Partida Rol por web

-¿De hablar?-preguntó inclinando la cabeza sobre un hombro.-¿En general o entre nosotros?

No se me da bien hablar.

Por suerte o desgracia, el ir y venir de alumnos y sus presentaciones no le dejaron añadir sus pensamientos a la contestación al chico de ojos violáceos. Airi era la chica que había entrado poco antes que Heiji, una muchacha con gafas y alegre (aunque sin llegar a los niveles de emoción ya expuestos) era Tomoyo y tras ella llegó un chico alto y delgado que, si se presentó, Ayase no llegó a escuchar su nombre porque Arisa había dicho algo absurdo sobre el físico y ella, automáticamente, se había puesto a balbucear un "no seas tonta, Suzuki-san" por lo bajo mientras enredaba los dedos en el cable del auricular que mantenía en la mano.

El profesor, un hombre intimidante por su altura, entró en la clase e hizo un barrido visual a la clase, Ayase tuvo la desgracia de toparse con esa mirada de forma directa (quién habría esperado una mirada tan fría de un profesor en el primer día de clase)y, mirando a la mesa, se incorporó junto a los demás compañeros para realizar el saludo.

Qué miedo de hombre.

El profesor Orizuma Aoshi, así se había presentado, intentó recuperar un ambiente distendido aunque no tan informal como cuando habían ido llegando los estudiantes y, mientras estaba revisando el listado de clase, Ayase miró por la ventana hasta que escuchó su nombre y se enderezó, alarmada, en el sitio.

-¿Yo?-¿Por qué yo? No quiero, no me obligues, mi sitio en la ventana era para evitar esto, por qué, dioses por qué. Pese a la retahíla interior de quejas, Ayase se incorporó apoyando las yemas de los dedos con suavidad sobre la superficie del pupitre.

No pasa nada, todo va bien, no pasa nada. 

Cada paso se le hacía más difícil pese a que no era tan larga la distancia a recorrer y para intentar disimular el temblor de las manos se las sujetó a la altura del regazo entrelazando los dedos... aunque no por ello consiguió nada porque automáticamente empezó a retorcer las manos como si fuese un niño en una complicada explicación. 

Al llegar a la altura del profesor Aoshi se detuvo y basculó su escasa estatura de un pie a otro, mirando al profesor sin pronunciar palabra como pidiéndole permiso para comenzar a hablar.

-...-adelantó parte del labio superior al pellizcar el labio inferior por una de las comisuras- Soy Tsukimiya Ayase- dijo con voz apagada aunque con el ambiente formal impuesto por el profesor no era difícil escuchar lo que decía

- Yo-pasó la mirada de un lado a otro de la clase sin saber a dónde mirar- no soy muy buena hablando-ni corriendo, ni con los números- mis padres tienen un restaurante fuera de Japón así que ésta-inspiró hondo- es la primera vez que estoy tanto tiempo en Japón. Donde vivía estaba acostumbrada a usar sólo el japonés en casa así que perdón-se inclinó hacia delante en una reverencia que hizo oscilar varios mechones rosados sobre el vacío- si a veces mezclo vocabulario o uso una palabra que no entendáis.- Se incorporó de nuevo, con las mejillas coloreadas y se miró los zapatos levantando un poco los hombros, encogiéndose en sí misma- creo que, bueno, que empezar en un nuevo instituto-levantó la mirada pero no alzó la cabeza- uno nuevo, como este, puede servir para empezar de cero y mejorar-miró de soslayo al profesor- esto es...

Si pudiera escribir esto se me daría mucho mejor. Abrió un poco los ojos, había encontrado una metáfora que le serviría para explicarse aunque ello significase sonar insoportablemente cursi. Ya estaba acostumbrada

- Los cursos en un sitio nuevo son como hojas en blanco-soltó las manos para intentar gesticular y ayudarse del lenguaje corporal-y nosotros escribimos en ellas, con algo de lo que ya han escrito antes, pero empezar aquí es como poder escribir la primera página-se quedó en silencio un segundo, deseando que un fallo en la estructura del edificio hiciese que la baldosa que ocupaba se abriese y se la tragase para siempre. Eso no es decir lo que opinas del instituto- como es la primera página- dijo girándose ligeramente hacia el profesor Aoshi- no puedo opinar mucho más-se mordió el labio inferior.- ¿Puedo volver a mi sitio?- era una pregunta pero casi resultó una súplica susurrada.

Cuando el profesor Aoshi le dio el permiso Ayase volvió hacia su asiento, mirando al suelo como si temiese pisar en falso y caer desastrosamente delante de todos; sólo cuando se hubo sentado se permitió soltar el aire con un suspiro tembloroso mientras se llevaba una mano al cuello del uniforme.

El resto de los alumnos terminan de llegar rápidamente y me da el tiempo justo para presentarme de manera escueta y anotar mentalmente sus nombres.

