La azotea es el lugar más sereno y sosegado de todo el instituto, desde arriba se pueden apreciar unas vistas hermosas de todo el distrito, aunque para la seguridad del alumnado existe una rejilla protectora que hace de barrera ante una inminente caída. Es el lugar menos frecuentado por los estudiantes aunque suele usarse para tomar un almuerzo con la intimidad necesaria. No dispone de mesas o sillas pero a veces eso es lo de menos.
Mientras caminaba por el pasillo distraídamente rumbo a la azotea la cual intuía no debería ser muy difícil de encontrar, a fin de cuentas, solo había que subir y subir escucha una voz que le llama, al mirar para atrás ve a Misaki, cuando llega a su lado mueve el dedo como negando y dice mientras chasquea la lengua:
Cuando se colocó a su lado le pregunto si podía ir con ella, ella con una gran sonrisa mientras cierra la revista dice:
Decía mientras sonreía y caminaba animadamente, subía los escalones a saltitos y cuando llego a la azotea no pudo evitar mirarlo todo con la boca abierta y decir:
Se notaba que estaba bastante contenta y animada y miraba todo con ilusión.
Al verle negarle con el dedo se imaginó lo peor y se puso en tensión. Paró de correr para continuar más despacio bajando cabeza a modo de disculpa, esperaba una reprimenda por parte de su compañera. - ¿He sido demasiado escandalosa? ¿Me tomé demasiada confianza?
No, no, no, soy Arisa… llámame por mi nombre somos compañeras ¿no?
Al escuchar sus palabras no pudo disimular su entusiasmo, volvió a apretar el paso para llegar hasta ella con una amplia sonrisa. - Yo solo estaba siendo... - Negó con la cabeza para sí, no iba a decir nada que ella no supiera ya. - Entonces, puedes llamarme Misaki. - Dijo señalándose a si misma sonriendo aún más.
a lo mejor encontramos un trabajo juntas que sería mucho más divertido ¿verdad?
Asintió emocionada - ¡Eso sería fantástico! Podríamos ir juntas desde el instituto a trabajar y al salir no tendríamos el miedo de ir solas por la calle cuando oscurezca. - Se tapó la boca y rió, Arisa le contagiaba su alegría. - ¡Pero ya sería tener mucha suerte! - A diferencia de su compañera, Misaki subía los escalones despacio mientras sujetaba su falda por detrás, aunque no hubiera nadie abajo ella ya lo hacía por costumbre.
Al llegar a la azotea una gratificante corriente de aire que le alborotó el pelo le dio la bienvenida. Arisa estaba emocionada con las vistas, pero Misaki no podía decir que compartiera su entusiasmo, las vistas de la ciudad no le parecían muy allá.
en mi antiguo instituto solo se veían bosques y montañas…
- Yo crecí en Saitama, relativamente cerca de Tokio. Esta es una vista muy similar. - Trató de atusarse el pelo aunque el viento no se lo ponía fácil. - Poder ver las montañas desde aquí, sí que sería genial. El viento traería los olores de las flores y las plantas y no el de la comida de algún comercio cercano. - Se encogió de hombros y le sonrió inclinando la cabeza a un lado - Cada uno valora más lo que no ha tenido en su vida, ¿no crees?
-Qué maravilla...-cruzada la puerta tuvo que entornar los ojos para protegerse del deslumbramiento. En momentos como aquel se acordaba de todas esas personas que deseaban tener los ojos claros... si supiesen la facilidad con la que la luz les hería seguramente ni se plantearían en desear un color de ojos claro, se recogió el pelo sobre uno de los hombros haciendo que cayese sobre el pecho y avanzó varios pasos.
Y entonces se dio cuenta de que las vocecillas que había ido escuchando a su espalda se acercaban a la azotea.
Tendría que haberlo supuesto. Se dijo mientras su Instinto de Supervivencia le pegaba una colleja y le colgaba un cartelito de "ingenua" del cuello. Las voces se fueron acercando a media que ella se alejaba de la puerta para adentrarse más en la azotea y asomarse por la valla enrejada. Cuando las voces se volvieron más claras Ayase giró un poco el rostro para ver aparecer a Arisa y a Misaki.
