Partida Rol por web

- Gracias... - Que raro, el señor parecía demasiado sincero con sus palabras. Salgo del lugar, ahora seguro aparecerán las cámaras y me dirán sorpresa. Corro lo más rápido que mis piernas me permiten de donde estoy al exterior.

Vuelves a pasar por la bodega y el pasillo, aunque esta vez vas bastante mas rapido que cuando llegaste. A tu espalda solo oyes los gritos de los guardias entremezclandose con los del arapiento hombre. Una vez sales a cubierta ves una plataforma que baja hasta tierra firme. Te sorprende que no hayan camaras ni gente esperando para darte la sorpresa de que sales en la tele, sino otro par de guardias armados que corren hacia ti gritando que te detengas. Uno de ellos saca la espada, pero el otro le coge del brazo antes de que se lance a por ti.

Estas loco? Quieres que toda la ciudad vea como matas a un crio desarmado? Utiliza la vara!

El guardia envaina la espada y saca una vara de no mas de cuarenta centimetros mientras se dirige a ti.

Vamos, chico, alegrame el dia.

Un mundo se abre a mis ojos y no son cámaras de televisión, son un par de guardias armados y uno de ellos saca una vara y me apunta con ella. Veo que si bajo cobraré como ninguno y todos, voy del otro lado de la cubierta y salto desde ahí, descolgándome por cualquier cosa hasta llegar al suelo y buscar la forma de ir donde se encuentre un nutrido grupo de gente y perderme en la multitud.

Te lanzas del barco sin comprobar la altura ni si hay algo a lo que agarrarte. Por suerte para ti, un cabo suelto te sirve para bajar hasta mas de la mitad de la distancia hasta el suelo. Los tres metros que faltan los haces en caida libre.

Llegas al suelo, milagrosamente sin hacerte apenas daño, aunque tu tobillo izquierdo se resiente cuando te pierdes entre la multitud.

Una vez piensas que has despistado a los guardias te fijas mejor en el lugar en el que estas. Una enorme ciudad se extiende ante ti. Las calles son anchas y a ambos lados hay puestos que venden desde comida hasta cosas que no imaginas para que pueden servir, pasando por armas, frascos de cristal con liquidos de todos los colores y otras cosas. Hay gente de todos los tamaños, algunos grandes y robustos de color verde, con unos grandes colmillos que asoman de su boca, otros esbeltos con orejas puntiagudas, enanos barbudos con cara de pocos amigos y humanos normales y corrientes. En una esquina ves un cartel que te llama la atencion por algun motivo, al parecer perteneciente a una taberna. 

¿Pero que demonios está pasando aquí? Esto es una locura, parece "El Señor de los Anillos"... O ese viejo dibujito que miraba mi papá y que era muy aburrido. ¿Cómo se llamaba? dragones enjaulados, los calabozosos de los dragones. Maldita sea, quizás si me acordara de algo de eso me serviría aquí. Una taberna me llama la atención y cogeando lo menos posible entro en ella con la esperanza de conseguir alguien que me ayude.

La taberna esta abarrotada de gente tan variopinta como la de la calle por la que acabas de pasar. Un enano y su enorme barba pasan ante ti con una bandeja mientras te da un empujon.

-Aparta!

 Al fondo hay una mesa en la que reconoces al anciano con el que empezo todo sentado junto a otros cuatro chicos de tu edad.