Tras eso, aparece Orizuma-sama y, cuando con su mirada barre la case, no puedo evitar encogerme levemente de hombros cuando la noto posada sobre mí. Es como si no estuviera valorando y juzgando. Y sé cual será el resultado en mi caso.

No lo suficientemente bueno.

Y empieza otra vez con el discurso propagandístico. La verdad es que empieza a preocuparme tanto esfuerzo en eso, es casi como si quisieran lavarnos el cerebro.

Tras eso, decide empezar con el turno de presentaciones y le pide a Tsukimiya-san que sea la primera. Veo a la chica avanzar terriblemente nerviosa hacia delante. Pobre, realmente está incómoda. Mientras la chica habla, la miro y, si por casualidad nuestras miradas se encuentran le dirijo una sonrisa amable par darle algo de confianza.

En verdad parece que lo está pasando fatal. Pero, por fortuna para ella, la tortura no dura demasiado y pronto regresa a su asiento.

- Lo has hecho muy bien, Tsukimiya-san. No es nada fácil ser la primera en hablar. - tras eso, me giro hacia el profesor - Seguiré yo, si le parece bien, Orizuma-sama.

Después de que el profesor me dé permiso, voy a su lado y miro al resto de alumnos. La verdad es que no es demasiado diferente que el club de debate. Me tomo unos instantes para mirar a todos mis compañeros con una sonrisa y empiezo a hablar con tono calmado.

- Me presento de nuevo, pues. Me llamo Ichijo no Heiji y vengo de Sapporo en Hokkaido. Lo cual no es ni remotamente tan interesante como lo de Tsukimiya-san, me temo. Aunque, bueno, es divertido cuando a veces nos encontrabamos con los macacos en las termas. Siento curiosidad por como será el curso, como nos irá en el instituto, es una experiencia completamente nueva para todo el mundo. Todos somos nuevos, el instituto acaba de empezar. Además, al menos en mi caso, implica también empezar a vivir por mi cuenta, ya que mis padres se quedaron en Sapporo. - dirijo una mirada hasta Orizuma-sama - Espero no se lo tome a mal, profesor, pero, tengo mis dudas acerca de este instituto. Demasiadas promesas de nobles intenciones y un contínuo bombardeo de discursos tremendamente idealistas. La cuestión es, ¿estará el instituto a la altura de sus propias expectativas? Habrá que esperar y ver.

Los alumnos ya terminaban de llegar. Había estado bien que de alguna forma alguien le hubiera llamado "mona" indirectamente, aunque desde luego no era la que lo había dicho la que se quedaría el título de la menos guapa. Todo risas y gracias y presentaciones hasta que llega el profesor.

"Buah, caraj... oh, no. Ahí voy otra vez. Nada de esas palabras... Bueno, como sea, este profe... da miedo" es mi reacción inicial, aunque cuando se pone a hablar cambio un poco mi opinión. Nos pide a todos que salgamos uno a uno, y Tsukimiya-san, que a plena vista es la chica que más le cuesta hablar en frente de otros es la primera en salir "¡Ánimo, Tsukimiya-san! ¡No te rindas Tsukimiya-san!" pienso mientras le veo pelear por no salir corriendo.

El siguiente en salir a hablar es Ichiro-kun. Muy regio y educado el, al menos hasta el final, dónde ha mandado una pregunta que poco menos creo que hará fruncir el ceño al profesor. Y entonces se sienta y pasa un minuto sin que nadie diga nada... el silencio es absoluto.

"Bueno, si nadie quiere salir, iré yo ahora." digo mientras me levanto y me posiciono ante la pizarra. Levanto la mano con el pulgar arriba y sonrío. "Ya me he presentado mientras entrabamos, pero lo haré de nuevo. ¡Soy Genkidashi Yuyuko! ¡Me encanta correr y apunto a ir a las olimpiadas! Mis padres han tenido que transferirse por cuestiones de trabajo desde un pueblo cercano, así que no conozco la ciudad. ¡Estoy a vuestro cargo y espero que seamos amigos! Podéis llamarme Yuyuko, Yuyu, Genki, o como queráis" Y tras la larga explicación y una pequeña reverencia tanto al profesor como al resto de mis compañeros, me vuelvo a mi asiento.

"Nailed it!" pienso satisfecha.

Arisa se sentó cuando llego el profesor, era un tipo impresionante, grandísimo, ella se quedó mirándole con la boca abierta mientras no pudo evitar susurrar:

• Vaya… que hombre más grande… y después dicen los occidentales que los japoneses somos bajitos… bueno, yo sí que lo soy.

Se queda unos momentos mirando con la boca abierta pero rápidamente su atención se dirige a su compañera de al lado, escucha como le profesor dice que tiene que salir a hablar y presentarse y decir que es lo que piensa y espera del instituto, cuando se dispone a salir le hace un gesto con los pulgares hacia arriba para darle ánimos. Durante la presentación se notaba que estaba muy nerviosa, ella desde su asiento le anima con unos gestos levemente disimulados.