Podría haber sido peor, se consoló volviendo su atención a las vistas desde allí arriba y dejándolas a lo suyo. Era la primera vez que estaba en un instituto donde había acceso a un sitio como tal, ¿sería algo habitual en los colegios japoneses o sólo en aquel?
A Koji le habría gustado este sitio, sin darse cuenta introdujo los dedos entre los huecos de la valla, apoyando las manos como si pudiese atravesarlo mientras empezaba a hacerse preguntas sobre cómo estaría su familia en Italia, cuándo estaría bien escribirles un correo y terminaba divagando sobre el tipo de futuro que le esperaba.
Arisa hablaba animadamente en la azotea con Misaki, cuando esta le dice que le llame por el nombre asiente enérgicamente con una sonrisa mientras le dice:
La chica parecía también animada con la idea de ir a trabajar juntas, ella con una gran sonrisa dice:
La chica le dijo que eso sería tener mucha suerte, ella se coloca delante de un salto y dice:
Hablaba animadamente y andando de espaldas cuando se da cuenta que había más gente en la azotea, Ayase se había acercado a la barandilla y también había entrado Raijiro, les saluda con la mano mientras responde a Misaki sobre las vistas:
Termina riéndose a carcajadas, cuando mira a Ayase que se estaba acercando a la barandilla demasiado y parecía que quería atravesarla, alarmada mira a Misaki y dice:
Comienza a correr hacia donde esta Ayase gritándole mientras mueve las manos:
Raijiro habia pegado una lenta y relajada caminata a la azotea, siempre con las manos en el bolsillo del uniforme, observando a todo y a todos con una sonrisa queda, como si realmente no estuvieran alli. La decepcion de la falta de clubes ya habia pasado, y estaba seguro de que mas tarde en el año lo resolverian.
Cuando llego al techo, se sento en uno de los respiradores y saco su celular. Se puso los auriculares y puso una lista de reproduccion de jazz ligero y relajante, la misma musica instrumental que su tio decia escuchar cuando buscaba inspiracion. Sonrio al recordar que su madre llamaba despectivamente al genero "musica de bar".
Ignoraba porque se sentia asi, tan ligero. Pero alli, lejos de todas las exigencias del hogar, con el recuerdo de aquel sueño tan raro la noche anterior ya casi desaparecido, el calido sol y la fresca brisa en la cara se sintio casi en paz.
El timbre suena de manera estridente en todas las zonas del instituto para anunciar que el periodo de descanso ha terminado.
Toca regresar a la rutina del día a día ¡que dura es la vida del estudiante ordinario!
La azotea es el lugar más sereno y sosegado de todo el instituto, desde arriba se pueden apreciar unas vistas hermosas de todo el distrito, aunque para la seguridad del alumnado existe una rejilla protectora que hace de barrera ante una inminente caída. Es el lugar menos frecuentado por los estudiantes aunque suele usarse para tomar un almuerzo con la intimidad necesaria. No dispone de mesas o sillas pero a veces eso es lo de menos.
Estás en la azotea.
Cuando llego a la azotea, el viento me recibe como dándome la bienvenida. A pesar de que se escuchan algunas voces como viniendo de lejos, el lugar está tan tranquilo y silencioso...
Me acerco a la reja de seguridad y, durante unos minutos, me dedico a observar el paisaje en completo silencio. Cuando me canso, me siento en el suelo y le doy un mordisco a mi panecillo de 100¥ la unidad.
— ...
Aún con el pan en la boca, me tumbo en el suelo y cruzo las manos detrás de mi cabeza. También cruzo la pierna derecha sobre la rodilla izquierda. Miro el cielo y las nubes. Por alguna razón, después de pensar en Rubia-chan corriendo a invitar a las otras dos a desayunar, se me viene también a la cabeza la chica del pelo naranja, Kurama-san. «Mierda». ¿Por qué ella también se ha ido? ...me gustaba.
Sin levantarme del suelo, busco en mis bolsillos hasta sacar un cigarrillo y colocármelo entre los labios, encendiéndomelo.
Estoy molesto.
El timbre suena de manera estridente en todas las zonas del instituto para anunciar que el periodo de descanso ha terminado.
Toca regresar a la rutina del día a día ¡que dura es la vida del estudiante ordinario!