Partida Rol por web

Mark sonrió de nuevo.

- Está al cuidado de una persona de confianza, no demasiado lejos de aquí.

Dejó que la ambigüedad hiciera su efecto. Y luego, llevándose una mano al interior del abrigo para sacar su libreta, continuó con tono simpático y curioso:

- ¿Ya me has dicho lo que iba a sorprenderme, Leopold?

te he metido en situación, lo que te sorprenderá, quizás sea ver a Juan King, si llegase el momento de invocarlo.

- ¿Estás... - Mark hizo una pausa casi obligada; parpadeó y arqueó las cejas. - ... hablando del espíritu? ¿Piensas invocarlo con Minna Beckman?

Lo invocaré o aparecerá si es necesario, es importante encontrarla pronto, por el bien del equilibrio de ambos mundos, el espiritual y el físico. hago una pausa y digo:

Ahora dime, me llevarás ante ella?

- Bueno...

El periodista lo miró a los ojos, y suspiró. Decidió no ocultarle nada.

- Lo haré. Pero con dos advertencias: la primera, me gustaría presenciar todo, si es que te llevo allí. Y la segunda, ya he estado allí, así que ya conocen mi cara, y no he tenido mucho éxito. Y mi impresión es que, porque he preguntado por ella, puede que se vayan del sitio. Así que, no sabría decirte qué sería mejor, si ir ahora, o esperar hasta mañana.

Suspirando y meditando digo: Estás en esto para bien o para mal, pero quiero advertirte, si llegásemos a contactar con los espíritus, deberás hacer exactamente lo que te diga, pueden enfadarse, y si no actúas correctamente puedes morir. Vamos ya, si crees que puede haber peligro de irse, y no te preocupes, entraré yo primero, y luego, tu, como mi asistente, quizás así puedas entrar. ¿De acuerdo?

- Soy curioso, pero no tanto - dijo Mark levemente, en un intento de destensar la charla. En realidad, no sabía hasta dónde estaba mintiendo con esa frase. - Te seguiré, Leopold, cuando llegue el momento. Ahora, sígueme.

Mark esperó a que pusiera sus cosas en orden, o que tomara lo que necesitara si es que deseaba llevar algo. Y luego, tras esperar que le abriera, tomó rumbo llevándolo hacia la casa de Minna Beckman.

Leopold cogió todo lo necesario para una sesión de espiritismo, también tomó su vieja pluma y su cuaderno de notas, y su pipa para fumar.

con todo lo necesario, se dispuso a seguir a Mark hasta donde quisiera llevarle.

Mark guio a Leopold a travez del barrio central, hasta subir a aun autobus. Luego de unos quince minutos, se internaron en el bohemio barrio de Bexley. Los edificios altos y antiguos de ladrillo rojo llenaban sus calles. Pronto llegaron ante una puerta de uno de esos edificios, luego de ascender una corta escalera de 5 escalones. Era el lugar a donde Mark habia asistido anteriormente y ningun cambio, salvo el declive de la luz solar tapada por los negros nubarrones daban al barrio, ahora y aire mas lugubre...

¿Que es este edifico Mark? no parece un hospital, pero creía que Minna estaba enferma. espera aquí si crees que podrían reconocerte, entraré y luego volveré a por ti antes de hacer nada.

La puerta se encuentra cerrada y Jung usa el llamador, al cabo de un minuto abre la puerta una apacible anciana de cabellos canos, al ver a Leopold, frunce el ceño pero mas atras, Mark capta la mirada de la anciana que responde con una sonrisa...

Oh! Señorito Mark, veo que ud. no se da por vencido muy facilmente... pero... ¿No deberia presentarme a su amigo?

Muy buenas tardes señora, me llamo Leopold Jung, soy amigo del señor Mark. y usted es?

El gesto de la Sra. Richtmont, cambia drasticamente al escuchar el nombre del desconocido...

Oh! Al fin ha llegado! La señorita Beckman ha estado esperandole durante una semana!... Yo soy la Sra. Richtmont, la dueña y casera de esta casa... Adelante... adelante, Minna se encontrara feliz de recibirle... La pobrecilla... esta tan debil...

La anciana mujer se adentro en el edificio y subio rapidamente las escaleras rumbo al primer piso...

Mark guardó silencio, con una sonrisa simpática hacia la señora Richmond. Al parecer, sus conclusiones habían estado erradas, y hubiera sido más fácil empezar por allí... pero nadie podía dudar de sus buenas intenciones. O al menos, de que no tenía ninguna mala.

Miró a Leopold, y le dejó ir adelante. A fin de cuentas, era a él a quien querían.

Muy bien, señora Richtmon, guíenos pues, hasta Minna. El Señor Mark, es mi asistente, así que deberá entrar también, y presenciar toda la conversación.

La casera los llevo hasta el primer piso y luego se detuvo ante una puerta (la misma que habia tocado Mark, claro) y golpeo suavemente con los nudillos.
Unos minutos despues salia una hermosa mujer a atender, se presento como Anja y al dar a conocer su nombre Jung, la joven mujer le franqueo el paso mirando dubitativamente a Mark, hacia el anterior del departamento.

Una vez dentro la mujer, les pidio que esperaran y se interno en una de las habitaciones del coqueto apto.

Al cabo de unos minutos volvio...

Me alegro mucho que haya venido señor Jung. No se porque Minna ha estado murmurando su nombre en un estado completamente extraño. Hace noches que no duerme de un solo tiron y dormita apenas minutos diciendo incoherencias. Este es uno de esos escasos momentos en que duerme por tanto, creo que sera mejor dejarla hasta que despierte...la atractiva mujer parece verdaderamente preocupada ¿Un te?