Al sentarse a su lado, ella le mira con una gran sonrisa y con los pulgares hacia arriba dice flojito:

• Muy bien… lo has hecho muy bien…

Después fue Ichijo el que hablo, le escucho y ante su pregunta se quedó pensando unos momentos, realmente se quedó un poco atontada pensando:

• Vaya… pues no se… supongo que si… que han dicho esas cosas porque están seguros ¿no?

Fue entonces cuando la chica rubia del nombre que no se enteró muy bien salió parecía que ella era de la zona y era una buena deportista, cosa que ella no era. Cuando la chica termino levanta la mano y dice:

• Yo… ahora me toca a mí.

Se pone de pie y camina alegremente hasta al lado del profesor, se coloca a su lado primero seria y después con una amplia sonrisa y gesticulando animadamente mientras hablaba:

• Sensei… compañeros de clase… yo me llamo Suzuki Arisa… podéis llamarme Arisa, vengo de la ciudad de Narita vivo con mi padre y nos trasladamos aquí porque… bueno, porque esta ciudad es más grande y tiene mejores instalaciones y demás… además era toda una oportunidad lo de estrenar instituto y eso en verdad esta guay…

Se lleva el dedo al mentón y se queda unos momentos pensando, como si no supiera realmente como continuar y añade:

• Pues… no se me dan bien los estudios ni los deportes… pero bueno intento esforzarme todo lo que puedo… ummm que más… que más… no se… que me gustaría que todos nos lleváramos bien ya que somos pocos y seamos amigos y nos lo pasemos bien…

Da un salto como acordándose de algo y hace una exagerada pose con el brazo extendido y los dedos en forma de V mientras dice:

• Y no olvidéis pedir de comer al Fast Chikendo (Mal escrito porque lo pronuncia muy mal) que la repartidora más animada os lo llevara a casa.

Hace un par de movimientos como señalándose a sí misma y vuelve casi dando saltitos y con una gran sonrisa a su asiento donde al sentarse hace un gesto como si se estuviera secando el sudor

Tal y como pensaba, la llegada del profesor supone la aparición de problemas. Y la primera en la frente: presentarnos ahí delante. ¡No es como si fuera distinto a lo que estábamos haciendo! Pero es que sólo por el hecho de ser una obligación... ya me provoca urticaria. ¿Sería demasiado evidente si me escaqueo por la puerta y no vuelvo? Aún así, tengo que romper una lanza a su favor: el tipo es increíblemente alto para los estándares japoneses. ¡Seguro que jugaba a baloncesto!

Después del saludo, me vuelvo a sentar en mi sitio y apoyo el codo en la mesa y mi cabeza en mi mano, observando a la chica pelirrosa salir a la pizarra y hablar. Parece que en cualquier momento se va a derrumbar o le va a explotar la cabeza. ¿Era realmente necesario que fuese ella la primera? Tiembla más que una hoja en otoño... aunque reconozco que es divertido, sobre todo por sus expresiones mientras habla.

Al final parece que consigue sobrevivir a la traumática experiencia, aunque la observo hasta que se sienta y suelta un suspiro de alivio. Me dan ganas de reírme y tomarle el pelo, pero supongo que quedaría mal mientras otros hablan. Y es que ahora es el turno de Heiji, sorprendiéndome por lo directo de su pregunta. Le veo regresar a su sitio con algo más de interés que al verle, y no para pelear. "No creí que sería de los que habla de esa manera a los adultos".

Después de él sale la chica rubia y, más tarde, la chica bajita que no se calla ni debajo del agua. Además, su forma de actuar... ¿será algún proyecto de ídol?

Una vez terminan, y después de un rato en silencio donde los que quedamos miramos hacia todos lados menos hacia el frente, doy un golpe en la mesa con las palmas de mis manos y me levanto arrastrando la silla.

- ¡Mi turno! -Exclamo con voz fuerte. Me dirijo hacia el frente y tras una mirada al profesor, me encaro hacia los demás. Sonrío amigablemente, aunque no parece para nada una sonrisa amistosa, sino una más bien entre confiada y amenazadora, invitando a "cualquiera" a desafiarme... si es lo suficientemente valiente.

- Me llamo Hamasaki Souta, vivía en un pueblucho cerca de Tokyo, pero me mudé después de... bueno, quería cambiar de aires y de instituto. -Suelto una corta carcajada mientras me rasco la nuca. - Vivo con mis padres y mis dos hermanos pequeños, un niño y una niña, mellizos, que son como un grano en el culo. Esto... ¡Me encantan las películas de acción! Soy fan de Taguchi Ryoichi, actual campeón japonés de la categoría Superpluma del World Boxing Associaton. Hmmm...

¿Qué más puedo decir? Ah, sí.

- Espero apuntarme en algún club de artes marciales y... bueno... soy bastante malo con los estudios, así que espero que nos llevemos bien y me ayudéis con los deberes... ¡aunque me conformo si me prestáis los apuntes! ¡NAJAJAJA!

