y pistas que consideráis podrían resultar sospechosos y un poco a trompicones, tapando las manchas de sangre y vuestras heridas, iniciáis el lento descenso hacia la calle.

Por suerte, aunque hay un ligero corrillo de personas, la fiesta local les ha pasado factura o eso parece por lo mucho que se tambalean, por lo que el alcohol os permite abandonar la catedral con un cierto sigilo.

De vuelta a la posada, un poco de labia distrae la atención del encargado de vuestras heridas, del polvo del camino y del "nuevo amigo" que traéis con vosotros. "Demasiada cerveza, me va a explotar la cabeza" miente Udo para disimular, con su mascarada con tal mal aspecto como en su forma real.

Ya reunidos, Udo os confirma, entre susurros por el agotamiento y la pérdida de sangre, la historia. Al huir de vosotros, llegó por azar a una casita perdida cerca de Waisebaden atraído por el olor a comida. Allí, la mujer que acabáis de matar, le ofreció un plato de guiso que no llegó a probar. Algo en el olor de la carne le pareció sospechoso, olía como personas, lo que era muy raro. En ese momento la mujer intentó henderle el cráneo con un cuchillo de carnicero, pero afortunadamente Udo era demasiado duro para morir de un golpe. La mujer, asustada por no haber podido matarle, huyó. Tras recuperarse, Udo descubrió lo que hacía en esa casa, y lleno de furia e ira partió en su búsqueda para matarla.

En Waisebaden encontró su casa, pero la mujer ya había huido. Pero encontró una carta de un hermano suyo que era sacerdote en la catedral de Munich, y como el rastro parecía llevar hacia esa ciudad, se plantó aquí a esperar que llegase, sabiendo que la podía detectar por olfato cuando llegase.

Pero por lo visto, su apetito era algo antinatural para convertirse en un ser mágico, y gracias quizás a la ayuda de vosotros mortales, pudo acabar con ese monstruo devorador de niños...

Udo no tiene inconveniente en abandonar el mundo mortal para volver al "otro lado", aunque claro, tendréis que cuidar de él hasta que pueda valerse por sí sólo. Y claro, ¡alimentarle!  

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13/12/2010, 15:25
Director

Recapitulación

De vuelta en Stuttgart, la Sociedad lamenta la pérdida del libro que quemó Anna, que aunque fuese un artefacto maligno, podría haber dado nuevos puntos de vista acerca de ese mundo. No obstante, dada la situación, se entiende la decisión del momento, y de hecho se propone a la joven inglesa como líder de equipo tras su actuación y liderazgo en la misión. La única duda es si tras destruir el libro, seguirá viviendo en tiempo prestado, o fallecerá a su vez...

Sobre el libro, con la poca información disponible se piensa que ofrecía una serie de recetas antropófagas que a la larga serían capaces de convertir al cocinero en una criatura imaginaria de gran poder. Como artefacto mágico, indudablemente debía tener gran poder, por eso quizás fuese mejor destruirlo, para evitar tentaciones...

Los periódicos de Munich de los días finales de la Oktoberfest, recogen el supuesto suicidio de Annie Keller, la hermana de un sacerdote de la catedral que aparentemente se estaba alojando unos días en secreto en la misma. Afortunadamente, tras morir su apariencia volvió a ser su aspecto humano normal, y eso unido a los graves daños de la colosal caída ocultaron las leves heridas de bala y los rasguños de vuestras armas de filo.

Como moraleja, cuidado con investigar demasiado el mundo de más allá del velo. La curiosidad puede ofrecer tentaciones demasiado peligrosas para resistirlas...

Fin