La primera cita se hara en el Jardin de Ouran... Con muchos arboles y estatuas..
Shiro pasea tranquilamente en el jardín, contemplando el cielo y dejandose acariciar por la suave brisa. No ve a nadie por allí, por lo que aprovecha su soledad para alzar la cabeza y cerrar los ojos, saboreando el silencio. Con las manos en los bolsillos, aguarda a que alguien interrumpa su meditación
Aya, ya había vuelto de irse a lavar las manos. Y todo, porque Shiro le había prometido dulces y como era una niña responsable, había ido a limpiarse las manos con las que posiblemente acabaría comiendo.
Llega corriendo y casi se le tira encima a Shiro.
¡Shirooooooo~~! ¡Dónde están mis pastelitoos! Dice con los mofletes ligeramente sonrojados y casi babeando.
- Permitidme que os guíe - tiene una mano indicandole el camino que recorrerán juntos - Si los dejara a la vista, no sería tan especial
A Aya se le iluminan los ojos.
¡Vale! Dice muy ilusionada. Camina dejándose guiar por Shiro, con pequeños botes y tarareando una alegre canción. Cuando había dulces de por medio, Aya se transformaba en una indefensa corderita.
Shiro la conduce hacia una zona semi-escondida en la que se encuentra una mesa con manjares de dulces.
- Para vuestro disfrute - presenta con una gran sonrisa
Aya abre los ojos y le brillan. Abre la boca también.
¡Yupiiiiiiiiiiiiiii! Grita a pleno pulmón, corriendo a la mesa y recorriendola con la mirada y un dedo en los labios, pensativa.
¡No sé por cual quiero empezar! ¡Shiroooooo! Grita de nuevo por ayuda.
- Podeis empezar por lo menos delicioso, hasta lo más delicioso - dice contento al ver el entusiasmo de Aya - Aunque sin duda, si tuvieramos que elegir de menor a mayor... - toma posición reflexiva - vos quedarías la última a escoger, ya que vuestra presencia es exquisita
Jejeje... Ríe por lo bajito con las mejillas sonrosadas, aunque no se sabe si es por el piropo o por las ganas de dulces que tiene.
Pues... ¡es que todos tienen muy buena pinta! Pero... ¡probaré este! Exclama cogiendo un pequeño pastel de piña y metiéndoselo en la boca. Immediatamente le salen brillantitos alrededor del cuerpo y se lleva las manos a las mejillas.
¡Buenísimo! Exclama.
Se sienta complacido en una de las sillas que rodean la mesa, contemplando a su invitada mientras come.
- Sin duda, el mejor regalo de este día es veros sonreír. - dice mientras apoya un mentón sobre la palma de su mano.
Aya le mira, con aún comida en la boca, y algun resto de pastel en los labios.
Finalmente acaba sonriendo. Le caía bien. ¿Tú no comes? Pregunta ofreciéndole un poco con su mano.
- Con gusto, gracias - responde tomando delicadamente un dulce de su mano. Lo prueba y cierra los ojos saboreandolo.
- ¡Fantástico! Adoro vuestro encanto por los dulces, me recordáis a los niños con dulces en las manos. - Deja una pausa para comer otro dulce. - ¿Disfrutáis de la velada? - pregunta con expresión preocupada, ya que debía sentirse atendida y cómoda
Aya hincha los carrillos.
Eh.. no soy una niña.. Dice medio enfurruñada. Pero finalmente sonríe, y asiente, llevándose otro dulce a la boca demostrando justo lo contrario. Quien iba a decir que esa niña era la responsable del consejo de estudiantes.