- Ah, sí. Me encanta el ramen y una buena Coca Cola fresquita. -Levanto el pulgar y termino mi discurso con un: - Si tenéis problemas con abusones, ¡avisadme y os protegeré a todos!

Orgulloso de mí mismo, me vuelvo a mi asiento. Inclino mi silla hacia atrás, apoyandome en las dos patas traseras.

El resto de compañeros fueron entrando y finalmente entró en el aula un hombre que parecía que iba a ser nuestro profesor. Para ser más joven que los profesores que solía tener en mi antiguo instituto, este tenía un aire más serio y bastante más intimidante. Esperaba que no fuese alguien muy estricto. Por suerte se presentó con calma y parecía muy educado y respetuoso. Nos pidió a todos que nos fuésemos presentando ante los demás y diésemos nuestras primeras impresiones del aula.

Estaba un poco nerviosa con la idea de hablar en público, aunque fuese con tan poca gente, pero si la mayoría de mis compañeros lo habían logrado, yo también podría. Parecían chicos y chicas muy simpáticos, alegres e interesantes, esperaba que pudiésemos ser amigos. Cuando Ayase terminó de hablar, le sonrío como señal de que lo ha echo bien. Ella estaba igual de nerviosa que yo. -Cre-creo que ahora es mi turno...-dije en voz baja cuando Souta termina de presentarse.

Me levanto de mi asiento con una mano moviendo para atrás unos mechones de mi cabello. Cuando llego al frente de la pizarra, respiro hondo antes de hablar. -Me llamo Airi Nakano, es un placer conocerlos a todos. Umm...vengo de Aoyama y me mudé aquí con mi padre y mi hermano mayor. Me...me gusta la música, en especial la música clásica y me gustaría unirme al club de música del Instituto...al ser un centro nuevo estaría encantada en ayudar a crear el club con otros que estén interesados... Espero que tengamos un buen curso todos juntos-terminé diciendo con una tímida sonrisa. Hice una inclinación con la cabeza a modo de respeto a todos y vuelvo rápidamente a mi asiento, aliviada de que todo haya ido bien.

Al saludo de Raijiro, Misaki asintió levemente como respuesta. - Buenos días. - Al sentarse frente a ella no pudo evitar sonreír, el chico era alto, lo suficiente para poder ocultarla. No era una estudiante devota y agradecía tener la posibilidad de poder pasar desapercibida cuando se distrajera. - Al menos con él he tenido suerte. - No veía demasiado bien la pizarra pero era algo que no le preocupara lo más mínimo por el momento.

Poco después llegó el profesor y la poca buena suerte que había tendido Misaki esa mañana se fue al garete. También era alto, lo suficiente para que aquel chico no le hiciera la más mínima cobertura. Suspiró, ahora no ver por completo la pizarra sí era un problema. Parecía un hombre serio y bastante joven, de hecho le gustaban ese estilo de profesores: firmes y a la vez cercanos.

Todos sus compañeros fueron presentándose uno a uno, primero la chica tímida. - ¿Le habrá sacado apropósito o simplemente por orden de lista? Si es lo segundo, alguien también tiene mala suerte hoy. - La chica parecía aterrorizada sin embargo se permitió hasta “filosofear” un poco. - Si no fuera por su miedo, tendría buena oratoria.
Le sonrió desde su sitio a modo de apoyo.
El siguiente daba la impresión de estar acostumbrado a hablar en público – Una presentación impecable y se permite provocar al profesor, es un chico curioso.
Las 2 chicas siguientes se presentaron de manera muy animada, se veía en ambas que eran chicas alegres y tenían ganas de empezar el curso.
Tan sumida estaba escuchando a todos y tratando sacar aspectos de su personalidad que olvidó que ella misma debía presentarse también, cuando hubo un silencio apoyó ambas manos sobre la mesa para levantarse pero no llegó a hacerlo, ya que el chico de al lado dio tal golpe en su mesa que Misaki volvió a caer sobre su silla llevándose las manos al corazón.
- ¿Será así todo el curso? – La presentación que hizo no le sorprendió en nada, una presentación de alguien tan rudo y escandaloso como demostraba ser. – El primer día y ya me irrita, será un curso muy largo. – No pudo evitar seguirle con la mirada fija mientras el chico volvía a su asiento, solo la desvió cuando habló la chica de a su izquierda. – ¡Se me volvieron a adelantar!
Esta chica también era tímida pero no tenía tanto miedo como la primera, de hecho tenía ese puntito justo que le hacía parecer encantadora. – Parece bastante maja. – Al volver Misaki le dedicó una amplia sonrisa y se levantó casi de inmediato no fuera ser que se le adelantara otro. – Ahora iré yo si es posible. – Dijo sin perder la sonrisa.

