El polideportivo es un complejo casi recién estrenado por los alumnos/as del Instituto Osawa. Es amplio, lo suficiente para albergar pistas y espacios para practicar deporte: baloncesto, gimnasia, volley, balón prisionero, etc. Dispone de habitaciones diferenciadas por sexos con baños incorporados, además de un enorme cuarto de almacenaje donde guardan todo el material deportivo. Existe también una puerta con un cartel que prohíbe el paso, es la más pequeña de todas.
Dejo las zapatillas en la entrada, para no manchar el suelo del polideportivo con la suciedad del exterior. ¿Qué? ¿Sorprendido? Ya he dicho una y otra vez que la fama de delincuente es injusta. No soy mala persona ni me gusta hacer daño a los demás, es sólo que los problemas vienen a mí. Como, por ejemplo, esa puerta que pone "Prohibido el paso".
A ver, ¿por qué diablos hay una puerta con acceso restringido en un polideportivo? Mis ojos se desvían hacia ese letrerito cada dos por tres, así que entro en el almacén del material para ver qué hay, aunque no llego a entrar. "Pues yo pienso pedirle al director que se cree el club de boxeo. Sino, acabaré explotando por tener demasiada energía".
Al final, sin nada que hacer para poder evitarlo, intento entrar en la habitación prohibida. Sólo un vistazo y me voy.
Intentaste abrir la puerta pero estaba totalmente bloqueada, eso hizo que la curiosidad fuese aún más fuerte.
Después de echar un vistazo al almacén del material y comprobar la puerta con el letrero de "prohibido el paso", me giro hacia Ichijo, quien me ha seguido hasta aquí.
- Eh, Heiji-kun. Esto está cerrado. -Le informo, cruzándome de brazos sin apartar mis ojos del letrero. - ¿No tienes curiosidad por saber por qué? ¿Qué habrá detrás?
No pueden ser los vestuarios, claro, porque sólo hay una puerta. Entonces, ¿qué puede ser? ¿El despacho del profesor de Educación Física?
- ¿Intentamos entrar?
Doy una vuelta por el interior del polideportivo mientras voy imaginándome las posibilidades. Pero... ¿posibilidades para qué? La verdad es que sigo sin tener la más remota idea de que tipo de club intentar crear o apuntarme. Entonces, las palabras Hamasaki-san me devuelven al presente. Y sonrío cuando me llama Heiji-kun.
- Mmm... ¿Una puerta cerrada? ¿Prohibido el paso? - me quedo unos instantes pensando cuando dice de intentar atrás, mi yo de Sapporo ni se lo habría planteado, pero, ¿qué mejor manera de probar una nueva vida, supongo - Probemos. Quizás sea donde guardan material interesante. O igual sólo es el cuarto de mantenimiento con las escobas y los mochos.
Le miro con incredulidad cuando acepta intentar entrar. "¿En serio? ¿Este tipo con ese aire de Don Perfecto? No puede ser. ¿Le he juzgado mal?". Con total descaro, le olfateo. Sigue apestando a estudiante modelo así que, ¿una trampa? "Puede ser. No me extrañaría nada que me engañase a abrir la puerta para que luego me comiera yo solo el marrón".
Estoy dividido entre la curiosidad y la desconfianza, pero como dice el dicho: la curiosidad mató a Souta.
- Bueno, tú pareces listo. ¿Cómo la abrimos? A mí sólo se me ocurre reventarla de una patada, pero no quiero meterme en líos tan pronto.
Aunque el profesor ha dicho que exploremos el lugar, ¿no?
Veo como Hamasaki-san me mira con recelo. Curioso, al fin y al cabo, la idea de ver que hay al otro lado de la puerta ha sido suya.
- La verdad es que no tengo experiencia con este tipo de cosas. Probemos el pomo, quizás no esté cerrada, pero si hace falta una llave, me temo que tendremos que dejarlo para otro día. Tirar la puerta abajo con la fuerza bruta, dudo que sea una buena idea, idealmente queremos abrirla de tal manera que nadie sospecha que la han abierto. Vamos a probar. - digo, tomando el pomo de la puerta e intento abrirla.
- Tooonto, ¿en serio crees que no lo he probado ya? -Digo, poniendo mi mano en su cabeza, resistiendo la tentación de darle una colleja. - Hmm... ¿Por qué no usamos ese "encanto" tuyo y convences al bedel para que te deje las llaves? O podríamos preguntarle directamente al director.