Se situó junto al profesor, cogió aire y llevando ambas manos a su regazo volvió a hacer la misma reverencia que cuando entró a clase. – Buenos días. – Al volver a incorporarse pasó un mechón rebelde tras la oreja izquierda dejando ver un pequeño pendiente de aro en el cartílago que contrastaba con su conducta de chica tradicional japonesa, pero solo se pudo ver unos instantes el pelo no tardó en caer y taparlo de nuevo. – Me llamo Kurama Misaki y vivía en las afueras de Tokyo, mi familia se trasladó aquí por un cambio de trabajo de mi padre. – Hablaba con decisión, se llevó ambas manos ahora tras la espalda para sentirse más segura. – Soy la menor de 3 hermanos, pero ellos ahora trabajan fuera. – Hizo una pausa para mirar al techo pensativa.
- Me gusta mucho el cine, en mi antiguo instituto estaba en el club de teatro y me gustaría entrar en el de este instituto. – Lanzó una mirada de reojo al profesor. – Donde espero pasar un año inolvidable – Con el de al lado seguro – y parece que tiene muy buenas instalaciones, no todos pueden permitirse tener clases de solo 10 personas, eso es una buena señal. – Se encogió de hombros y asintió al profesor dando por concluida la presentación. – Gracias.

Volvió a su sitio y soltó todo el aire de sus pulmones para liberar la tensión.

Raijiro escucho con atencion las presentaciones de sus compañeros, sonriendo un poco ante el descargo de Ichijo. "Oiga, señor figura de autoridad. No me trago su propaganda! Soy tan rebelde!". Pero otra vez, podia culparlo? Que era lo que habia dicho aquel escritor occidental que sus padres se empeñaban a hacerle leer, William Shatner creia? "Nada es tan comun como el deseo de ser notable". Tenia que recordarlo.

Los demas fueron un poco mas acordes a la situacion, aunque Souta parecia creer que acababa de salir caminando de un anime. Lo cual podia ser entretenido o volverse cansino muy rapido, dependiendo de la situacion. Cuando Misaki termino, el mismo se levanto. Mas valia terminar con esto rapido.

-Buenos dias profesor, compañeros saludo, repitiendo su leve reverencia hacia el aula, en forma de saludo Soy Hanazawa Raijiro, nativo de Osaka. Mis padres son profesores en la universidad, asique es una gran oportunidad y un orgullo para mi compartir la apertura de la escuela con vosotros. Espero que nos llevemos muy bien, y aunque lo academico no sea mi fuerte, pueden contar conmigo para lo que necesiten.

El profesor que entró en el aula imponía bastante, alto, con la mirada fría y una voz fuerte. ¿Sería buen profesor? ¿Qué asignaturas les impartiría? Tomoyo se colocó bien las gafas inconscientemente y escuchó atenta las palabras del profesor Orizuma mientras este se presentaba y al finalizar pedía a una de las alumnas levantarse para presentarse.

¿Cómo serían sus compañeros de clase? Tsukimiya-san parecía tímida aunque le gustaba hablar con metáforas, ¿quizas le gustaba escribir o leer? Ichijo-san parecía tener carisma y ser muy educado, ¿qué le haría ser tan escéptico sobre el instituto Osawa? Genkidashi-san era una chica atlética y muy extrovertida. Suzuki-san parecía alegre, simpática y muy animada, tendría que probar el Fast Chicken que comentaba. Hamasaki-san era un chico muy ruidoso y extrovertido. Nakano-san parecía muy timida y nerviosa, además le gustaba la musica, ¿quizás podría ver si coincidían en gustos musicales? Kurama-san parecía una chica agradable y simpática, ¿si no había club de danza quizás podría apuntarse al club de teatro como ella? Hanazawa-san parecía un chico extrovertido y amable, además de ser nativo de esta ciudad, ¿quizas podría enseñarnos los mejores sitios de Osaka?

Al ver que no se levantaba ningún alumno más, Tomoyo se dio cuenta que era la única que faltaba por salir a presentarse. - Creo que me toca a mí, - y con una sonrisa se colocó en frente de los demás alumnos y tras hacer una breve reverencia empezó a hablar.

- Soy Himura Tomoyo y soy nueva en esta ciudad, nos hemos mudado a Osaka a causa del traslado laboral de mi padre, aunque mi hermano ya vivia aquí pues estudia en la Handai. Mi familia es oriunda de Kyoto, donde he vivido toda mi vida y os recomiendo encarecidamente visitar la ciudad en primavera, ¡el Miyako Odori es un espectáculo precioso! Aunque el resto de bailes de primavera también son geniales! - añadió con una sonrisa de oreja a oreja. - Lástima que sólo pueden participar en estos bailes las Geishas y Maikos, - se encogió de hombros y continuó, - me gusta muchísimo la danza y sería una oportunidad inolvidable poder bailar junto a ellas. - Inspiró profundamente y sonrío - Desde pequeña he hecho ballet, aunque lo dejé hace un par de años y ahora voy más por libre, probando diferentes estilos de baile. Antes de mudarnos a Osaka llevaba casi un año en un grupo de danza moderna y la verdad es que es muy interesante. Ojalá haya un club de danza en el instituto o pueda ayudar a crear uno. - Se mordió ligeramente el labio y miró de reojo al profesor. - Me encanta poder formar parte del inicio de este instituto, es muy interesante la idea desde el cual se asientan los fundamentos de este instituto. Además, con una clase tan pequeña seguro que aprendermos todos mucho. - Sin darse cuenta se colocó bien las gafas en un gesto inconsciente y siguió, - me gusta mucho aprender cosas nuevas, no sólo en el sentido académico sino también sobre otros temas como la cultura musical y tradicional local, además de conocer gente nueva y lugares nuevos y explorar la ciudad. - se quedó en silencio durante unos segundos y con una sonrisa terminó, - Creo que no me dejo nada. ¡Es un placer conoceros a todos! - dicho esto volvió a hacer una breve reverencia y regresó a su sitio con una sonrisa.

El profesor dio una palmada

- Bueno, ha sido gratificante comprobar que ninguno se ha sentido avergonzado por salir delante del resto de sus compañeros, no hubiera sido la primera vez que alguien me pide no salir por miedo a enfrentarse al público pero parece que este año me ha tocado un grupo competente, excelente, excelente... - reflexionó

- No me voy a andar con rodeos, sé que hoy es vuestro primer día y de lo último que tenéis ganas es de comience con el temario sin compasión, pero esta pequeña "libertad" será solo por hoy, mañana comenzaremos y os quiero ver muy concentrados, quiero que destaquéis como estudiantes y como personas - se sentó en su asiento y suspiró

- Veamos, ahora os dejaré que salgáis al patio, otras aulas están haciendo lo mismo. Os he escuchado a varios tratar sobre el tema de los clubs, lamento deciros que el director aún no los ha implementado, digamos que hubo ciertos problemas en el pasado, nada importante - aquellas palabras sonaron extrañas

- Os explicaré a qué zonas tendréis acceso. El patio se encuentra en la parte de atrás, es lo suficientemente grande para que nadie se sienta agobiado ¿eso es bueno, no creéis?, también hay libre acceso a la azotea, lugar idóneo para almorzar aunque el vértigo echa a muchos alumnos para atrás - sonrió

- En cualquier momento podréis visitar al director en su despacho, se encuentra en la última planta, en cambio la enfermería está en la planta baja, cerca de la recepción, por si alguna vez os encontráis mal - siguió lentamente con la explicación

- También tenéis el gimnasio, es el edificio de al lado, está cerrado para protegeros de los días lluviosos. Tenéis libre acceso para practicar cualquier deporte en él. Así que bueno, os dejo que conozcáis un poco más las instalaciones, después nos veremos de nuevo en el aula - el profesor carraspeó y se ajustó las corbata mientras os daba permiso para que os levantarais y abandonaseis el lugar.

"¿Entonces ya está por el momento? ¡Bien!" todas las presentaciones habían terminado. El chico tras ella parecía algo problemático, pero tampoco parecía un mal chaval. Himura, Nakano, Suzuki y Kurama eran definitivamente animadas, pero no parecían del tipo que se unirían a la carrera de pista.

Hablando de eso, resultaba que no habían clubes aún. ¿Que clase de incidente causaría que no estuviesen activos? Bueno, no era importante. Las opciones para el descanso eran varias, pero la que más me importaba era comprobar el patio y el polideportivo.

"Bueno, pues si nos podemos mover un rato, voy al patio, a ver que tal está la pista, y probablemente mire el polideportivo también. ¿Alguien viene?" Digo hacia el resto de la clase, es una oportunidad de conocer a los compañeros.

Espera. ¿Ha dicho "tiempo libre"? ¿¡El primer día!?

- ¡Waah! ¡Realmente empiezo a amar este instituto! -Exclamo, poniendo mis pensamientos en voz alta. ¡¡Sí, sí, sí, síííííí!! ¡Adiós a los libros y libretas! ¡Quememos los libros y dejémonos llevar!

Casi no puedo esperar en el asiento mientras Aoshi-sensei da una rápida explicación de la distribución del instituto. Le miro atentamente, sin poder pensar en otra cosa que no sea "quiero salir ya, quiero salir ya, quiero salir ya, quiero..." mientras muevo las piernas arriba y abajo en el sitio, demasiado nervioso como para quedarme quieto. Al dar la opción a irnos, me levanto como un resorte haciendo rechinar la silla por el suelo.

- ¡Bien!

Estoy a punto de largarme corriendo cuando escucho a la rubia que se llamaba... se llamaba... hmmm...

- Eh, rubita, yo voy a ir al gimnasio a ver cómo es.

Pero tampoco la espero, salgo de clase antes de que el sensei se arrepienta y decida darnos clases de historia o, peor, de literatura.

Entre presentación y presentación, Ayase se echó un instante hacia delante.