Hmm, de verdad que quiero saber qué hay dentro. Pruebo con una patadita en el marco, a ver si hay suerte de que se abre.
Cuando noto la mano de Hamasaki-san en mi cabeza, lo miro con una sonrisa y, con mi brazo aparto su mano como si nada.
- Nunca hay que obviar lo evidente, Hamasaki-san. Pero, si se han tomado tantas molestias para asegurarse de que nadie abre esta puerta, dudo mucho que nos den las llaves por mucho que las pidamos amablemente. Y, si esconden algo importante, por mucho que lo preguntemos, nadie nos va a contar la verdad. - suspiro - La verdad es que es un poco decepcionante.
Me aparto de la puerta y vuelvo a estudiar las instalaciones.
- Sé que no hay demasiada gente en este instituto, pero, ¿no te parece extraño que nosotros dos seamos los únicos que hemos decidido venir al gimnasio? No sé, imaginaba que habría más gente echándole un ojo y quizás algunos empezando a preparar clubes o algo. Mmm... Es curioso.
Esa pequeña patada hizo un poco más de ruido del que esperabas, la puerta no cedió, pero temiste por unos instantes que alguien te hubiese escuchado. Por fortuna no había nadie más allí.
"Vale, mejor no vuelvo a hacer eso" pienso después del ruido que ha hecho la patada a la puerta. Incluso estoy como medio minuto en silencio, esperando escuchar pasos acercándose al gimnasio, pero no. Suspiro de alivio, quitándome el sudor imaginario de la frente.
- Hmm... Pues también es verdad. -Acepto su argumento contra pedir las llaves al bedel. Entonces, habría que "confiscarlas". Eso es un problema mayor, así que tengo que pensar otro plan de acción, pero las paranoias de este tipo me distraen. - Bueno, aún hace buen tiempo, así que puede que la gente esté aprovechando del sol en el patio... ¿no? -Acabando mi afirmación con una pregunta.
¡Ah! Esto es bueno:
- Eh, ¿te apetece crear una historia de miedo sobre el contenido detrás de la puerta prohibida? Así, asustamos a las chicas y podemos tocarles las...
Nada. Ni una carcajada. Mi interlocutor no reacciona ante mi broma, más allá del silencio absoluto, por lo que tengo que incluso girarme para asegurarme de que no estaba hablando solo. Bueno, en realidad casi nadie se ríe de mis chistes, aunque es algo deprimente...
- ¡Ah! Gen... Genka... ¡rubita! -Exclamo al ver a la rubia de las coletas. La saludo con un movimiento de cabeza y le hago un gesto para que se acerque. - Este tío y yo tenemos curiosidad por saber qué hay dentro de esta puerta cerrada con llave. -Le digo, dando unos golpes con la mano a la puerta con el cartel de prohibido el paso. - Pero ni sabemos cómo obtener la llave ni tengo muy claro que podamos derribarla... ¿alguna idea?
Tres cabezas piensan mejor que dos, ¿cierto? Además, si algo he aprendido de mi familia, es que las mujeres son las que normalmente encuentran las soluciones a este tipo de problemas.
- Por casualidad no sabrás abrir puertas con horquillas como en los mangas, ¿no? -Pregunto sin mucha esperanza.
Tras un pequeño paseo a través del patio, llego al polideportivo, y de nuevo me impresiona lo bien preparado que está. No habría problema para practicar atletismo incluso si lloviera, hay canchas de todo tipo. Educación física va a ser ciertamente entretenida.
Me fijo en que dos de mis compañeros andan por aquí, son.. Souta, si no me equivoco y el otro es.. el del nombre largo, Heiji. Parecía que estaban hablando, o como mínimo Souta lo intentaba. Cuando me llama, me río internamente un poco ante su intento de acordarse de mi nombre, hay personas malas para ello y parece que éste es de esos. No sería un problema, si no fuese por que después me está diciendo que básicamente quiere saltarse las reglas entrando en un sitio prohibido.
"Buenos dias, Hamasaki-kun, Heiji-kun. Déjame ver si de verdad he oído bien..." pongo los dedos de mi mano derecha entre los ojos y los cierro un poco con el ceño fruncido "¿Me estás pidiendo que te ayude a romper las reglas y dañar propiedad de la escuela? ¿Me tomas por ladrona?" Termino mi exposición con un suspiro profundo. Quizá sería mejor avisar al profe...
Uah, qué intensa mirada de desaprobación. Siento hasta peligro por su forma de hablar y su pose.