-Gracias.

Entre presentación y presentación, Ayase se echó un instante hacia delante y después levantó el pulgar con un gesto comedido y discreto cuando Arisa tomó asiento de nuevo.

Cada uno contó algo interesante de sí mismo que le ayudó a hacerse una idea de la circunstancia general de sus compañeros: Heiji vivía solo, igual que ella, quizá incluso eran vecinos y no lo sabían pero aquello ya era suponer muchas coincidencias; Yuyuko derrochaba energía y la empleaba en atletismo o algo relacionado con correr (sólo de imaginarlo el Instinto de Supervivencia de Ayase se dejó caer a un lado a punto de desfallecer de cansancio); Arisa se ayudaba mucho de la expresión corporal para comunicar lo que decía y tenía un trabajo en algún sitio de comida a domicilio; Souta tenía hermanos y, aunque su referencia a ellos era del típico hermano mayor, Ayase sintió una punzada de rabia, también le gustaban las películas de acción y lo que estaba relacionado con la competición y el deporte de contacto... y su risa daba miedo; Airi era tranquila, todo lo opuesto a Souta en expresión y conducta, le gustaba la música y tampoco parecía cómoda con eso de hablar en público; Misaki, la chica de pelo cobrizo, también tenía gustos artísticos y tenía hermanos mayores, lo bastante mayores como para trabajar "fuera"; Raijiro, así se presentó el chico silencioso que no había mencionado su nombre cuando entró al aula, tenía padres profesores y Ayase se preguntó si eso sería más presión a la hora de las notas o una ayuda en el momento de estudiar por mucho que el chico hubiese comentado que no era lo suyo; Tomoyo fue la última en presentarse, ella también tenía un hermano que ya vivía en el distrito y le gustaba bailar y la cultura en general (o esa fue la impresión que sacó). Al final, con tanto alumno cojeando en los estudios aquello parecía la típica clase desdoblada... y ellos eran los alumnos de refuerzo.

El profesor Aoshi dio por concluida la presentación de la clase y les dio el resto del día lectivo para familiarizarse con el edificio y, aunque a ella no le afectaba demasiado por no tener intención de unirse a ningún club, comentó algo de un problema pasado que dificultaba el implementar lo de los clubs.

¿Cómo va a ser un problema del pasado si somos el primer año?, se preguntó frunciendo ligeramente el ceño aunque pronto desechó cualquier pregunta rara. El director tenía muchos años de experiencia, quizá era algo de los institutos en los que había trabajado... fuera como fuese a nadie le importaba, lo que importaba era que tenían un buen rato libre para acostumbrarse al lugar y no tener que encerrarse en clase desdes el primer momento.

Yuyuko en seguida tenía un plan que proponer al resto, pero la realidad era que Ayase no se veía fuerte ni para estar en grandes grupos ni para afrontar las consecuencias de unir a dos (o más) elementos tan enérgicos como podían ser la propia Yuyuko y el intimidante Souta.

-Gracias por la invitación-generalizada-Pasadlo bien-deseó con un pequeño cabeceo antes de tomar su cartera y dejar el pupitre. Se tomó un instante en alisar las tablas de la falda y sacudió brevemente la mano en el aire antes de abandonar la clase y dirigirse hacia la azotea y comprobar si era tan buen sitio para almorzar y ver la vista desde allí arriba.

El profesor les hablo después de las presentaciones de todos, parecía que en el aula había un poco de todo en cuanto a tipos de compañeros lo cual gusto mucho a Arisa ya que así todo sería mucho más divertido sin duda y parecía que todos eran agradables lo cual era bastante bueno. Cuando el profesor hablaba temía que dijera que iban a empezar las clases, aunque por fortuna no fue así, ella ya tenía medio sacado la revista de búsqueda de empleo para usarla mientras daban clase, pero parecía que no iba a ser necesario. La chica rubia de nombre complicado dijo que iría al patio y les invito, después Souta dice de ir al gimnasio a verlo, ella se queda pensando unos momentos, parecía que todos querían unirse a un club cosa que ella no haría, observa a todos y dice:

-Ummm yo creo que voy a empezar por la azotea, a ver que se ve por allí, no soy una deportista como vosotros y seguro que si vamos al patio me liais y terminamos corriendo...

Coge la revista de búsqueda de trabajo y hace una especie de saludo militar y con una amplia sonrisa dice:

-Nos vemos pronto, iré en misión de exploración a las alturas, hasta luego

Dice para salir literalmente corriendo del aula, ya de camino a la azotea camina despacio hojeando la revista.

Asiento con una cabeza y dirijo sonrisas amables a mis compañeros a medida que salen delante del grupo y se presentan. La verdad es que somos un grupo pintoresco y bastante heterogéneo. Aunque curioso, supongo que es de esperar ya que somos la única clase de 9º grado. Aún así, es curioso que la mayoria expongan que el estudio no se les da bien. Algunos, como Hamasaki-san, parecen incluso enorgullecerse de eso.