- ¿Eeeeh? ¿Romper las reglas? Hmmm... Sólo es echar un vistazo, ¿quién quiere robar nada? Pero si hay un peligro, ¿no deberíamos saber por qué? -Me llevo ambas manos a la nuca, mirando despreocupadamente hacia otro lado. - Igual así sabremos por qué no hay clubs...
Quiero mirar, quiero mirar, ¡quiero mirarrrr! ¡Sólo una ojeada! Mientras más veo obstáculos para esta gilipollez, más me pica la curiosidad.
"¿Pero tu eres cazurro?" digo de forma un tanto instintiva, para luego taparme la boca y bajar la cabeza. "Woops, perdón. A veces me pasa. Pero como sea, ¿De verdad crees que eso puede contestarse así como así y que no va a pasar nada? Y romper las reglas no es solo robar. También es entrar en sitios en donde obviamente *da golpecitos en el cartel de prohibido el paso* no puedes entrar." me doy un momento para tranquilizarme. "Vamos a ver, si está prohibido entrar, será por una razón. Quizás solo es temporal y es que han fregado y el suelo está resbaladizo, o que esa zona tiene alguna parte inestable y se puede romper. Como sea, no deberías entrar."
Claro, que lo que el acabe haciendo es cosa suya, eso sí, como vea que lo intenta yo me alejo y que no me digan nada...
Cuando Hamasaki-san vuelve a hablar, me giro mirándole extrañado.
- ¿Qué es lo que quieres tocarles?
Después de eso, llega Genkidashi-san y ella y Hamasaki-san empiezan a hablar sobre si abrir o no la puerta. Y el argumento se va poniendo cada vez más intenso.
- Genkidashi-san tiene razón, Hamasaki-san. Si, puede ser interesante saber que hay más allá de la puerta. Y si no estuviera cerrada, pues podriamos echarle un ojo. Aunque probablemente se trata del cuarto de mantenimiento y no haya más que escobas y mochos. Pero, es igual, estando cerrada con llave, no hay manera de abrirla sin, como dice Genkidashi-san, romper las reglas del instituto. Si tan curioso estás por lo que hay al otro lado, puedes ir a hablar con el director. El hombre parecía poner mucho émfasis en lo del trato cercano y la honestidad. Igual si le pides ver lo que hay más allá de la puerta, te acompañe para saciar tu curiosidad.
Ugh, ¿esa enana me ha llamado cazurro? Uh... bueno, en realidad ya había advertido que evidentemente lo era, así que no entiendo a qué viene tanta sorpresa. Aún así, el comentario no es eso lo que me molesta, sino...
- Uff, sois más sosos que los de mi anterior instituto... y ya es decir... -Suspiro, metiéndome las manos en los bolsillos. Waah, ¿a qué instituto de gente santurrona he ido a parar? Quiero decir... yo soy el primero que estoy bien con la idea de no más peleas, pero esto es un nivel superior a lo que puedo aguantar. ¿Ni siquiera abrir una simple puerta?
- Nah, estoy bien. Ya descubriré qué hay tarde o temprano. Cuando no haya gente molesta a mi alrededor como moscas... -Murmuro la última frase, más para mí que para ellos, aunque tampoco me importa que lo escuchen.
La verdad es que ya imagino que tarde o temprano acabaré visitando el despacho del director de manera forzada, así que no veo la necesidad de ir allí voluntariamente. Definitivamente no. Así que entro en el cuarto de almacén y busco algo con lo que pasar el rato, encontrando una pelota de fútbol. Lástima que no haya suficientes personas para echar un parti...dil...lo?
- ¡Ah! ¿¡Os habéis dado cuenta de algo!? -Pregunto, asomando la cabeza por la puerta del almacén. - ¿Cómo es que ninguna otra clase viene al gimnasio?
Espera, me suena que esta pregunta la he escuchado antes.
"Va a acabar abriéndola por sí mismo, ¿Verdad?" me pregunto a mí misma. Mientras pienso que al menos Heiji sí parece tener sentido, Hamasaki dice algo que desde luego levanta un buen punto...
"Pues ahora que lo dices... En el patio tampoco había nadie..." digo mientras me rasco un poco la cabeza, pensativa ante el hecho. ¿Quizá el nuestro era el único profesor que nos había dado permiso para salir y explorar?
El timbre suena de manera estridente en todas las zonas del instituto para anunciar que el periodo de descanso ha terminado.
Toca regresar a la rutina del día a día ¡que dura es la vida del estudiante ordinario!