Tras las presentaciones, Orizuma-sama, nos dice que tenemos tiempo libre para deambular y empieza a hablar de que los clubes todavía no están implementados. ¿Problemas con el pasado? Parpadeo confusa.

- Orizuma-sama, perdone mi intromisión, pero, ¿a qué se refiere con lo de problemas del pasado? Tenía entendido que éste se trataba de un centro recién abierto. Y, en relación a eso, ¿qué pasos tenemos que seguir si queremos fundar un club?

Las palabras de Hamasaki-san sobre aputnarse a un club de artes marciales resuenan en mi mente. Eso sería el paso lógico, apuntarme a un club de karate y a uno de judo. Continuar con su práctica, seguir siendo el Heiji que todos esperan de mí, pero, ¿es lo que yo quiero? Estar aquí en Osaka me da la oportunidad de decidir por mí mismo. ¿A qué clubes apuntarme? Sea como sea, no se trata de una pregunta a la pueda encontrar respuesta en cinco minutos.

Mis compañeros pronto empiezan a expresar donde irán a continuación, Genkidashi-san al patio, Hamasaki-san al gimnasio y Suzuki-san a la azotea. Por su parte, Tsukimiya-san, simplemente se prepara para salir. Mmm... ¿Dónde ir?

- Hamasaki-san, espera, voy contigo a echarle un ojo al gimnasio.

Cuando Tsukimiya-san se inclina hacia delante para darme las gracias, me giro para mirarla con amabilidad.

- De nada. Cuenta conmigo si necesitas cualquier cosa.

Tras ella salió el chico alto, su presentación fue escueta y Misaki solo destacó que fuera el único nativo de Osaka de toda la clase. - Podría preguntarle sobre alguna zona donde pueda buscar trabajo.
Tras él habló la chica de gafas, con una presentación mucho más extensa, girando casi todo el discurso alrededor de la danza, tenía que apasionarle, comprendía su pasión aunque no compartiera sus gustos.

Una vez terminaron todos el profesor volvió a intervenir, Misaki por su parte miró incrédula a ambos lados, eran tan pocos que se le había pasado extraordinariamente rápido. - Este año podría intentar llevarme con todos, son bastante interesantes y diferentes. - Detuvo la mirada en Souta. - O con casi todos.
Les explicó que tendrían libertad para explorar el colegio, conocerse entre ellos y poder almorzar. Ella inmediatamente pensó que no había llevado almuerzo sino dinero para comprarlo. No sabía si habría una cantina en el instituto pero si estaba en alguna parte sería en el patio. Se debatía en si ir al patio con Genkidashi aunque ella acabaría en el gimnasio y eso no le despertaba ninguna curiosidad o si ir a la azotea para poder tener una mejor visión de instituto y así intentar localizar la cantina, jugueteó con la moneda entre sus manos pensativa hasta que vio a Arisa levantarse y se fijó en lo que llevaba en sus manos. - ¿Una revista de empleo? Eso era más útil que preguntarle a alguien de la zona. - Sin embargo la salió antes de que llegara a decirle nada, por lo menos sabía que se dirigía a la Azotea.

- Creo que también iré a la azotea, gracias por la invitación. - Le dijo apresuradamente a Yuyuko y tras coger su mochila salió al encuentro de Arisa, si para llegar a la clase se perdió, estaba segura que ella sola no lograría llegar a la Azotea sola. Le encontró caminando por el pasillo mientras ojeaba la revista. - ¡Suzuki! ¡Espérame, por favor! - Consiguió alcanzarla y se adecuó a su paso. - ¿Puedo ir contigo? No he pude evitar fijarme en la revista que llevas y yo también ando buscando trabajo, podríamos buscar juntas. - Le dedicó una sonrisa amigable, temiendo que le dijera que la dejara en paz o algo peor. - ¿Pero no tenía ya trabajo? ¿Quiere más de uno? ¿De dónde sacará el tiempo? - Tenía muchas preguntas en mente, pero la decencia de no formularlas, se las guardaría para cuando tuvieran más confianza, si llegaba a ocurrir.

Si bien el dia gratis que el profesor acababa de regalarles era una gran noticia, la situacion de los clubes decepciono profundamente a Raijiro. Tenia la esperanza de poder unirse al club de kendo o de natacion, hacer algo con el tiempo para justificar su permanencia en una escuela tan prestigiosa.

Perdido estaba en estos pensamientos cuando Ichijo pregunto acerca de la posibilidad de abrir un club. La idea era buena, pero realmente dudaba que los de primero pudieramos hacer tal cosa. Pero apoyar a los alumnos mas grandes, por otro lado, era un prospecto bastante prometedor. Se quedo sentado, esperando respuesta del profesor, y decidiendo que iria a la azotea despues de escucharla. Un poco de aire fresco, quizas todavia las barandas estarian humedas por el rocio de la noche.

Era justo lo que necesitaba...